La vida siempre trae tantas sorpresas.
Cada maldito misterio debe ser más grande que el anterior y con una historia más perturbadora. Es un clásico...
...
...
—Se ven muy tranquilos. Todos tan felices y tranquilos...
Fueron palabras que llegaron a mis oídos y detectaron que venían desde mi derecha.
Al voltear me encontré con una hermosa mujer que era mayor que yo, pero no creo que tenga más de 25 años.
Una chica joven...
Llevaba un vestido rojo y una chaqueta negra encima. Además, tiene unas botas negras.
En ese momento mi cabeza entro en un colapso debido a las preguntas que me generaron sus palabras.
La primera fue.
<¿No tendrá frio estando así nada más?>
La segunda fue.
<¿Me está hablando a mí?>.
Comencé mirando hacia mi izquierda para comprobar que no esté cruzado en una conversación que no me corresponda y después termine pasando vergüenza.
No había nadie.
Luego mire hacia la derecha e intente ver si al costado de ella había otra persona, una pareja o algo así.
Pero nada.
Así que supongo que efectivamente me está hablando a mí.
No me lo podía cree.
Esto sí que es algo poco común...
Y llegue a la última pregunta después de comprobar que era yo a quien se dirige.
—¿D-De que estas hablando?
Aun no logro acostumbrarme a que me haya hablado, ojalá no se note el nerviosismo de cómo responder.
Quise preguntarle directamente para no hacerme más dramas e ideas equivocadas, no tengo intención de entablar una conversación.
—Aquí todo es tranquilidad, ¿No lo crees?
Volvió a repetir prácticamente lo mismo.
Pero ahora si volteo a mirarme, colocando sus potentes ojos rojizos en mí. Y eso fue un tremendo impacto pues provoco un nerviosismo inmediato.
Puede ser que yo sea alguien serio o inexpresivo. Mas en estas situaciones no sé cómo actuar porque nunca me suceden.
No suelo hablar con mujeres ni con nadie que no sea mi familia en realidad...
Y lo peor de todo es que...
Trague hondo para tranquilizarme y mire hacia la ventana.
—¿Tranquilidad? N-No entiendo muy bien.
—¡Tranquilidad! ¿No sabes lo que es? Como por ejemplo aquella chica que está apoyada en un farol o... ¡Mira! ¡Aquella pareja!
Insistía mucho.
—Los amigos de ahí o esa persona que habla por teléfono fuera de esa tienda electrónica. Todos tiene una sonrisa en un día tan bello.
Apuntaba y los describía por la ventana... Yo solo le seguí la mirada, muy alejado de sus expresiones alegres y casi eufóricas.
Si... Parece ser alguien muy energética.
El problema era que ahora yo estaba muy confundido. No sabía que pensar de lo que me decía por algo muy obvio de mi persona...
No me importaba ni en lo más minino...
Pero no quería ser tan antisocial.
—Es verdad, todos se ven alegres y están tranquilos. No me había dado cuenta...
A diferencia de la chica, Alex intento afirmar lo que ella decía, pero sonaba muy desanimado o poco convencido de lo que dice.
—Si... Eso fue lo que dije. Pero, no suenas tan convincente...
—Es porque ver a la gente, mientras compran o hacen sus cosas no es algo que este acostumbrado a hacer.
—¡Pues yo si lo hago!
Parecía enojarse.
<¿Eh?>.
Me descoloca un poco su ánimo excesivo.
Ella seguía diciendo cosas con esa alegría desbordante que me resultaba muy cansadora con solo mirarla.
Por eso dejé de hacerlo e incluso tendí a ignorarla mientras decía algo...
—¿Ves? Eso me convenció para venir a hablarte.
—¡¿Eh?!
—¡Espera un momento! Ah. L-Lo siento, pero me perdí. ¿Por qué fue que me hablaste?
Llegado a este punto, me dio curiosidad.
—Como decía... En un día tan lindo como hoy, despejado y refrescante. Todos caminaban con tranquilidad en sus caras o incluso con felicidad.
—Para muchos este es el mejor día y siempre que vengo, la mayoría está junto a sus amigos, familia o pareja, porque es un día de diversión.
—Pero tu fuiste el primero que se me cruzo y que llevaba una expresión totalmente contraria a la de los demás.
—Como si estuvieras en una burbuja, ignorando a todos y todo lo que te rodea, siendo distante de la calma y felicidad...
—Me pareció muy interesante y además... ¡Te veías muy lindo, con tus aires de diferente al resto!
—¡¿Ah?!
Fue lo peor que me pudo pasar.
Cuando dijo aquello de que me "veía lindo", me miró fijamente con ojos que, a mi parecer, era seductores.
No sé qué cara abre puesto porque automáticamente volteé.
Pero me avergüenzo completamente de lo que haya pasado en ese momento y lo peor era...
—JeJeJe... ¿Por qué no me miras?
<¡¡La maldita se está riendo!!>.
<¡Maldición! Este sonrojo es porque no me acordaba como sonaba cuando alguien te decía "Lindo">.
<¡Si! ¡Es solo eso! ¡No es que me gustara que lo digiera!>.
—Entonces... ¿Qué te tiene tan serio?
Pero yo no respondí. Solo miraba hacia otro lado, ignorándola.
—¡¡Vamos!! No me dejes con esa duda.
—¡¡Responde!! ¿Por qué no hablas conmigo? ¡Oyeeee! ¿O es porque te pone muy nervioso hablar con mujeres y no logras articular las palabras?
—¡Oh! Mejor todavía...
Se acercaba.
—¿No te gustan mayores? ...Yo podría darte buenos consejos si los aceptaras.
—¡Pues no pareces alguien mayor con esa actitud!
—¿Oh? ¡Para que lo sepas! Tengo 26 años recién cumplidos.
—¡¡Estoy en el apogeo de la vida de una chica!!
—¡Pues con tanta energía pareciera que tienes 16 años! Incluso me recuerdas a mi hermana menor.
Alex se molestaba por tanta insistencia, pero eso no hacía que ella se detuviera, al contrario, le impulsaba a seguir con esa sonrisa que aparenta ser inocente mas no lo es ni en lo más mínimo.
—¿Enserio? Me parezco a tu hermanita.... Hmm. Un hermano mayor nunca diría que su hermanita es fea, al contrario...
—Un hermano mayor siempre dice que su hermanita es la más linda... Entonces...
—¿Estás diciendo que soy tan linda como tu hermanita?
—¡Me refería a la energía y solo en la energía! ¡Nada más!
—¡¿Eeeh?!... Ya veo.
Se mostraba desilusionada y algo apenada, pero sé que es una falsa. Yo por mi lado solo devolví la vista al frente.
—¿Sabes?
—Quizás deba darte un poco de mi energía.... ¿Qué dices? De lo contrario a mi edad vas a ser un viejo amargado.
—¿¿No quieres que te la entregue??
Ahora era un poco provocativa. Como si insinúa algo para molestarme.
—¿Q-Q-Que? ¡No estaría con alguien tan desagradable!
—¿Uh? ¿No crees que soy linda?
Cambiando su expresión a una muy triste.
—Yo pensé que este vestido me quedaba bien. ¡Haaaa! Tendré que ir a devolverlo.
Mientras fue expresando su tristeza, sentí que era una falsedad. Lo pude sentir y aun así caí redondito a su trampa.
—¡N-No es eso!
<¡¡¿Que estás haciendo?!!>.
Me grite a mismo arrepentido casi al instante después de decirlo.
—¡Ah! Entonces si me veo linda. ¡Si te gusto!
Se acerco ese puesto de distancia que había entre nosotros y me miraba directamente con estrellas en los ojos.
Estaba siendo un poco sobrepasado por esta situación.
<¡¡Idiotaaaaaa!!>.
Mi interior gritaba, pero mi expresión intentaba mantener la calma.
—Oye... Oye responde.
Hasta que no pude más.
—¡No tengo motivos!
—¿Hum?
—Quizás toda esa gente tiene motivos para sonreír. Pero yo no encuentro nada para hacerlo.
—Cada vez que salgo a la calle, solo recibo indiferencia de lo que todos hacen. ¡Me da igual lo que hacen! ¡Me desagrada lo que hacen!
—¿¿Te desagrada??
—¡Si!... ¡No quiero llevar una sonrisa falsa! No quiero sonreír sabiendo que nada en esta ciudad está bien. Sabiendo que les da igual que desaparezca gente o que muchos terminen tan pobres que no les quede más opción que dormir en el suelo.
—¿O acaso crees que están bien, las palizas que dan las policías cuando te equivocas o intentas reclamar una mejor situación?
—No... No está bien.
—¡Es por eso que no lo hago! No hay ni un maldito motivo para hacerlo y... ¡No quiero llevar una tonta e inútil sonrisa falsa!
—Pero pese a que se todo esto y estoy seguro que los demás también lo saben. Cada vez que vengo a este centro de ciudad, con su maldito comercio lleno de ofertas entretenidas y comidas apetitosa. Me da rabia ver que la gente ignora la realidad como si nada.
—Como si las personas que murieron o los delincuentes del Sector Abandonado no existieran.
—¡Por eso no sonrió como los demás!
Descargue todo en ella. Me saco de quicio y dije esas cosas sin pensarlo claramente.
Aunque note algo muy extraño...
Fue como sacarse una gran roca que tanto cargabas sin expresar tu gran cansancio y peso.
Realmente era algo que se sentía muy bien.
—Ya veo.
Fue todo lo que respondió y yo no me miro. Solo se fijó en las personas que estaban afuera.
—No estoy... enojado contigo. Solo que cuando pienso en esas cosas, me da un poco de rabia.
Se sentía un aura un tanto pesada entre nosotros y no tenía ni la más mínima idea de cómo quitarla, pero...
Finalmente, el robot trajo mi pedido, el amado completo italiano creado y diseñado por los mismos dioses antiguos...
Y a un costado una bebida.
Era la hora de comer para ir por el juego y dejar de una vez este lugar...
Poniéndolo sobre la mesa. Quería comenzar a darle el primer mordisco en un ambiente que no es necesariamente cómodo.
Pero aun así me bastaba para comer.
<¡Me estoy muriendo de hambre!>.
Hasta la gota de baba me caía al ver mi comida.
—Oye... Mencionaste las sonrisas falsas.
No le preste atención y abrí el refresco pues estaba sediento después de tanto correr.
—Oye, oye, oye...
Repetía lo mismo con esa voz energética como si nada pasara o hubiera pasado.
—No quiero seguir hablando de ese tema, no me sienta bien.
Estaba dispuesto a beber.
—Oye, chico del pelo negro y desordenado...
Levante la lata y ya estaba por tomar de esta refrescante bebida, hasta que...
—¿Has logrado algo?
Me detuvo por completo.
No fueron las palabras en sí que dijo, si no como las dijo...
Dejando la bebida en la mesa sin haberle dado ni un solo sorbo, la mire.
Ya no tenía la expresión alegre y despreocupada con la que me hablo en primera instancia.
Con un gesto pesado y marcado, era un mirar feroz y severa.
Eso fue lo que me desconcertó pues fue un muy notorio cambio de actitud.
—¿¿P-Perdón??
—Siendo tan pesimista y desagradable. ¿Has logrado algo diferente a la gente que sonríe y se divierte?
<¿Yo desagradable? Si... Eso ya lo tengo más que asumido>.
Sonreía para mí mismo, pues esa palabra... Era recurrente en mi ser hasta el punto de causarme gracia.
Quizás en cualquier otra situación, esta chica hubiera intimidado a otros con su mirada, pero ahora está frente a un chico como Alex, que carece de muchas emociones y lo domina un desplante serio e indiferente.
Alguien que le da igual muchas actitudes y personas...
Vacío.
—No. No he tenido ni un solo avance.
—¿No te hace sentir inútil e idiota?
—No más de lo que parecen los idiotas sonrientes.
—¿Qué te da derecho de tratarlos de esa forma? ¿Cómo puedes criticarlos cuando no eres nada mejor?
—No tengo ni un derecho sobre nada. Solo soy un tipo normal y corriente sin profesión, ni estudios, ni rango que además se la pasa jugando en su habitación todo el día siendo un estorbo para sus padres y hermana ¿Necesitas esperar algo de mí?
—Parece que no.
—Entonces será mejor que no preguntes estupideces.
Alex no daba ni una mordida a su comida y el ambiente entre ellos era muy serio y contundente.
Los demás que estaban en el restaurante, sentían una extraña y pesada presión en ese lugar, que era fruto de esta pequeña discusión de ideas que ambos mantenían con una firme convicción.
Miraban con curiosidad y mucha incertidumbre... Algunos hasta querían acercarse a esta pareja y escucharlos.
Pero serian mal vistos.
De todos modos, todos entendieron que ahí había dos personas muy desafiantes con sus miradas.
—No pierdo nada preguntando.
—Claro que pierdes... te llevaras un disgusto al encontrarte personas como yo. Que no piensa como tu o los idiotas sonrientes.
��Hump, les vuelves a llamar "Idiotas sonrientes".
La chica parecía reírse de ese nombre puesto por Alex.
—¡Pues yo tampoco cambiare mi idea de que si sonrieras te verías mucho más atractivo!
Aquella chica hacia una especie de rabieta.
—¿Todavía sales con esa estupidez? No siento que sea alguien atractivo para las mujeres. Nunca tuve ninguna relación y tampoco estuve cerca de hacerlo.
—Y eso ocurre cuando casi no sonríes.
Me saca de quicio. Y lo hace mucho más que Mia en solo 10 minutos.
—Me gustaría comer mi completo tranquilo ¿Sabes? ¡¿Me dejarías hacerlo?!
Señalando con la mirada su preciada comida.
—¡Nop!
Es fue su respuesta.
—¡Porque no! ¿Qué diablos sucede contigo?
—No dejare que comas nada.
Volvió a su desplante fiero.
—No sin antes completar la tarea que me trajo hasta aquí.
—¡¿Tarea?! ¿De qué tarea hablas?
En ese momento, me tomo la curiosidad y no parecía querer soltarme.