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Chapter 3 - Capítulo 2

Confundida, Alterada, Aterrada. Esas eras las emociones que me describían ahora.

—Maddie, respira. Cole está cerca.— Maddie asintió lentamente. No había tenido el valor de preguntarle qué estaba pasando.

Estaba en la entrada de la escuela esperando a Cole. El cabello rubio de Maddie estaba despeinado, su mejillas estaban particularmente rojas, sus hermosos ojos verdes cristalizados por las lágrimas que retenía y su boca seguía sin color. Su piel seguía más pálida de lo normal. Maddie sin duda estaba teniendo un ataque de pánico otra vez.

—Cole...— fue lo único que logró decir. Pensé que quería contarme algo sobre lo que estaba pasando, pero luego escuché un carro acercarse y lo supe.

Cole había llegado.

Su cabello estaba mojado, tal vez por el sudor. Llevaba ropa deportiva, supongo que no le dio tiempo a cambiarse. Corría rápidamente hacia nosotras y en sus ojos podía ver la preocupación.

¿Que mierda estaba sucediendo?

—Maddie, necesito que respires lentamente— Cole se había arrodillado para estar a la altura de rubia, la cual está sentada en un banco.

—vie-nen— Hablo con dificultad.

Yo estaba inmóvil viendo la escena. No podía encontrar mi propia voz. No sabía que hacer, que decir. Ni siquiera sabía que pasaba y para ser honesta, no sabía si quería saberlo.

—Tenemos que irnos— Cole cargo a Maddie en sus fuertes brazos. Me miro invitándome a seguirlo.

—¿QUE CARAJOS ESTA PASANDO COLE?

Ok. Tal vez no debía gritar. Ni siquiera sabía que iba hacerlo. Pero me estaba empezando a alterar. Mis manos estaban sudando. Mi respiración se estaba acelerando.

¿Los ataques de pánico son contagiosos?

—No tu también Liz. Por favor— me miro con suplica— Necesito que me ayudes. No puedo tenerlas a ambas colapsando. Te prometo que te explicaré todo cuando pueda. Pero ahora necesito sacarlas a ambas de aquí. Ahora.

Me obligue a asentir.

—Ok. Pero hablaremos de esto más tarde.

Corrimos a su auto. Cole puso a Maddie en el asiento de atrás y yo me senté en el copiloto. Una vez que Cole aseguró a Maddie con el asiento de seguridad, entró al auto y arrancó.

—Entonces...¿Mataron a alguien?— pregunte en un susurro con miedo de escuchar la respuesta.

Cole giro lentamente su cabeza a mi dirección.

—¿Que?— Parecía desconcertado y un poco ofendido.

—¡Estas huyendo del FBI! ¿Que esperas que crea?— pregunte algo enojada.

—¡No que mate a alguien! ¡Me conoces desde hace años!

—¡Aún no respondes mi pregunta!

—¡POR EL AMOR DE DIOS! ¡NO LIZ, NO MATE A ALGUIEN!

—¡NO ME GRITES!

No me había dado cuenta que Cole estaba conduciendo a toda velocidad, pero lo que más me desconcertó era que conocía perfectamente este camino. Recorría este camino cada día.

—¿iremos a mi casa?— consulte confundida.

—No, tu irás a tu casa.

¿Que?

—¿Que?

—¿Creías que irías con nosotros? Es peligroso Liz. Además es nuestro problema, no tuyo.

¿Acaso estaba bromeando?

—¡Prometiste que me explicarías!

—No recuerdo usar la palabra "prometer"

Hijo de...

—¡No puedes simplemente dejarme así!

—Es gracioso que lo digas porque— hizo una pequeña pausa para doblar a la izquierda— Es justamente lo que estoy haciendo.

Ya habíamos llegado a mi casa. Estábamos literalmente frente a ella. Podía ver como el perro del vecino estaba destruyendo mi jardín. Mi mamá algún día matará ese perro.

—Pos no pienso bajarme.— expresé cruzándome de brazos. Seguro parecía una niña pequeña haciendo un berrinche. Pero pregúntame si me importa.

—Oh, claro que lo harás.

Cole se bajo del auto. ¿Que rayos iba a hacer ahora?. Pero en cuanto mi puerta se abrió supe exactamente que planeaba hacer.

—NO TE ATREVAS.— me tomo de cintura y me colgó sobre su espalda como si de un saco de papas se tratara.

—Solo estoy tratando de protegerte Liz.— decía mientras yo trataba de golpear su espalda. Pero era inútil, sabía que no iba a detenerse.

Me bajo en la entrada de mi casa. Mi cabello pelirrojo debía estar alborotado. Seguro parecía un troll.

—Podría pedir un taxi y seguirte ¿sabes?

El rodó los ojos.

—Cuídate— dijo antes de abrazarme. Había algo en ese abrazo que me decía que no lo volvería a ver, que esta era la despedida, el adiós. No estaba lista para eso.

—No me dejes— le pedí aún abrazándolo.

—No tengo opción.

Y sin más se separó de mi. Me miro fijamente a los ojos. Había tanta emociones en ellos, sentía que había un millón de cosas que quería decirme. Pero ahí estaba, en silencio.

—No podemos dejarla— ambos nos volteamos sorprendidos. Era la primera vez en horas que Maddie decía algo coherente— Ellos saben que esta con nosotros, la vieron, saben que nos importa. La usaran para llegar a nosotros. Tenemos que llevarla.

—No.

—Cole— Maddie empezó a caminar hacia nosotros, parecía más calmada pero ya no era la feliz rubia que solía conocer, ahora estaba apagada, neutra— No es una sugerencia, tenemos que llevarla. La torturaran, lo sabes.

Cole poso sus ojos en mi. Parecía que estaba teniendo un debate mental. Pero honestamente yo también. ¿Torturarme? ¿Usarme? ¿Que clase de persona haría algo así? ¿Solo para capturar a un par de adolescentes?

—Mierda— Maldijo Cole, y en ese momento lo supe. No tenían opción.

Tenían que llevarme.