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Día: Martes.
Sonó la alarma dando exactas las 5:50am, la almohada está impregnada en la esencia de su cuerpo. Se levanta, va al baño a hacer su rutina diaria, luego se viste con una falda amarilla a cuadros, un top blanco y sus Converse amarillos. Se maquilló natural, haciendo que sus diminutas espinillas y barritos quedaran cubiertas con la base, colocó el enchinador en sus pestañas presionándolas para que se eleven, se cepilló el cabello haciendo que los nudos en sus puntas se quitaran. Revisó los cuadernos al igual que el ensayo comprobando que no haga falta nada. Bajó a la cocina, su hermano mayor la espera con una sonrisa maliciosa.
─ Hola Enana.
─ No me digas enana, buenos días Chris ─dijo, hace la expresión de pocos amigos.
─ ¿Qué harás hoy para desayunar?
─ Me haré unos hotcakes y algo para llevarme al colegio.
─ ¿No me compartirás de tus hotcakes?
─ No, no estoy de humor para discutir, haz tu propio desayuno.
─ De acuerdo, jefa ─Por eso nadie te quiere ─dice Chris en voz baja.
─ ¿Qué acabas de decir, Chris? ─preguntó, dejando la mezcla de los hotcakes a un lado.
─ Por eso nadie te quiere ─dice Chris en voz baja y toce.
─ Dilo en voz alta, no te acobardes hermano.
─ ¡Por eso nadie te quiere!
─ Ahora sí colmaste mi paciencia ─le tira una bofeteada en su oreja izquierda, dejándolo tirado en el suelo e inconsciente. ─Debo terminar mis hotcakes, con permiso. ─dijo, se retiró y continuó haciendo su desayuno. Alguien de la familia ya despertó y va hacia la cocina, era su padre.
─ Edith, ¿qué hace tu hermano tirado en el suelo?
─ Papá, buenos días, no sé, le ha deber caído un vaso en su cabeza. Yo sólo estaba terminando mi desayuno.
─ Chris, hijo, levántate, debes arreglarte e ir a la universidad. ─dijo Cole tratando de levantar a su hijo del suelo.
─ Está bien papá, yo puedo ─dijo Chris levantándose y le hace una mueca. Fue a su habitación quedando Cole y ella a solas. Ya estaban los hotcakes listos, toma la silla para sentarse y degustar de su platillo.
─ Edith, ¿qué traes puesto?
─ Lo que ves ─dijo, masticó el desayuno. Disfruta cada bocado que corta con el cuchillo, embarra la Nutella en uno y se lo mete a la boca.
─ No me gusta ese conjunto. ─Deberías cambiarte y ponerte algo más decente por el amor de Dios ─reprochó su papá. Terminó de desayunar, después va a lavar sus platos.
─ Así me iré papá, no lo discutiré más ─Además, se hace tarde ─dijo, cierra el grifo del agua, seca sus manos en la toalla y fue a su habitación por la mochila. Con rápidez bajó Evie, al poco tiempo bajó Cole, coge las llaves del auto y el control remoto del portón que están encima de la alacena.
─ Ya estoy listo, vámonos ─dijo mi padre subiéndose al automóvil negro. El colegio queda a sólo 5 minutos de la casa, antes de irse se despidió.
─ Ya llegamos ─dijo Cole serio.
─ Gracias papá, ve a triunfar en tu trabajo ─ sonríe y le da un beso en su mejilla.
Salió del automóvil, acomoda la mochila en el hombro derecho y caminó, adentrándose al colegio. Toma asiento en la banca, sacó el móvil y revisó las redes sociales, faltaban dos minutos para las clases, aún no había señales sobre Estefanía. Por suerte Max había llegado, cuando la vio se sentó con ella y platicó los chismes pendientes en decir. Dieron el timbre, se pusieron de pie para ir a su primer clase, justamente Estefanía aparece detrás de ellos.
─ Siento llegar tarde, pero gracias a Dios que los alcancé.
─ ¿Por qué la tardanza? ─preguntó Max.
─ Para empezar, me levanté tarde, mi mamá no se despertaba y tomé el microbús, por eso tardé.
─ Me toca Inglés nos vemos luego ─se despide y se va.
─ Olvidé que tengo Biología, te veo en el receso Fanny ─se adelanta y comienza a apresurar el paso. Asomó la cabeza para ver si el profesor ya estaba ahí, corrió con suerte, aún no ha llegaba. Entra y ve al chico de ayer. Debe haber una equivocación, él no debe estar en la misma clase que ella. Pasó horas, el profesor llegó. Es un joven adulto, tiene el cabello negro, despeinado, ojos verdes limón, su piel es blanca, es alto y delgado. Tiene puesta una camisa color azul con pantalones blancos. Se veía atractivo, hasta en su forma de caminar es elegante. Parecía un cantante pop. Las chicas del salón estaban fascinadas por el nuevo profesor. Las más atrevidas iban a pedirle su número de teléfono, podrían preguntarles sobre la "tarea" cada que lo necesiten.
─ Hola todos, seré su nuevo profesor de Biología, me llamo Kevin Miller, espero que entren temprano a mi clase, encargaré tareas sólo los Viernes, lo demás lo veremos aquí. ─Quiero conocerlos, así que el que va participando se pondrá de pie y dirá su nombre completo, sus gustos o disgustos hacia la materia y lo que esperan para la materia ─dijo el profesor Miller. Perdió la concentración en la clase, cruzó dedos para que no le toque el turno.
─ Empiezas tú la del cabello negro con ojos azules medios verduscos ─Miller la señala. Tragó saliva, se puso nerviosa, respiró profundo y se puso a pensar que sólo es una simple presentación, no debe perder la cabeza, la imagen del chico rudo apareció en su mente. Se puso de pie a lado del banco, aclaró la garganta, sacude sus manos por el sudor que se escurre en ellas.
─Me llamo Evie Sprouse, me gusta un poco la biología y lo que espero en la materia es mejorar la forma de trabajar, sobre todo en el laboratorio.
─ Muy bien, señorita Sprouse ─le guiñó el ojo. Asintió nerviosa y tomó asiento. Luego de la infinidad de presentaciones dieron el timbre a la siguiente clase, cambiarse nuevamente de salón. Miller la detiene.
─ Señorita Sprouse, ¿Puede quedarse sólo un momento? ─preguntó. Cerró la puerta a sus espaldas.
─ Puede tomar asiento ─dijo señalando al banco. Evie tiene el presentimiento que algo anda mal en ese profesor nuevo.
─ Profesor, ¿por qué me detuvo?
─ No lo sé, me parece que quiero conocerte mejor ─coqueto se acerca a ella, pone su mano en su pierna desnuda y recién depilada.
─ Lo siento, debo ir a tomar la otra asignatura ─nerviosa trató de pararse y largarse de ese profesor.
─ Tú no te vas ─Miller bloqueó su paso y la toma del brazo, apretándolo fuerte hasta dejarlo ligeramente morado.
─ ¡Déjeme ir, se me hace tarde! ─forcejea el brazo.
─ ¡No!
─ Le estoy diciendo que me deje ir ─alzó la voz, le da una patada en los testículos. Empaca las cosas, toma su mochila y sale echa una bala. Fue al baño a enjuagarse la cara y recupera el aliento. Sale de ahí y camina hacia el salón de Geometría. El profesor ya está ahí. Llegó tarde, tocó la puerta suavemente con la poca energía que tiene
─ ¿Quién? ─preguntó Johnson.
─ ¿Puedo entrar? ─dijo, asoma parte del rostro por la pequeña abertura de la puerta.
─ Llega tarde, señorita Sprouse.
─ Mil disculpas por eso, el profesor Miller pidió que me quedase un rato más con él ─ Vaya que sí─
─ Pase y siéntese en silencio ─ ¡Muy bien!, el día de hoy veremos un tema llamado Polígonos.
Entra y toma asiento tal como él ordenó. Mientras Johnson seguía hablando, se le vino a la mente el acercamiento atrevido del profesor nuevo y la patada en los testículos. Cree que ya lo ha visto antes en algún lado. Cuando menos acordó, Johnson detuvo la explicación, la mira con rabia, queriéndosela comer viva.
─ ¡¿Señorita Sprouse, está usted poniendo atención?! ─gritó molesto, interrumpió sus pensamientos. Perdió la cuenta del nuevo tema, pero gracias a su grandiosa habilidad de improvisación contesta.
─ ¿Se refiere a los polígonos? ─ levantó la ceja izquierda ─Claro, los polígonos son porciones de un plano limitado por una curva cerrada, llamada línea poligonal. Miró a sus compañeros y quedaron asombrados, algo que molestó al profesor Johnson.
─ ¿Cómo se forma el polígono convexo? ─la retó. Ella sabe que Johnson no se daría por vencido, siempre quiere ganar y tener la razón, debe ser porque es un anciano, bueno casi.
─ El polígono convexo está formado una poligonal cóncava ─ ¡Toma eso Johnson!, nunca me vencerás.
Volvió hacia las explicaciones dejándola en paz. Asegurándose que él no mire, saca el celular de la mochila para revisar la hora.
Hojea las hojas del cuaderno, agarra el lápiz y lo ubica en la última hoja, comienza a dibujar un rostro masculino, luego sus ojos, cejas, nariz, labios, orejas y por último el cabello. Simuló estar escribiendo el significado de la palabra polígonos. Aquel rostro dibujado se parecía al chico desconocido con el que se topó. Terminó la clase y sale primero. Va hacia la cafetería a comprar una soda, la ayudará a recuperar la energía perdida. La destapa haciendo un ¡Plop!
Y la bebe.
(Evie)
─ ¡Hola guapa! ─una voz masculina habló detrás de mí. Giro la cabeza con mi cuerpo para verlo de cerca.
¡Madre mía, no puedo creerlo! ¡Es él!
Quedé paralizada y olvido el trago de soda adentro de mi boca, se deslizó bruscamente por mi garganta haciéndome toser sin parar, literalmente. ¡Qué vergüenza!
─ ¡Wow, qué sorpresa me diste! ─tocí, cubro mi boca con mi mano para evitar escupirle.
─ Disculpa, sólo quisiera saber tu nombre, linda ─me sonríe.
¿Me dijo linda?, ¡qué emoción!
─ Se supone que ya lo sabes ─recuperé aire después de ahogarme. El calor se me sube por las mejillas.
─ ¿Por qué lo dices?
─ Te vi en Biología, por eso. ─dije, le doy un sorbo a la soda.
─ Ah, creo que ya me acordé, ¿te llamas Evie, cierto?
─ Así es, ¿cuál es tu nombre? ─dije, di el último sorbo. ─ Deja tiro esto, dame un segundo ─lo dejo un momento solo para tirar la lata en la basura. ─Continua ─dije, quedándome quieta.
─ Me llamo Drake Miller ─dijo amablemente, extiende su mano.
¡¿Qué?! ¿Otro Miller?
─ De casualidad ¿tu hermano es Kevin Miller?
─ Sí, es mi hermano mayor, aunque él tiene ojos verdes como mi madre y yo ojos hazel como mi padre.
¡Oh por Dios!
─ Mucho gusto, Drake ─dije, extendí la mano y las estrechamos.
Estaré todos los martes en la mañana con los Miller, uno me gusta y el otro me acosa.
Hablamos por horas, compartimos cosas en común. Él me contó que desde pequeño sufre de atención a causa de su padre. Su deporte favorito es el básquetbol, entrena los jueves y viernes por la noche. Le sirve de mucho, podría entrar a cualquier universidad prestigiosa, ya sea aquí en Londres o en cualquier otro lugar. Su vida es perfecta, en mi opinión. Olvidé por completo buscar a mis amigos, quiero dejarlo plantado pero a la vez no.
─ ¿Alguna vez has tenido novio? ─me preguntó. Mis ojos se abrieron como platos, ¡vaya pregunta!
─ No ─me incomodé ─ ¿y tú has tenido novia? ─ No conozco el amor, ni siquiera sé qué es estar enamorado.
─ Sí, pero ella me engañó con otro ─dijo cabizbajo.
─ ¡Oh, lo siento!, no debí preguntar ─ dije, tomando mi bolso y estoy a punto de irme, él me detuvo del brazo. ¡Ash!
─ Está bien no te preocupes, sólo no te vayas ─dijo, aun sujetando mi brazo.
─ Quisiera quedarme, pero ellos me están esperando ─ Así que suelta mi brazo ─dije molesta, dispuesta en irme y estoy detenida.
─ ¿O qué? ─dijo, lo apretó con fuerza. Por dentro me retorcía del dolor, aguanté lo más que pude, tenía que tener la suficiente valentía para enfrentarlo.
─ No querrás conocer mi otra yo ─dije furiosa, posando mis ojos en los suyos. ─ Además, no sigo órdenes de nadie y menos las tuyas ─agrego, él lo soltó y me fui lo antes posible. Camino por los solitarios pasillos, en cada parte me fijo si hay rastros de mi mejor amiga, quiero contarle mi pésimo día de mierda. Me cansé de buscar y me recargo en una pared cerca de un cuarto del conserje, saqué el celular de bolso y llamo a Estefanía
¿Hola?
Hola Fanny, ¿Dónde estás?
Obviamente sigo en el colegio
Sí, pero ¿en qué parte?, porque te he estado buscando
Mejor yo te buscaré
Okey
Okey, nos vemos allá o en donde quiera que estés ─Colgó la llamada.
Guardo el celular en mi bolso, doy la espalda a ese cuarto. Unas manos misteriosas me toma por el cuello y el abdomen, sintiendo su respiración entre cortada. Solté un grito pidiendo ayuda pero éste me calla apretando más mi cuello, con su fuerza me arrastra hacia ese cuarto oscuro. Luché de su agarre a cada paso que daba, forcejeando. Busco una alternativa para zafarme y que serviría como escape.
¡Bingo!
Con mi pie derecho pisé el suyo.
─ ¡Ah! ─soltó un grito. Un momento... Esa voz yo la conozco.
─ ¿Profesor Kevin? ─le pregunté mientras me alejaba lentamente de él.
─ Sí, así es nena ─dijo, dibujó una sonrisa malvada en su rostro, sentí escalofríos. Corrí desesperada y los nervios presentes con el sudor. Tengo miedo de él, de lo que me pudiera hacer. Estefanía viene caminando para buscarme y mientras tanto, estoy corriendo, sin fijarme en dónde iba.
─ Edith, ¡detente! ─gritó Fanny. No alcancé a escucharla y la tiré sin avisarle. Ambas golpeamos cabezas con un sentón fuerte.
─ ¡Auch! ─se queja, se soba la cabeza.
─ ¡Ay! ─me quejé, el cuerpo no reaccionaba, afortunadamente nada grave pasó. ─ ¿Estás bien Fanny?
─ Chica, tú tienes cabeza dura ─soltó una sonora carcajada, me uní a ella. Se levanta primero y me ofrece su mano.
─ ¿Una ayudita? ─ me dijo, tomo su mano y me ayuda a levantarme.
─ ¿Por qué corrías? ─preguntó.
─ Es que... vi una cucaracha en el baño ─mentí.
─ Pero el baño está por los casilleros ─señaló atrás de ella.
─ Ah... sí, entonces era del otro lado. ─balbuceé.
─ ¡Mientes!, balbuceaste ─dijo, me miró con un ligero sospecho.
─ No ─contesté.
─ Claro que sí, lo hiciste ─dijo Estefanía. ─Confía en mí, puedes decírmelo
─ Es la cucaracha ─me salvó el timbre ─Debemos irnos, no quiero llegar tarde ─ me adelanté dejándola atrás y alcanzó mis pasos. Aún queda dos clases, una verdadera tortura estar casi ocho horas dentro del instituto, a veces parece una cárcel, en especial con el grupo de la asignatura Geografía. Existen: las típicas rubias sin cerebro, los atractivos y arrogantes futbolistas, los drogadictos, los raros, los que tienen vida sexual activa y yo sobro de ahí, me siento auténtica.
En la hora de salida, le mandé mensaje a mi papá informándole que terminaron las clases, dejó en visto el mensaje y no contestó. Abro el chat de mi hermano y le escribo.
Evie: Zack, ¿de casualidad sabes dónde está papá? 🧐
Bobo: Ah... sí, está muy ocupado en su trabajo, llegará tarde a casa
Bobo: ¿Por qué la duda?🤔
Evie: Porque ya salí de clases y estoy esperando adentro.
Bobo: ¿Y?, ¿Quieres que vaya por ti?
Evie: Sí, obvio🙄🙄
Bobo: No, mejor no, así estoy bien sin ti🤭
Evie: Bueno, no lavaré tu coche ni te ayudaré cuando me pidas favores, tú dices😌☝🏻
Bobo: Ay Dios, me la complicas, está bien, iré por ti sólo no te desesperes.
Evie: Okey, te veo después, chau😘
Apagué mi celular y lo volví a guardar en la mochila, casualmente mi hermano está en el aparcamiento de la escuela, no duré ni cinco minutos sentada. Bajó de su automóvil divamente, portando un estilo único, como un verdadero galán de Hollywood.
─ Wow, jamás había visto a un bombón como él ─habló la líder del grupo de las rubias, lo peor es que escuché.
─ Me lo comería a besos ─dijo una chica nerd, aunque es muy bonita como para serlo. Comían con la mirada a mi hermano enfrente de mí, ¡qué repugnante!
─ Vamos hermana, hay que ir a casa ─Zack se acerca a mí. Ahora sus enamoradas me miran mal, casi diciendo: Zorra. Si él no fuera mi hermano me hubiera enamorado, solamente observando los pectorales que se marcan en la camisa, sus pantalones de mezclilla, zapatos negros boleados y con dos dedos se acomoda el cabello hacia atrás.
─ Tus admiradoras me amenazan con la mirada ─me encojo de hombros─ Soy una mocosa a tu lado.
─ ¡Ay vamos, hay que irnos no seas aguafiestas! ─se ríe ─ A partir de hoy serás mi guardaespaldas, no quiero que se acerquen mis fanáticas ─dijo con sarcasmo. Acomodo mis cosas y lo sigo hasta el estacionamiento, el primer coche que veo es el suyo. Él toma las llaves y desbloque el seguro de éste.
─ Damas primero ─hace una reverencia al abrir la puerta del copiloto, es un caballero.
─ Gracias ─subo al auto y cierra la puerta. Ahora él sube encendiendo el auto y la radio, sonando la canción Teeth de 5sos, arrancó enseguida.
─ Deberías tener novia ─susurré. En el camino miraba el paisaje en la ventana, es agradable verlo y poder disfrutar las maravillas ofrecidas por la ciudad
─ Alcancé a oírte. ─Vaya, me sorprende que eso hayas dicho ─miró al semáforo, haciendo pausa para que los peatones pasen, ya que se terminó, da la vuelta hacia la izquierda, avanzamos unas cuantas calle y llegamos a casa.
─ Sí que hay tráfico ─me bajo del coche.
─ ¿Por qué te llevaste ese conjunto a la escuela? ─bajó del auto y me su mirada queda en el conjunto que traigo puesto.
─ Porque quise ─dije, cubro mi cara con mi mano derecha y esperé que Zack abra la puerta─ Y por favor, ¿podrías abrir la puerta?, estoy asoleándome.
─ No lo abriré hasta que contestes bien la pregunta.
─ Pero...
─Pero nada Evie ─ me interrumpe. ─ Dime, ¿Por qué traes puesto eso?
─ Ya te lo dije ─el sol quema mi piel poco a poco. Él me mira molesto y la paciencia se la estoy colmando.
─ ¿Por qué te importa tanto? ─le pregunté.
─ Porque eres mi hermana y me importas, no quiero que algo malo te suceda.
─ Quise irme así porque me veo linda, además me gusta vestirme bien ─Zack entre cerró sus ojos.
─ Espantaré tus pretendientes si vienen a buscarte ─ Siempre serás hermosa, ahora a la casa ─ dijo, se va a la puerta, la abre y entré primero. Chris y mi madre no están en casa, más bien estaba sola, ¡genial!
─ Chris no ha llegado de la universidad y mamá anda de compras con sus amigas ─le resté importancia, al fin me siento cómoda en casa, las malas vibras no están presentes. Subo a mi habitación dejando a Zack en la cocina. Me pongo el pijama, es un camisón holgado de Alicia en el país de las Maravillas junto con su short.
Pongo Spotify en el celular con un mix de cultura pop. Una mini biblioteca adorna mi cuarto, son 80 libros coleccionados, organizados por orden alfabético y género, la mayoría son novelas juveniles dramáticas y románticas. Escogí el libro: "Enamorada de la Apuesta", al leerlo viajo a esas escenas, siento que pertenezco a la historia, que soy un personaje extra viendo las expresiones de los protagonistas. Admiro la habilidad de la autora al escribir con sencillez, franqueza y una descripción impecable.
Zack.
Evie se fue a su habitación quedándome solo en la cocina, entre los cajones de madera busco un recetario, pienso hornear unos brownies, hojeo el pequeño libro hoja por hoja hasta encontrar la página que contiene la receta. Leo las instrucciones con delicadeza, mientras sacaba de uno por uno los ingredientes que utilizaré. Sigo el procedimiento hasta ponerlo dentro del horno durante 30 a 35 minutos. Pongo un temporizador para medir el tiempo. Hasta que alguien tocó el timbre.
─ ¡Voy! ─asomo un ojo por la ventana y Chris ya llegó de la Universidad. Salgo a abrirle la puerta.
─ ¡Hola hermano! ─ ¿Cómo te fue?
─ Mal, tuve un pésimo día.
─ Oh, ¿enserio? ─ Pasa ─dije.
─ Sí, iré a descansar ─subió las escaleras y fue a su habitación. Voy a ver los brownies, ya están listos. Apago el horno y jalo el mango de la puerta del horno, me pongos unos guantes para sacar el recipiente caliente. Huelen deliciosos los brownies. Puse la cafetera a calentar ya con el grano del café adentro. Diez minutos después la cena está lista. Mi padre y mi madre no llegarán esta noche. Subo las escaleras y voy a la habitación de Chris, toqué su puerta.
─ ¡Hermano!, ¿me dejas entrar?
─ ¿Para qué?
─ Quiero decirte algo... ─Chris abrió la puerta y me dejó pasar a su habitación.
─ ¿Qué traes ahí? ─dijo, señaló el plato que sostenía.
─ Son brownies, ¿quieres?
─ Si ─ en una servilleta puse cinco brownies y los dejé en su escritorio.
─ Gracias, hermano ─dijo, me di la vuelta y salí de su habitación. Al otro extremo queda la habitación de Evie, voy en camino. Su habitación está cerrada, toqué la puerta y no me contesta, le toqué aún más fuerte y abrió.
─ ¿Si? ─preguntó Evie.
─ Hice estos brownies ─dije, quité la toalla que los cubría ─ ¿Quieres?... ─ella interrumpe
─ Por supuesto que sí, pasa ─dijo, abre la puerta y entro. Le iba a servir los brownies en una servilleta, pero ella me detuvo.
─ ¿Qué haces? ─Mejor vayamos a la cocina, así podremos comerlos más a gusto─ Bajamos a la cocina, puse tazas y serví el café.
─ Esto será nuestra cena.
A las ocho de la noche terminamos de cenar, cada quién se fue a su respectiva a descansar. Las cuatro habitaciones incluyen con su propio baño vestidor. Voy al baño hacer mi rutina diaria y cepillo mis dientes. Lili y Cole llegan a la casa dando las once de la noche, metieron el coche en la cochera, en silencio abre la puerta para entrar, dejan los abrigos en el perchero. Lili se sube a la habitación a cambiarse y Cole aprovecha para dar las buenas noches a sus hijos.