Chapter 9 - Cap 9

Bostezo, acabo de levantarme de una siesta reparadora, pero aún me duele todo el cuerpo, creo que va siendo hora de que me revise las heridas. Me hago un análisis rápido, tengo el hombro izquierdo dislocado, de ese mismo brazo un hueso roto, me he roto un hueso de la pierna derecha, mi muñeca derecha está esguinzada, tengo moratones por todo el cuerpo y creo que tengo varias costillas rotas. Por suerte el golpe de mi cabeza ha dejado de sangrar, será mejo desinfectar mis heridas pronto. Me acerco a mi cantimplora, que por suerte ha sobrevivido a la brutal batalla que he librado contra aquel minino. Con un poco de agua me limpio las heridas y la sangre reseca. También doy una limpieza a mi katana. Después rebusco entre mi kimono y por suerte encuentro unas vendas, que vete a saber tú como llegaron ahí, me vendo el tórax y el abdomen, y utilizando unos cuantos palos me entablillo la pierna y el brazo.

Tengo que hacer todo esto con mi mano esguinzada, me duele horrores, pero después de diez minutos ya me he vendado la mayor parte de las heridas, he cerrado algunos cortes y me he revisado la cabeza por si hubiera algún problema, pero simplemente me la acabé vendado, no es como si pudiera hacer mucho más.

Dejando mi momento de enfermero, me levanto usando mi katana enfundada a modo de bastón y comienzo a caminar en dirección contraria al camino por donde he venido. Joder, es demasiado difícil caminar por la jungla con una pierna rota, deben haber pasado cerca tres horas y no he andado más de quince kilómetros.

He caminado por un buen rato a través de la selva, pero no he podido ver nada como casas, unas ruinas o algo así donde poder descansar, así que tengo que seguir moviéndome aunque no quiera, por mucha mejora física que tenga, el dolor aún se siente, y mis heridas no se regeneran rápidamente debido a su gravedad. Aunque me regenere extremadamente rápido llevo varios huesos rotos y golpes por todo el cuerpo, las heridas menos graves ya han sanado, pero aún quedan las que me están matando de dolor.

Tengo que encontrar ya un lugar donde pasar la noche y descansar, ahí podré tratar mis heridas más concienzudamente. El cielo me ha debido hacer caso porque según pensé en eso, vi a unos cuantos metros de donde estoy lo que parecía ser un agujero en la ladera de una montaña. Me acerqué y confirmé que eso era una cueva, me da igual que salieran gruñidos de su interior, estaba cansado y he tenido un día de mierda, así que me metí dentro dispuesto a dormir sin molestar a nadie, pero tuvo que despertarse un oso de sueño ligero, que tras verme empezó a rugir. Se levantó sobre dos patas, pero cuando iba a atacarme simplemente activé control y lo dejé clavado en el techo; un trabajo fácil, rápido y sencillo.

Exploré un poco la cueva y tras asegurarme que no tuviera más compañeros de habitación me tumbé en una piedra plana y activé mi mayor habilidad, ¡el poder del Dios de los vagos!, y comencé a dormirme, dos minutos después ya estaba roncando, cualquiera que pasase por delante de la cueva pensaría que va a suceder un terremoto. Y así pasé toda la noche, durmiendo a pata suelta.

Ya es de día, desde la entrada de la cueva pude ver que estaba comenzando a amanecer, los primeros rayos de luz cayeron sobre el cuerpo del oso, que aún estaba clavado del techo. Hoy me sentía generoso, me até mi katana a la cintura y me acerqué al oso, tiré de su pie y lo bajé del techo. El pobre bicho aún seguía vivo, y como gesto de piedad lo lancé fuera de la cueva, debería estar contento de que no se convirtió en mi desayuno.

Hacía un buen día, los pájaros comenzaban a cantar desde algún sitio de las copas de los árboles, respiré un poco de aire fresco, paseé cerca de la entrada de la cueva y luego me volví a meter dentro, llevando bajo mi brazo bueno unas cuantas ramitas para encender una fogata. Fui hasta el fondo de la cueva y sacando una cerilla de mi kimono mágico prendí la hoguera que había montado delante de mí. La luz de las llamas iluminó esta parte de la cueva, y empecé a cambiarme los vendajes de ayer, limpiarme las heridas y tratar algunas de ellas.

En un mal movimiento traté de mover mi brazo dislocado, y una ola de dolor volvió a surgir de mi hombro. Ya estoy harto de estar viéndolas estrellas por cada pequeño movimiento que hago, así que hice algo que solo se ve en las películas, utilizando mi brazo bueno iba a colocar el otro es su sitio -bien, a la de tres. -dije- uno,... dos,... dos con cinco,... dos y tres cuaaartos,... cuatro,... ocho,... ¡bah que demonios!, TREEEEEEEEEEES- según estoy diciendo esto ya me estoy lamentando, en un movimiento rápido me coloqué el hombro en su sitio, haciendo un ruido horrible. Ahora sí sé lo que duele colocarse uno mismo un brazo dislocado, mi vista se nubló y comencé a ver puntitos blancos y negros, se me saltaron las lágrimas y apreté los dientes, que me comenzaron a castañetear, también apreté mis puños, tanto, que mis nudillos se pusieron blancos y con las uñas me hice sangre en las palmas de las manos. Y el grito que pegué fue de campeonato. Me quedé ahí tiritando de dolor cerca de cinco minutos antes de que se calmara un poco y pudiera volver a moverme.

Pero algo anda mal, los pájaros ahora no cantan. Se han callado todos de repente y no creo que sea por mi grito de dolor. Me levanto, y me pongo serio, me ato bien fuerte mi espada a la cintura y tratando de ser natural salgo de la cueva.

Hago como si saliera a tomar el aire, pero en mi salida veo que todo está demasiado silencioso y que nada se mueve. Aquí pasa algo raro. Me acerco a unas ramitas y hago como que recojo leña, poco a poco me alejo de la entrada de la cueva, yendo de ramita en ramita. Me alejo más y más de la cueva, ya estoy harto de hacer el numerito de recoger leña, tiro todos los palos que llevaba al suelo y activo la ralentización temporal, veo entre unos arbustos la silueta de varios soldados, he contado 30, pero puede que haya más.

Me escondo detrás de un árbol, justo a tiempo para evitar que una bala me dé. -Mierda, es hora de correr- y tras decir eso, comienzan a lloverme balas, parece que se han cansado de seguir esperando.

Huyo, comienzo a correr como puedo, tratando de apoyarme lo mínimo posible en mi pierna entablillada. Oigo las voces de los soldados detrás de mí –vamos, vamos, vamos; el objetivo nos ha descubierto, está huyendo dirección río- dice algún soldado.

Así que hay un río por aquí ¿eh?, podría haberme limpiado allí las heridas, pero con medio escuadrón pisándome los talones, no voy a pararme a jugar a los médicos.

Las balas pasan silbando a mi lado, me doy la vuelta a tiempo para bloquear con mi espada una que me iba a dar en mi brazo bueno. Sigo corriendo, pero la pierna y las costillas me están matando de dolor, además creo que algunas de mis heridas se han abierto al moverme tanto. Hay un tronco enfrente mía, paso por debajo de él rodando y sigo corriendo.

Otra ráfaga de balas pasa a mi lado, oigo los gritos de más perseguidores detrás de mí, estoy intentando escapar, pero no creo que lo consiga, son 30 soldados entrenados contra un menda que está hecho mierda. Me escondo a tiempo detrás de un árbol para evitar una ráfaga de balas que me habría dado en la espalda. Ya oigo en ruido del río, solo un poco más, y con suerte si la corriente es rápida quizás pueda escapar de estos tíos, o al menos poner la distancia suficiente entre nosotros para poder echar una buena cabezadita sin ser molestado.

Continúo con mi carrera, y activando mi ralentización veo que me están siguiendo 40 putos soldados –JODER, DEJAD DE VENIR MÁS Y MAS- les grito, pero de respuesta tengo otra tanda de disparos. No logro esquivarlos todos, uno me ha dado en el hombro que acabo de colocarme en la cueva y el otro me da en la parte baja de la espalda en el lado derecho.

El dolor hace que tropiece y que caiga al suelo, pero no puedo pararme ahora, así que me levanto e ignorando el dolor con toda la fuerza de voluntad que me queda, sigo corriendo, ahora voy considerablemente más lento que antes, pero por suerte ya veo el río.

Estoy ya he llegado al lado del "río", estoy corriendo corriendo en una especie de playa fluvial llena de piedrecitas de todos los tamaños. Una de las chanclas se me queda clavada entre los guijarros y me hace volver a tropezar. Me levanto otra vez, tengo a los soldados a menos de treinta metros de mi,y siguen acercándose.

Usando mi espada como un bastón intento huir de ellos. Mi plan anterior de dejarme arrastrar por el "río" no va a ser posible, el agua es poca y tiene poca velocidad, en resumen, estoy muy jodido.

Ya oigo los pasos de los soldados acercarse a mí, vuelvo a activar mi ralentización por instinto, justo a tiempo para devolver una bala con mi espada. Pero mientras la estoy devolviendo veo que detrás de los soldados se acercan las furrys que iban dentro del coche, por la sorpresa de verlas aflojo sin querer mi agarre de mi espada, haciendo que salte unos metros hacia atrás mía, la sigo con la vista y veo que se clava a escasos metros del borde de una cascada que no había visto antes.

Ruedo hacia mi espada justo a tiempo para evitar una ráfaga de disparos que dieron en el sitio en el que antes estuve parado. Para rodar me tuve que impulsar con mi pierna rota y rodar sobre mi brazo entablillado. Al ponerme de pie el dolor surgió como una explosión, quemaba como el fuego, eso hizo que temblase, pero me mantuve en posición de combate como pude.

Al levantar la vista vi que estaba rodeado, por soldados, y detrás de mí estaba la cascada, el agua al llegar abajo hacía mucho ruido. Justo delante de mí los soldados se apartaron pero sin dejar de apuntarme. Se acercaron todas las furrys que había visto antes con Kuroshi, por suerte la única que faltaba era la niña, no me gustaría tener que derramar sangre delante de ella, y ni siquiera sé si sería capaz de hacerle daño. Pero del grupo salió una furry que no había visto antes, acompañada de un jodido humano, seguramente sea uno de esos traidores que por salvar su vida traicionaron a la humanidad y se unieron a los furrys.

-Detente ahí, supongo que eres el criminal Zero ¿no?- preguntó la loba.

-Sí, pero es de mala educación no presentarse- dije adoptando una postura relajada, pero aún estaba realmente atento.

-Tienes razón, yo soy la princesa actual de los furrys, mi nombre es Tanya y pertenezco a la raza de los lobos, ahora ríndete o tendremos que usar la violencia para reducirte, además estás herido, no serás capaz de enfrentarte contra todos nosotros- dijo confiada y con una voz propia de un líder.

Ahí tenía razón, no estoy seguro de poder vencerlos a todos, además, estoy perdiendo mucha sangre por los disparos que recibí antes, y estoy empezando a marearme.

En ese momento una voz muy conocida me habló-¡Zero! Por favor, deja esto ya, la venganza no te llevará a ninguna parte; en vez de guiarte por el odio ¿no sería mejor venir con nosotras?, podrías tener algo nuevo que proteger, eso sería mucho mejor que ir por el camino de la sangre y la venganza; crea lazos nuevos, olvídate de tu pasado y como dice tu nombre... empieza de cero. Aunque no aceptes a los furrys podrías al menos vivir una vida tranquila.- Dijo Yira comenzando a sollozar -Siento mucho lo que te hice, pero olvídate de todo eso, hagamos borrón y cuenta nueva. ¿Acaso luchas por una humanidad que vive en el pasado y que está viciada de odio?, ¿que se basa en la crueldad?, ¿que no supo prevenir la guerra, que se podría haber evitado?, ¿Qué se guía por su avaricia?, o acaso ¿solo buscas venganza y sangre?, ¿solo quieres verme morir?, ¿ES ESO LO QUE QUIERES? ¿QUIERES QUE MUERA?- dijo gritándome, estaba llorando, regueros de lágrimas corrían por sus mejillas, por primera vez pude ver el sufrimiento de alguien más, ellos también sufren *nosotras también hemos perdido a alguien* recordé las palabras que me dijo Yira –yo...- susurré *¿es que nos odias?*- volví a recordarla, me empezaba a doler la cabeza, me la sujeté con la mano de mi brazo entablillado, me daba igual el dolor físico *¿QUIERES QUE MUERA?* la recordé y finalmente una lagrima rodó por mi mejilla, me dejé caer de rodillas, el pecho me dolía, no era algo físico, es algo que conozco muy bien, la TRISTEZA -¿realmente quiero esto?- susurré, otra lágrima salió de mis ojos- ¿genocidio?- me pregunté, la voz se me estaba quebrando, todas las muertes que he causado no me dejaban levantarme, me mantenían de rodillas, me pesaban.

En ese momento volví a mirar a mi alrededor, los soldados sufrían, tenían miedo, el equipo,... no, la familia que estaba delante de mí también sufría, pero mi mirada se enfocó en Yira que estaba de rodillas como yo, estaba llorando, estaba sufriendo; entonces algo surgió de mi corazón y viajó a través de todo mi cuerpo y me hizo sentir un dolor como el que experimenté cuando murió Bruno, como cuando murieron mis padres como cuando murieron Takashi, Charlotte y Elisabeth.

Mi katana cayó al suelo, no sé qué hacer, estoy indeciso, ¿me rindo?, sé que me encarcelarán, y que posiblemente me asesinen, pero... ¿no es eso lo que busco?, ¿descanso?, ¿qué me obliga realmente a matar ahora?, ¿no juré proteger a mis seres queridos?,... entonces ¿por qué está llorando Yira?,... ¿soy yo... el villano?

-VEO QUE DUDAS- escuché en mi cabeza un voz grave,... yo he oído esa voz antes –TU CAMINO ESTÁ DECIDIDO, ¿RECUERDAS?- ya sé, es la voz del sueño de aquella vez, cuando hui después de robar la droga de mejora física – ¿eres la voz de aquel sueño?, -le pregunté.

-¿Con quién estás hablando?- me preguntó el humano que estaba junto a la princesa de los furrys.

-ELLOS LOS MATARON,... AHOGARON TU VIDA EN TRISTEZA Y ODIO,... HAZ LO MISMO CON LAS SUYAS- escuché decir eso a la voz.

-Es cierto, pero está sufriendo alguien a quien juré proteger- le dije a la voz, en ese momento Yira levantó la cabeza sorprendida, aún con lágrimas en los ojos.

-TU QUERÍAS PODER- dijo la voz subiendo el tono.

-Lo quiero... para proteger- le dije un poco inseguro.

-TÚ ESTÁS SUFRIENDO, PROTÉGETE A TÍ MISMO- me respondió

-No puedo,... , se lo prometí a ella, me lo prometí a mí, hacer eso sería como romper mi promesa, y si hago esto todo lo que he pasado hasta ahora será por nada, y no me quedará nada que me mantenga vivo, mi promesa es lo único que me queda- dije yo sintiendo una tristeza infinita al mirar a Yira a los ojos.

-Zero,... por favor,...- me dijo Yira sollozando, no puedo verla así, me duele.

Dos soldados comenzaron a acercarse a mí para esposarme, -eso será lo mejor-dije agachando la cabeza, apartando la mirada de los hermosos ojos de Yira.

-NO, TU QUERÍAS PODER, ¡HICIMOS UN TRATO!, ¡¡¡LO SALDARÉ POR TI!!!- me dijo la voz con un claro tono de furia en ella. Después de que dijo eso no pude controlar mi cuerpo, aún veía lo que sucedía, pero no podía hacer nada, un pensamiento me aterró ¿esa voz me está controlando?

-ASQUEROSOS ENGENDROS, VOSOTROS ME LAS PAGAREIS- dijo la voz, pero esta vez esas palabras salieron de mis labios, en un tono de pura malicia. Vi como comenzaba a salir un aura morada de mi cuerpo, y como mi pelo se comenzaba a erizar, era como si estuviera colgado del techo. Mi pelo se levantó y apuntó hacia el cielo como si no hubiera gravedad. Los guardias al ver esto se alejaron. Mis venas se comenzaron a marcar por todo mi cuerpo de un rojo intenso, como si estuviesen ardiendo, realmente brillaban en color rojo y mis ojos se volvieron completamente blancos, entonces mi teoría se corroboró. Esa voz me está controlando.

-MORID- dijo la voz a través de mi boca, activo la ralentización y agarro la katana que estaba a mi lado en el suelo, rápidamente me levanto y atravieso el cuerpo del soldado que estaba a mi derecha, y me giro usándolo como escudo. Mis heridas ahora no me duelen, varios disparos chocan contra el cuerpo del soldado, que muere instantáneamente, después de eso le saco la katana del pecho y el soldado cae al suelo haciendo un golpe sordo.

Corro a toda velocidad, y decapito a tres soldados usando corte espacial, me doy la vuelta y moviéndome a una gran velocidad me coloco en el medio de un grupo de soldados -EL DIVISOR- digo activando mi habilidad y ejecutándola a una gran velocidad, mueren siete soldados, que caen troceados al suelo, las vísceras y la sangre caen como si fuesen lluvia. Después de eso me giro rápidamente y con control levanto por los cielos a un soldado que me iba a disparar, y rápidamente lo estampo contra otros tres que estaban a punto de disparar también. El cuerpo del soldado que hice levitar quedó reducido a una masa de sangre y cante palpitante, uno de los soldados a los que golpeé murió, y los otros dos están en un estado grave. En ese momento oigo un escopetazo, y noto las balas clavarse en mi piel, pero no duelen, veo que la sangre comienza a manchar mi kimono, levanto la cabeza. La furry leona me ha disparado.

Después de analizar la situación me acerco corriendo hacia el grupo de furrys preparando EL DIVISOR para hacer trocitos a todos, la idea de ver a Yira muerta me horroriza, en ese momento el fuego negro desaparece por un segundo, pero luego vuelve a aparecer, antes de usar mi técnica la chica zorro se mueve a una gran velocidad, dejando tras de sí una estela de color naranja, y aprovechando mi momento de duda es capaz de conectarme varios golpes por todo el cuerpo, después de eso se desactiva mi ralentización, veo que delante mía aparece el humano que acompañaba a las furrys, me clava una de sus pistolas con cuchillo en el abdomen, se parta. Detrás de él vuelve a estar la furry que me acaba de dar unos puñetazos, preparando una patada, pero volviendo a usar esa extraña técnica deja una estela de color naranja, aumentando su velocidad, no soy capaz de defenderme de ella y me conecta ese golpe en todo el pecho mandándome a volar hasta estar cerca del borde de la cascada, pero consigo detenerme con mi katana como hice en la pelea contra Kuroshi y activar la ralentización.

Veo a la princesa lanzar un puñetazo hacia mí, pero no sé qué intenta, está demasiado lejos, puede ser que... -ES INÚTIL- dice la voz hablando a través de mi boca, pero en menos de un segundo algo me golpea en el estómago con una fuerza devastadora que me hace escupir mucha sangre y me empuja hacia atrás, ya no estoy tocando el suelo, estoy a menos de un segundo de 20 metros de caída libre. Pero activo ralentización y usando control lanzo mi katana apuntando a la gata que disparó a Bruno en el campo de batalla, lo siento pienso pero lo dice la voz aun controlándome dice –VENGANZA-, veo a cámara lenta como Yira se pone delante de esa chica, y como mi espada le atraviesa el hombro, brota mucha sangre, y su expresión de dolor me rompe el corazón, mi katana sale rápidamente de su hombroy vuelve a mi mano.

En ese instante consigo volver a hacerme con el control de mi cuerpo, el fuego negro se desvanece y mis venas vuelven a la normalidad. Solo soy capaz de gritar –¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOO, YIRAAAAAAAAAAAAAA!!!!!- digo yo moviendo mi mano hacia a ella como si quisiese alcanzarla, vi a todos acercándose a ella preocupados, después de eso se desactivó mi ralentización temporal y a la vez que de mis ojo salían lágrimas, caí gritando al abismo –¡¡¡¡YIRAAAAAAAAAAAAA!!!!-