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Chapter 34 - DETONANTE

Una semana luego de los acontecimientos Sir Jonas ingresó a través de las puertas del castillo de Arthur, como llevaría la noticia de la aparición de bestias invocadas y cuerpos poseídos era preciso hacerse de una audiencia, pero se suponía que las cruzadas habían reducido los poderes de Avalon y que los humanos en liderazgo de Arthur podrían gobernar todo el territorio.

Un soldado reconoció a Sir Jonas rápidamente esperando que tras de él ingresaran más tropas, Sir Jonás al verlo ansioso solo atinó a decirle que no había nadie más y que le permitiera a su puñado de hombres llegar a las caballerizas y utilizar algunos aposentos del regimiento, luego le preguntó por Sir Brick el comandante a cargo del cuartel real.

Sir Jonas no tuvo que esperar mucho, Sir Brick llegó a saludarlo con gran gusto. Ambos sujetos de edades contemporáneas se estrecharon las manos.

--Sir Jonas Sitt tercero. Que gusto verte. ¿Qué te trae por acá? ¿Algo importante que desees reportar por ti mismo?

Sir Jonás le explicó la situación, le narró los avances en los bosques de la zona occidental y como habían barrido un terreno importante. Sir Brick se sonreía de lo exitoso del reporte, hasta que Sir Jonás le contó el evento que lo trajo al castillo.

--- ¿Una Bestia?

--- Si, era una invocación. Nada parecido a los especímenes zoomorfos de las leyendas. Esto no era un ser de Avalon, ni tampoco era un ser humano.

---Lo que mencionas pareciera algo serio. No lo habrás confundido con Goblins o licántropos.

--- No, no lo hicimos. Lo terrible no fue solo eso. Fue la aparición de un hechicero que Intentó recuperarlo y lo extrajo de las llamas de regreso a la vida, la escena dejó temerosos a muchos, además su poder eliminó varios hombres de la tropa. Elrick logró detenerlo de su objetivo primario de recuperar la bestia, pero escapó.

--- Entonces no era tan poderoso como para detener una tropa de hombres.

--- No lo creo, pero sigue allí. Erradicar un druida poderoso no es tarea sencilla. Necesito hablar con el rey.

--- ¿Arthur? las audiencias con él no son fáciles. No se le permite ir a todo el mundo.

---Pero si me anuncias, es sufi…

Sir Brick lo interrumpió abruptamente

---Se nota que no has estado aquí por años. Las cosas han cambiado. Arthur ha extendido sus horizontes y logró la cooperación de la iglesia a través de… tú sabes….ofrendas…jugosas, doradas y brillantes ofrendas… muy cuantiosas por cierto, con ello logró su apoyo y permitieron de paso la construcción de una torre.

---¿Una torre?

--- Sí, una torre.

Las torres eran edificaciones destinadas al desarrollo de la magia y por lo general eran controladas por magos, se suponía que las cruzadas habían roto todo tipo de relación con esas prácticas paganas. Pero algo no encajaba en ello, el desterrar a Avalon había generado una guerra de extinción y dominio, ¿de dónde saldría el poder para dar rienda suelta a una torre? y parte eso ¿la iglesia había cedido solo por unas cuantiosas monedas?

Pero tal como dijo sir Brick, las cosas habían cambiado en el reinado de Arthur quien había dejado atrás sus años en las legiones, él ahora se dedicaba a los aspectos administrativos y diplomáticos, eran comunes las fiestas, los bacanales, las doncellas y la pasión por el poder. Ahora Arthur rodeado de consejeros que más bien parecían bufones que le aplaudían todo, solo lo llevarían a consentir la idea de que la guerra era el único camino para llevar al reino al lugar que él siempre había soñado.

Arthur decidió entonces extender sus relaciones, y ampliar visiones frente a cómo podría expandir su territorio y llegar algún día a convertirse en emperador. Contaba entonces con poder político y religioso pero aún este no era suficiente, necesitaba un impulso adicional, y era allí donde la torre le daría el impulso táctico que necesitaba.

Sir Jonas, no lo comprendía, cómo era posible que continuaran erradicando aquello que quizá ya no representaba una carga temible, cuándo en la misma capital estaban albergando la herejía erguida en sí misma en forma de torre.

---Sir Brick, lo que vengo a tratar es algo serio, usted mismo lo dijo, estoy hablando de un druida , un hechicero muy peligroso, uno capaz de invocar espíritus y trasformar cuerpos.

---¿Lo viste?

---sí.

--- No, no comprendes. ¿Lo viste hacer eso de transformar un cuerpo e invocar un espíritu?

---No, de esa manera. Pero sí vi la creación que intentaba recuperar.

Sir Brick se río con burla de Sir Jonas.

---No, así no se puede, estás hablando de lo que presumes y no de los hechos ni las evidencias. ¿Cómo pretendes una audiencia si no tienes las pruebas? además tu mismo lo dijiste, ¿no habían celebrado?. Tanto drama por una partida de borrachos.

Sir Brick no paraba de burlarse.

---Mejor descansa Jonas, come bien, mañana nos visitan las cortesanas de la taberna a entretener a estos soldados que patrullan día y noche. Aprovecha las fiestas y descasa un poco. Luego retomamos está conversación.

---Pero ¿La audiencia?

--- Deja de fantasear anciano… luego hablamos.

Sir Jonas se sintió desilusionado, viajaron varios días para anunciar algo importante y solo quedaron como una partida de dramáticos asustadizos por nada. Igual él no se rendiría, necesitaba conocer más a fondo que estaba ocurriendo.

Quedaron varios interrogantes de su conversación.

Palabras sueltas se agolparon en su cabeza, la idea de que Arthur cambiara su punto de vista respecto al uso de magia, la avaricia latente de la iglesia quienes por prebendas permitieron tal blasfemia, la construcción de una torre que quién sabe quien la controla, y el hecho de nombrar que Arthur desea ser emperador. Todo ello implicaba la preparación para una futura expansión que acabaría con la esperanza de una paz real. Se sintió volviendo al punto de partida de la guerra.

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En el sótano de la torre, un hombre de quizás 25 años de cabellos lacios y rojizos bajo una túnica azul aterciopelo se encontraba rodeando a un don nadie, a una pobre alma que desapareció en medio de la nada.

El lugar lucia como un calabozo y en él se hallaba una pila de agua que reflejaba imágenes mejor que un espejo, la pila tenía talladas algunas siglas y símbolos que sin duda pertenecían a la escritura rúnica .

El pobre hombre encadenado de brazos y piernas se hallaba suspendido, su triste lamento ya era inaudible pues los golpes evidentes daban cuenta del abuso cometido a su ya corrupto cuerpo.

Un toque al agua y de ella empezó a brotar algo que no podía ser perceptible a simple vista, solo se veía como el agua rebosaba la pila y caía de ella a medida que surgía invisiblemente. Poco a poco pudo verse un ser de apariencia oscura y maligna, era un Sluagh que llegó al lugar, aquel ser de contextura delgada y extremidades superiores largas y huesudas, poseía tres dedos en cada mano que terminaban en unas garras oscuras y afiladas, su rostro se hallaba cubierto por cabello largo y negro mientras la palidez de su cuerpo dejaba en evidencia unas ojeras pronunciadas y el hueco de sus fosas nasales.

La apariencia de la muerte en si misma hincó su cabeza en son de subyugación ante el joven pelirrojo, quien con tan solo apuntar con sus ojos al mendigo, hizo que el ser se desplazara a hacer su trabajo. Los Sluagh eran la materialización de las almas malignas que no fueron recibidas ni en el cielo ni en el infierno, dichos seres eran devoradores o secuestradores de almas, su naturaleza les permitía separar estás del cuerpo de aquellos que se encontraran enfermos o próximos a la muerte.

Los ojos del espectador se iluminaron al tiempo que una sonrisa retorcida movió su rostro.

El Sluagh tomó el cuello del condenado al tiempo que un vaho de luz blanca salió del rostro de este, tal vaho fue tomado por las manos del Slugh quien lo depositó en un recipiente. Dejó allí un cascarón vacío, sin alma, y aunque respiraba irregularmente no había perdido su condición vital.

Luego, como si fuera un experimento de terror, el pelirrojo tomó otro frasco con una materia oscura e introdujo su contenido en la boca de aquel cascaron, aquel cuerpo engulló esté como si tuviera sed, cuando sus ojos se abrieron un grito gutural y horrorífico fue pronunciado, el eco retumbó en el fondo de la torre.

Unas palabras, un canto cuya melodía repetitiva era hipnotizante transformó ese cuerpo corrupto en una bestia, sus músculos se ancharon rompiendo la piel a su paso pero fue remplazada por un bello blanco y grueso que cubrió todo su cuerpo, los ojos perdidos y la baba que goteaba a chorros entre unos dientes filudos contrastaban con unos colmillos que crecieron monstruosamente.

Aquella bestia bufaba agitadamente mientras el vaho húmedo de su boca se acompaña de cada jadeo y gruñido, las cadenas que lo sujetaban comenzaron a expandirse y los muros crujían y cedían, el Sluagh presente abrió su boca en una sonrisa maliciosa, mientras observaba al mago en su trance, quien finalmente ató y sometió con energía a la bestia, una vez logró controlarla sacó un amuleto que calentó con su poder hasta que ardió y selló con él la frente de su creación.

Terminado su proceso abrió el agua de la pila y aquella bestia fue consumida y transportada allí.

--- Puedes irte, te llamaré cuando vuelva a necesitarte.

Tras esas palabras el Sluagh asintió, se hizo transparente, luego se escucharon sus pisadas acercándose lentamente hasta la pila y finalmente se marchó por donde llegó.

El mago subió a sus aposentos, rodeado de libros y frascos cuyos contenidos variados no tenían nada que envidiarles al museo del horror. Atravesó aquello y decidió tomar un baño. Se desvistió y miró su reflejo en el espejo, allí estaba en su cara grabada la marca que lo identificaba como descendiente de Avalon, sus ojos se airaban cada vez que veía aquel reflejo, no solo arruinaba su rostro, significaba la derrota de su raza.

Pasó la palma de su mano sobre aquella marca y está la quemaba a medida que la recorría, la marca aparentaba desaparecer, pues su poder la mantenía maquillada y oculta, pero el proceso era doloroso y requería de concentración para mantenerla invisible a los ojos humanos.

Se sumergió en el agua tibia y respiró profundo divagando en los acontecimientos de las últimas noches.

-- Malditos humanos , son todos unos estúpidos.

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Sir Jonás decidió esa noche descansar e insistir en la mañana. Por su parte sus soldados disfrutaron de las mujeres y el alcohol que les fueron proporcionados en el regimiento, agradecieron al cielo haber llegado ese día, eran festividades en el castillo y los alrededores y la gente estaba alegre y algo descontrolada, pocos eran los guardias y sencillamente la distracción era tal que no importaba que ocurriera esa noche.

Sir Jonas de verlos así solo recordó como fueron tomados por sorpresa y devastados por culpa de su indisciplina. Sin más que hacer, solo durmió esperando que las nubes y los copiosos duendes de las últimas noches no desataran una gran tormenta.

Muy temprano Sir Jonas fue a ver a Sir Brick para insistir en su reunión. Necesitaba al menos liberar su conciencia y partir no sin antes informar lo ocurrido. Era mejor decirlo e insistir, que dejar las cosas de esa manera y no darles importancia, ya si ellos lo tomaban o no enserio era su problema.

--- Veo que dormiste bien y madrugaste.

--- En cambio yo no puedo decir lo mismo de ti y de tus hombres.

La gran mayoría eran víctimas de la resaca y los excesos.

--- No los juzgues Jonas, si las cosas siguen así y los resultados de la torre dan fruto, se avecinaran tiempos de guerra. Arthur no ha podido consolidar rutas de comercio importantes y es posible que de no llegar a acuerdos se considere la posibilidad de tomarlas por la fuerza.

Sir Jonas no lo miró convencido. Todavía los rezagos de Avalon hacían mella en las poblaciones y allí estaba Sir Brick hablando de una guerra con los reinos vecinos. Es claro que las rutas comerciales eran importantes y que todos los humanos al unisonó había declarado la guerra ante Avalon para consolidar los caminos de la fe, pero embarcarse ahora en la lucha entre ellos era otro nivel que quizás no tenían bien contemplado.

---¿Y quién está decidiendo eso?

--- Arthur y sus consejeros, han estado ocupados en abrir nuevos horizontes y expandir el legado del reinado a un imperio. Para los hombres de guerra como nosotros eso es una buena noticia ¿No te parece?, con esto se cierra el ciclo de Avalon quedando entonces en segundo plano, dentro de poco ya solo serán el vago recuerdo de seres atroces y míticos, leyendas insulsas para asustar infantes. La nueva era ha llegado Jonas, tenemos que adaptarnos a ella.

---Suena como si ya lo hubieras olvidado.

---No, no lo he olvidado. ¿Pero qué ganamos con recordar algo de lo que ya solo quedan los rezagos y el polvo?. Como te dije, ahora son solo historias para asustar niñitas.

--- Pero es algo con lo que Elrick y yo hemos estado enfrentándonos estos últimos años.

---Si ofender Jonas, ustedes solo han tenido que encargarse de las sobras. Lo que queda es insignificante y hasta los mercaderes que comercian entre los pueblos se han hecho cargo, ahora contratan legionarios que se encargan de limpiar los caminos y los protegen de lo poco que queda. Desde mi punto de vista yo ya los llamaría de regreso y los los convocaría para otros asuntos, y dejaría eso ya olvidado.

--- Pero vengo a advertirles que hay un hechicero suelto, esto no ha acabado.

-- Sí, Jonas, Sí. Un hechicero y una bestia invocada. ¿Qué ganaría uno solo? Avalon se fue, ya no existe más, es una ilusión. Igual se que quieres hablar con Arthur y los consejeros, haré lo que pueda, pero ten presente que puedes ser la burla o el hazme reír de estas nuevas generaciones.

--- Yo solo vine a dar mi reporte, ya verán ellos si lo toman o no.

--- Tan sumiso como Elrick. ¿Cómo está él? sigue igual de conversador como siempre.

Sir Brick fue quien enlistó a Elrick y lo entrenó para subyugar engendros. Él no apostó mucho por la salud mental de un tipo que salió de la nada. La poca conversación de él pero el deseo profundo de ascender para encargarse él mismo de desterrar a los impíos lo convenció de lo aguerrido que era.

Con el Tiempo Elrick fue de su confianza, aunque el total de sus conversaciones eran netamente de las campañas y las estrategias, intentar tocar temas diferentes a ello eran un tabú casi imposible, no conocía el pasado de Erick Elrick, solo conocía lo valiente y audaz que era, tanto así que lo dejó a cargo de una tropa debido a su odio e interés desconocido por desaparecer de la faz de la tierra a los paganos, era el hombre perfecto para el cargo. Sir Jonas fue asignado con él pues los regimientos no podían estar a cargo de un plebeyo, por tanto Sir Jonas era la pieza que legalizaba el trato.

--- Erick, como siempre, es el personaje más ecuánime que conocido en toda mi vida. Pero no voy a negar que quedó conmocionado con lo ocurrido.

--- Ni que hubieran visto al demonio en persona y visitado el infierno y salido de este.

--- Casi.

--- No, no creo que fuera para tanto. Espero que Elrick sea más sensato que usted Sir Jonas y deje de temer a lo que ya no tiene oportunidad.

--- Bien, pero al menos permítame informarlo.

---Está bien, hoy en la tarde tengo unas cosas que discutir con el rey, me acompañarás y depende como se presenten las cosas hablarás de ello frente a todos. Eso sí, no me hagas quedar como un maldito idiota. Se prudente y solo menciona lo necesario, deja atrás todas tus ideas y conspiraciones. De paso te enterarás que estamos próximos a decisiones realmente importantes. Te llamaré más tarde.

Sir Jonas solo hizo una venia y se retiro sin más. Busco a sus hombres y les pedio que lo cubrieran pues quería hacer un recorrido rápido por los bordes del castillo. Uno de ellos se ofreció a acompañarlo, pero Sir Jonas se negó.

--- Si alguien viene solo digan que estoy en las caballerizas o algo.

-- Pero señor ¿a dónde se dirige?.

--- Tengo algo que hacer, no te entrometas.

Sir Jonás se cubrió, tomó su espada y la escondió bajo sus prendas. Observó a lo alto y vio aquello, erigida allí como un gran pilar se encontraba la torre. El rango de visión que se tendría en ese punto debía ser impresionante. No obstante contrastaba extrañamente con la cúpula y el campanario de la iglesia. Giró su cabeza y exhaló con fuerza, pues se enojo de verse de cara con la hipocresía junta.

Su deseo se dividió en dos, quiera ir a la iglesia a espiar sus culpas y tranquilizar su espíritu, pero así mismo tenía gran curiosidad por saber de que trataba la torre. Finalmente, decidió ir a la taberna.

No había mejor lugar para conocer los chismes y las habladurías de la gente. Tomar unos tragos eran solo un adicional a la ganancia que obtendría, la información siempre sería valiosa.

La taberna era el único establecimiento que nunca cerraba, los transeúntes y mercaderes atedian a suplir sus necesidades de comida, dormida y placer allí. Ese lugar definitivamente era el oasis de las provincias, ni la iglesia era tan concurrida.

En una mesa estaban sentados unos soldados fornidos, Sir Jonás se vio atraído por su conversación y se sentó cerca de ellos mientras pidió una comida caliente y una jarra de cerveza. fingió somnolencia y se tendió sobre la mesa para atender a las palabras de dichos soldados.

Inicialmente estaban hablando de asuntos personales. Uno le decía al grupo de las cosas aberrantes que había hecho la noche anterior con la hija del herrero, los acompañantes se reían y celebraban las maniobras que contaba, de cómo la había sometido en el pajar detrás de la casa y la había tomado sin pudor, además les reveló los gustos de la cortesana quien tenía una boca y unas manos muy hábiles.

Sir Jonás frunció el ceño, pues le parecía una falta de caballerosidad y una bajeza escuchar como el honor de una no tan honorable joven se desprestigiaba por aceptar a un cafre como ese tipo. Dudó en haber escogido de todas las mesas al grupo más adecuado, a ese paso se enteraría de la cantidad de lunares, ubicaciones y posiciones que le gustaron al soldado.

De pronto el tema cambió, cuando mencionó que la chica en su conversación pos cama le contó del extraño requerimiento del Mago de la torre, los soldados subieron la oreja pues nombrar al icónico personaje que rara vez salía de ese lugar y solo cumplía con ordenes especiales era toda una historia.

--- Kristy dijo que hace unos meses el mago le solicitó a su padre una armadura para su caballo, ella mencionó que eran unos adornos que cubrían la cabeza y cuello y que además llevó un dibujo muy particular… lo pidió en hierro negro y que al terminar parecía la cabeza de un dragón.

--- Qué extravagante el tipo, no sale nunca de la torre pero si quiere lucirse. ¡Ah bastardo!

Los hombre se rieron divertidos.

--- Yo ni le conozco el rostro, dicen que es pálido y flaco.

--- Yo si lo he visto, de las pocas veces que ha ido al castillo pero siempre lleva una túnica completa y no es tan viejo como se cree, hasta menor que nosotros se ve.

--- Sí, dicen que es un talento que encontró el Duque Obrein, quien convenció al rey de hacerse a él y utilizarlo a su beneficio.

--- Por más que sea el recomendado del Duque y empleado del rey, no deja de ser incómodo, además esa apariencia débil, esa irritante sonrisa y esa voz delicada, me estresó las dos veces que hice guardia y estaba allí con sus mechones rojizos asomándose de su rara vestimenta.

--- Kristy no dejaba de alabarle, me irritó cuando mencionó ese aire de superioridad y ternura que le provocó.

--- ¿Saben? Ayer Williams tuvo que hacer turno, pobre desgraciado, en plenas fiestas y le tocó guardia. Jajaja. Bueno, mencionó que alrededor de la madrugada, un vaho oscuro se posó en la torre.

---Ahhh, ¡deja tus tonterías!, ahora van a querer meternos un susto por eso. Esos son los comentarios que vuelven la gente miedosa. ¡Qué estupidez.!

---No. Williams es muy serio, él dijo que le pasó un escalofríos de pies a cabeza y que los insectos dejaron de sonar.

--- ¡Vahhh!, no sigas, ahora nos vas a decir que los espíritus volaron desde el cielo y que ya no podemos cogernos a la hija del herrero. Jajajaja.

--- Yo solo les digo lo que contó Williams, no más.

Sir Jonas, quedó intrigado pues el Duque Obrien siempre sacaba provecho en sus decisiones, desde que recuerda, durante las cruzadas las tropas que enviaba el Duque terminaban saqueando objetos sagrados de gran valor entre los seres de Avalon quienes habían obtenido fortuna gracias a los tributos que por siglos habían obtenido. Las investigaciones lo absolvieron, pues fueron tan buenos su resultados en el exterminio y los dotes dados a la corona que le valieron títulos, tierras y reconocimiento. Ante los ojos de Sir Jonas él era un ser codicioso, con gran poder e influencia.

Pensó para sí.

La pregunta ahora era ¿De dónde había encontrado al joven prodigio y cuál era su origen?.

No era extraño que durante siglos las influencias paganas hayan atraído a los humanos, a decir verdad los druidas eran originalmente humanos quienes habían vendido su alma a Avalon y querían emular las promesas y lecturas de sus dioses y seres mágicos. Esos hombres habían aprendido parte del lenguaje y también canalizaban la energía de la tierra, el aire y el agua, su apariencia les daba superioridad y belleza sobre los demás, no obstante la arrogancia de su nueva raza los llevó a no querer volver a mezclarse con otros mortales, por tanto si vinculo se hizo más sagrado y perdieron con los años la esencia y la condición humana.

Aparente mente los druidas habían sido destruidos y algunos desterrados, ¿será que nadie en el reino dudó del origen del mago?, parecía un absurdo pues todos tendían a ser supremamente desconfiados y supersticiosos y el hecho de tener allí un personaje que empleara la magia sonaba tan peligroso como descabellado. Pero sin duda si contaba con el patrocinio adecuado esto no sería un gran problema.

En la mesa del frente vio a unos comerciantes quienes disfrutaban de una sopa y unas bebidas, todos hablaban de las ganancias que produciría el abrir el camino hacia el reino vecino de Tharan, quienes desde las cruzadas cerraron fronteras mientras lograban la estabilización.

---Les ha tomado más una década y no lo conseguirán, pero tampoco quieren ceder el paso al puerto del norte, las rutas son jodidamente largas y difíciles.

---Espero que el rey haga algo al respecto, se dice que las minas de hierro de la península en el continente está cambiando el poder de la zona. El armamento ha aumentado, si no nos hacemos al comercio de ello prontamente tendremos problemas.

--- Solo debemos presionar un poco, y convencer al gremio de que sin el acceso a recursos seremos un blanco fácil, una vez se den cuenta de la necesidad de las rutas comerciales adecuadas nosotros ofreceremos las armas necesarias para mantenerlas.

--- Suena bien, parece prometedor, ya hablé con unos nobles quienes harán una inversión importante para importar hierro y forjar armas para lo que posiblemente se avecinará.

--- Hace unos días envíe un recado al Duque Obrein con Chris pero él no ha vuelto, pensé que era producto de las fiestas pero no.

--- Solo dale tiempo, el vago debe estar perdiendo su dinero con alguna de la posaderas, tal vez más tarde salga del segundo piso.

--- No, Chris no es de esos, todavía es jodidamente inocente el desgraciado, tanto así que le creyó a la hija del herrero.

Todos rieron maldadosamente. Casualmente muchos la conocían.

---Por eso lo envíe porque no perdería el tiempo con mujerzuelas y alcohol, necesitaba la razón pronto, pues debemos embarcarnos y hacer el recorrido largo, necesitamos algunos artefactos de protección por aquello de los piratas y como el Duque tiene nexos con la torre, es fácil hacerse de ellos, ¿verdad?

--- La torre, ese jodido mago es un genio, la vez pasada el artefacto que usamos para proteger la carga, abrió el barco enemigo en dos.

--- Si las cosas siguen así, no dudemos que el rey si se crea en condiciones de tomarse los territorios del norte y volver esto un imperio.

Sir Jonás, ratificó con ello las palabras de Sir Brick. Tomó sus alimentos y se fue a echarle un vistazo a la torre, estaba algo retirada y rodeada de un pequeño bosque de arboles, a medida que se adentraba estaba arrepintiéndose de haber hecho eso y aun más en plena luz del día, pero no encontró otro momento, pues luego de que hablará con el rey lo más seguro era regresar con Elrick y continuar su cruzada a menos que recibieran nuevas instrucciones.

Ya no era tan joven, pero su ritmo era regular, años de ejercicio físico no eran en vano, su corazón era fuerte y sus brazos y piernas todavía estaban firmes, aunque ya tenía sus años solo sus canas en el cabello y barba mostraban su edad, por su parte, su salud, rapidez y agilidad eran dignas de envidia.

Se acercó con cautela, pues escuchó de los comerciantes sobre los artefactos del mago, no era de más pensar que habría alguna protección en ese lugar.

Decidió mirar y rodearlo de lejos. Vio dos puertas, una grande y otra pequeña, la torre se alzaba a varios metros de altura y en su cima había un balcón que la rodeaba con sus ventanas de observación que le daban una visión panorámica del castillo y la región, alzándose sobre los mismos muros, una posición tan estratégica tanto para la defensa como el ataque.

Un ruido lo concentró en las puertas, se abrió la más pequeña y de allí salió un enano barrigón y cojo quien miró a todos lados como si no quisiera ser descubierto, Sir Jonas quien estaba bien oculto pues años de entrenamiento no eran en vano, no fue visto.

El enano llevaba consigo una tula y adentró en el follaje empezó a escarbar su botín, habían unos zapatos y unas ropas usadas, las prendas obvio no eran de su talla pero empezó a medirse los zapatos, los calzó en sus pies regordetes y desproporcionados, Sir Jonás sintió como otro enano de apariencia similar llegó allí también e inmediatamente discutieron.

--- El maestro no te dio permiso de tomarlas.

El enano con las botas se sorprendió al escuchar la voz ronca, nasal y rugosa que le habló

---Lárgate!!, no es tú problema.

---Al amo no le va gustar lo que estás haciendo, le diré.

--- No te atreverías, si lo haces le diré que tu también lo hiciste la última vez.

--- Maldito, al menos comparte algo.

--- Ya decía yo que no eras tan considerado con el maestro, como para quemar lo que ya no se necesitará más.

No era mucho, apenas una muda completa y unas pocas pertenencias, que cayeron mientras esculcaban las camisa y los pantalones.

---Shuu!!! cállate!!! … parece que el amo se despertó,

--- ¡Corre!.

Prendieron una pila sobre los restos y se fueron rápidamente arrastrando sus piernas chuecas. Se alejaban mientras maldecían el cuerpo que tenían.

Sir Jonás esperó ver como entraban y se acercó a lo que estaba quemándose, antes de que se consumiera pudo leer una nota, de Kristy para mi amado Chris, tal parece que la hija del herrero no era una dama y que Chris no volvería.

No había porque quedarse más allí, lo poco que logró en esa mañana y tarde fue suficiente para darse cuenta que el panorama en la ciudad no era el mejor, que debería ser prudente e intentar seguir su plan inicial, informar de su encuentro con un hechicero al rey y solicitar regresar al lado de Elrick y su tropa.

Mencionar algo de lo que escuchó respecto al duque y sus intenciones de negocios y la presunta desaparición de un muchacho y que curiosamente halló sus pertenecías a las afueras de la torre no eran algo que fuera fácil de compartir. Su lealtad al rey era muy alta pero frente a los consejeros no sería el mejor lugar para expresarlo.

Llegó a tiempo al cuartel, preguntó a sus subordinados si lo habían llamado, pero ellos negaron. A las pocas horas fue convocado. Vistió su ropa de gala, se arregló y lució su escudo familiar de la nobleza.

Sir Brick, lo recogió en carruaje, Sir Jonás se alcanzó a incomodar, pues los caballeros suelen montar sus corceles, e ir en carruaje era tan ostentoso como presumido.

---Esto es para las damas. Maldijo Sir Jonás sin tapujo.

---Ya te lo dije los tiempos cambian, el palacio es un lugar elegante y respetable , la nobleza sigue protocolos y todos deben acatarlos. Se ingresa en carruaje y punto.

Tajante como siempre.

--- ¿Ya lo pensaste bien Jonas? ¿Vas a insistir en ello?

--- Ya te lo dije solo daré mi informe, es todo.

Fueron recibidos por unos soldados de uniforme extravagante e impecable, verlos así le sorprendió a Sir Jonás, pues los soldados eran por lo general tipos rudos de caras marcadas, estos a duras penas parecían unos mocosos que jugaban a la espadita.

Fueron anunciados e ingresaron al salón principal, aproximadamente habían 20 personas más entre consejeros, nobles y sirvientes de confianza. En el centro del salón había una maqueta del territorio y los alrededores, muy detallada por cierto.

Sir Jonas saludó con una reverencia y fue visto por el rey de inmediato, Arthur con un tono un tanto seco lo saludo de regreso.

--- Sir Jonas Sitt que placer tenerlo de regreso, espero traiga buenas noticias.

---Su majestad, por supuesto, si me permite informarle.

Arthur levantó su mano y lo detuvo

---Me alegra que una persona de su experiencia Sir Jonas esté el día de hoy aquí, debido a su lealtad al reino y gran sentido de pertenencia me imagino que Sir Brick ya le adelantó nuestro proyecto, espero esté dispuesto a colaborar como siempre.

--Sí, su majestad. Por supuesto.

Iniciaron las conversaciones, se determinaba una estrategia para hacerse a las rutas comerciales del norte y los terrenos circundantes. El uso del camino y la presencia armada para su protección era una declaración de guerra, tenían que hacerlo rápido y preciso para evitar muchas bajas, pero lo ideal era tomar por completo el control del territorio, finalmente el castillo de Tharan sería el objetivo final para instalar allí otra torre de magia.

Sir Jonás solo asentía con la cabeza, mientras observaba al Duque como insistía en la adquisición de armamento y lo difícil que sería encontrar quien lo trajera al reino pero no imposible.

Sir Jonás cerró sus ojos y suspiró pues eran claros los intereses del Duque y aun más luego de escuchar a los comerciantes.

En ese instante fue anunciado el Mago quien ingresó al salón, Cedrid Craig resonó por el recinto. Sir Jonas frunció el ceño pues le parecía haber escuchado antes ese nombre, ¿pero dónde?.

Aquel joven de contextura delgada y normal con su capa azul terciopelo que retiro de su rostro inocente y sonriente. Su voz suave y tranquila saludo a los presentes.

Arthur no tardó en preguntarle por el mecanismo de protección de la torre y si este ya funcionaba adecuadamente. Cedrid asintió y le mencionó que estaba trabajando en uno más pequeño que pudiera ser transportado.

Arthur y los presentes aplaudieron la iniciativa del joven mago, quien en ningún momento dejó su inocente sonrisa. El Duque Obrein alababa cada palabra, no escatimó saliva para adular al mago frente al rey.

Sir Jonas observaba atónito la situación, no cabía en su cabeza como el rey se dejaba llevar fácilmente de la lambisconería de los presentes, la imagen del rudo Arthur quien enfrentó demonios se estaba desdibujando con cada aplauso.

---¿Y qué me dices de los artefactos de ataque que he encargado?

El mago pacientemente respondió

-- La torre ya tiene fuerza de ataque, pero los artefactos son muy pesados y grandes para ser transportados fácilmente todavía, pero si el rey lo desea podrían ya ser usados, no obstante, demorarían tiempo de trayecto y aún su poder destructivo no es muy amplio pero le aseguro que le servirán bastante en una posible guerra.

Nuevamente las alabanzas al mago del Duque fueron escuchadas junto con las voces de asombro de los presentes quienes parecían animales amaestrados para agitar la cola a su amo.

Cedrid por aquí, Cedrid por allá, Cedrid, Cedrid, parecían disco rayado y Sir Jonas cada vez se irritaba más, por otro lado él estaba cada vez más seguro de que había escuchado aque nombre con antelación.

Por su parte, Sir Jonas dudó bastante, pues la información de los mercaderes era contundente frente al poder destructivo de los artefactos que había proveído el duque, además no hubo queja alguna yel hecho de que pudieran transportarse en barco lo hacia sentir aun más desconfianza, era obvio que el mago y Duque mantenían conexiones entre sí.

Entonces ¿Quién de todos estaba mintiendo?, las palabras de Sir Brick vinieron a su mente, "...Estás hablando de lo que presumes y no de los hechos ni las evidencias..." , definitivamente las palabras de unos soldados con resaca y unos comerciantes ambiciosos no eran evidencia de nada. Tal parece ser que Brick desde el principio tenía razón, lo menos importante ahora era ese evento del hechicero, sino la posible guerra entre Tharan y Turm que ya era un hecho.

Sir Jonas no apartó la vista del mago, para intentar leerlo, tal como dijo el soldado, esa sonrisa constante e inocente era irritante, le parecía tan fastidiosa como falsa, nadie podía permanecer así pero ese tipo llevaba minutos sin cambiar su expresión. su cabello rojizo resaltaba sobre aquella traslucida piel blanca. Aunque Sir Jonas intentaba disimular, no le fue posible, en una distracción pequeña perdió el mago de vista, cuando intentó recuperar su posición se dio cuenta que él estaba al lado suyo.

Pensó Sir Jonas.

---Jamás lo había visto, es bueno ver caras nuevas. Aún con su cara sonriente.

Sir Jonas someramente respondió.

--- Dejeme presentarme, soy Sir Jonas Sitt tercero, al comando del vigésimo segundo regimiento de exterminio de la zona occidental. ¿Y usted es?

--- Soy Cedrid Craig, mago y maestro de la torre. Que interesante Sir Jonas, un regimiento de exterminio, siempre he sentido curiosidad por la labor que desempeñan.

--- Habla como si nunca hubiera visto algún engendro de Avalon, para ser un aclamado mago me extraña eso, ¿Entonces como obtuvo su magía?.

Sir Jonas no pudo evitar poner un aire de duda en sus palabras y expresó lo que vino a su mente, afortunadamente los demás estaban muy ocupados en sus estrategias y planes como para escucharlos.

--- No, señor. Desafortunadamente no los conozco, mis habilidades fueron adquiridas debido a mi talento con los libros y un poder heredado por generaciones.

--- Que afortunado para usted haber contado con los libros y haber sido reconocido primero antes de haberse topado con un regimiento de exterminio.

--- Veo que está muy comprometido con su trabajo y por su causa Sir Jonas. Es bueno saber la lealtad que tiene ante el comando del rey. La cara de Cedrid continuaba sin cambiar su apacible expresión.

--- Por supuesto, las ordenes del rey para las tropas de exterminio es acabar con todo lo impío y pagano que no pertenece al mundo mortal y es mi deber cumplir las órdenes de mi rey.

En ese instante el Duque llamó a Cedrid para que opinara sobre las posiciones de defensa que serían convenientes con los artefactos, Cedrid fue allí y ofreció su explicación sin variar su irritante pero alegre expresión.

Sir Jonas se sentía muy incomodo, comenzó a arrepentirse de haber ido y solicitar la audiencia, nada en esa sala parecía llegar a algo positivo, pero cómo hablar a solas con el rey y advertirle, eso ya tampoco parecía ser una opción, la expresión de Arthur era como la de un niño lleno de emoción en navidad al cual no le podrían decir que santa no existe.

Repetía en su mente.

A medida que lo recorría con su mirada se fijó mejor en su capa, esa tela no era fácil de obtener y por otro lado estaba el callado, la gema azul que contenía su extremo…. poco a poco sus ojos se fueron agrandando, recordó las palabras del soldado " ...lo que pidió fue una armadura para su caballo… en hierro negro y que al terminar parecía la cabeza de un dragón..."

Sir Jonas se sorprendió.

Recordó inmediatamente las palabras alocadas del hechicero cuando apareció de la nada … él había mencionado su nombre. "Cedrid Craig".

---Maldición!! Se le soltó de repente, algunos voltearon a verlo con cara de enojo, pues eso iba en contra del protocolo.

---Sir Jonás , debe controlar su vocabulario, de lo contrario tendré que pedirle que se retire. Le dijo uno de los mayordomos.

Cedrid se percató de todo y lo miró a los ojos aun con su alegre expresión.

Sir Jonas sintió como un escalofrió recorrió su cuerpo, ambos hombres sostuvieron su mirada hasta que Cedrid lentamente dejo de sonreír y sus ojos se abrieron un tanto, el cambio fue tan drástico como tenebroso. Los ojos de Credid se desplazaron como si viera algo detrás de Sir Jonas, quien de inmediato sintió como su cuello fue tomado por una mano huesuda de dedos largos que le aprisionaba la garganta y aunque intentaba ver quién o qué lo sujetaba no veía nada.

Solo regreso la mirada al Mago cuyos ojos se posaron fijamente en su ser, Sir Jonás sintió como su lengua estaba atada y retenida, no había forma de decir o de gritar que Cedrid era el hechicero.

Sus manos subieron para retirar los tres dedos que estaban sujetando su cuello, pero así mismo sentía una fuerza interna que luchaba para despegar su alma del cuerpo, su garganta carraspeaba mientras una energía en su interior estaba siendo arrancada de su carne, tocó su pecho, empezó a ponerse pálido y tambalear. Cedrid suavemente regresó a su dulce expresión.

El mayordomo vio a Sir jonas tocarse el pecho y respirar con dificultad.

---Sir Jonas, Sir Jonas ¿Se siente bien?

Solicitó con urgencia un médico mientras el aliento de vida de Sir Jonas era extraído de su ser y un suspiro abandonó su cascaron.