Celes
Ciudad de Altima
"Atención, este es un mensaje del regimiento de defensa, aquellos que aún se resguardan en sus hogares, favor de dirigirse a los centros de rescate, de esa forma podrán ser escoltados de forma segura a los refugios.
Si tienen algún herido o alguna incapacidad para moverse colgar una señal amarilla en su puerta"
Eran las 7 de la mañana cuando una patrulla militar empezó a recorrer la ciudad, cada tanto se escuchaba su mensaje repetitivo en las calles.
Aunque Altima no había recibido ataques, los militares estaban seguros de que pronto estarían en una situación delicada y decidieron movilizar a toda la población hacia los refugios.
Entre los sobrevivientes que aún no habían sido evacuados estaba Diana, quien era la madre de Lana.
Ella intentaba ayudar a una pareja de ancianos para que acudieran a los centros de rescate.
—Los militares pronto enviarán otros vehículos hacia los refugios, no nos queda mucho tiempo—
La pareja de ancianos no querían dejar su hogar, pensaban que era mejor que otros ocuparan su lugar en los refugios, ya que a ellos les quedaban pocos años de vida.
Diana no quería rendirse con la pareja, creía que a ellos a un les quedaba más por vivir.
Aunque Diana tenía 39 años, mantenía una figura joven y saludable, ella era un poco más alta que Lana y tenía el cabello de color naranja oscuro.
Desde pequeña siempre fue muy comunicativa y sociable, además se unió en varias campañas de ayuda comunitaria, en ese tiempo fue cuando conoció a quien sería su esposo.
Recordando a su fallecido esposo, ella nunca perdió la fe con los ancianos, quería que tuvieran más tiempo juntos, algo que ella nunca podría tener.
Ya eran las 9 de la mañana cuando el anuncio de los vehículos militares cambio inesperadamente.
"Se ha registrado un grupo masivo de animales mutados en dirección a la ciudad.
Actualmente el grupo está a unos 20 kilómetros de Altima.
Los ciudadanos deben dirigirse a la salida centros de rescate para ser guiados a los refugios tan pronto como sea posible, traten de llevar solo cosas ligeras, en el refugio se les entregaran las necesidades básicas para vivir".
Diana al ver lo tercos que eran los ancianos, decidió quedarse junto a ellos.
La pareja sintió un poco de culpa al poner en riesgo a una chica tan buena y entre ellos empezaron a dudar de sus acciones.
—Viejo, creo que deberíamos ir al refugio, no me gustaría que ella muriera por nuestra culpa— el anciano solo pudo sonreír a su mujer, él pensaba lo mismo que ella, solo que no encontraba las palabras para decirlo.
—Niña, en nuestro garage tenemos un vehículo compacto, podemos usarlo para ir a los centros de rescate—
Aunque Diana se sintió un poco extraña cuando la llamaron "niña", ella estuvo contenta de que los ancianos cambiaran de opinión y pronto empezaron a cargar solo las cosas esenciales antes de partir.
Así como ellos, cientos de personas empezaron a llenar las calles mientras avanzaban hacia los refugios.
A la mitad del camino, tuvieron que abandonar el vehículo, debido a lo difícil que era avanzar con la masa de gente en las calles.
Aunque la pareja de ancianos caminaba muy lento, en diez minutos llegaron a su destino siendo recibidos por un grupo de soldados.
—Muchas gracias por preocuparte por nosotros— la anciana tomo las manos de Diana y le agradecía por su preocupación, pero ella se asustó al ver que Diana regresaba a la ciudad luego de despedirse.
Cuando los ancianos le preguntaron porque hacia eso, ella solo pudo decir —Debo esperar a mi hija, si no me ve es probable que piense lo peor— después de eso, Diana ya estaba muy lejos como para oírlos.
En las afueras de Altima, un grupo de animales mutados se juntaban sobre una montaña.
Entre medio de ellas, una mujer azotaba a un hombre con su látigo mientras esperaba la llegada de más bestias.
Ella tenía piel morena, con rasgos exquisitos y usaba un vestido ceñido al cuerpo revelando su perfecta figura en forma de reloj de arena.
Su larga cabellera carmesí le daba un aura salvaje, que sumado a su modo de actuar provocaba que varias personas bajaran su vista ante ella, queriendo ser sometidos bajo sus largas piernas.
Si uno observaba bien, podría notar que sus orejas eran un poco más alargadas que las personas normales y terminaban en puntas, como la de los elfos de las historias de fantasía.
—Así que el tonto de Urik murió—
—Si señora— dijo el hombre azotado en el suelo —revise las señales de vida de todos los que ingresaron al planeta y las suyas habían desaparecido hace poco tiempo—
La mujer miro con una sonrisa brillante hacia Altima mientras pensaba en la muerte de Urik. Al notar el silencio en el ambiente, ella volvió a azotar al hombre con más fuerza revelando su estado de ánimo.
Por la sonrisa reflejada en el rostro del hombre, parecía que él los latigazos eran una recompensa en vez que un castigo.
—No me interesa como murió, yo mismo lo hubiera hecho si lo tuviera en frente, pero no quiero cometer el mismo error y ser un segundo Urik.
Antes de atacar esta ciudad necesito un poco de información, lleva a dos exploradores a tu lado y tráeme algunos humanos, tienes solo diez minutos—
—Como ordene señora— dijo el hombre en el suelo.
Dior era un hombre caucásico que aparentaba tener 40 años, el tenía una figura bien cuidada y un aura a su alrededor lo hacía ver muy especial. Lo único extraño en él, eran las diferentes cicatrices en su cuerpo dejadas por recibir las "recompensas" por parte de la mujer.
El llevo a dos topos humanoides a su lado, pero como los cuerpos de las criaturas eran demasiados musculosos les ordeno que se escondieran bajo tierra al entrar en la ciudad, solo actuarían cuando el les ordenara.
Durante ese tiempo, Diana estaba de camino a su casa observando como las personas avanzaban ansiosas hacia los refugios.
—¿Que es eso?— antes de doblar por una esquina, ella pudo ver dos sombras que agarraron a una mujer y la cargaron en su hombro a la oscuridad de un callejón.
Aunque la mujer pidió ayuda, nadie en el camino se volteó a verla y siguieron su camino. Amarrando se bolsa cerca de su cintura, Diana corrió hacia el callejón para ayudar a la mujer.
Luego de unos minutos, ella pudo alcanzar a las criaturas y pudo ver a la mujer desmayada en el piso de la calle.
—¿Quienes son ustedes? ¿porque hacen esto?— pregunto enojada Diana, pero cuando ella levantó la mirada y pudo ver a los dueños de las sombras se quedó congelada de miedo.
Los secuestradores no eran humanos, sus rostros eran deformes y las largas garras en sus dedos le decían que frente a ella había una bestia feroz.
Instintivamente, ella quería huir del lugar, pero no podía dejar que una mujer sufriera un destino cruel bajo las garras de las bestias y empezó a mirar alrededor pensando en una posible forma de salvarla.
Ella recordó que siempre llevaba un spray de pimienta, pensó que podría ser útil en este momento, pero un hombre apareció detrás de ella —Que tal señorita, creo que necesita acompañarnos—
Antes de continuar con sus palabras, Dior reveló un rostro atónito cuando pudo sentir algo extraño en la mujer —¿Espere un momento, déjeme ver su mano?— dijo sorprendido, pero en ese instante Diana se giró y roció el spray en los ojos de Dior.
Aunque el hombre parecía estar sufriendo de dolor, la saliva en su boca junto a una sonrisa lujuriosa lo hizo parecer un desquiciado a los ojos de Diana.
Después de limpiarse los ojos, Dior miro a la mujer frente a él, "Quizás mi maestra debería usar ese juguete para recompensarme" pensó, un momento después Diana recibió un golpe en el vientre, provocando que perdiera la conciencia.
Cargando los cuerpos de las mujeres, los topos humanoides usaron los túneles que habían cavado y avanzaron hacia la ubicación de su maestra.
Cuando Diana recuperó la conciencia, ella pudo ver varias personas atadas en el suelo a su alrededor, incluida la mujer que trato de salvar. Preocupada empezó a revisar sus bolsillos para ver si había perdido algo, pero noto que lo único que faltaba era el gas pimienta.
Luego de un momento, varios pasos se escucharon y la puerta de la habitación se abrió, revelando a una mujer morena que manejaba su gas pimienta junto al hombre caucásico que apareció antes de desmayarse.
—¿Dices que te gustaría esto como recompensa?— pregunto la mujer —si señorita Hilda, esto sería gran recompensa para mí—
Hilda miro un poco extraño al hombre frente a ella, por lo general entendía que era su naturaleza el buscar dolor, pero sentía que sus acciones eran muy diferentes a lo normal —¡¿eso es todo lo que tienes que decir?!— pregunto en tono de duda.
Ante la pregunta Dior solo sonrió y le dio la espalda a Hilda, estaba por ir a buscar a Diana cuando fue azotado por un látigo cubierto de espinas —¡respóndeme cuando te hablo!— dijo Hilda enfurecida al ver que Dior no le hacía caso.
El hombre no se inmuto por el dolor y siguió caminando para buscar a Diana. Hilda al notar lo extraño que actuaba no lo siguio atacando y espero que hablara.
—Señorita Hilda, perdone mi grosería pero por favor, tome la mano de esta mujer y compruebe su estado— el hombre esperaba que Hilda confirmara sus suposiciones, debido a que el no tenía la habilidad suficiente para comprobarlo.
Hilda accedio a la petición de su sirviente y lentamente se acercó a Diana. Tomando su mano, Hilda recitó dos palabras en un lenguaje desconocido y un halo de luz violeta emergió al contacto de ellas dejando a Hilda extasiada.
—¡Malditos viejos, nunca podrán tenerme entre sus manos!— grito con todas sus fuerzas al mirar a la mujer frente a ella, había encontrado a una descendiente de su raza, al menos eso le indicaba la presencia del halo violeta entre ellas.
Aunque sentía que su linaje era muy débil comparado al de ella, no le importaba mucho eso, para ella era más importante que sea la segunda mujer viva de su raza, ya no la podrían obligarían a ser una fuente de cría y en cambio esta mujer sufriría ese destino.
Como si tocara la más frágil de las criaturas, Hilda tomo la mano de Diana y le pidió que la acompañara.
Dior, al notar lo feliz que estaba Hilda pensó que ella no se enojaría si mataba a las personas que secuestro, lo peor que podría pasar si ella se enojaba es que el recibiera más azotes, pero a él no le importaban esas cosas.
En un momento, 5 personas pasaron a ser alimento para las bestias y nadie noto su perdida más que Diana, que escucho el lamento de los miembros de su raza cuando eran devorados.
En ese momento Hilda vio el rostro triste de Diana y se preocupó por su salud.
—Porque lloras querida, ven deja que te dé un regalo— alzando su voz, Hilda ordeno a las bestias bajo su control que matasen a todas las personas de la ciudad, no debían regresar a menos que hayan completado su misión, cualquier falla solo significaría la muerte para ellos.
—Vez lo que hice, mandé a matar a todos esos humanos débiles para que no estés triste, son solo una raza inferior, es natural que sucedan este tipo de cosas. Además, tu no perteneces a su mundo, por eso no debes llorar— dijo con una sonrisa complaciente.
Diana quería contestarle, pero antes que dijera una palabra Hilda puso un dedo en sus labios y le dijo —antes que digas cualquier cosa escucha mi historia, luego podrás decirme lo que quieras —
Mientras tanto en Altima, la marea de bestias empezaron a atacar a todas las personas que aún no habían evacuado la ciudad. Cada persona que era atrapada por las bestias solo podían convertirse en una masa de sangre antes de ser completamente devoradas.
Aquellos que lograron huir de las bestias fueron perseguidos por un hombre extraño con un traje de mayordomo, ojos cerrados y una sonrisa fria.
Allgunos sobrevivientes le ofrecieron que los acompañara, mientras que otros dudaban de él y siguieron corriendo hacia los refugios. No sabían que junto a ellos estaban llevando una plaga mortal al refugio.
Los militares al ver la llegada de las bestias desplegaron varios escuadrones para defender la ciudad, cada escuadrón tenía entre sus filas un médico para ayudar a los heridos y algunos estaban preparados para lo peor, para ellos esa sería la última misión que realizaron.
En la carretera, Aria estaba al volante, ya que Lana estaba demasiado preocupada por su madre. Habían escuchado los mensajes en la radio que indicaban que Altima estaba bajo ataque y el grupo decidió aumentar la velocidad del vehículo.
Además, los militares informaron la aparición de un nuevo tipo de bestia humanoide que eran más peligrosas.
—Pronto llegaremos y rescataremos a tu madre, solo tienes que ser paciente Lana— dijo Jin mirando en dirección de Altima, según sus cálculos debían estar a dos horas de la ciudad, esperaba que tuvieran el tiempo suficiente para encontrarla con vida.
Diana todavía no podía creer lo que escuchaba, si no fuera por la grabación de video que vio, dudaría de la mujer frente a ella, pero sus ojos llenos de lágrimas revelaban que creía todo lo que le mostraron.
No conocía a ninguna de las personas que vio en la grabación, pero no le deseaba a nadie el destino que sufrieron aquellos planetas que no pudieron soportar "La prueba", esperaba que la Tierra no sufriera el mismo destino, pero sabía que era un poco tonto pensar eso comparado con la fuerza que demostraron los invasores.
—Como te decía, terminada esta prueba tomaras mi lugar, aunque no es un buen futuro, nunca te faltara nada y además no morirás junto a este planeta ¿no te parece que es una buena oferta?— dijo Hilda con arrogancia, no creía que la mujer frente a ella eligiera lo contrario, además en caso de que se negara, solo la obligaría después de sedarla.
En la entrada del refugio de Altima, un grupo de sobrevivientes pidió que les permitieran ingresar. Los guardias a cargo quisieron abrir la entrada, pero fueron detenidos por su líder.
—Pueden ingresar al refugio, pero todos deben pasar una prueba medica antes de ser refugiados, en caso de que se nieguen a la prueba tenemos la autorización para usar la fuerza—
Nadie se negó a las palabras del militar y uno por uno ingresaron a una pequeña tienda donde les tomaban la sangre. Cuando fue el turno de Dior no sintió nada extraño, él podía simular las características y el color de la sangre humana.
El extendió su brazo para que le tomaran la muestra y vio como una aguja se enterraba en su piel, pero en ese momento un par de esposas atraparon sus manos. Sorprendido de la acción del médico, el pensó que lo habían descubierto, pero luego el médico le indico que ese era el procedimiento normal en estos tiempos.
"De cualquier manera solo necesito entrar" pensó, pero en el siguiente momento sintió que algo estaba mal. Luego de intentar mover su brazo este no le respondió y un grupo de militares ingreso apuntándole con las armas en todas las direcciones.
—¿Cómo se dieron cuenta?~ pregunto Dior con una mirada enojada. Un militar salio de entre el grupo y le contesto —eso es fácil, en la entrada hay sensores de temperatura y la tuya era demasiado baja para ser humano—
Dior se sintió un poco sorprendido al dejar pasar un detalle tan básico en su transformación "ya veo, así que así es una forma de detectarnos" pensó antes de empezar a reírse —esos trucos solo funcionan en escoria como Urik, para mí eso no es nada—
Después de pronunciar esas palabras, Dior elimino su brazo inservible cortándolo de la raíz permitiendo se regenerara uno nuevo.
Sin continuar hablando, cientos de tentáculos aparecieron de su espalda y empezaron a atrapar a los soldados en la habitación.
Los soldados que aún estaban libres quitaron los seguros de sus armas y acribillaron al cuerpo de Dior y sus tentáculos, aún así, encontraron que solo las balas de alto calibre eran capaces de dañarlo.
Era cerca del mediodía cuando Aria vio la figura de Altima —ya estamos aquí Lana, cuando estemos cerca indícame para encontrar tu casa— le dijo con una sonrisa a su amiga.
Lana trato de sonreír, pero sentía que algo estaba mal. Ingresando por la carretera principal notaron que varios vehículos estaban en llamas y parecía ser que hace poco habían sido incendiados.
Observando los alrededores, el grupo avanzo con cuidado al hogar de Lana mientras algunas figuras se movían entre los edificios.
Las calles eran demasiado silenciosas, pero no encontraron a ninguna bestia o personas bloqueando su camino.
Cuando por fin llegaron a la casa de Diana, encontraron que las puertas estaban destrozadas, parecía que alguien había ingresado por la fuerza. Jin, al ver esto, pidió que Aria cuidase de Lana mientras él revisaba el lugar.
Con la escopeta en mano empezó a revisar la casa. El interior estaba desordenado y parecía que una turba había destruido la mayoría de las cosas.
Cuando él pasaba por la cocina, un sonido extraño llegó a sus oidos. Quitando el seguro de la escopeta, apunto a la fuente del sonido mientras avanzaba.
—Pequeño, no me asustes asi— en el piso de la cocina, una pequeña rata devoraba un trozo de pan.
Por un momento Jin dejo de preocuparse y quiso seguir buscando por las habitaciones, en ese momento pudo ver a una bestia de casi tres metros detrás de él.
¡BOOM!! Apenas tuvo a rango a la criatura, Jin disparo su escopeta dos veces contra el pecho dejándole un gran agujero sangriento, pero esta pudo aguantar el dolor y le dio un gran golpe a Jin haciendo que chocara contra la pared.
Las profesoras al sentir el sonido de la escopeta, ellas tomaron sus armas y corrieron hacia la casa. Nuevamente Jin disparo la escopeta en dirección a los ojos de la bestia, provocando que esta cayera al suelo tomándose el rostro con dolor.
Con la llegada de Aria y Lana, los tres reventaron el cráneo de la bestia esperando que no se levantara.
Después de revisar el lugar de pies a cabeza, no encontraron señal de Diana —quizás esté en los refugios— dijo Aria queriendo calmar a su amiga.
Subiendo al jeep, la figura de Lana se veía un poco más lamentable, pero ella aún tenía esperanzas de encontrar a su madre porque en la casa no hubo rastro de sangre.
En el camino, el grupo empezo a escuchar explosiones en varios lugares de la ciudad y recordaron que debería haber muchas bestias como la que mataron en toda la ciudad.
Jin volvió a mirar su escopeta y noto que solo le quedaban seis balas, pensó que debería intentar conseguir más munición cuando llegaran a la base militar.
El grupo tenía esperanza en encontrar a Diana en el refugio, pero cuando pudieron ver la entrada, cientos de tentáculos grotescos envolvían el refugio atacando a los militares.