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Chapter 5 - Propuesta

Azazel aún seguía preocupado por la situación de los humanos y su aparente líder, no paraba de pensar sobre el ataque de los demonios y sus razones del mismo.

De camino al comedor, Azazel se encontrarían con Annan, el cual se mostraba centrado en los recientes informes.

- Oh hola chico.

Azazel sé mostraba incómodo ante la actitud tan amigable de Annan.

- ¿Ibas al comedor?

- Así es.

- ¿Estás perdido?

Azazel aún no había memorizado las rutas del templo, pues era descomunalmente grande, sus pasillos estaba conectados unos con otros para permitir el rápido acceso a otras zonas, para personas que no estaban familiarizadas con el templo era como un laberinto.

- Lo sabía, ven, sígueme.

Annan dejaría soltar una carcajada, parecía hacerle gracia la confusión de Azazel con la arquitectura humana.

Después de dar varias vueltas por el templo, ambos llegarían al comedor, era una habitación bastante grande, tenía 6 pilares que sostenían el techo y cada uno de ellos estaba adornado muy detalladamente por artículos de oro, lo mismo con varias estanterías, al llegar a la recepción se mostrarían una gran cantidad de opciones, entre esas Azazel se vería interesado por el Ramen, al percatarse, Annan pediría 2 adelantándose a Azazel.

- ¿Quién dijo que pidieras por mi?

- Oh, lo siento, solo te veías bastante confuso.

Annan se sentía reconfortado por la actitud evasiva de Azazel, ambos se sentaría en una mesa cerca de la recepción, la cantidad de personas dentro del templo era increíble.

- ¿Cómo te has sentido dentro del templo?

Preguntaría Annan

- No hay mucho de que sorprenderse, pero si tengo que resaltar algo es la arquitectura y distribución que tienen los humanos.

Azazel siempre tuvo fascinación por las creencias y costumbres humanas, su creatividad a la hora de usar los recursos que tenían a su disposición lo deslumbraba.

- No eres el único, desde hace mucho la raza humana ha avanzado descomunalmente.

- Es increíble ver cómo cambió todo.

- Los ángeles... También ayudaron a los humanos ¿No es así?

Azazel suspiraría.

- No soy un ser tan antiguo, pero, no se puede ignorar el hecho de que hubo un tiempo en que los ángeles acogieron a los humanos.

- Entonces es cierto.

- Así es, por décadas, quizás siglos, los humanos y los ángeles permanecían juntos, reyes o incluso plebeyos, sin importar la clase social siempre había uno o más angeles al lado de los humanos.

- ¿Qué hizo que todo cambiara?

- La avaricia... Los humanos se dejaron consumir por los intereses, otros se aprovechaban de nuestro poder y nuestras bendiciones, pero, no solo los humanos actuaban mal, los lazos que formaban algunos ángeles con humanos los hacia llegar a extremos, extremos que hacía que prefirieran la vida de otros por encima de la suya propia.

- ¿No es esa una exageración?

Azazel negaría con la cabeza.

- No... Los ángeles siempre fuimos caracterizados por el amor, el formar lazos con humanos, seres que morirían con el paso del tiempo nos hacía negar la muerte para los mortales, muchos buscaron formas de impedir la muerte de los humanos, si bien, puede qué hubiese alguna forma, muchos optaron por la salida fácil, entregar su espíritu a humanos con el fin de que éstos no murieran por el paso del tiempo.

- O sea, les entregaban su propia vida.

- Así es, ante ésto, el gran ángel Miguel, líder en ese entonces junto al consejo, dió una orden definitiva, regresar al reino de los cielos rompiendo los lazos con los humanos.

- ¿Rompiendo los lazos?

- Así es, quitándole a los ángeles todos los recuerdos que tenían sobre el mundo terrenal. Lo mismo se intentó con humanos, pero su apego era tal que era imposible removerlos completamente, solo se consiguió volver borrosos sus recuerdos.

Azazel sé mostraba serio respecto a la conversación.

- Vaya, es una historia trágica.

- ¿Trágica?

- No todos los humanos se aprovechaban de los ángeles, muchos quizás llegaron a sentir algo más allá que amistad.

- Estás insinuando que los ángeles y los humanos llegaron a atraerse.

- Así es.

Azazel empezaría a reír, Annan sonreiría también, unos minutos después llegaría los dos platos de ramen, ambos se mostraban completamente hambrientos y se los terminarían en un abrir y cerrar de ojos.

- Eres todo un glotón.

Annan se notaba satisfecho

- No te quedas atrás viejo.

Ambos reirían.

- Bien, ¿Qué te parece si vamos a mi estudio?

- ¿A tú estudio?

La propuesta de Annan lo tomaría por soepresa

- Así es, tal vez puedas ayudarme a rectificar varias cosas en los archivos.

Annan se levantaría y se iría con rumbo a su estudio, Azazel lo seguiría, después de dar una larga caminata a lo largo del templo y subir escaleras llegarían al estudio de Annan, era una habitación bastante grande, justo al entrar se vería un enorme ventanal por el cual se podían apreciar los hangares y la ciudad a la perfección, habían 2 camas y varias estanterías con una gran cantidad de libros bastante antigüos, al girar a su izquierda Azazel vería una mesa llena de frascos y componentes naturales.

- Wow, definitivamente te pasas la mayor parte de tú tiempo aquí.

- Es evidente.

- ¿Por qué tantos libros?

- Soy una especie de investigador, proporciono información al imperio sobre La Energía, las razas y demás cosas.

- Así que éste es tú trabajo.

- Lo hago más que nada por gusto, dentro del imperio fui reconocido por mi conocimiento.

- ¿Enserio?

- Así es, entre todos los Orokins soy el que más habilidades poseo, cuento con más de 758 habilidades.

Azazel sé echaría a reir

- Deja de mentir, eso es imposible, ni de broma alguien podría tener un conocimiento tan profundo de La Energía.

- Y aún así porto el poder de Bismilah.

- Imposible, no puede estar hablando enserio, 758 habilidades son demasiadas, solo la élite de los ángeles puede llegar hasta esa cantidad -

Azazel sé mostraba impactado.

- ¿Pasa algo chico?

- No es nada, solo que no puedo creer que tengas tal conocimiento.

- Muchos se sorprenden pero hay que aceptar la realidad.

Las palabras de Annan tenían sentido en la mente de Azazel, estaba consciente de que nada en el mundo era imposible.

- ¿Hace cuánto estás en el imperio?

- Desde que nací.

La respuesta lo tomaría por sorpresa

- O sea que todo ésto existe desde antes de que tú nacieras, increíble. ¿Cuándo y cómo conseguiste ese arma?

Annan se quedaría en silencio por unos instantes.

- Eso no tiene ninguna importancia.

La voz de Annan dejaría de tener su característico tono amigable.

- ¿Ehh? Qué viejo tan raro.

Annan ignoraría lo que decía Azazel

- Dime chico, ¿Qué harás cuando éste conflicto termine?

- Pues... me quedaré en la tierra por un tiempo.

- ¿Enserio? ¿A qué viene eso?

- No creo que sea de tú incumbencia.

- Y el raro soy yo

Azazel suspiraría

- Solo estaré investigando el mundo humano, eso es todo, sus comportamientos y costumbres, tenemos que actualizar nuestros registros.

- Ya veo, pero para eso hay un equipo de reconocimiento, no es muy seguro que su líder vaya por ahí indagando como si nada.

- Fue una petición propia, tengo más potencial que cualquier ángel y ciertas habilidades únicas, no puedo permitir que los míos corran peligro.

- O sea que prefieres ser tú el que reciba todas las consecuencias, bastante noble, pero, no creo que sirvas para ser un futuro líder, dejaras solos a los tuyos y eso generará un gran peso.

- Solo existe el líder gracias pueblo, soy prescindible, ellos son únicos, cada uno de ellos. Está bajo mis manos cuidarlos como si de mi familia se tratase. Por lo visto tú propones el dejar morir a los tuyos solo para salvarte el pellejo, ¿No es eso demasiado cobarde para alguien que tiene tal influencia en el imperio.

- Interesante respuesta, pero, ¿Por qué éste planeta? Hay miles o quién sabe, quizás millones de colonias humanas a lo largo de todo el universo.

- Mierda, no pensé en eso -

- Entonces, ¿Por qué quedarse en ésta explícitamente? ¿Simplemente porque llegaste acá primero? No creo que sea por eso, además, éste es el planeta con mayor vigilancia por parte de todos los gobiernos.

- ¿Los? O sea que ese tal Gran Sabio no es el líder de la humanidad -

- No estás interesado en lo absoluto por nuestra cultura, tú estás investigándonos, por eso decidiste quedarte acá, porque la capital es el epicentro de toda la información de la humanidad y más concretamente del imperio.

- Terminaste por darme la información que necesitaba para saber por dónde empezar - Azazel tenía una sonrisa dibujada en el rostro.

- Así que era eso.

- Y tú acabas de mostrarme por dónde tengo que ir, creíste que ya me tenías y hablaste de más.

- No es como que me moleste, no estoy de acuerdo con los Altos Orokin.

- O sea que no estás de su lado.

- No es concretamente eso, solo no confío en ellos... Muy pocos saben de las cosas que hacen

- No te cuesta nada el derrocarlos.

- No es posible.

- ¿Por qué?

Annan empezaría a quitarse su túnica, en su espalda había una especie de marca que se camuflaba por las múltiples cicatrices de su cuerpo.

- Desde que nací la tengo, si llego a tentar en contra del imperio o levanto una revuelta en contra de ellos, me matarán al instante.

- ¿No hay forma de quitarla?

- No, es una marca antigua que perteneció a los Null.

- ¿La primera raza? ¿Cómo tienen acceso a esas habilidades?

- No lo sé, es de las informaciones mejor guardadas.

Pero no importa.

Annan se vería algo desanimado.

-Cambiando de tema, noté que no posees un arma viviente.

Azazel se sentiría nervioso

- Eso no importa.

- Como lo supuse, sin un arma viviente no llegaras muy lejos por mucho talento que tengas.

Azazel trataría de evadir las palabras de Annan pero estaba consciente de que llevaba la razón

- Bien, te propongo algo.

Azazel sé vería interesado.

- Únete al imperio

- ¿¡QUÉ!?

La propuesta de Annan lo tomaría desprevenido.

- Así como lo oyes, únete a los Orokin.

Azazel solo se burlaba por esa forma tan repentina de reclutarlo.

- ¿Y por qué debería? Solo son un grupo mal organizado controlado por un tirano.

- Veas por dónde lo veas, las cosas buenas también traen cosas malas y viceversa

Azazel se quedaría callado.

- Entonces, ¿Qué dices?

- ¿Qué gano yo? Tú tendrás a tu disposición al próximo líder de los ángeles, puedes ganar muchas cosas, pero ¿Qué hay de mi?

- Podremos enseñarte a liberar tú arma viviente, no solo eso, mejorarás en todos los aspectos, fuerza, resistencia, agilidad, todo.

Lo que decía Annan era bastante convincente y válido para Azazel, pero aún así seguía desconfiando de el.

- Bien, tienes un punto, lo pensaré, aunque muy posiblemente no me una a ustedes.

- Ya veremos.

- Si, si, cómo sea, yo ya me voy.

- Nos vemos chico.

Azazel cerraría la puerta y se quedaría pensando por unos instantes, luego se iría de vuelta a su habitación.

En el coliseo del castillo del Señor de Hel se encontraban Apollyon y Asbeel entrenando, el cuerpo de Apollyon desprendía una niebla oscura, tenía el cabello largo y de color negro y sus piernas estaban cubiertas por esa misma oscuridad, tenía la parte superior de su cuerpo descubierta.

- "No hagas movimientos innecesarios Asbeel" su voz daba un sentimiento de frialdad y falta de emociones.

- "Lo tendré en cuenta" diría Asbeel en un tono enérgico

- ¿Quieres seguir?

- Así está bien. Eres muy fuerte, el más fuerte de todos nosotros.

- De nada serviría la fuerza sin inteligencia.

- Eso es cierto, de todas formas tú control de la oscuridad es sorprendente, puedes moldearla como quieras y crear lo que quieras, eso sin hablar de tú habilidad única.

- Concéntrate en tí mismo, si hay alguien de entre los demonios con mayor potencial eres tú, no puedes olvidarlo.

- Te tenemos a tí, no hay de qué preocuparse.

- Esa fe podría costarte la vida o aún peor.

Las palabras que salían de la boca de Apollyon llegaban a ser cortantes.

- Perdón.

Leviathan entraría al campo de entrenamiento. Era un ser enorme y musculoso, medía unos 3 metros, tenía una especie de huesos que cubrían su boca, sus ojos eran completamente de color blanco y tenía unas garras increíblemente filosas, en su cabeza salían 4 cuernos, los del centro eran más pequeños que los del exterior.

- "Leviathan, ¿Qué haces acá?" Preguntaría Apollyon.

- Solo venía a entrenar, pero por lo visto estas ocupado con el fenómeno.

Asbeel lo miraría disgustado por la forma en la que se refería a el.

- Ya sabes que a Padre no le gusta que te dirigías así hacia el.

- Todo ese cariño hacia un ser debilucho, qué blasfemia, no sirve para nada.

Leviathan volvería por dónde vino no sin antes girarse hacia Asbeel.

- Intimida.

El aura de Leviathan generaba pavor entre los propios Nifil, era un ser con una fuerza descomunal, llegando al punto de ser capaz de mover montañas con fuerza bruta.

- No te centres en el.

Kazuma llegaría por sorpresa.

- "¡Padre!" Asbeel se veía alegre.

- Veo que estaban entrenando, ¿Ya terminaron tú y Apollyon?

- Si, no hace mucho acabamos, Apollyon es increíblemente fuerte.

- Lo sé, llegarás a ser como el algún día

- Nah, no estoy ni cerca, soy muy débil.

- No digas eso hijo, tienes un gran potencial.

- "Iré con Beelzebub, tenía asuntos que atener conmigo, me retiro padre" Apollyon se iría.

Kazuma y Asbeel se quedarían viendo a Apollyon.

- Siempre es formal contigo.

- Si, es algo que se impuso el mismo, el respetar la autoridad.

- ¿Afgalapriet ya te informó?

- Así es, los humanos convocaron a los ángeles.

- Estás seguro de que no quieres nuestra ayuda, podríamos salvar a muchos.

- No, así está bien, todos saldremos bien de ésto.

- ¿Seguro?

- Si, lo prometo.

- Bien, creo en tí.

- Eso es reconfortante, me voy Asbeel, aún tengo asuntos.

- Bien, yo entrenaré solo.

- Cuídate hijo.

Kazuma se iría nuevamente y Asbeel se quedaría observando, siempre había sentido intriga por saber cómo eran los humanos.

- Los humanos se aliaron con los ángeles, escuché sobre que su futuro líder aún es jóven, me preguntó si se parece a mí o si es tan fuerte como Apollyon -