"¿Huh?"
"Guau... Guau..."
Sin embargo antes de llegar al baño, una pequeña silueta se acercó a Tsubaki.
Era un perro pequeño muy bonito color negro.
"Pequeño... ¿Te perdiste?"
Aunque no podía verlo directamente, con sus ladridos fue obvio que era un perro, por lo que con una sonrisa en su rostro, Tsubaki se agachó para ver bien al perrito, aunque era raro ver perros en el templo, en si era una buena vista tener mascotas y no sabía si era un perro callejero que logro entrar, sin embargo el cachorro tenia un collar, demostrando que tenia un dueño, entonces era seguro que el cachorro estaba perdido.
(Que ternura ~)
Y al verlo de cerca los ojos de Tsubaki se iluminaron, el perrito era mas bonito de lo que esperaba, que sus ojos no pudieron evitar brillar y alzar una mano acariciando al cachorro.
*Guau... Guau..
Y el perro al sentir el toque de Tsubaki entrecerró los ojos y ladro.
"¿Huh? ¿Qué tienes aquí?...."
Después de acariciar por unos segundos al cachorro, las manos de Tsubaki sintieron algo inusual en el collar del cachorro...
(¿Una carta?)
Así es, lo que estaba en el collar del cachorro era un pedazo de papel, sintiendo curiosidad Tsubaki lo tomo y al hacerlo el cachorro huyó, dejando a Tsubaki confundida ...
"¿Que esta pasando?..."
Por alguna razón su corazón comenzó a palpitar fuertemente cuando sostuvo la carta, incapaz de detener su curiosidad, Tsubaki lo leyó...
[Señorita Tsubaki, sus padres morirán esta noche]
Con solo ese mensaje, los ojos de Tsubaki se abrieron y un terrible presentimiento se apoderó de ella.
Tsubaki fue incapaz de controlar sus emociones, le dolía la cabeza y su ansiedad aumentaba.
Algo malo iba a pasar...
Después de ajustar su respiración y calmarse un poco, ella siguió leyendo la carta, aunque no sabía quién lo escribió y porque se lo entregaba.
Ella creyó completamente en esta carta, puede ser su Instinto o simplemente por miedo, pero ella tomó este mensaje enserio.
No podía poner en juego la vida de sus padres, adema que su ansiedad solo aumentó con esta carta.
"¿Un accidente? ¿Trampa?"
Después de leer detenidamente el resto del mensaje, la carta emitió un leve brillo y algo hizo Clink en su cabeza...
Sin embargo, no pudo recordar, como si algo estuviera bloqueando sus recuerdos.
Tsubaki no sabia que significaba todo esto, pero lo que si sabía, es que necesitaba moverse.
Por lo que sin perder el tiempo, ella corrió en busca de sus padres, no habia mucho tiempo, la noche estaba por caer y por lo que escucho esta tarde, sus padres estaban por salir, ella necesitaba detenerlos.
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"¿Todo listo?"
"Si, querido"
Asistiendo a las palabras de su esposa, el padre de Tsubaki, entro al auto.
Esta tarde tenían un importante asunto, al ser cada vez mas popular, la secta Omekata se expandía incluso personas fuera de la ciudad Sakurami ahora visitan su templo.
Es por eso que cada semana ellos necesitan asistencia logística, asi como provisiones, pueden ser un secta en aumento, pero aun carecían de personal de asistencia.
Por lo que ellos asumían temporalmente este rol...
"¡Papa! ¡Mamá!"
Pero cuando estaban listos para encender el auto e irse, vieron a su hija correr.
Al ver a su hija agitada, ambos salieron del auto, en completa confusión.
"¿Que sucede Tsubaki-chan?"
"¡No pueden irse! Algo malo.... ¡Definitivamente algo malo va a pasar!"
Debido a la fatiga y ansiedad que se mostró en el rostro de su hija, ambos madre y padre, no pudieron evitar mirarse entre si.
Tratando de calmar a su hija, las cosas se complicaron...
Esta pequeña escena, se estaba haciendo mas grande, después de todo, Tsubaki es la Miko de este Templo, verla llorando y casi gritando a sus padres, es algo que no habían visto, por lo que las personas comenzaron a acercarse cada vez mas.
Esto incómodo a la familia, por lo que negaron con la cabeza y entraron de nuevo al templo.
"Tsubaki-chan... ¿Hablemos, dime que te pasa?"
Una vez que estuvieron solos, la pareja decidió escuchar a su hija, quien sin dudar reveló sus preocupaciones.
Al escuchar sus motivos, ambos padres no pudieron evitar sonreír con amargura...
Ya que debido a los acontecimientos y como suceden, es como si su hija estuviera prediciendo su muerte, sin embargo este es el clan Omekata.
Su hija es una vidente, quien recibe la guía de los dioses...
Pero es de mentiras, ya que ambos sabían que su hija no tenia tal poder, solo es un engaño que usaron para atraer a las personas y ganar dinero y al mismo tiempo brindarle y lugar a su hija.
Sin embargo independiente ambos amaban a su hija e hicieron lo que su hija dijo, después de todo no costaba nada echarle un vistazo a su vehículo...
"Es... ¿¡Esto es?!"
Después de una inspección, encontraron algo increíble...
Una bomba...
Esto lo cambia todo, con esto en el auto, era seguro que ambos estarían muertos, e incluso su muerte podría se justificado como un accidente tal como su hija habia dicho, por lo que no pudieron evitar mirar otra vez a su hija.
Quién sonrió....
"¡Arresten a Funatsu de inmediato!"
Ya no podían dudar, esto les abrió los ojos, es posible que su hija después de tantos años, si este conectada a Dios y este haya sido la guía que Dios le dio a su hija, pensando en esto sus ojos no pudieron evitar ponerse llorosos, ellos le debían la vida a su hija, así que después de ordenar a su gente, ambos abrazaron a su hija.
Su hija que es un falso vidente, realizó un asombroso milagro...
Con la familia amorosa abrazándose entre si, no notaron que un pequeño perro de pelaje negro los estaba mirando desde la distancia.
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"Tsubaki-chan, es hora... Debes ir a la escuela"
"¡Si mamá!"
Habían pasado dos años desde del incidente con sus padres, ese día después de descubrir la bomba, arrestaron al culpable y llamaron a la policía.
Debido a la falta de evidencia, una investigación minuciosa se realizó, sin embargo no duró mucho tiempo, ya que debido a razones desconocidas, Funatsu el culpable de la bomba, confesos sus crímenes esto sorprendió mucho a la familia, en especial a Tsubaki, ya que sabia que no habia pruebas sin embargo ese hombre confesó, por lo que no pudo evitar pensar de nuevo en ese lindo perrito y la carta.
Desde ese dia sus padres la adoraban mas que nunca, cumpliendo mucho de sus caprichos y deseos.
Convirtiéndose poco a poco en una niña mimada.
Pasaron dos años en un instante, su inmaduro cuerpo poco a poco se convertía el de una mujer y por consiguiente su belleza salió a relucir, mostrando mas de su destacadas curvas que a menudo escondía en su traje de sacerdotisa.
Ella tenia apenas 14 años, pero era una de las bellezas de su escuela.
"¡Bien! ¡Otro gran día!"
Después de arreglarse el cabello, Tsubaki giro y miro en el espejo, como siempre ella sonrió presumida ante su hermosura...
*Guau..
"¿Huh? Otra vez, Pochi ..."
Pero cuando estaba a punto de salir, ella vio al lindo perro negro con una carta en la boca.
Sinceramente, Tsubaki no sabia como sentirse con este perro.
Desde el día que evitó la muerte de sus padres ella busco con gran fervor al cachorro, después de todo gracias a él, sus padres seguían con vida.
Ella estaba dispuesta a adoptarlo como su mascota, incluso si tenia dueño, ella buscaría a esa persona y le daría las gracias, ya que es seguro que el dueño del perro fue quien advirtió a Tsubaki.
Sin embargo no pudo encontrarlo, esto la decepciono, no importa cuanto busco, el cachorro no volvió.
Si no que hasta un año después, el cachorro se presento ante Tsubaki nuevamente, sin embargo este habia crecido, así mismo llevaba una nueva carta en su collar.
[Señorita Tsubaki, por favor recuerde, nuestro tiempo se acaba]
El mensaje era diferente al que leyó hace un año, sin embargo Tsubaki le tenia mucha fe a este mensaje.
Una vez esta carta le salvo la vida de sus padres, por lo que tenia confianza.
Sin embargo no sabia que olvido, o cual era su objetivo.
Simplemente le dolía la cabeza pero era incapaz de recordar.
Desde entonces el perro se mantuvo junto a ella y todos los días aparecía en su habitación con una carta en su boca.
[Señorita Tsubaki, por favor recuerde, nuestro tiempo se acaba]
Era el mismo mensaje, durante todo un año estos mensaje era lo que Tsubaki saludaba cada mañana y a decir verdad ya se estaba cansando.
Le dolía la cabeza cada vez que tocaba la carta y tampoco podía recordar.
En primer lugar...
¿Qué debía recordar?
Ella no lo sabia....
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Nota Autor: Que dolor de cabeza escribir el final del volumen.