No, definitivamente mi vida no era perfecta pero al menos tenía salud. Eso es lo que dicen cuando quieres ver el lado positivo a pesar de que todo va mal, ¿no? Pues no me interesaba ver el lado positivo ahora, lo único que tenía en claro es que mis padres querían arruinarme la vida. Y no, no creo que estuviera siendo dramático, eso es cosa de chicas, solamente estaba siendo realista.
Tanto tiempo había estado intentando entrar al equipo de fútbol y, justo cuando lo había logrado, a mis padres se le ocurre divorciarse y ahora estaba de camino a un pueblo que ¿siquiera figuraba en el GPS?
—Papá no lo encuentro ¿Estás seguro de que existe? Aún estamos a tiempo de volver, quizás solo intentan estafarte. —Interrumpió mis análisis arrojándome un libro que sacó de la guantera.
—Busca ahí —dijo secamente.
—¿Qué es esto? ¿El diario íntimo de la abuela? —bromeé intentando cortar la tensión que se había generado.
—Una versión de tu GPS algo más antigua —respondió algo irritado— se llama mapa de ruta.
Preferí no preguntar más y fingí que buscaba, aunque para ser sincero no tenía idea de cómo se usaba aquella cosa.Cuando al fin llegamos, el camión de la mudanza aún no estaba, así que solo entramos a la casa y mi papá desapareció apenas terminamos de ver el interior.Me acosté en el piso de mi habitación para descansar del viaje, podría salir a conocer a los vecinos pero no me encontraba de buen humor y seguro terminaría haciendo alguna estupidez de la que luego me arrepentiría, y las primeras impresiones siempre son las que más cuentan.
Estaba apunto de quedarme dormido cuando sonó mi celular, no podía creer que tuviera señal en ese fin del mundo.
Sofía: No puedo creer que nos hagas esto. Podías al menos tener la decencia de terminar de frente como una persona normal.
Era un mensaje de mi novia o bueno... Ahora ex novia. Le había enviado un mensaje para terminar, le inventé una excusa tonta de que me había enamorado de otra chica. Pero vamos, realmente creía que yo estuviera enamorado de ella o de alguien más. Eso demostraba claramente lo poco que me conocía, yo era un alma libre y eso ninguna chica lo cambiaría, solo había salido con ella porque hacíamos la pareja perfecta: el jugador de fútbol y la gimnasta más linda del instituto. Pero incluso después de casi 2 años juntos aún no me conocía para nada y podría apostar a que me enviaba esos mensajes solamente para dramatizar, pero en 2 semanas estaría con otro jugador.
Me sobresalté al escuchar la puerta chocar contra la pared.
—Llegará mañana por la mañana —dijo mi padre mirando el agujero que había hecho en la pared, luego se fijó en mi cara de confusión y añadió— el camión de la mudanza. ¿Qué te parece si pedimos pizza?
Estuve a punto de responder con ironía que dudaba de la existencia de deliveri en ese pueblo, pero me abstuve al ver su cara de abatido.