Hace años que vivo en este pueblo, nada ha cambiado todo sigue igual; las mismas casas antiguas, las calles viejas y aledañas, es invierno y la gente caya, talvez sea por la fría mañana o las fuertes ventiscas.
En el reloj marcaron la 6 de la mañana presurosamente tomé mi bicicleta, me dirigí a las afueras del pueblo mientras andaba, el viento rosaba mi rostro pálido por la nieve de invierno y puede notar, el ambiente sombrío y vacío sentía la melancolía del lugar, sin embargo, no me detuve a pensar seguí pedaleando; vosotros os preguntareis el porqué de mi prisa no se preocupen lo sabrán en cuanto llegué.
Aquí estoy escondido entre los arbustos de enfrente y allí está ella descansando en su ventana, sus cabellos castaños y lisos bailaban con el viento con la mirada fija en el horizonte; podías ver sus hermosos ojos azules, su piel pálida, no era de extrañar era una bella joven posada en su ventana, alejada de todo y de todos como un petirrojo en jaula. Yo la observaba desde hace ya mucho tiempo la conozco muy bien, la he visto escribir en su cuaderno de cuero cada mañana hasta la tarde.
A la joven de la ventana le gusta el café amargo os aseguro que ama las margaritas también, odia los crucigramas del periódico y si le preguntas por materias os dirá letras por matemáticas pero lo cierto es que será la excusa para evitar el bullicio de la gente; la chica de la ventana ama a las aves porque en primavera las alimenta en su ventana de fresa y os diré algo…la ventana aquel amigo que siempre estuvo allí su puerta a la vida su jaula de noche y de día, aquella que sabe su tristeza y la causa de sus miedo y es cierto miedos el gran enemigo de todos es uno mismo y la chica de la ventana no era excepción de esto ella tenía sus propios temores; llegó la tarde tan rápido.
-di un suspiro- y monté mi bici. Tristemente me dirigí a casa.
(al dar vuelta sentí una mirada, pero no voltee a mirar)
Llegué a casa, fui a mi habitación, el día pasó y ya era mañana otra vez; hice lo mismo de siempre pero mi madre me detuvo.
-Mamá- no vayas a donde sea que te diriges todos los días, hoy no-
-Yo- blanqueé mis ojos y chisté los labios- ella parecía ignorarlo, me ordenó enseguida- cuida a tu hermana hoy, la niñera no puede porque su hijo murió (no tome mucha importancia de eso solo estaba fastidiado y enojado tuve que quedarme)
(un día sin verla y ya la extraño, desperté de mi mente enseguida al darme cuenta pensé que es lo que siento, que me está pasando sinceramente nunca en este tiempo me puse a pensar por qué la visitaba cada mañana es cierto que era hermosa y si me interesaba e intrigaba, pero ¿me gustaba? Acaso era eso y mi corazón dio un vuelco. me recosté en mi cama y iba a dormir, pero me despertó el llanto de mi hermana;
lancé un quejido y fui tras ella a calmarla.
Cesó el llanto y escribí este poema para la chica de la ventana:
Azules son tus ojos como el cielo,
Y tu mirada mas intensa que el invierno;
Poeta de las sombras, entre escombros voy,
Apartado en hierva, resguardando tu belleza;
En otoño, invierno, primavera y verano.
Margaritas, lirios y azucenas, eres tú tal cual aquellas,
Tus delicados cabellos que bailan con el viento,
Es como las espigas en el .
Como fuera tonto y lo siento;
Pero te quiero chica de la ventana,
Es complicado el explicar,
Pero simple el observar,
La tarde llega como enemiga de mis sentimientos,
Y tiempo vuela como tus sueños;
Te quiero chica de la ventana sin embargo este es mi adiós.
Cuando me di cuenta ya era de noche, mi madre llegó del trabajo y me llamó para cenar
Bajé abajo con el pensamiento en otro lado (pensé talvez mi madre sepa sobre la chica de la ventana daba vueltas ese pensamiento y finalmente me decidí a preguntarle)
Dije- madre sabes quien es la chica que vive a las afueras del pueblo- ella me miró confundida por un par de segundos y luego noté su preocupación y me dijo que en esa casa no vivía nadie, había estado abandonada desde que una joven muy enfermiza y hermosa, aquella vivía con su padre el cual abandonó la casa cuando esta murió.
Yo no podía creerlo simplemente era imposible, yo la vi tantas veces y era real estaba bastante confundido y frustrado de pronto despedí a mi madre y subí a mi habitación y no podía dejar de pensar en todo esto simplemente era absurdo solo traté de dormir, pero los pensamientos azotaban mi cabeza.
Amaneció y enseguida fui a verla llevé el poema conmigo y monté mi bici como si no hubiera un mañana y a todo dar aceleré y la vi ella estaba allí, pero estaba decidido a probar que existía - que ¡estaba viva!
Tomé valor y me acerqué a la puerta- pasaron un par de segundos-
Mi respiración era pesada, estaba tan nervioso como si esto dependiera mi futuro o así pensaba.
toque el timbre y no hubo respuesta volví a tocar y nada, luego toqué la puerta deseando que el timbre estuviera descompuesto, pero al tocar la puerta esta se abrió estaba sin seguro y temiendo el peor de mis miedos entré y estaba bacia, subí al piso de arriba buscando la habitación de aquella chica… y no podía creer lo que vi en aquella habitación inmediatamente corrí dejando caer el poema que escribí en el suelo de la habitación.
Llegué a casa y la imagen no se bollaba de mi mente era la imagen de un cadáver en putrefacción lleno de gusanos carcomiendo los huesos al lado una taza vacía y unas margaritas podridas también vi un cuaderno de cuero polveado y antiguo.
Nunca podré olvidarlo el olor putrefacto y la inmensa melancolía que emanaba en aquella habitación; tanta paz y a la vez desenfreno una confusión mental, la amaba, pero ella no era real
A pesar de todo no me arrepiento de haberla conocido, aunque no fuera real, talvez sea defectos de mí memoria o la cabeza me fallaba, pero nunca olvidaré su impresionante belleza.
Hoy ya estoy viejo y sigo en aquel pueblo cada vez más añejo viendo a través de mi ventana ando meciéndome como anciano,
Y la vejez me llegó, pero mis recuerdos perduraron,
Burlaron al tiempo…