Chapter 2 - Pinocho

Aquella noche fue fría y desoladora, ni siquiera el penetrante aroma del cadáver junto a nosotros que iba empeorando con el pasar del tiempo fue suficiente para hacer que pudiéramos movernos, la fuerza había abandonado mi cuerpo siendo incapaz de levantarme y simplemente quedándome allí, sentado en aquel charco de sangre mientras abrazaba con fuerza a mi hermana que lloraba por lo bajo en mi pecho hasta quedarse dormida, incluso las fuerzas para mantenerme despierto me iban abandonando lentamente mientras solo pensaba que sea lo que el destino quisiera, no tenía fuerzas ni energías para luchar contra el sueño y contra la posibilidad de que "algo" nos encontrase mientras dormíamos, algo que era lo más probable ya que la oscuridad de este bosque era acompañada de una sensación de algo acechando en ella, con esta resignación mis ojos se cerraron y mi consciencia se fue desvaneciendo lentamente hasta caer en un profundo sueño y antes de darme cuenta me encontraba solo en una completa oscuridad. Contrario a lo que parecería fue un profundo sueño, seguramente debido al agotamiento físico y mental que tanto yo como mi hermana traíamos desde la mañana en la que despertamos en aquel bosque sin tener idea de que estaba ocurriendo, pronto mi consciencia comenzaba a volver con el cantar de algunas aves que se escuchaban a nuestro alrededor y lentamente abrí mis ojos para mirar a mi alrededor y luego a mi propio pecho donde mi hermana dormía plácidamente, tenía la leve esperanza de que todo esto hubiera sido una mala pesadilla y al abrir mis ojos me encontraría en mi habitación con todo de vuelta a la normalidad pero la blanda sensación a mis espaldas, la sensación antes húmeda de la sangre que ahora se había convertido en una ligera costra seca alrededor de mis manos, piernas y ropas y lo que era aun más notorio, el aroma del ambiente que ahora había comenzado a cambiar a un fétido aroma a podrido me decían que todo había sido real y al notar esto no pude evitar fruncir mi ceño mientras lagrimas empezaban a correr por mis mejillas, era real, todo era real, toda esa pesadilla aun no había terminado o aun peor, quizás acababa de comenzar, ese pensamiento me llenaba de frustración, rabia, miedo, un amalgama de sentimientos negativos se arremolinaban en mi interior pero el ligero movimiento sobre mi pecho me hizo ver a mi pequeña hermana que seguía durmiendo, aunque se veía calmada en sus ojos aun cerrados se podía notar como había estado llorando hasta quedar dormida o incluso había llorado en sus sueños, no podía rendirme ahora, por ella, por lo que me limpie las lagrimas con la manga de mi camisa y me di ánimos a mi mismo pensando en que ya de por si era un milagro seguir vivos luego de habernos dormido allí, el aroma de la sangre pudo haber atraído a cualquier tipo de bestia… no, eso no era verdad, después de todo luego de vivir lo que vivimos esta noche pude entender por qué esta zona era tan silenciosa, ninguna bestia se atrevía a acercarse a la zona del "Lobo Feroz" y eso mismo seguramente fue lo que nos salvo de ser devorados mientras dormíamos por algún animal salvaje, sin embargo era raro, alcé mi vista hacía el cielo que y pude ver la luz del sol filtrándose entre las ramas y hojas de los arboles y en estas ramas varias pequeñas aves revoloteaban despreocupadamente ¿Acaso los animales solo evitaban esta zona en la noche? Parecía no tener sentido pero durante todo el día que deambulamos por el bosque no nos topamos con nada y esa sensación de opresión que nos abrumaba cuando el sol se ocultó desapareció por completo dejando paso a una calma y un ambiente relajado digno de un hermoso bosque como este, si ese era el caso no podíamos perder tiempo, me levanté lentamente mientras sostenía a mi hermana para ayudarla a levantarse conmigo aun estando media dormida, una vez ambos estuvimos de pié ella aun estaba muy adormilada y simplemente tomó mi mano mientras se restregaba los ojos con su mano libre, aprovechando que seguía media dormida comencé a caminar jalándola de la mano conmigo, si podía alejarla de ese terrible escenario que dejábamos detrás antes de que lo viera bajo la luz del sol podría evitarle un terrible recuerdo.

– Vamos, tenemos que lavarnos.

Fue todo lo que le dije usando el tono más calmado que podía y una leve sonrisa mientras volteaba a verla y a la vez veía lo que estábamos dejando detrás nuestro, ya sabía lo que vería pero aun así no pude evitar hacer una mueca de asco, tristeza e incluso miedo, ya que cada paso que dábamos nos alejaba de un lugar donde tanto el suelo, los troncos e incluso las hojas más bajas de los árboles estaban manchadas de una sangre ahora seca, ademas de haber dos cuerpos, el de aquella desdichada persona desfigurada que aún yacía debajo del árbol que nos ocultó, como un gigantesco cuerpo al otro lado del mismo árbol, un cuerpo decapitado de un enorme animal. Solo fue un vistazo pero fue suficiente para recordar vívidamente aquella escalofriante escena por lo que volví mi vista hacia el frente intentando olvidar aquello y poder guiar a mi cada vez menos adormilada hermanita hasta un arroyo, debíamos limpiar la sangre coagulada de nuestros cuerpos y ropas lo más pronto posible y alejarnos de ese lugar.

La fortuna parecía estar de nuestro lado en esta ocasión ya que no tardamos mas de un par de minutos en llegar hasta lo que parecía ser un pequeño riachuelo, verlo me animó lo suficiente como para acelerar el paso y despertar del todo a mi hermana en el acto ya que repentinamente tuvo que empezar a correr un poco para llevarme el paso ya que no había soltado su mano aun.

– ¿Q-qué pasa?… – La voz algo sorprendida de mi hermana llegó a mis oídos.

Sin embargo no me detuve a responderle hasta que llegamos a orillas de aquel riachuelo donde me volteé y le dedique una amplia sonrisa a mi pequeña hermana mientras le señalaba el agua.

– Ya te lo dije, tenemos que limpiarnos y limpiar nuestra ropa.

Parecía absurdo que estuviera tan emocionado por algo tan simple y en realidad lo era, me esforzaba por parecer más animado de lo que en verdad estaba para que ella sintiera cada vez menos real lo que ocurrió anoche y parecía estar funcionando ya que no daba muestras de pensar o recordar en lo que había ocurrido y solo miraba al riachuelo confundida, entendiendo recién a lo que me refería cuando me vio desabotonandome la camisa, en ese momento se sonrojó levemente mientras por instinto se volteaba dándome la espalda, lo cual solo me hizo reír ya que había olvidado que desde hace poco ella había empezado a actuar mas como una jovencita seguramente por estar entrando en esa edad.

– Vamos, no podemos quedarnos así, quitate la ropa también, la tenemos que lavar. – Extendí mi mano hacia ella como si esperara que la tomara.

Mientras hacía esto ella aun no parecía del todo convencida y se podía notar que seguía algo avergonzada por la idea pero al ver la camisa que tenía en mi otra mano su expresión cambió a una de sorpresa y luego a una decaída y triste mientras miraba su propio vestido, había visto las manchas rojas por toda nuestra ropa debido a haber dormido sobre la sangre y ese simple hecho parecía devolverla a la realidad, una débil sonrisa se dibujo en sus labios mientras mantenía su mirada en el suelo.

– Si… tienes razón…

Verla así me hizo perder mi sonrisa también ya que había fallado en evitar que ella recuerde todo, en evitar que se pusiera triste y lo que era aun mas deprimente, me hizo recordar que por mucho que fingiera que nada había ocurrido eso no cambiaría la realidad que estábamos viviendo. Sin embargo no podía dejar que eso me afecte demasiado o a ella, por lo que me acerqué hasta mi hermana para colocar una mano sobre su hombro, cuando la toqué pude notar que estaba temblando levemente, tenía miedo, solo recordar aquello era suficiente para hacerla temblar y no la culpo yo estaba igual de asustado pero aun así intente darle una sonrisa tranquila en la que pudiera confiar, débil pero una sonrisa que le decía que todo estaría bien aunque fuera una mentira.

– No te preocupes, vamos a estar bien y volveremos a casa… así que no debemos perder tiempo… ademas seria malo que papá nos vea así de sucios. – Sonreía levemente.

Intenté animarla un poco con ese comentario y al menos eso parece que lo había logrado ya que unas ligeras risas escaparon de los labios de mi hermana, después de eso intentamos olvidar todo lo que nos estaba ocurriendo mientras limpiábamos nuestros cuerpos y nuestras ropas dejando que el agua se lleve aquellas manchas que solo revivían esos recuerdos, no nos divertimos en el agua, no teníamos humor de algo así, solo nos mantuvimos en silencio haciéndonos compañía mutua, era todo lo que podíamos hacer y a la vez era suficiente, saber que no estábamos solos en todo esto era lo que nos mantenía avanzando. Una vez terminamos de lavarnos dejamos nuestras ropas sobre una roca para que se secaran mientras nosotros nos sentábamos bajo el sol a orillas del río, era cierto que esto nos había ayudado a calmarnos y a olvidar pero el ambiente seguía siendo tenso después de todo seguíamos allí y seguramente esa sensación de inseguridad no desaparecería hasta que lográramos escapar completamente… o muriéramos, intenté alejar ese pensamiento de mi cabeza y volteé a ver a mi hermana que observaba el cielo con una expresión igual de decaída que la mía por lo que comencé a hablar intentando distraerla de sus pensamientos y distraerme a mi mismo de los míos.

– Dime ¿Qué quieres hacer cuando regresemos?

– ¿Eh?...No lo se… solo quiero regresar… – Dijo esto mientras bajaba su mirada y abrazaba sus propias piernas buscando confortarse.

– Si… – Alcé mi vista al cielo sintiendo que había fracasado nuevamente pero aun así continué hablando. – Yo… creo que quiero ir a pescar con Papá

Ella me miró sorprendida al escuchar eso y nuevamente una leve risa logro salir de sus labios al igual que una débil sonrisa se dibujaba en sus labios.

– Yo… creo que quiero estar alejada de los bosques por un tiempo.

Al escuchar eso entendí porque mi respuesta le parecía fuera de lugar y no pude evitar reír de mi propia falta de percepción, pero es que era normal, incluso si esto era un bosque todo se sentía tan irreal que no podía sentirlo como un bosque, incluso el sol que nos alumbraba se sentía tan lejano y falso, en ese momento me quedé congelado al notar algo en el cielo, mi hermana se dio cuenta rápidamente ya que mi expresión era de genuino horror lo cual la preocupo y la hizo mirar el cielo confundida y algo asustada.

– ¿Que pasa?… – Me preguntó volviendo su vista hacia mí al no notar nada raro.

Sin embargo no pude contestar, aun estaba procesando lo que acababa de ver y esperando que me estuviera equivocando… pero no era así, señalé con mi dedo al sol sobre nosotros haciendo que mi hermana vuelva a verlo pero aun parecía no entender que intentaba mostrarle así que comencé a hablar.

– El sol… esta muy abajo… – Mi voz se notaba temblorosa.

Ella no pudo entenderlo a la primera y tuvo que volver a mirar hacia el cielo antes de abrir sus ojos con el mismo Horror que yo la primera vez que lo noté, aquel sol que hasta hace poco nos daba una tenue iluminación mañanera ahora se acercaba peligrosamente al horizonte amenazando con acercarse al momento donde se ocultaría, no tenía sentido, incluso si no nos levantamos a primera hora no habíamos estado aquí más de dos horas contando el tiempo que esperábamos para que la ropa se seque, ese sol era un sol de tarde, ¿Cuatro? Quizás de las cinco, pero eso no era posible… ¿Verdad? En ese momento me dí cuenta dolorosamente de nuevo que no estábamos en un bosque común y corriente, no lo noté el día de ayer porque di por hecho que despertamos cerca del mediodía pero ayer también el sol se ocultó realmente rápido, eso fue mi error, me confíe al pensar que tendríamos todo el día para movernos y estar seguros, no podía perder más tiempo por lo que me levante rápidamente y me dirigí hacia nuestras ropas volteando a ver a mi hermana.

– ¡Vamos! – Le grité para que volviera en sí.

Al escucharme se recuperó y se levanto siguiéndome y vistiéndonos rápidamente, la ropa seguía algo húmeda en algunas partes pero no era momento de preocuparse por eso, teníamos que correr, tomé la mano de mi hermana y salimos corriendo en la dirección que recordaba aquel extraño anciano me mencionó que había un sendero ya que era la única pista que teníamos, corrimos y corrimos y corrimos mientras el sol sobre nosotros parecía tener una carrera con nosotros, acercándose preocupantemente rápido al horizonte, eso solo hacía que nuestros pasos se aceleraran aún más al igual que nuestras respiraciones pero por mucho que corriéramos no encontrábamos nada y la desesperación nos inundaba y pronto nuestros pasos fueron volviéndose cada vez más lentos hasta el punto donde ya ni siquiera estábamos corriendo, ni siquiera caminando, nos habíamos detenido respirando con dificultad por el cansancio de haber estado corriendo todo este tiempo mientras yo me dejaba caer de rodillas en el suelo.

– No…

Era todo lo que podía decir al ver impotente como el cielo se tornaba naranja dando inicio al ocaso, el sol se iba a ocultar devolviéndonos a aquella noche que vivimos el día anterior, era todo, no había forma de que superáramos otra noche como esa a la intemperie, no solo por el amenazante ambiente del bosque si no por el mismo frío y el hambre presente en nuestros cuerpos, en ese momento en el que ya me había rendido escuché a mi hermana.

– ¡Mira! – La voz que tenía era realmente animada incluso esperanzada.

Volteé a ver que era lo que le había dado esa emoción y mis ojos se abrieron en sorpresa al ver que lo que ella señalaba era una cabaña a lo lejos, me sorprendió no haberla visto antes pero era nuestra única esperanza a esas alturas así que me levanté y volví a tomar la mano de mi hermana para juntos correr hacía esa cabaña, no se si fue por lo desesperados que estábamos o porque estaba más cerca de lo que parecía pero llegamos en muy poco tiempo hasta la puerta de la cabaña la cual era iluminada por dos linternas de aceite colgadas a ambos lados de esta, la cabaña era una cabaña simple de madera con dos ventanas a amos lados de la puerta las cuales no nos permitían ver el interior por unas densas cortinas negras, podríamos haber visto el lugar de ambos lados o de detrás pero eso no nos interesaba, el cielo ya se había teñido de un profundo rojo y comenzaba a oscurecer por lo que tocamos la puerta esperando alguna respuesta.

– ¿Aloh?...¿Hay alguien allí? – Alcé la voz algo preocupado.

Mi hermana parecía igual de inquieta que yo cuando no recibimos ninguna respuesta pero la oscuridad comenzaba a llegar así que decidí intentar abrir la puerta y para mi sorpresa se abrió sin ninguna resistencia más allá de un ligero rechinar de unas bisagras algo oxidadas, revelándonos el interior del lugar, instintivamente mi hermana se puso detrás mio y aunque quería también ocultarme no podía hacer eso por lo que simplemente trague saliva mientras comencé a caminar adentrándonos en la cabaña casi al mismo tiempo que la noche caía sobre nosotros, el interior no parecía precisamente cuidado pero tampoco parecía abandonado, las linternas de fuera nos iluminaban lo suficiente para ver una desordenada habitación con una cama junto a una de las ventanas, una mesa con dos sillas acomodadas y dos más caídas además de una chimenea apagada en la pared frente a la cama, había varias cosas más como algunos cuadros de marco redondo en las paredes de alrededor de la chimenea y un escritorio en la esquina junto a una estantería que tenía varios libros y en el suelo una alfombra, no había ningún tipo de desorden a pesar de que no parecía que alguien estuviera viviendo en el interior por algún tiempo ya que el polvo yacía sobre la mesa, la chimenea y todos los muebles en general, también sobre la mesa había una lampara de aceite apagada y varías velas además de una caja de fósforos abierta la cual tome para encender tanto las velas como la lampara mientras le hacía señas a mi hermana de que cerrara la puerta, ahora que teníamos luces adentro no necesitábamos mantenerla abierta, ella me obedeció sin dudar y pronto nos encontrábamos dentro de la pequeña cabaña que tenía todo en una sola habitación, dentro nos sentíamos seguros más aun con las cortinas cerradas pero la ventana de atrás no tenía cortinas lo cual era lo más inquietante, ver una imagen sin obstrucciones del oscuro bosque detrás de la única ventana sin cortinas no nos daba más que una mala sensación pero seguía siendo mejor que estar afuera, comenzamos a observar con mas detenimiento el lugar y pude ver debajo del escritorio algo que llamó mi atención, el mango de madera de algo sobresalía de debajo del escritorio, movido por mi curiosidad y esperando encontrar algo de utilidad me acerqué a este para agacharme y tomar esto mientras mi hermana observaba la zona de la cama, para mi sorpresa lo que estaba debajo del escritorio era un hacha y parecía en buenas condiciones exceptuando la falta de uso que todo aquí parecía tener desde hace un tiempo.

– ¿Encontraste algo? – Mi hermaná pregunto mientras se acercaba a mi luego de no tener éxito en hallar algo útil.

Volteé a verla sonriendo orgulloso de mi hallazgo mientras le mostraba el hacha en mis manos, al inicio se sorprendió y abrió sus labios a punto de preguntar algo pero se detuvo al darse cuenta de cual sería la respuesta, aun así comencé a explicarle.

– Con esto podremos estar aunque sea un poco más seguros. – Dije mientras observaba el hacha en mis manos bastante feliz de mi hallazgo.

Tener un arma para defendernos me hacía sentir mucho más seguro a pesar de todo, así al menos podría hacer algo aunque al recordar aquella criatura gigante que nos encontramos en el bosque y como algo o alguien la decapitó fácilmente, borró la sonrisa que tenía en mis labios, siendo sinceros ¿Qué podía hacer con un hacha contra algo como eso? Siendo realistas solo retrasaría mi muerte pero si con esto podía darle tiempo a ella para escapar era suficiente, apreté el mango del hacha con fuerza mientras tenía aquella convicción cuando justo en ese momento un ruido nos puso en alerta a ambos, el ruido de algo tocando o golpeando suavemente la ventana nos congeló del miedo sobre todo porque ese ruido venía de la única ventana de la casa que no tenía cortina, mi corazón comenzaba a acelerarse ¿Ya nos habían encontrado? La noche acababa de empezar y algo ya estaba fuera de la ventana observándonos, ese simple pensamiento me hizo apretar con fuerza el hacha mientras mi respiración se volvía a agitar por el pensamiento de que tendría que probar la utilidad de esta cosa tan pronto, ambos volteamos lentamente a ver en dirección a la ventana esperando lo peor… pero lo único que vimos era una rama tocando la ventana una y otra vez seguramente impulsada por el viento, un suspiro de alivio se me escapó al ver que solo era eso mientras que el agarre en el hacha se debilitaba totalmente, estaba aliviado de no tener que usarla tan pronto y volteé a ver a mi hermana dándole una sonrisa aliviada.

– Tranquila no es nada.

Dije eso con total sinceridad intentando calmarla pero para mi sorpresa no parecía funcionar ya que mi hermana tenía una expresión de terror mientras el ruido de aquella rama toqueteando la ventana seguía sonando continuamente, tac, tac, tac, tac, veía confundido a mi hermana que señalaba en dirección a la ventana detrás mio, tac, tac, tac, tac, en ese momento lo comprendí, era bastante obvio, a través de esa ventana se podía ver el bosque, no había nada que obstruyera la vista y eso era lo más inquietante pero también significaba una cosa, no había árbol junto a la ventana… al volver mi mirada hacia donde mi hermana señalaba horrorizada pude verlo, esa "rama" no era una rama, era una mano de largos dedos de madera sin refinar o cuidar lo que le daba el aspecto de una rama, pero aunque pareciera eso era la mano de "algo" que ahora se asomaba lentamente del borde de la ventana observándonos con unos ojos brillantes y sin parpados, parecían ojos de vidrio, tac, tac, tac, pero lo más aterrador de esa cosa era su rostro, la cabeza parecía estar hecha de madera y por ende su rostro también pero este en lugar de mostrarnos una piel de madera nos mostraba asquerosos trozos de piel y carne pegados y usados como una especie de máscara, el agujero para sus ojos y boca eran las únicas partes sin bultos de carne ni capas de piel y la boca era una sonrisa de varios dientes de madera pintada de blancos que parecían más afilados de lo que cualquier humano pudiera tener, mientras esa cosa nos observaba fijamente con sus ojos de vidrio nosotros solo estábamos ahí de pie, quietos mirándolo de vuelta en silencio, en ese momento la comisura que era la de su boca comenzó a abrirse lentamente provocando que la mascara de piel humana que hacía de sus mejillas se comenzara a partir, ¿Estaba sonriendo? ¿Estaba feliz? Mi mente no podía procesar aun que estaba ocurriendo cuando de repente noté algo, había dejado de tocar la ventana y ahora solo había un sonido de un ligero traqueteo de madera mientras movía su brazo y repentinamente golpeaba con este la ventana rompiéndola mientras esa largo brazo de madera se dirigía hacia mi tomando mi brazo izquierdo, el grito de mi hermana sonaba a la par de los míos mientras no podía reaccionar a tiempo y esos largos dedos lograban atrapar mi brazo izquierdo con fuerza y la criatura de madera comenzaba a introducirse en la cabaña desde el hueco de la ventana que se agrandaba rompiéndose más y más para dejar pasar a esa cosa, vista bajo la luz era aun más aterradora, no solo su rostro si no todo su cuerpo tenia partes de piel y carne pegadas y las partes de madera no eran de madera pulida como una puerta o una silla, era madera tosca llena de deformidades como si fuera un árbol andante lo cual podría ser el caso ya que incluso estando agachado y con las rodillas dobladas su cabeza casi daba con el techo de la cabaña, su cuerpo era largo y delgado al igual que sus extremidades y traía puesta ropa muy pequeña y rasgada, parecía de niños.

– Son niños de verdad… ¡Niños de verdad! – La criatura habló en medio de los gritos míos y de mi hermana mientras alternaba su mirada entre nosotros.

Su voz sonaba como la de un niño y a la vez no, era como si algo intentara sonar como uno y el repentino hecho de escucharlo hablar logro callar nuestros gritos.

– Yo también lo soy… soy un niño de verdad…

Mientras decía esto su sonrisa se ampliaba más y más a la vez que movía mi mano de lado a lado sin soltarme provocando que mi muñeca empiece a sangrar, no entendía aun que estaba ocurriendo pero si seguía moviéndome de esta forma me rompería la muñeca, sostuve el hacha con mi mano derecha con todas mis fuerzas y lancé un golpe hacía el brazo de esta criatura la cual soltó un chillido de dolor horrible cuando el hacha penetró en su brazo aunque no con la suficiente fuerza como para clavarse en este pero si logró su cometido de hacer que me soltara, al tener mi brazo liberado volteé a ver a mi hermana y le grité en medio de los chillidos de dolor de esa cosa.

– ¡Corre!

Mi grito pareció despertarla del shock en el que estaba y aunque me miró dudando unos segundos de dejarme allí pronto salió corriendo de la cabaña, yo tampoco podía quedarme allí parado por lo que me agache para tomar el hacha nuevamente y comencé a correr hacia la puerta pero ¿Luego qué? ¿Cómo íbamos a escapar de esa cosa? Apenas y le hice algo con el hacha, en ese instante en el que pensé esto las velas y la lampara entraron en mi campo de visión, era arriesgado pero tenía que hacer algo o de todas formas nos atraparía en el bosque, cambie mi dirección hacia la mesa para tomar la lampara de aceite del agarrador, estaba llena.

– ¡DUELE DUELE DUELE DUELE!¡PEPITO! Duele… – La criatura sostenía su brazo herido mientras se quejaba cuando de repente se quedó en silencio y nuevamente un ruido de traqueteo acompaño al movimiento de su cabeza que había girado para verme fijamente. – Tienes razón pepito… solo debo comer su carne para sentirme mejor… y estaré mas cerca de ser un niño de verdad.

Al escuchar esto un escalofrío recorrió mi cuerpo sabiendo lo que esa cosa nos haría si nos alcanzaba, sus afilados dientes manchados lo dejaban en claro, volteé a ver hacia afuera donde mi hermana observaba todo a lo lejos con una clara expresión de miedo y preocupación, no podía dudar ahora, mire directamente de vuelta a la criatura que intentaba acercarse a mi lentamente y le arrojé la lampara que había aflojado, la lampara dio de lleno con la cabeza de esa cosa pero no causo ningún daño, lo que si causo es que el aceite del interior de esta se derramara por la cabeza y parte del cuerpo de esa cosa que no parecía afectada en lo más mínimo y solo seguía intentando acercarse a mi, afortunadamente la casa era demasiado pequeña para esa criatura y le dificultaba el movimiento, aprovechando esto me escabullí por debajo de la mesa para salir por el otro lado, ese monstruo sin embargo nis e inmuto y comenzó a intentar alcanzarme pasando por encima de la mesa y justo en ese momento ocurrió… un segundo chillido escapo de la comisura que era la boca de ese monstruo de madera el cual se había comenzado a prender en llamas por el aceite rociado sobre el y las velas en la mesa, era una apuesta arriesgada pero había funcionado y mientras la criatura gritaba y chillaba moviendo sus brazos a medida que el fuego se esparcía por su cuerpo yo aproveché para salir corriendo en dirección a la puerta, la criatura siguió retorciéndose por la habitación intentando apaciguar las llamas pero eso solo hacia que el fuego se esparza comenzando a incendiar todos los muebles y la habitación. Todo esto me dio tiempo suficiente para salir de la cabaña y una vez fuera golpeé con el hacha las lamparas de aceite que estaban a ambos lados de la puerta para luego correr hacia mi hermana, ayudando así a que las llamas consuman toda la cabaña. Una vez llegué junto a ella ambos volteamos a ver la cabaña de la cual aun salían los gritos de dolor de la criatura.

– ¡PAPÁ! ¡PAPÁ, PAPÁ!

Eran gritos realmente desgarradores y desagradables, mi hermana no los pudo soportar y se aferró a mi ocultando su rostro en mi pecho mientras el fuego apagaba los gritos de esa cosa, casi no parecía ser de noche por el brillo de las llamas que iluminaban el lugar, agache la cabeza mientras con un brazo apegaba a mi hermana hacia mi.

– Vamos…

Ella no dijo nada y simplemente asintió para luego separarse de mi y así ambos comenzamos a caminar dejando atrás la llameante cabaña… pero en ese momento un grito seguido de un estruendo nos detuvo y ambos volteamos a ver de donde provenía este, la cabaña, la cual aun estaba en llamas pero se podía ver como de la puerta ahora caída salía lentamente esa cosa, seguía viva, mi expresión era de total incredulidad al punto que no sentí miedo hasta que comprendí lo que ocurriría cuando esa cosa se fijó en nosotros, estaba completamente carbonizada en negro, un aroma a carne, piel e incluso cabello quemado emanaba de ella y uno de sus ojos ya no estaba, pero el otro me miraba directamente.

– ¡CORRREEEE!

Grité a mi hermana mientras la empujaba y al mismo tiempo que esa cosa chillaba en un grito que ya había dejado dejado de sonar humano en su totalidad mientras se abalanzaba hacía donde estábamos nosotros a cuatro patas haciendo ruidos imposibles de entender, sus largos brazos y piernas le hicieron llegar hasta nosotros en un instante y de cerca podía verse aun mas claramente los trozos quemados de carne que iban cayendo de su cuerpo y rostro, se abalanzó hacia mi y al darme cuenta de que no podría correr a ningún lado sostuve con firmeza el hacha con ambas manos y lancé un fuerte golpe con esta hacía adelante logrando esta vez clavarla en medio de la cabeza de esa cosa la cual retrocedió con el hacha clavada en su frente mientras chillaba de dolor y rabia, retorciéndose por unos momentos antes de volver a mirarme fijamente, no era suficiente, nada era suficiente, esa criatura saltó sobre mi y me tiró al suelo con facilidad colocando ambas de sus manos a ambos lados de mi cuerpo y teniendo el suyo encima mio, gruñía y gritaba sobre mi mientras yo no podía hacer nada para quitármela de encima, el olor a piel quemada y aun peor el calor del cuerpo recién carbonizado de esa cosa no me dejaban respirar y cuando parecía intentar abalanzarse sobre mi rostro para clavar sus dientes en el, sostuve con fuerza el hacha que aun traía clavada en su frente intentando empujarla más profundo en su cabeza, la criatura gritó de dolor pero no se detuvo, al contrario siguió intentando acercar sus dientes a mi y empezaba a superar mi fuerza incluso con el hacha en su frente, sus gritos de dolor se combinaban a los de terror de mi hermana y a los míos mismos mientras retorcía con todas mis fuerzas el hacha intentando abrir el tajo que esta había dejado, ese corto instante pareció una eternidad de gritos cuando de repente un crujido de madera sonó y luego… silencio, silencio absoluto, la boca de esa criatura seguía abierta pero su único ojo que le quedaba ya no enfocaba en nada, su cabeza se había partido a la mitad gracias al tajo del hacha más el intento de retorcerla que yo daba, podía sentir como todo el peso de esa cosa caía y casi sin fuerzas solo pude moverlo y tirarlo a un lado para sentarme respirando agitadamente y luego volver a ver ese monstruo que yacía a mi lado, estaba muerto, miré mis manos lastimadas y quemadas por el forcejeo y solo podía reprimir las ganas de llorar, ¿Qué demonios eran estas cosas? ¿Qué era este lugar? ¿Por qué estábamos aquí?, esta vez ganamos por poco pero ¿Será siempre así? Las dudas y la impotencia se apoderaban de mi mientras me resistía a llorar, porque mi hermana me abrazaba con fuerza mientras lloraba, no podía quebrarme yo también pero… ¿Cuanto tiempo aguantaríamos? … ¿Cuanto tiempo aguantaría? La cabaña aun ardía mientras mi hermana sollozaba en mis brazos, sin tener yo siquiera fuerzas para devolverle aquel abrazo o para decir "Tranquila, todo saldrá bien".