CAPÍTULO 91- El Rey Demonio. Parte 3.
—Ya llegué.
El Rey demonio entró a su casa y una de sus hijas adoptivas salió de la cocina y se dirigió corriendo a él.
Una adorable escena. Una hija emocionada por el regreso de su padre.
Aunque también era algo raro. Esa chica, de la cintura para abajo, tenía el cuerpo de un caballo. Una clásica chica monstruo.
—¡Bienvenido, amo!
—Ya te he dicho que me digas papá.
—¡No quiero! Si te digo papá, eso significaría que acepté ser tu hija y no quiero.
—Oh, eso me rompe el corazón.
—¡No quiero ser tu hija, quiero ser tu esposa!
El Rey demonio dejó de sonreír al escuchar eso y suspiró.
—… Eso será imposible…
Sonrió y levantó a su hija con los brazos.
—¡Te quiero como mi hija, Treikar!
—¡Padre!
Su segunda hija bajó de las escaleras y lo abrazó.
Su segunda hija tenía cola de ardilla, y tenía el cabello corto y blanco.
—Hola, Seikar. ¿Y tus hermanas?
—¡Te tenemos una sorpresa!
Lo tomaron de la mano y subieron las escaleras.
—Oh, vaya, vaya. ¿Una sorpresa? No es mi cumpleaños… Creo.
—¡¿No lo recuerdas?! ¡Hoy se cumplen 8 años desde que nos convertimos en tus hijas!
—¿8 años? El tiempo avanza rápido…
Bajó la mirada y susurró.
—Y solo nos queda un año...
—¿Eh? ¿Dijiste algo?
—No, nada...
Entraron a una habitación y sus otras tres hijas lo abrazaron.
—¡Bienvenido, padre!
Reikar, una chica Cíclope. Tenía el cabello rojo y largo, y enormes pechos.
—¡Tardaste mucho en llegar!
Con un adorable puchero en su rostro, Neikar, la chica gato, abrazó a su padre.
Tenía el cabello negro y corto, ojos rojos, y tenía cola y orejas de gato.
—¡¿Cómo te fue en el viaje?!
Greikar, la hija más pequeña. Ella tenía 8 años. El Rey demonio la adoptó cuando apenas era un bebé.
Con excepción de Greikar, las demás tenían más de 15 años. 16 exactamente.
El Rey demonio las adoptó porque se sentía solo y quería ser padre. Él no puede tener hijos, pues ninguna chica puede embarazarse de él. Su cantidad de energía mágica es tan alta, que solo puede tener hijos con alguien igual de poderoso que él... O eso dice él. La verdad, él nunca supo la verdadera razón.
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Las hijas del Rey demonio le compraron un enorme pastel.
Compartieron una linda tarde con su padre.
Comieron pastel. Jugaron toda la tarde con él… Hablaron... Rieron juntos... Fue un día divertido… El Rey demonio realmente las extrañará.
—Duerman bien.
Sus hijas estaban dormidas en su habitación y el Rey demonio apagó las luces.
Salió de su casa... Y con lágrimas en sus ojos, sonrió.
—Las extrañaré... Vivan sus vidas... Diakar, perdón por dejarte en esa Mazmorra… Pero era necesario para recolectar poder mágico y energía vital... Lo siento.
¿Por qué parecía que el Rey demonio se estaba despidiendo de sus hijas? Pues, en un año, él morirá.
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Un año después, los preparativos ya estaban listos.
Todo estaba preparado… Por fin dejarían este mundo.
El Rey demonio y sus hijas estaban en el jardín de su casa... Y las hijas estaban llorando.
—¡No lo hagas!
—¡Por favor, padre, no lo hagas!
—Todos ya la han tomado. Tómense la pastilla.
Para que el plan del Rey demonio funcione, todos los demonios debían tomarse una pastilla negra. Sus hijas fueron las últimas, pues él quería estar al lado de ellas cuando él muera.
—¡No queremos que mueras!
—¡Mata a los humanos!
—¡Sí! ¡No es necesario que nosotros nos vayamos!
—Los humanos tienen la protección de los Dioses. Si intentamos atacarlos, enviarán a alguien para matarnos... Y ese "alguien", será muy poderoso… Ya ha pasado en otros mundos... Y no quiero arriesgar la vida de los demonios… Por favor, tomen la pastilla.
—¡No lo haremos!
—No me dejan otra opción… Les ordeno que se la tomen.
Los ojos de las chicas se pusieron completamente negros y se tomaron las pastillas.
Sus ojos volvieron a la normalidad y el Rey demonio les acarició la cabeza a todas.
—Lo siento por eso.
Con lágrimas en los ojos, todas abrazaron a su padre... Bueno, casi todas.
Greikar estaba parada y no se movía.
—¿Greikar?
El Rey demonio se acercó a ella.
—¿Qué pasa? Ya sé que la noticia es difícil de... Espera...
Los ojos de Greikar no tenían vida... Su temperatura corporal era baja... Estaba fría.
—¿H-hija? ¿E-esto es...? ¡Imposible!
Levantó con sus brazos a su hija y unos tentáculos intentaron atacarlo.
El Rey demonio se alejó a tiempo y cortó los tentáculos con sus manos.
—Atributo de Ángel…
—¡Padre, mira los pies de Greikar!
El Rey demonio acostó a Greikar en el suelo y observó sus pies... Los zapatos tenían agujeros… Eso significa solo una cosa.
—N-no…
Le quitó los zapatos... Los tentáculos mataron a Greikar por dentro... Atravesaron sus pies y la mataron por dentro.
—Hija…
—¡Perdón por matar a tu linda hija! ¡Quería matarte, pero sabía que no sería tan fácil, por eso maté primero a una de tus hijas!
Un enorme Ángel salió del suelo y comenzó a volar frente a ellos.
Otras 4 personas salieron de ese agujero también… Los supuestos héroes.
—¡¿Quién eres?! No eres de este mundo.
—Fravi me envió. Estuviste ayudando a Desmolfer. Eso es traición.
—¡¿Ayudando?! ¡Yo no la ayudé, ella me ayudó!
—Está prohibido hablar con Desmolfer.
—¡Pero no puede hacer esto! ¡Ella no tiene poder aquí!
—El Dios supremo lo permitió.
—¿P-por qué?
—No lo sé.
El Dios supremo apareció en medio de los dos.
—Yo lo explicaré. Rey demonio, tus acciones afectaron a millones de humanos. Aunque tú mataste a los que te atacaron, ellos tenían familias. Esas familias sufrieron por tu culpa.
—P-pero esto no tiene sentido. Maté en defensa propia. L-las reglas dicen que está permitido. Yo no tengo intensiones de conquistar este mundo. No tengo intenciones de matar a todos los humanos.
—Sí, pero crear nuevos mundos está prohibido. Lo que Desmolfer hizo está prohibido. Lo permití porque Fravi cambió demasiado un mundo. Pero tú harás lo mismo y no te di permiso.
—N-no…
—Lo siento.
—… ¿Por qué mataron a mi hija?
—Fravi le ordenó hacerlo.
—… ¿También matarán a mis hijas?
—Sí.
—Ya veo... Dios supremo, ¿podrías decirle algo a Fravi por mí?
—Claro.
—Yo ya tenía planeado morir.
—¡¿Padre?!
Las hijas del Rey demonio se volvieron polvo negro y desaparecieron.
—Oh… ¿Renunciaste a tu inmortalidad? ¿No conseguiste la energía vital que necesitabas?
—No… Hay millones de demonios... Era necesario sacrificar mi inmortalidad…
El Rey demonio estaba a punto de caer al suelo, pero el Dios supremo lo atrapó.
—Te quedan segundos de vida... Solo quiero decirte una cosa. Fuiste un excelente Rey, pero provocaste demasiado dolor. Millones de humanos te odian... Lo siento, pero tu reencarnación sufrirá demasiado por tu culpa. No puedo hacer nada para evitarlo. Debes pagar por el dolor que provocaste.
—Los demonios vivirán en paz… Solo eso me importa.
—Sabía que dirías eso... Adiós.
El Dios supremo se hizo a un lado y el cuerpo sin vida del Rey demonio cayó al suelo.
—… ¿Qué acaba de pasar?- Dijo Freiko, uno de los supuestos "héroes".
—Sacrificó su inmortalidad para crear un infierno artificial. Para crear un infierno artificial, se necesita de una inmensa cantidad de energía mágica y vital... Él tenía planeado hacerlo desde un principio.
—¿Entonces lo que hizo Fravi fue en vano?- Dijo el Ángel.
—Sí. Todos los demonios que estaban en este mundo, están en el infierno artificial en este momento... Él logró su objetivo… Ganó.
—Ya veo... Solo desperdicié mi tiempo. Me retiro.
—¡E-esperen! ¿El Rey demonio ya está muerto?- Dijo Zeiker, el padre de Zei.
—Sí. Adiós.
El Ángel y el Dios supremo desaparecieron de ahí.
—… ¿Ganamos?- Dijo Dreifa, la madre de Zei.
—… Pero no hicimos nada.- Dijo Neisma, una de las héroes.
—… ¿Qué hacemos ahora?
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—Mañana es el torneo... Estoy nervioso.- Dijo Drei.
—Yo también.- Dijo Cristhela.
Estaban en una hamburguesería, comiendo hamburguesas juntos.
El torneo comenzaba mañana. Ambos habían estado entrenando juntos y se sentían preparados, pero sus nervios no desaparecían.
—Espero no avergonzar a mi familia... ¿Realmente puedo ganar sin usar magia? Será difícil.
—No te preocupes, lo hiciste muy bien en los entrenamientos, estoy segura de que ganarás.
—¡Qué bien se siente que una chica te apoye! ¡Ganaré gracias a tu apoyo...! Eso espero.
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—¿Eh? ¿Qué es esto?
Después de estar dormido por más de una semana, Kei se despertó… Y alguien lo estaba abrazando con demasiado amor.
Kei apenas estaba despertando... Y lo primero que vio, fueron los pechos de su hermana.
Mei, en su forma adulta, estaba abrazando a Kei mientras dormía... Y estaba desnuda.
Los pechos de Mei estaban en la cara de Kei y su pezón derecho tocaba los labios de Kei.
Obviamente, Kei, como el chico tímido y cobarde que era, se puso rojo y se alejó rápidamente de ella.
—¡Mei, ¿qué crees que haces?!
Mei seguía dormida, pero despertó cuando escuchó la voz de Kei.
—¿Hermano...? ¡Hermano!
Mei salió de la cama y abrazó a Kei.
—¡Por fin despiertas! ¡Han pasado casi dos semanas! ¡Pensé que nunca despertarías!
—¡¿P-por qué estás desnuda?!
—Hace frío en las noches y quería calentar tu cuerpo. ¿No te calenté?
—¡Ponte ropa!