Néstor colgó, y me dedicó una sonrisa pícara.
-Deberíamos hacerle caso a Nick.
Puse los ojos en blanco y reprimí una risita.
-Tranquilo. Ya habrá tiempo, ¿vale?
-Lillian - me llamó, obligándome a mirarle.
-¿Qué?
-Te quiero -declaró, muy seguro de sí mismo, aguantándome la mirada.
-¿Cómo has dicho...? - empecé, pero me callé. No aparté la mirada.
Él sonrió, como única respuesta.
-Ya me has oído.
Vacilé un momento antes de contestar, sopesando sus palabras.
-Néstor, yo también te quiero.
Me envolvió con sus brazos en un tierno beso.
Y así empezó nuestra historia de amor.