Sentía sus manos recorriendo mi cuerpo despojándome de mi corto vestido, escuchaba lejanamente su risa profunda mezclada con la mía. A penas manteniéndome de pie logre despojarlo de su camisa arrancándole algunos botones, él no dejaba de besarme. Sus manos acariciaban cada parte de mi cuerpo que quedaba al descubierto. Casi despojados de nuestra ropa nos recostamos sobre la cama. Sentía su manos acariciar lentamente mi cuerpo, sus gemidos mezclados con los míos, sus palabras obscenas susurradas en mi oído.
Me desperté agitada sin saber dónde me encontraba. Encendí la luz de la lámpara a mi costado y me relaje un poco al ver mi entorno. Nunca había recordado nada de esa noche, pero ahora las imágenes confusas venían a mi mente y no sabía identificar si era producto de mi imaginación o realmente era lo que había pasado en ese hotel en Las Vegas con Ryan. Dos o tres imágenes borrosas en mi mente, pero más que nada las sensaciones que nunca había sentido antes, recordar sus caricias y sus palabras pero nada más era realmente frustrante, más que despertarme agitada por esas sensaciones en mi cuerpo.
Logre despertarme cuando escuché los pasos de Ethan bajando la escalera para ir a trabajar. Me prepare el desayuno y deje a Wes en la guardería. Sarah estuvo con mucho trabajo toda la semana así que no pasamos tanto tiempo juntas.
El sábado siguiente el hospital realizaría una fiesta a beneficio y me habían hecho un encargo de pasteles, me quedaban tres días para organizar y hornear todo lo que me habían pedido. Por suerte Stella fue de mucha ayuda. La fiesta a beneficio del hospital era lo más importante que pasaba en el pueblo todos hablaban de las personas que asistirían y lo que llevarían. Era un evento realmente importante, y por supuesto Ethan y yo asistíamos cada año; su empresa era una de las más importantes de aquí y realizaba importantes donaciones. Era la única noche del año que la pasaba bien con él, porque se nos daba magnifico fingir estar enamorados.
– ¿Quién diría que te convertirías en una gran cocinera cuando no sabías preparar ni unos macarrones con queso? –me dice Sarah sentada en la isla de la cocina y chupando uno de los cucharones con mezcla de chocolate.
–Las vueltas de la vida –le digo riendo por su comentario–. ¿Cómo estuvo tu día?
–Bien –me dice en tono preocupado.
–Sarah ¿Qué sucede?
–Mi hermano va a venir a visitarme.
–Oh, qué bueno –exclamo no tan sorprendida.
–Emma, no hace falta que finjas.
–No, no es que me moleste. Es solo que es algo complicado –le digo sacando el pastel del horno para dejarlo enfriar–. Sarah no tengo ningún resentimiento con tu hermano, solo que es complicado porque nadie sabe que Ethan no es el papa de Wes, solo no quiero que la verdad se sepa.
–Es inevitable que algún día se vean y sepan la verdad, lo sabes no?
–Sí, es que son muy parecidos –digo suspirando–. No quiero tener problemas con tu hermano.
La voz de Agnes ingresando por la puerta de la cocina interrumpe nuestra conversación.
–Lo conseguí, lo conseguí –anuncia emocionada con unas bolsas en sus manos.
– ¿Los vestidos? –pregunta Sarah dejando rápidamente el cucharon sin casi nada de mezcla en el lavaplatos.
–Sí, verde esmeralda para ti milady –le tiene la bolsa a Sarah quien grita emocionada.
–No acepto un no por respuesta –me dice antes de mostrarme el mío y comienzo a negar con la cabeza.
–Soy madre y una mujer casada Agnes ¬–digo negándome completamente.
–Es el siglo XXI. Sos madre y sos mujer Emma –exclama Sarah tratando de convencerme.
El vestido era realmente lindo hace tres años me lo hubiera puesto sin dudarlo pero era chica segura de sí misma solo era un fantasma en mis recuerdos. Tenía un cuello alto, no mostraba casi nada de escote pero mi espalda quedaba casi toda descubierta y era rojo. Un rojo demasiado intenso. Con la insistencia de ambas accedí a probármelo y me encanto. Hace mucho tiempo no usaba nada tan elegante y sexy. Las convencí diciendo que me lo pensaría, que más que pensarlo era consultarlo con Ethan.
Accedió al instante, ni siquiera se molestó mucho en verlo, pero según él no importaba demasiado lo que llevara puesto. Habíamos terminado justo a tiempo los pasteles y Stella se encargaría de los últimos detalles y de entregarlos; yo me encontraba demasiado demorada tratando de esconder un moretón que se encontraba en mi lado izquierdo y que sobresalía un poco en el borde de la espalda de mí vestido. Logre taparlo todo con mucho maquillaje y ni se notaba por suerte. Dejamos a Wesley con la niñera y nos dirigimos con prisa hacia la fiesta, ya que se nos había hecho un poco tarde.
Ethan nos ubicó en una mesa de sus socios y sus esposas aunque se separó de mi pasado los diez minutos de que ingresamos para dirigirse al bar con sus colegas e inmediatamente busque a Agnes que se encontraba en la mesa más cercana. Me senté con ella en su mesa mientras esperaba que Ethan regresara a la nuestra mientras le contaba sobre mi citación en la guardería de Wesley porque había empujado a un niño.
–Entonces me citaron el lunes por la mañana –le digo tomando un trago de su copa–. ¿Me estas escuchando? –pregunto cuando veo que tiene toda la atención puesta en mis espaldas.
–No, lo siento pero no puedo creer lo bien que come Sarah.
–¿Qué? –pregunto confundida y señala detrás mío.
Cuando me giro sobre la silla veo a Sarah y su acompañante y no hace falta que se gire con solo ver su perfil derecho ya se de quien se trata. Comienzo a temblar.
–Es su hermano –le digo cuando por fin logro que las palabras salgan de mi boca.
– ¿estás bien? Estas pálida –asiento torpemente y me giro inmediatamente cuando miran hacia nosotras.
Cuando llegan a nuestra mesa Agnes es la primera en pararse y presentarse, cuando logro encontrar la fuerza necesaria para mantenerme de pie saludo con un pequeño abrazo a Sarah quien susurra un ''lo siento'' en mi oído suavemente. Cuando logro mirarlo me dedica una sonrisa sincera y me trasporta directamente a nuestra niñez.
–Hola Emma –me saluda con un abrazado incómodo.
–Es bueno verte de nuevo.