De todas las estupideces que he echo en mi vida, jamas había echo algo como esto.
El gélido viento choca contra mi rostro, sujeto la rama más cercana que hay y me aferro a ella como si mi vida dependiese de aquello.
- Gala, no seas melodramática, solo salta- dice Sofía desde abajo.
-eso es fácil decir para alguien como tú- farfullo
- ¿que dices?
- que eres muy flexible, te admiro.
Suelto un suspiro y me coloco al filo, lista para saltar.
Doy un brinco y en menos de unos segundos ya estoy en el suelo. Aguanto los gemidos de dolor cuando advierto el auto de Dylan. Ese idiota.
-dijiste que iríamos solas- fulmino con la mirada a la rubia que tengo enfrente.
Coloca una sonrisa petulante y me toma del brazo para encaminarnos al auto.
-vaya, veo que lograste convencerla- sonríe el muy idiota.
-vamos antes de que te arrepientas- tira de mi hasta que entramos en el auto.
Enciende el auto y minutos después aparca en un casa llena a tope. La música retumba en mi tímpano y me maldigo una y mil veces por haber aceptado la propuesta de Sofía.
-¡Gala!, haz llegado tía.- me giro al reconocer el acento español de Camile.
- si, bueno...Sofía es muy persuasiva.
Me giro buscandola, pero ha desaparecido.
-venga, tomate una cerveza- dice Camile dandome un vaso.
-no, yo...
No logro terminar de dar mi excusa cuando todo el mundo corre despaborido.
-¡la policía!
"M-i-e-r-d-a"
Camile tira de mí hasta la entrada trasera.
-joder - murmura. Dos hombres regordetes nos tapan la entrada y nos miran desde ahí. Bien, supongo que estoy en problemas.
Horas después estoy sentada al lado de mi padre. ¿en donde?, en la comisaría.
El día no puede ser más perfecto.
-y bien?- dice mi padre.
-se encontraba en una fiesta...
Asiente con la cabeza totalmente acostumbrado a sacarme de momentos difíciles.
El oficial levanta una ceja y mira a mi padre como si le hubiese salido otra cabeza.
-con alcohol y drogas. La detuvimos en flagrancia. Traía un vaso de licor en sus manos.
Me levanto de un golpe - ¡eso es mentira!-digo totalmente fuera de mis casillas- papá, eso es mentira, apenas llegué...
Me hace un ademán de mano y tomo asiento.
Fulmino con la mirada al oficial.
-...y es menor de edad.- finaliza el oficial más regordete.
Mi padre cierra los ojos con fuerza y se masajea la sien, supongo que en este momento esta pidiendo paciencia al cielo, tratando de comprender por que el universo conspiró en su contra y le dio una hija como yo.
Después de media hora en el auto llegamos a casa.
Ya puedo imaginar la escenita que armará mi madre.
Ella abre la puerta cuando llegamos y sale rápidamente, trae puestos unos pantalones de chándal y un suéter.
-¿mamá?- pregunto algo extrañada cuando pasa por mi lado sin decir nada.
-No, Gala - me interrumpe- no tengo tiempo para una más de tus tonterías.
Toma a mi padre del brazo y suben a su auto de nuevo.
Los veo alejarse calle abajo hasta desaparecer.
Esperaba un regaño, pero no, no hubo nada de eso.
Que día más raro.