Hace mucho tiempo estaba el sol, era el más brillante de todas las estrellas, nada podía igualarlo y él lo sabía. Pero algo faltaba en su mirada y solo los más observadores podían darse cuenta. Por otro lado se encontraba el viento, libre, siempre en movimiento y feliz pero aun sentía que una parte de él faltaba; alguien que lo complementara.

La tarde marchaba en serenidad como cualquier otra, el sol brillaba y el viento se deslizaba delicadamente por el cielo, como una bella y delicada danza.

El sol claramente tenía nombre y era Louis, asi lo había llamado la diosa Jay o más conocida como la todopoderosa de la naturaleza por otro lado al viento lo habían nombrado Harold por la diosa de la amabilidad Anne. Todo parecía estar en suave armonía y paz hasta que Harold visualizo a lo lejos lo más maravilloso y dulce que jamás haya visto: a un Louis que yacía tranquilamente en una esponjosa blanca nube. Se acerco para ver más de cerca lo que sus verdes ojos presenciaban; quería con todas sus fuerzas tocar lo que veía. Cuando estuvo a unos escasos metros de aquella dulce criatura probo estirando sus delicadas manos para comprobar la realidad de lo que observaba.

La dorada piel de Louis brillaba fervientemente y sus ojos resaltaban en su perfilado rostro, era sin duda hermoso a la vista. El sol claramente se dio cuenta que alguien lo observaba pero estaba tomando su tiempo para analizar a aquel ser que lo veía: Harry era hermoso con sus largos rizos que caían por su lechosa piel donde resaltaban dos hermosas orbes verdes como la esmeralda.

"¿aprecias la vista, cariño?" cuestiono Louis al joven que se había quedado tildado con su belleza. "yo... huh... no, quiero decir si pero..." el joven Harold había sido encontrado in fraganti, ahora solo le quedaba asumir las consecuencias de sus actos.

"no divagues,cariño, que yo no muerdo" lo tranquilizo rápidamente el sol, realmente encontraba adorable que Harold se pusiera todo nervioso cuando no hizo nada malo. "ahora dime, ¿cual es tu nombre? El mío es Louis" pregunto en un tono audaz y descarado -muy él en realidad-. "mi nombre es Harold, hijo de Anne"

"bello nombre y bello rostro, ¿Qué mas podría pedir?" bromeo un poco. "quizás quieras dar una vuelta por el bosque de las almas por el anochecer, digo para recompensar el haberme observado de mas" sentencio más que pregunto el ojiazul.

"uhm claro Louis." acepto el de rizos para darse la media y volver por donde había vuelto.

╰─────.••✿••.─────╯

Esa misma noche un temeroso Harold se adentraba en el bosque, los arboles se removían ligeramente a su paso. El cielo se encontraba de un azul grisáceo y las pequeñas estrellas brillaban en la oscuridad de la noche. Louis ya se encontraba en el lugar cuando llegó, hermoso como en la mañana, su intenso brillo había desaparecido pero seguía teniendo un brillo propio que hacía que el ojiverde no pudiese apartar la mirada de él.

"puedo ver que realmente te intereso mi invitación, Hazz" hablo el castaño haciendo que Harold saliera de su ensoñación. "¿Por qué no lo haría Lou?". Louis sonrió mostrando las arrugas que se formaban alrededor de sus ojos, haciéndolo aun más hermoso si eso era posible.

"podría ser el hecho de que soy solo un extraño engreído que te llamo para que vengas solo a un bosque" contesto sarcásticamente. "uhm pero tú no eres un extraño, tu eres el sol, Lou" respondió inocentemente el rizado.

Harold aun no tenía completamente claro porque confiaba en Louis o porque se volvía tan nervioso y tímido cuando se encontraba con él. Quizás era porque nunca había visto a un hombre tan bello en su vida o quizás como se aceleraba su corazón cuando lo tenía a centímetros ayudaba.

"muchos no dirían lo mismo cariño, aquí no soy un gran héroe, solo soy el que los ilumina cada día y les presta un grandioso servicio. Después de ello nadie se queda." Declaro con tono amargo. "quizás yo quiera quedarme Lou" probo a decir Hazz con vos temblorosa, sentía que se desmayaría en cualquier instante realmente. El ojiazul lo volteo a ver asombrado por sus palabras "¿Qué?" la pregunta salió por si sola de sus labios "es lo que es, uhm solo déjame quedarme" lo último solo se escuchó como un suave susurro casi inaudible. A decir verdad Louis no sabía que responder, toda la vida estuvo el solo o con su madre pero una vez que ella había ascendido para mandar desde el mas allá se había quedado completamente solo y con un gran vacío que gritaba por ser llenado. "si te dejo quedarte ¿crees que alguna vez podremos ser suficientes?" se atrevió a preguntar una de las preguntas que mas rondaba en su mente. "podremos ser suficientes, cariño" aseguro Harold mientras se acercaba para quedar frente a frente con Louis.

Solo eran ellos y la luna que iluminaba el buen lado de cada uno. Louis seguía temiendo al que Harold sea tan libre y Harold esperaba ayudar a sanar a Louis, porque él sabe que está roto y que tiene miedo a estar tan indefenso; lo siente casi en carne propia.

Louis finalmente se acerca totalmente al chico de ojos verdes "solo quiero ser amado Hazz" el chico se veía realmente indefenso; había bajo todos sus muros para poder dejar a aquel tierno y tímido viento, su viento. "créeme que lo haré mientras hasta el último momento" en ese mismo instante se inclino y beso delicadamente los labios del más bajo, sintiendo que aquello era lo que debía hacer el resto de su vida. Podían sentir que el otro era su complemento; no se necesitaban para existir pero juntos eran más fuertes y querían estar el uno con el otro.

El sol tomo a Harry suavemente por los hombros para sentirlo más cerca si eso era posible. Siguieron besándose por una gran cantidad de tiempo. Una vez que se separaron se miraron fijamente a los ojos y sonrieron inconscientemente, tomaron sus manos y caminaron por un largo camino que nadie supo su nombre jamás y siguieron su camino para ser felices.

╰─────.••✿••.─────╯

Si hoy le peguntas a alguien te dirá que el sol siempre viene seguido de el viento y el viento del sol, te dirán que son almas gemelas que siempre deberán estar juntas y algunos no los logran comprender, bueno aquellos solo les queda observar el mundo desde su oscura perspectiva.