Dominick se encontraba trabajando cuando recibe una llamada, "M", se leía en el registro.
(¿Y ahora qué quiere?) pensó.
Era de saberse que ella no era su persona favorita....
—Hola hermanita— dijo con sarcasmo.
—Se nota que no me quieres hablar y lo comprendo pero necesito un favor— dijo ella suplicante.
—No.— dijo rápidamente.
—Lo harás, sabes que me lo debes, te enviaré a mi hijo, me están amenazando y no quiero que Hiro salga herido— dijo ella.
—Sabes que no me importa tu vida, y no te debo nada mujer, pero está bien, trae al niño, yo lo cuidaré, pero a la primera travesura te lo regreso— aceptó Dominick.
Aunque ella no era de su agrado, el esposo de esta lo ayudó en un momento de su vida y si se la debía, además estaba un poco preocupado sin embargo no lo iba a aceptar.
—Gracias Dom. Por un momento pensé que te negarías, Hiro es tranquilo, tímido y muy sensible, tratalo bien.— pidió.
—Ok. Adiós.— Dominick colgó la llamada.
*suspiró* Solo había visto a su "sobrino" en su primera navidad, después de todo, él no era bienvenido a la casa de sus padres.
Dominick hizo un par de llamadas y consiguió seguridad para su hermana, cuando el timbre de su casa sonó.
Un mensaje le llegó.
/Sabía que me ayudaría, gracias por el auto de policía en mi puerta, Hiro está en tu puerta/. Atte. M.q
(¡PUTA!) pensó Dominick. (Siempre hace lo que se le da la gana, aunque hubiera dicho que no, ella ya había mandado al niño, hija de su madre.) Dominick negó.
Al abrir su puerta. Un niño estaba ahí con las mejillas rojas y la mirada gacha con las manos pegadas a su regazo.
Al escuchar la puerta, el niño levantó la cabeza, miró al guapo hombre de porte elegante y mirada penetrante frente a él que lo hizo sonrojarse.
—M...Mi nombre e...es Hi...ro... ¿t...tío?— tartamudeo.
—No me gusta que tartamuden, ¿no te enseñaron a hablar? Y no me digas tío, dime Dominick. ¿claro?— dijo serio Dominick.
Hiro asintió y Dominick lo invitó a pasar.
—Gracias— dijo Hiro con timidez.
—Bueno, tu madre me dijo que te educaban en casa, por lo tanto ahora yo lo haré, me acompañaras al trabajo todos los días que debo ir, o sea los lunes, miércoles y viernes. Te recomiendo comportarte.— dijo Dominick.
—Está bien— dijo abrumado Hiro.
Puede que la madre de Hiro le había dicho que su hermano era muy frío, calculador, grosero y un montón de malos adjetivos.
Pero se había dado cuenta que solo era un hombre serio, aunque cada que lo miraba a los ojos sentía un pequeño calorcito en su pancita.
—Escoge una habitación arriba y nos iremos a almorzar en 10 así que alístate— dijo serio llendose.
Ok. Hiro no estaba tan contento. ¿Por qué no le ayudó a llevar las maletas? ¿Acaso no tenía modales? Grosero.
Oh! ¿De dónde salió eso?
—DOMINICK!!!— gritó entrando a la habitación de Dominick.
Sus mejillas se pusieron rojizas y su boquita se abrió.
—L...Lo siento— agachó la cabeza.
Dominick estaba en boxers, sus músculos bien marcados y su ceño fruncido pero se veía muy atractivo.
—Deberías tocar, niño— dijo serio. —Ve a cambiarte—
—ehhh... yo... kay!— corrió apresuradamente.
Dominick rodo la mirada y se terminó de cambiar para luego ir a la habitación de Hiro.
Al entrar se quedó sorprendido.