Chapter 77 - canto de las sirenas

pero qué demonios estaba pasando, pensaba en este momento mientras caminaba de manera lenta hacia atrás observando y calculando el momento preciso para poder atacar a aquella cosa.

Al encontrar el momento indicado para poder atacar corrió directamente hacia aquella bestia esquivando los golpes que lanzaba con su cola y las bolas de fuego que salían de su boca para así atacar con aquella espada logrando arrancarle la cabeza.

era completamente molestó pues a cada paso que daba bestias salían de la nada, había flechas enormes que eran disparadas hacia él debía tener la valentía necesaria para poder enfrentar todo esto, Sin embargo, estaba tan decidido a terminar esta maldita cosa que no le importaba nada. luchaba contra cada bestia que aparece enfrente de él, esquivaba cada flecha que le era lanzada, lo más molesto era cuando tenía que enfrentarse a los arcángeles los cuales no se rendían y seguían persiguiéndolo. estaba a punto de llegar a su cometido lo sentía, sentía que casi era el final del camino,

sentía que pronto volvería a tener en sus brazos aquel joven que tanto ama, justamente cuando todo iba de manera perfecta Jin apareció frente a él.

—¿Jin?

Yoongi flaqueo ligeramente al observarlo, no podía creer que en ese instante estaba viendo la persona que amo por tantos años en su vida.

—Jin....

Cantos escuchaban en el lugar haciendo que bajara la guardia. Yoongi no sabía en este momento no sabía que una sirena lo estaba atrayendo a su trampa, no solamente una sirena, había demasiadas sirenas en aquel lugar, pero dos tenían su mirada fija en aquel joven de cabello rubio y largo la segunda se convirtió en lo que más amo en el mundo, Sus ojos se abrieron como dos platos y una sonrisa boba apareció en sus labios.

—Jimin...

Se veía completamente hermoso con su hermosa cabellera rubia, sus hermosas mejillas, sus ojos azules y sus gruesos labios.

—Mi amor, Ven a mí, No sabes todo lo que he pasado sin ti... Es horrible.

el joven de cabello rubio bajaba su espada mientras la otra sirena se encargaba a colocarse atrás de él a paso lento.

—Lo sé mi amor, eso lo sé.