CAPÍTULO 10- Una cita con dos chicas.
—¡No, por favor, perdóname la vida!
—No.
Con un ataque con su espada de hielo, Kei le corta la cabeza a una bandida.
—Bueno, terminamos… Creo que son las bandidas que buscaba mi madre.
Kei fue atacado por un grupo de bandidas. Planeaban secuestrar a Kei y matarlo, pues Sei Molfer mató a su líder. Lo que ellas no sabían, es que Kei es más poderoso que su madre.
A su alrededor, hay cadáveres sin piernas, sin brazos y sin cabeza. Kei hizo esto y dejó un mensaje en los cuerpos que decía: "Si siguen robando y matando, también morirán de esta manera."
Drin, en su forma humana, se acerca a él. Está usando lentes.
Su ropa está manchada de sangre, pero está sonriendo dulcemente.
—¿Ya terminaste, Drin?
—Ya, cariño. Tuve que torturarla un poco más de lo que pensé.
—¿En dónde está su escondite?
—En la capital. Se encuentra en un restaurante, en la zona roja.
La zona roja, la zona más peligrosa de la capital. Hay burdeles, tiendas de armas, tiendas de esclavos criminales, y ahí viven los pobres, pues las casas son más baratas.
—Ya veo… Cuando terminemos nuestra cita, matemos a las bandidas.
—¿No sería más fácil darle esta información a tu madre y que ella las capture?
—No. Si son capturadas, se convertirán en esclavas criminales… Trabajarán en minas o, si tienen suerte, se convertirán en sirvientes… Pero no creo que merezcan vivir… A diferencia de mi mundo original, los derechos humanos no protegen a los criminales. Si mato a las bandidas, no me arrestaran. Prefiero matarlas.
—Vaya… Cariño, yo pensé que eras un chico bueno, pero tienes un lado sádico.
—Si ellas mataron, el destino que les espera es la muerte. Han provocado mucho daño. Aparte, mi madre me dijo que las personas malas no merecen vivir… Y como me lo dijo cuando tenía 3 años, crecí con esa enseñanza… Creo que por eso no me siento mal al matarlas. Obviamente, las mataré si se lo merecen. Si solamente roban, no las mataré, simplemente las voy a capturar.
—¿Y cómo sabes que solo roban?
—Uso mi magia para detectar mentiras, aunque solo funciona con humanos.
—Ya veo… ¿Por eso les preguntaste si han matado?
—Exacto… Y todas han matado… Merecían este destino… Pero bueno, vámonos… Y limpia tu ropa… Por cierto… Como será una cita, quiero que cambies de forma.
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Drin y Kei caminan juntos por la calle principal de la capital.
Drin se transformó en una niña de 12 años. Es parecida a su forma adulta.
—La capital es enorme… Por cierto, cariño, ¿me veo linda?- Dijo Drin. Tiene una tierna sonrisa en su rostro.
—Sí, Drin, te ves linda… ¿Cuántas veces tendré que decirlo?
—Lo siento… Pero me encanta que me digas linda.
Kei siente un mal presentimiento y se detiene.
—¿Qué pasa, cariño?
—Este sentimiento de peligro y timidez… Ella está cerca.
—¿Ella?
—¡¡Kei!! ¡¡Kei, soy yo!! ¡¡Te extrañé!!
Una niña de 2 metros se dirige a él corriendo.
Si no midiera 2 metros, parecería una niña de 11 años.
Su cabello es rojo y largo, y sus ojos son de color rosa.
—Hola, Diama.
Diama se agacha y lo abraza con fuerza. Por cierto, Kei mide 1:50.
—¡Te extrañé, Kei! ¡¿Por qué nunca me visitas?!
—Lo siento, lo siento. Tengo que ir a la escuela y estudiar, no tengo mucho tiempo libre.
Drin hace un puchero y cruza los brazos.
—Kei, ¿quién es ella?
—Ella es Diama, una amiga. La conocí hace 2 años.
—Mucho gusto, señorita… ¿Quién es ella, Kei?
—Se llama Drin, es una amiga… Diama, planeaba visitar a tu padre más tarde. Le prometí a Drin ir a comer con ella.
—¿Puedo acompañarlos, Kei?
Kei voltea a ver a Drin, esperando una respuesta.
—Sería agradable comer con amigos, ¿no? Después de todo, somos solamente amigos, ¿no?- Dijo sonriendo dulcemente, pero su aura es siniestra.
Ella está claramente enojada porque Kei dijo que son amigos y no novios.
Pero Kei es un idiota y no entiende la indirecta.
—Tienes razón, comer con amigos es agradable. Vamos, conozco un buen restaurante.- Dijo sonriendo.
Kei se aleja caminando y las chicas caminan detrás de él.
—¡Mi cita se arruinó!- Pensó Drin.
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Kei y las chicas entran a un restaurante de clase media.
Este restaurante está adaptado para las diferentes especies humanas.
Enanos, Titanes, Elfos, No-Muertos, semihumanos y hadas.
Por cierto, Diama pertenece a la especie de Titanes. Los adultos pueden medir más de 3 metros.
—Huele delicioso.
Se sientan en una mesa y esperan su turno.
—Por cierto, ¿cómo se conocieron? ¿También te salvó, Drin?
—Nos conocimos en… una fiesta… Por cierto, ¿Kei te salvó? ¿A qué te refieres?
—¡Kei es mi héroe! ¡Kei derrotó a unas bandidas que intentaban robarnos! Mi padre fue derrotado fácilmente, pero Kei llegó a tiempo y las derrotó.
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Hace 2 años.
El padre de Diama está parado frente a ella, protegiéndola.
Dos bandidas están burlándose de él. Ellas pertenecen a la raza de Titanes. Hay 16 bandidas detrás de ellas, pero pertenecen a diferentes razas.
El padre de Diama es un comerciante. Los comerciantes a veces son atacados por bandidas, es por eso que contratan aventureras. Lamentablemente, las aventureras que él contrató, fueron derrotadas.
Él está gravemente herido, pero sigue de pie.
—¡Inferior, ¿no sabes cuándo rendirte?! ¡Qué gracioso eres!
—¡Un inferior nunca podría derrotarnos!
—¡Dejen a mi padre, por favor!- Dijo Diama llorando.
Una de las bandidas intenta cortarle la cabeza a su padre.
Kei aterriza frente a él y usa su espada de hielo como escudo.
Las espadas chocan y Kei suspira aliviado.
—Llegué a tiempo… Cliché… Lo siento, señoritas, pero tendré que capturarlas.
Su espada desaparece y sonríe.
—No las mataré por ahora.
Kei salta y golpea a una de las bandidas en la cara.
Toma impulso usando el cuerpo de la bandida y golpea en la cara a la otra bandida.
Las Titanes caen al suelo inconscientes.
—¿L-las derrotó?- Dijo el padre de Diama.
—Vaya, vaya… Eso fue decepcionante.
Las bandidas intentan atacarlo, pero él esquiva sus ataques fácilmente y las derrota una por una.
Las bandidas disminuyen en número rápidamente.
Cuando solamente quedaron 3, ellas se rindieron.
—¡N-nos rendimos!
—¡No nos mates!
—¡Te lo ruego!
—Eso dependerá de sus acciones pasadas… Quiero que se acuesten en el suelo. Y no intenten escapar o las mato.
Las bandidas se acuestan en el suelo y Kei voltea a ver al padre de Diama.
—Perdón por la espera… ¿Qué atributo usa? Necesito saberlo para curarlo.
—El atributo de tierra, niño.
—Está bien. Dame la mano.
Kei lo toma de la mano y sus heridas desaparecen rápidamente.
—Listo…
Observa a Diama. Ella está observándolo. Está nerviosa y asustada.
—Señorita, ¿estás herida?
—N-no… E-estoy bien.
—Me alegro… Bueno…
Kei salta y sube al techo del carruaje del padre de Diama.
—Señor, siga su camino. Se dirige a la capital, ¿no? Necesito comprar algo en la capital.
—Gracias, niño… ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Kei Molfer.
—Yo soy Makiar, y ella es mi hija, se llama Diama.
—¿Diama? Es un lindo nombre.
—¿L-lindo?- Dijo Diama en voz baja.
—Casi lo olvido… Las bandidas… Las llevaré con mi madre.
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—Vaya, vaya… Kei es muy genial.
—¡Es muy genial y poderoso!
—Con entrenamiento, cualquiera puede ser poderoso. Por cierto, ¿cómo va tu entrenamiento, Diama? Hiciste lo que te dije.- Dijo Kei.
—Te mostraré los resultados en mi casa. ¡Me volví más fuerte!
Kei la observa y sonríe.
—Una compañera de la raza de Titanes… Suena bien… Si sus resultados son buenos, será mi nueva compañera.- Pensó Kei.
Kei intenta tener compañeras de diferentes razas. Ya consiguió a una Elfa y un demonio.