Shhhh...

No corras...

No huyas...

La noche estaba oscura. No había luna, ni estrellas. El cielo atestado de espesas nubes. La fría brisa soplaba. El sonido de los árboles meciéndose y mis pies corriendo sobre la hierba era lo que se escuchaba, además del canto de un búho y la resonancia de algunos renacuajos y insectos.

Has despertado...

No tengas miedo...

Estaba sucio. Mi ropa llena del espeso líquido carmesí por todos lados, la sangre de mi primera víctima yacía encima de mí. Me encantaba el aroma que emanaba ¿Éste era el nuevo yo? El olor metálico se impregnaba en mis fosas nasales y era increíble la cantidad de satisfacción que sentía.

Ahí...

Monstruo ¿Eso era? No... no... no ¿En eso me convertí? Quizás, pero ¿Y si soy algo peor?. Sin embargo, esta era mi naturaleza desde el principio ¿No? Entonces ¿Por qué tengo miedo? Esta noche fue testiga de mi renacimiento ¿A que le tomó? Acabo de despertar a la bestia y no va a parar hasta matar al objetivo ¿Venganza?.

Alto...

Basta...

Soy el dios de la noche. Eso dicen. Que vengo a hacer muchas cosas. Torturar, destruir, romper, destrozar, atormentar y matar; que quien caiga en mis manos no va a sobrevivir; que no tendré misericordia; que haré que cada una de mis víctimas tiemble, me ruegue que la mate y no muestre piedad. Acaso eso ¿Me emociona? ¿Me excita?.

Detente...

Suficiente...

—¿Quién eres?— preguntó.

No respondí.

—¿Quién eres— insistió de nuevo.

Miré al cielo y mis ojos derramaron lágrimas de sangre. Sabía que esto traería consecuencias, pero estaba listo para afrontarlas.

La hora había llegado.

—YO SOY GOTHAM—grité

***

Bienvenidos al mundo de Gotham, donde las razones se hacen acciones que te llevan a probar la muerte una sóla vez.