Feng Xiuyu le dio a Feng Tianlan una mirada de odio. Nunca consideraría resuelto su conflicto. Como ella le había destruido la cara, ¡vería que Feng Tianlan se lo devolviera cien veces más!
Con Feng Xiuyu en sus brazos, Si Rong se fue en el carruaje tirado por caballos.
"Hermano mayor Rong, ¿nos vamos a ir así?" La cara de Feng Xiuyu estaba ardiendo de dolor y luchó por hablar. Todo esto es culpa de Feng Tianlan.
Si Rong miró hacia el restaurante Fragrance y luego bajó la cortina. Cuando vio las ampollas en la cara de Feng Xiuyu, frunció el ceño con disgusto y juró poner sus manos en la píldora embellecedora. De lo contrario, no podría besar su horrible rostro, incluso si ella fuera un prodigio dotado.
"Hermano mayor Rong, ¿me desprecias ahora?" Cuando Feng Xiuyu vio el disgusto en los ojos de Si Rong, su corazón y su voz se enfriaron. Pero Si Rong la sostuvo en sus brazos y dijo: "No, es solo que me duele el corazón. Usaré todo lo que esté a mi alcance para conseguir esa píldora embellecedora para ti".
"Bueno, pero Feng Tianlan..." Feng Xiuyu odiaba a Feng Tianlan hasta la médula.
"No te preocupes, ella bebió el Polvo Afrodisíaco y pronto hará efecto. Nos conviene irnos ahora para no levantar sospechas". Si Rong sonrió siniestramente, creyendo que cuando llegaran al palacio, pronto escucharían noticias de Feng Tianlan suplicando en público que la complacieran.
Feng Xiuyu gruñó y esperaba que Feng Tianlan no muriera prematuramente. Feng Tianlan había destruido su rostro, entonces, ¿cómo podría Feng Xiuyu exorcizar su odio si Feng Tianlan disfrutaba de la dulce liberación de la muerte? ¡Para apaciguar su ira, quería que Feng Tianlan viviera en la vergüenza y la agonía y sufriera un destino peor que la muerte!
Aunque todavía había espectadores que querían ver el drama después de que Si Rong y Feng Xiuyu se fueron, la atmósfera opresiva parecida a un demonio que estaba emitiendo Si Mobai absorbió lo que quedaba del coraje de la gente para quedarse. Uno tras otro se fueron rápidamente hasta que solo quedaron cuatro en el gran salón. Incluso aquellos que estaban mirando afuera huyeron como si hubieran visto un fantasma.
Luo Yunzhu y Chuling querían irse, pero recordaron que habían dejado a Feng Tianlan para sentarse a solas con Si Mobai, a pesar de haber prometido ser leales. No importaba qué, deberían ser valientes por ella ahora.
"Gracias, Dios de la Guerra", dijo. "Agradecemos su ayuda hoy".
Feng Tianlan esperó un rato pero no recibió respuesta de Si Mobai. Trató de levantarse solo para ser inmovilizada contra el asiento por la mirada de él. La presión invisible hizo que sus piernas cedieran. Ella volvió a sentarse.
Al ver que estaba de vuelta en su silla, Si Mobai miró hacia otro lado y tomó un pequeño sorbo de vino. Feng Tianlan estaba un poco confundida. ¿Fue su muestra de gratitud demasiado poco sincera?
"..."
Feng Tianlan no sabía de qué otra manera agradecerle. ¿Debería decirle que lo visitaría otro día para agradecerle debidamente? Pocas mujeres habían estado alguna vez en su mansión, así que no podía ser así. ¿Qué diablos quiere él de mí?
"Erm ... yo iré primero."
Después de sentarse por un tiempo, incluso Feng Tianlan se sintió incómoda por el silencio. Ella se puso de pie, sin importar lo fríos que estuvieran sus ojos. Cuando se fue con Luo Yunzhu y Chuling, pudo sentir su mirada fría como un cuchillo siguiéndola por la espalda.
Una vez que estuvieron fuera del Restaurante de Fragancias, Luo Yunzhu tocó su pecho y respiró hondo, diciendo: "Tianlan, ¿cómo te las arreglaste para enfrentarte al aura aterradora del Dios de la Guerra? Fue tan aterrador. Estamos a casi una milla de distancia ahora, pero todavía tengo demasiado miedo de respirar".
"En realidad, estuvo bastante bien", respondió Feng Tianlan. Cuando estaba sentada frente a él, no había sentido esa presión intensa y abrumadora. Al contrario, se sentía bastante cómoda con él, aunque incómodo.
"¿Cómo puede estar 'bien'? Es espantoso. Estamos hablando del dios de la guerra parecido a un dios. Algunos lo llaman una deidad, mientras que otros juran que es un demonio. De todos modos…" Luo Yunzhu se apagó, sintiendo como si alguien la hubiera cortado en pedazos.
Se detuvo bruscamente y dijo: "Tianlan, te veré otro día".