Chereads / Sleipnir: El asesino de Wouters / Chapter 5 - Prólogo

Chapter 5 - Prólogo

¿Cuál es el sentido de la existencia? ¿Para qué nacemos? ¿Por qué un objeto compuesto por piezas inertes cobra movilidad? Estos interrogantes no han abandonado mi cabeza ni un solo segundo, sufro conmigo mismo, suministrando altas dosis de curiosidad, inquietudes que terminarán siendo mortales.

Desde chico toleré el rechazo de la ciudadanía, colectivizar nunca se me dio apropiadamente, los complejos apoyan mis piernas en las profundidades, una plaza a la que nadie es capaz de llegar, al menos no sin antes morir.

Resido en la pequeña villa de Wouters, no he puesto un pie afuera de dicho territorio, una metrópolis de colinas verdes y clima frío, algo de esperarse si se tiene en cálculo las bajas temperaturas producidas en Bélgica. La gente suele socializar con los visitantes, está en los genes, una descendencia de la que me siento excluido, la oveja fuliginosa del rebaño, la inseguridad parece no acabar.

No la totalidad de los eventos me desazonan.

Múltiples ocurrencias otorgan una visión agradable sobre el universo, el efímero espacio que cruzamos en la Tierra. La estirpe para muchos la arman lazos de sangre, domino una ideología diferente, el principal ingrediente para la estancia de una genuina cepa es el afecto. A ninguno se le engendró con autorización previa, fuimos obligados a crecer en el útero de nuestra madre para transcurridos nueve meses ser expulsados por el canal vaginal (no aplica para los nonatos), recibiendo una palmada en el trasero y posteriormente experimentar la sajadura del cordón umbilical.

El amor me permite respirar, hay fechas en las que te aferras a un elemento para evitar tirar la toalla, ídolos, artistas o amigos, grandes porcentajes de la juventud asegura que gracias a su cantante y actor favorito despiertan cada mañana.

Somos laberintos eternos y únicos, un océano de enredos causado por el pasado, presente o futuro, particularidades que revelan el parentesco que tenemos con raras variedades del reino animal. Los tigres alardean de manchas que no se duplican, las personas también regocijan de un factor que los caracteriza, no me refiero a las huellas dactilares, sino el alma. Considero que su apariencia no se confecciona de la silueta pálida de un fantasma, la ojeo como el campo de flores oculto en vuestro vientre.

Un terreno que tras someterse a cientos de tristezas se mantiene firme y niega a rendirse.

Los recuerdos son esa rodaja que conservamos en el punto más bello del raciocinio, acaecimientos que nos negamos a callar, sueños hechos realidad. Me aflige la melancolía padecida por los longevos, el Alzheimer es tenaz, una máquina que limpia las neuronas hasta vaciarlas por completo, la maldición de la que es insostenible escapar. No en vano se aconseja leer, entrenar la mente, semejante al ejercicio, requerimos de un inquebrantable esfuerzo de las vías neuronales, posiblemente con tal estilo se consiga derrotar el horripilante alifafe.

Hemos sobrepasado tantas cosas desagradables que se piensa que el dolor supera al entusiasmo, un grave error, la placidez no se cataloga por cantidad de memorias, se clasifica por la inmensidad suscitada en sus diminutos instantes. En ocasiones nos destrozan abismalmente, basta de un simple intercambio de miradas para relegar aquella punzada que nos aqueja de la creación misma.

Los libros son mi refugio, sitios mágicos concebidos para narrar relatos, disfrutan de un dominio sin igual, te guían a sectores despampanantes, no discrimina lectores, instruye perspectivas nuevas, sin vacilaciones cambiarás al concluir la obra literaria, constantemente atrapas trozos del manifiesto, depositándolos en tu núcleo.

La escritura es el mejor método para comunicarte sin ser intimidado.

Un inmutable engrandecimiento de la autonomía mortal conlleva diversas desgracias, algunas irreversibles, se carece de tratamientos que las combatan y el fracaso como especie es un acontecimiento contundente. Se asocia la prosperidad con la velocidad en la que avanzamos inventando productos, dejando en renglones lo vital, la serenidad por el colindante, trabajar para incrementar su bienandanza.

Los padres juzgan las decisiones de sus hijos sin darse cuenta de la culpa que poseen, son los principales responsables.

En la escuela enseñan miles de saberes, pese a ello, fallan al desarrollar el progreso de fortalezas en cada alumno, se empeñan en graduar ciudadanos corrientes, consumando violaciones inicuas, asesinan actrices, músicos y deportistas, se solicita un solemne compromiso por los adolescentes, de lo contrario la órbita viciosa no parará y aprehenderá criaturas deleznables.

Lo positivo y negativo, dos extremos que yacen por la perennidad en una balanza, las puntas que definen cualquier circunstancia, se acostumbra aplaudir los quehaceres con visto favorable, castigándose su antagónico, efectivamente los herederos del Homo son un asco. Se perpetran marchas militares con el objetivo de glorificar las defunciones de millones, obsequian medallas a los que cometen las peores injurias, moldeando un asombroso orgulloso, ignorantes del monstruo que los ha demacrado.

La incomodidad es notable, el silencio inagotable, la tortura te persigue rebasando pesadillas, prefieren disminuir sus horas de descanso, previniendo quimeras, la ficción juega contigo. Es lógico admitir un suceso irrefutable, si todos fuésemos idénticos, el cosmos apestaría, somos composiciones de arte abstractas que contienen varios significados, el observador es quien los concede.

Tal vez si nos detuviéramos durante un minuto para contemplar el daño generado por las actividades que se ejercen, se lograría diseñar una alternativa que compense el deterioro, impidiendo que próximas generaciones repitan la historia.

Escondemos la identidad del ser más querido, un tesoro encubierto para prevenir su adiós, la técnica con la que se prolonga una luz de esperanza, la ilusión de un panorama donde la satisfacción sea magnífica y no se recurra a dormitar para cumplir las manías.

Detener el tormento y valorar cada latido, desafiar sacrificios que invariablemente has codiciado, a pesar de naufragar, te sentirás conforme, ser espectador de la verdad.

Lo normal es que se empiecen con las presentaciones y no quiero ser la excepción, acepto que debí emprender por mi nombre, aún así, no es tarde para corregirlo, soy Poelvoorde Renier, te doy la bienvenido a mi mundo, un ambiente desolado inundado por mares de fuego que me envuelven con su calor.