La solitaria radio sonaba en la sala de estar de la casa de los Kent, esforzándose por hacerse escuchar por encima tanto de la lluvia que azotaba desde fuera las ventanas del lugar como del aullido del viento que a esas horas amenazaba con arrasar de cuajo lo que se cruzara en su camino.
–...advertencias de tormentas eléctricas severas para gran parte de las grandes llanuras...
Un trueno silenció por un breve momento a la voz del locutor que provenía del aparato y los vientos comenzaron a zarandear la puerta como si trataran de ingresar a la vivienda.
Sin embargo, lo que sí hizo su ingreso al hogar fue la potente luz de un relámpago.
–...se ha emitido una alerta de tornado para los siguientes condados: Norton, Graham...
Al fondo, en la mesa de la cocina, nos fijamos que el reloj de sol que antes Clark Kent custodiaba con tanto celo ahora reposaba olvidado sobre la superficie de madera.
♣ ♣ ♣
El tráfico en las afueras de Smallville se había vuelto un infierno. Filas de vehículos se agolpaban para salir de la ciudad, muchos de ellos camionetas de granjeros cargadas con animales o productos para la siembra. El día estaba en lo profundo de la tarde y junto a la lluvia torrencial hacían que el cielo adoptara un tono crepuscular.
Una solitaria figura caminaba a un lado de la carretera en la dirección contraria a los vehículos. Clark Kent, de gafas y saco, avanzaba soportando el aguacero que lo había empapado por completo.
Pasó al lado de un automóvil atascado en el arcén de la carretera. Dos hombres hacían denodados esfuerzos por moverlo, pero las ruedas giraban en el barro sin mayores resultados.
–Oye, amigo, ¿puedes echarnos una mano? –se dirigió a él uno de los dos hombres.
Pero Clark continuó sin inmutarse. Más allá una mujer joven gritaba histéricamente por su hijo.
–Ayúdame. Alguien. No puedo encontrar a mi chico. Alguien. Alguien que me ayude, por favor.
Otras personas acudieron en su auxilio, pero Clark siguió sin alterar su rumbo en dirección a unas extrañas columnas oscuras que se movían a lo lejos.
Era un hombre con una misión.
Mientras tanto en su casa Lana estaba asegurando las ventanas de su casa, el último paso antes de refugiarse en su sótano. Las luces parpadearon, afuera el cielo se volvía más oscuro a medida que la tormenta empeoraba y el día avanzaba.
Lana estaba terminando con su labor cuando las luces volvieron a parpadear, pero en eso las luces ya no volvieron a encenderse. Entonces recién pudo fijar bien su atención en el exterior.
Y allí afuera se encontraba Clark Kent cubierto por esa lluvia torrencial, iluminado por las luces de los rayos que caían hiriendo toda la región.
Lana se dio cuenta que Clark la estaba mirando. Y detrás de él a una milla de distancia se podía ver el demonio oscuro del tornado atravesando colérico los campos de maíz, llevando esa ira destructiva con dirección a Smallville. Amenazando con arrasarlo todo.
Sin clemencia.
Clark se dio vuelta y su mirada se dirigió al tornado que como un monstruo poderoso engullía lo que se ponía delante. Lana miró a Clark encaminarse hacia esa fuerza imparable. Cumpliendo con su destino, trazado desde tiempo atrás. Un héroe trayendo esperanza al mundo.
Lo vio levitar despacio soportando la tormenta. De pronto su movimiento se hizo más rápido y en un instante lo perdió de vista.
Clark impulsaba su vuelo directamente hacia el tornado. Allí donde era su centro de mayor potencia. Sus gafas escaparon de su rostro y se perdieron en el vacío. Su ropa fue arrancada literalmente de su cuerpo, dejando al descubierto su traje de Superman.