Yo estaba a punto de derrumbarme, la pelea con Karma Osaka fue agotadora, nunca había gastado tanto poder antes, mi cuerpo nunca antes había soportado tanto teniendo en cuenta que solía ser un simple estudiante en mi mundo. El mundo se me empezaba a caer, caminaba recargado en la pared, intentaba llegar al castillo de Tedehm pero cada vez lo sentía mas lejos, el aura de relámpagos se había apagado, y no logre asesinar a Karma, quizá debí haberlo hecho a pesar de Mika, o quizá hice lo correcto, si es que no lo mate con el golpe final que le di de seguro tendré otra oportunidad.
Las quemaduras en mi brazo y los cristales que habían atravesado partes de mi cuerpo como mis piernas, así que no llegaría mas lejos, pero si me detenía allí moriría, estaba en un callejón oscuro, e intentaba llegar a pequeños pasos al castillo, pero sabia que no alcanzaría, lo único que me quedaba por hacer era dejar una señal para que me encontraran, pero podrían llegar las tropas de Pendreten, tenia que ser algo que solo pudieran entender Mili y Haru, Pero ¿Que podría ser? Lo único que se me ocurrió fue lanzar la espada que me dio Mili junto con la capa que me dio Haru, con las ultimas fuerzas que me quedan debería de poder lanzarla hasta el salón de los tronos.
Apoye uno de mis brazos contra uno de los muros del callejón, y con mi brazo quemado levante la espada de acero puro hacia el cielo, pero no cayo ningún relámpago, sin el poder que el relámpago me otorgaba la espada no alcanzaría el castillo, así que enfunde mi espada y continué caminando a medias, y a lo lejos con la vaga vista que me quedaba vi una figura, con el cabello hasta la cintura, la silueta de una mujer que se acercaba hacia mi, en primera instancia pensé ¿Podría ser Mili? lo pensé hasta que saco un arco y rápidamente apunto hacia a mi, instintivamente me tire al suelo y la flecha paso por encima de mi, una flecha de hielo, desenfunde mi espada rápidamente, pero no pude levantarme, me retorcí, intente bastante levantarme, hasta que una flecha atravesó mi hombro, solté un grito enorme y la flecha empezó a congelarme desde la espalda, intente romper el hielo como había hecho con el cristal, pero no lo logre, el hielo alcanzo mi cara, cerré los ojos listo para congelarme hasta que a la distancia escuche un grito.
-¿Que esta pasando allí? -Pregunto un chico a lo lejos, tenia el cabello castaño peinado hacia atrás, tenia una armadura plateada, con el símbolo del gorro de bruja árbol, el símbolo de Wiforest.
La chica que me atacaba de repente huyo, lo ultimo que vi de ella fue el símbolo en su espalda, era el símbolo de la serpiente.
-¡Espera! -Le grito el chico corriendo hacia ella, hasta que me vio- ¡Cielos! ¿Estas bien? -Me pregunto, y con fuego empezó a derretir el hielo, antes de que me diera cuenta había caído inconsciente.
Cuando desperté estaba acostado, solo veía un techo de madera, me senté, estaba sin camisa, y tenia vendado el brazo que me había quemado, estaba desorientado, y me levante, no recordaba nada, estaba en una habitación con una mesa de madera, que era el único objeto aparte de la cama en la que había estado acostado, las paredes eran blancas y el piso también de madera, me quede observando todo confundido hasta que un chico entro por la puerta, de cabello negro largo, hasta los hombros, con unas enormes ojeras y ojos grises.
-¡¿Que estas haciendo?! -Me grito- ¡No podre curarte si no te estas quieto!
Yo seguía confundido.
-¿Donde estoy? -Le pregunte.
El chico se calmo y me miro.
-Disculpa la abrupta entrada -Me dijo mucho mas calmado- Estas en los barrios bajos de tierras del rey, mi nombre es Kentaro Tanaka, soy un alquimista que hace pociones curativas bastante curativas, y aquí te trajo Nabe Mikoto.
Yo estaba confundido, me dijo todo de golpe, estaba procesandolo.
-¿Donde esta y quien es Nabe Mikoto? -Le pregunte.
Kentaro suspiro.
-Tuvo que irse a una batalla contra una estampida de unas bestias enormes -Me respondió.
Entonces recordé todo, la batalla de las sombras ya debía de haber empezado.
-¿Cuanto tiempo llevo aquí? -Le pregunte asustado.
-Como tres horas -Me respondió.
La batalla contra las sombras ya debía haber comenzado hace una hora, debía llegar rápido.
-¡Tengo que irme ahora! -Grite corriendo hacia la puerta, pero el movimiento tan rápido del brazo quemado y vendado me había lastimado, así que me detuve.
-No podrás llegar a ninguna parte así -Me dijo Kentaro- Deja que te cure, Souki
-¡No tengo tiempo! -Le respondí, era extraño que me llamara Souki con tanta confianza- Tengo que llegar rápido a la batalla al este de tierras del rey
Kentaro me miro con desdén
-Puedes esperar una hora -Me dijo- Es suficiente para curar esas quemaduras.
Me lo pensé mejor, las heridas no me permitirán pelear, y quizá podría llegar aun a la batalla, así que me senté encima de la cama.
-Una hora -Le recalque.
Hizo un sonido de fastidio.
-Una hora -Me respondió.