Quién abrió la puerta fué la que sería mi niñera, una mujer mayor, sus cabellos castaños ya comenzaban a verse blancos, era baja y con apariencia amable. Al verme, llevo sus manos a su rostro y se le escaparon unas lagrimas.
Señorita René -dijo sollozando- te ves igual a tu madre cuando ella tenía tu edad. Dijo con la voz quebrada. Le tomó un momento recuperar la compostura, limpió su rostro y aclaro su garganta antes de decir:
Soy Agnetha, seré la encargada de cuidarla, la asistiré en todo lo que necesite, si mi conocimiento puede serle de ayuda no dude en preguntarme lo que sea.
Yo... me llamo Elizabeth, pero si quiere me puede llamar Eli.- Musite un poco asustada esperando un regaño como el que me había dado momentos atrás mi tia. - ¿Usted conoció a mi madre?.
La verdad es que tenía curiosidad por la infancia de mi madre, así que le pregunté sin reparos. Agnetha me dió una cálida sonrisa antes de contestarme, ví como en sus ojos se reflejaba el amor y la nostalgia.
Yo también ... fuí la niñera de su madre señorita Elizabeth, la joven dama era traviesa y muy activa, frecuentemente se escabullía de sus lecciones para ir a los campos de entrenamiento, y no creerá que aprendió técnicas básicas de lucha con tán solo observar a los caballeros- una leve sonrisa se le escapó mientras hablaba y se le iluminó el rostro- cuando tenga tiempo libre podría contarle sobre su madre si eso quiere. Pero ahora debería ir a conocer su habitación y prepararse para la cena.
Con la amabilidad de Agnetha me sentía realmente en casa, con ella hice un breve recorrido, en la primera planta, me mostró el comedor, la cocina, los diferentes salones que habían, y las habitaciones de las sirvientas; luego fuímos al segundo nivel, había más de una escalera para subir, la que estaba en el salón de entrada era enorme he imponente y las otras dos estaban al final de los pasillos, en los extremos del corredor que cruzaba frente a las habitaciones de la servidumbre; subimos por una y ya en el segundo nivel continuamos el recorrido, por el frente de la mansión estaba la habitación principal, el estudio y una biblioteca; por el ala este habían varios dormitorios y cada uno estaba conectado a un salón, en el ala oeste habían salones destinados a trabajos de estudio, con espacios para darse momentos de esparcimiento, con pequeñas bibliotecas, escritorios, sofás y una mesa de té; Agnetha me dijo que en uno de esos tomaría mis lecciones; en la parte trasera, justo sobre las habitaciones de la servidumbre habían dormitorios desocupados, o mas bien abandonados. Agnetha hizo una mueca antes de hablar.
Lo siento mucho señorita pero la señora dijo que te dieramos uno de estos cuartos.- Nos detuvimos en la puerta junto a la escalera de la izquierda- Esta será su habitación, hice lo mejor que pude con el corto tiempo, espero no le moleste demasiado.
cuando entre a la habitación quede asombrada, era enorme, en el centro y apollada en una pared lateral estaba mi cama que también era enorme, tenía sábanas taaaaaaan suaves, como las plumas de un pichón, tenía grandes ventanas que daban a un balcón con vista a los terrenos de la familia, podía ver las montañas del norte y extensos bosques, me recordó la vista de mi hogar.
Ejem... - me voltee a ver a mi niñera- debe cambiar sus atuendos, la señora dijo que no podía presentarse así a cenar.
Agnetha se me acercó y comenzó a desvestirme, me indicó que fuera detrás de un biombo; había una bañera enorme, nunca había visto una tan grande; ella me ayudó a lavar mi cuerpo y mi cabello, una vez limpia me puso una bata y me sentó frente a un mueble con un gran espejo, ella dijo que se llamaba tocador. Mientras ella cepillaba mi cabello comenzó a hablar:
Tiene el mismo color que su madre,al igual que sus ojos, pero estas hermosas ondas las heredó de su padre.
¿Conociste a papá sra Agnetha?.
Si... pero no debe decirme señora, sólo hay una señora y es madam Liliana, si ella te escucha te castigará. Ahora bien, quizás no debería repetirlo nunca por cómo sucedieron las cosas, su padre fué el lider de los caballeros de espinas, la armada de la familia Vylandir; le comenté antes que su madre solía escabullirse a los campos de entrenamiento, así fué como se conocieron. Después de un tiempo, ella pidió a su padre, el difunto lord, que se lo entregara como su guardia personal y él lo permitió.
Me voltee para ver el rostro de Agnetha.- ¿Yo también tendré un guardia como mi madre?.
Por supuesto que debería, una vez pase la pruebas para ver si es especial, su madre lo era, así qué es muy posible que ud también.
¿Especial? - le pregunté, no entendí a qué se refería con eso. Ella solo movió la cabeza en negación y dijo: lo sabrá en su momento, ahora debo vestirla.
Sin darme cuenta me había hecho ya unas trenzas para sujetar mi cabello. Ella ya había preparado un vestido de color claro con volantes y mangas cortas que yacía sobre la cama.
¿Qué hizo con mi ropa?- le pregunté intrigada.
Esos vestidos me los llevé, no son dignos de usted, mi señorita. Respondió tranquila.
Al escucharlo sentí la ansiedad inundar mi ser.
-La capa...- musite
¿qué dijo mi señorita?
Me aferré de sus faldas y con lágrimas en los ojos grité - La capa de piel, no debe tirarla, es mía, la hize con papá y mamá... - No pude evitar caer sobre mis rodillas- es lo único que me queda de ellos, la daga se la entregaron a mi tio, sólo me queda eso.
Agnetha se arrodilló junto a mí y me abrazó. - Tranquila, la arreglaré y guardaré para usted, si la señora Liliana la ve querra tirarla, deje que cuide su tesoro y cuando crezca lo suficiente y pueda protegerlo para que nadie se lo arrebate, se la devolveré.
La observé aún con lágrimas en mi rostro - La cuidarás ¿verdad?.-
Con una cálida sonrisa y secando una lágrima respondió.- Por supuesto.
Pasado un buen rato y ya calmada, bajé al comedor, la comida ya estaba servida, se veía deliciosa pero pensé que era demasiada para tan sólo cinco personas; apenas tomé asiento para esperar a los demás se abrió la puerta y entró tia Eliana junto a sus hijos, no mucho después llegó mi tio. Todos tomamos asiento, mi tio en la cabecera, mi tia a su izquierda seguida por su hija, a la derecha de él estaba su hijo y luego de un espacio vacío estaba yo.
Ella es Elizabeth, es su prima y desde hoy vivirá con nosotros, presentence a ella y ayúdenla cuando sea necesario, ha vivído en las fronteras y no conoce los modales, sean buenos con ella. dijo mi tío.
El primero en hablar fué mi primo, tenía cabellos dorados como su madre y ojos violetas como los mios, era de expresión fría- Mi nombre es Lukas, es un placer conocerte y que formes parte de esta familia, te brindaré mi asistencia siempre que lo necesites y esté en mis capacidades.
Gracias.- Dije algo intimidada por su cortesía.
Yo soy Lisbet, deseo que nos llevemos muy bien, de ahora en adelante seremos como hermanas. - tenía una sonrisa preciosa, se veía tan pura, con sus mejillas rosadas, que contrastaban con su cabello castaño y sus ojos color dorados, se veía tan radiante y amistosa que no puede evitar sonreirle y asentir.
Ya que acabaron las presentesaciones comencemos a comer. Dijo mi tia.
Terrminada la cena di las gracias y pregunté si podía ir a mi habitación. Mi tio dijo que fuera descansar, ya que mañana me esperaba un largo día. Estaba tan cansada, Agnetha estaba fuera del comedor esperando por mí, me acompañó y ayudó a quitarme el vestido para ir a la cama, estaba tan cansada que apenas toqué la almohada rellena de plumas mi conciensa se desvanecio; aún recierdo escuchar aullidos a lo lejos, en ese entonces pensé que eran mis recuerdos.