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Chapter 59 - La Serenata del Agua

Tras obtener las Botas de Plomo, Sheik apareció en la sala, haciendo que Link se desconcertara bastante. Navi se le acercó y Sheik dijo:

—Nos volvemos a encontrar, Link... —Él también se acercó —Si has venido a ver a los zora, pierdes el tiempo... Esto es todo lo que verás... Todos los zora, excepto una, están tras esta gruesa capa de hielo... He logrado sacar a la princesa de los zora, pero no está aquí... Ha ido al Templo del Agua... Todo este hielo se debe a una maldición... El culpable de todo es el monstruo que habita en el Templo del Agua. Si no se elimina la causa, este hielo nunca se derretirá... Si tienes valor para detener la maldición que ha caído sobre los zora, te enseñaré una melodía que te dará acceso al templo.

"El tiempo pasa y se lleva a la gente... Al igual que un río, siempre fluye... El sueño infantil será una noble ambición... El amor juvenil se convertirá en profundo afecto... El espejo del agua refleja la progresión... Escucha la Serenata del Agua y siente cómo se refleja en ti...

Sheik sacó su arpa y Link su ocarina, y los dos juntos tocaron una canción espléndida. Sheik sólo dijo:

—Link... Volveremos a vernos... —y retrocedió unos pasos. Link trató de detenerlo para ver quién era en sí y por qué lo ayudaba, pero Sheik sacó una nuez Deku y, tras el impacto, desapareció.

Link seguía sin saber por qué Sheik lo ayudaba, y todas esas frases que le decía cuando le enseñaba una canción... Era como si supiera su vida de cabo a rabo, y era extraño. Sin embargo, decidió no preocuparse mucho y se calzó las Botas de Plomo. Al hacerlo, no podía correr, de hecho apenas podía caminar. Según el mapa, el camino estaba del mismo lado que el agujero con agua, pero atrás de éste no había nada.

Entonces se fijó y vio una puerta en el fondo del agua, pero, ¿cómo podría llegar a ella? Se le ocurrió una idea. Tomó suficiente aire, se volvió a calzar las Botas, pero ahora en el agua y abrió la puerta. Al otro lado, el agua estaba muy baja y el camino iba de subida. Además, las Botas de Plomo eran menos pesadas en el agua. Corrió hasta la superficie y ahí sintió que las Botas le volvían a pesar, de modo que se las quitó.

Llegó a la primera habitación, pero desde un piso superior. Saltó al suelo y se dirigió a la salida de la cueva, es decir, a la Fuente Zora. Al salir vio que estaba atardeciendo, pero honestamente él ya ni sabía qué hora era, porque con tantos templos perdía la noción del tiempo. Como aún tenía las dos Botellas con fuego azul, decidió ir a la Región de los Zora para derretir el cristal rojo del Rey Zora y de la tienda.