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Chapter 2 - Acto 2: Umbral...

Del negro pasó a tomar un color gris, entre destellos de luz arremeten contra mis ojos lo que solo acarreaba oscuridad consigo. Me hallo a mí mismo boca bajo en el suelo con la mano extendida en dirección donde se supone debía estar la estatuilla de cuervo y huesos. Rápidamente miro atrás para ver si mi perseguidor sigue allí… vacío, nada más que una habitación embargada en tinieblas y destellos de luz blanca se manifiesta a mis espaldas entre las tejas del cielo que allí están en deplorables condiciones. Me pongo en pie para recobrar los sentidos, esa persecución se manifiesta todavía en mí ser, mi sentido de alerta no se ha disipado, mi cuerpo sigue temblando por el esfuerzo y el impacto que causo en mi dicha criatura. Habiendo ya recuperado la compostura que me restaba observo a mí alrededor para examinar dicho lugar en el que ahora me encuentro y que de alguna forma tenía que ver con dicha estatua que había tocado. Todo estaba en tonos grisáceos desde el cielo que se podía ver a través del tejado hasta las paredes blanquecinas que sostenían los… mismos cuadros de la casa en la que estaba. No había duda que aquella era la misma casa a la que llegue, eran los mismos cuadros que alcance a ver antes de aquel abrupto momento, todo estaba en mal estado como si hubiera pasado un largo tiempo en el que no estuve presente. Abro y me asomo lentamente por la puerta principal que todavía estaba destruida desde aquel momento en que la criatura la atravesó, doy unos pasos para contemplar el paisaje que se manifiesta frente a mí. Kilómetros y kilómetros de tierra blanca y quebrajada como si se tratase de un desierto, solo nubes circulan y dan sombra a esa tierra inhóspita teñida de blanco. Se divisan uno que otro árbol quemado hasta carbonizado podría decir por los rayos del sol aunque este cubierto por precipitaciones a lo lejos. Todo me parece muy surreal en este punto, no puedo imaginar por que no he despertado de esta pesadilla. Me encontraba solo en aquel desierto pálido con reflejos oscuros aquí y allá, entre esas dos casas ahora de color blanco y negro, como si la sequía del ambiente se hubiese tragado todo el color que había visto en la ciudad hacia poco tiempo. A lo lejos se ve una corriente de aire que se aproxima con rapidez al mover las partículas de arena, viene como una tormenta. De pronto en mi oído se oye un zumbido, la tensión aumenta en el ambiente, se oye como un eco en mi cabeza que proviene de la distancia, en medio de aquel desierto.

- ¿Porque estás aquí?

Se escucha entre voces como si hablara una pero varias a la vez, se siente la calma en la pregunta pero se escucha como un rugido detrás de mi oído.

- Tu tiempo aquí es corto, ¡prepárate para abandonar esta tierra!

¿El me sacara de aquel pequeño respiro que tengo en medio de esta turbia situación? En mi mente surgió el pensamiento que hizo que mis ojos se abrieran en su totalidad nuevamente, ¿si me devolverá al mismo lugar significa que tendré que correr nuevamente? No lo pensé mucho más tiempo, me coloque en el umbral de la puerta y mire hacia ambos lados tratando de recordar en qué dirección estaba el portón por el cual había entrado y que se encontraba a unos 50 o 70 metros aproximadamente de la casa en la que estaba, ese aproximadamente podría ser mi ruina pero ya había zafado una vez, ¿podría hacerlo de nuevo en línea recta ahora? Trago saliva, inhalo lo más profundo y despego mis manos del dintel de la puerta así como mis piernas emprenden marcha en la dirección al vacío del desierto.

- ¡Es suficiente! –

Todo se desvanece a mi alrededor y mi cuerpo parece ascender en medio de esa oscuridad mientras que la arena se disuelve bajo mis pies, mi vista se pone borrosa mientras mis ojos se vuelven oscuros y negros en su interior, mi mente divaga de aquí para allá en aquel fatídico momento antes de regresar quien sabe si al mismo lugar donde encontraría mi muerte o se respetaría dicha distancia que había alcanzado en este otro plano. Mis pensamientos se aclaran, mi visión se restablece captando distintos destellos de colores en frente de mí, mis fibras musculares se tensan en preparación a lo que puede venir. Nuevamente acostado sobre mí estómago como si hubiera estado dormido un tiempo. Rápidamente miro frente a mí. Bosque, el tétrico y oscuro bosque que había visto en mi entrada al recinto. Siento su presencia atrás de mí, como el sonido que emite una radio antigua y maltratada situada detrás de mi nuca. Me pongo en pie a como dé lugar y empiezo a correr, no queda otra opción que adentrarme en el bosque. Poso mi mirada por sobre mi hombro para ver el momento exacto en que atraviesa la pared con una ira inconmensurable a lo que deja salir un grito desgarrador que pareciera romper cada una de las cuerdas vocales que tenía hasta terminar en un chillido agudo que perfora en mi piel –¡Vuelveeeeeeee!- . No regreso la mirada por una segunda vez, solo me enfoco en lo que tengo en frente que es el bosque que estaba detrás de dicha casa de la cual acababa de emerger la criatura. A medida que corro lo escucho detrás de mí, quizá por unos metros de distancia que se sienten más por mi error al elegir la dirección equivocada, mis zancadas son cada vez más pesadas como si se volviera fangoso a cada paso que doy. Súbitamente a medida que me adentro en el bosque, el cielo que parecía nublado y sombrío se comienza a apagar, el bosque comienza a dormir y lo que de por sí ya era oscuro no es más que espacio negro frente a mí. Ya en un punto donde siquiera puedo ver mis manos golpeo mi hombro con un árbol, caigo al suelo agitado y desorientado. Mirando a mí alrededor en busca de algún indicio de donde poder ir, se ven unas luces tenues no tan lejanas, ¡una carretera! Exclame, me puse en pie rápidamente mientras daba pasos atolondrados del golpe que me había dado. El ruido se escuchaba ahora a mi derecha, lo único que se veía eran esas cuencas que ahora brillaban como aquel sol, buscándome en la oscuridad. Mientras corría el sonido se iba haciendo cada vez más fuerte, se escuchaba a mi izquierda, a mi derecha, estaba detrás de mí. Sin pensarlo dos veces salte el cerco que apareció ante mí cayendo de golpe sobre mi costado y dejando salir aire producto del mismo golpe, me arrastre a una orilla de la carretera donde me puse en pie para pedir ayuda. Siento que el cerco se mueve como si fuera zamarreado con una fuerza inhumana, luego como se corta uno por uno las finas barras de metal que en el estaban puestas. Desde mi derecha en esa carretera ahora ya nocturna aparece un camión de carga que disminuye su velocidad, parece haber visto mis señas. Sin pensarlo dos veces me trepo por el lado izquierdo del camión y abro la puerta, para posterior cerrarla de un golpe. ¡Acelera! grito a todo pulmón con corazón en mano, el camión comienza a avanzar y toma velocidad alejándome del lugar. Miro por el espejo la carretera sudando frio y veo como ese ser se incorpora desde las sombras solo para mover su cabeza de lado a lado como una señal de desaprobación,- ¿Por qué?- digo en voz baja mientras se devuelve lentamente a ese cumulo oscuro de maleza del que salió que apenas se percibe como bosque. Suspiro aliviado mientras mis pulsaciones bajan y recupero el aliento, recién ahora se siente el frio húmedo del bosque en mi cuerpo a medida que crece la sensación de calidez que proporciona la calefacción del camión. Siento mucho dolor en mi costado, es un sin duda un palo que estaba junto al camino de la carretera y se enterró en bajo mi brazo cerca de la espalda, ahora comienza a doler demasiado a medida que el tiempo transcurría.

- ¿a qué se debe que salieras así de esa residencia a estas horas chico?

Pregunto el chofer al que recientemente había gritado, era un hombre de rostro amable, algo pasado de peso, de piel morena y ojos de un matiz amarillento extrañamente.

- Gracias por dejarme subir y lamento haber gritado antes, pero esa cosa me tenía los nervios de punta.-

- No te preocupes hijo, igual me he dado sus buenos viajes si sabes a lo que me refiero-

Suelta una carcajada mientras sujeta el cigarro con la mano izquierda y bota sus cenizas en la ventana.

- ¿No vio esa cosa que me estaba siguiendo? se paró en medio de la carretera y todo-

- Tranquilo hijo, seguramente fue un mal viaje, aunque deberías decirme donde te bajas ya que yo voy a.... y no sé si te sirva llegar hasta allá.-

El nombre de ese lugar se escuchó como un fuerte silencio, como si todo el ambiente se hubiera callado mientras el pronunciaba ese nombre, podría ser una pista de donde necesito ir, aunque de nada estoy seguro en este momento.

- Creo que iré hasta allá, no tengo ningún otro sitio al que ir por ahora-

Respondí como queriendo dejarme ir con la corriente, quería alejarme lo más posible de aquel lugar de pesadilla. En mi vida había visto una cosa así, que la luz pase de tarde a noche en unos segundos, ese otro lado de color gris al que me llevo la estatua, el hombre del corbatín y su familia, no puedo digerir tanta información de una vez. Quizá deba dormir un poco, al menos en este camión me siento más seguro que en el cualquier parte hasta ahora.

- Tratare de dormir un poco si no le molesta he tenido un día de locos-

- Adelante, ningún problema, te despertare cuando lleguemos dentro de unas horas-

Conforme el terminaba sus palabras yo empezaba a caer en un profundo sueño, "una espina saca otra espina" dicha frase rondaba en mi mente con la esperanza y la idea de que todo se desvanecería al despertar. No pasarían más de 5 o 10 minutos hasta que se nublo mi conciencia dada la extenuación que se esparcía por mi cuerpo a medida que la adrenalina bajaba su volumen, encomendándome así a la buena voluntad de aquel conductor que estuvo en el lugar justo en el momento perfecto.

Mis ojos se abren de golpe, no por el hecho de que hubiera algo en los alrededores sino por la ausencia de aquel hombre que me había traído. Se veía como el estacionamiento detrás de unos altos edificios con autos residenciales, el motor estaba apagado, la puerta camión abierta y ningún ruido perturbaba esa tensión que se estaba percibiendo poco a poco. Era casi medio día pero no podía decirlo con certeza dado la gruesa capa de nubes tapaba el sol, "o quizás nunca hubo sol en esta realidad". Bajo del camión lentamente poniendo atención a mis alrededores, estaba tranquilo pero es mejor no bajar la guardia en caso de que algo suceda, la calle cubierta por un tipo de nieve crea este ambiente pálido que dificulta mi visión y me sofoca. Justo al momento de pisar la nieve y escucharla crujir se escucha el sonido de agua golpeando el suelo, es mi sangre que se desliza por un costado de mi chaqueta y cae tiñendo la nieve de rojo. – debo buscar un hospital o un lugar para tratarme- digo para mí mismo poniéndome una meta clara, es impresionante que no me haya muerto por desangramiento en el camión, en el cual los asientos no estaban manchados de sangre por alguna razón. A lo alto de los pálidos tejados no muy lejos de donde me encontraba se divisaba una luz neón de color rosa o rojo con forma de cruz, debía de ser un hospital, de igual forma no tenía nada más que intentar que ir en esa dirección. El cumulo de nubes se ve más oscuro a medida que avanzo por lo que la luz parece brillar con más intensidad aclarando mi camino, finalmente cae la noche en el lugar donde estaba "como en aquel bosque", mi instinto me dice que me prepare a correr al más mínimo sonido aunque dudo que consiga llegar más lejos con esta herida en mi costado. Viendo como los últimos rayos de luz traspasaban las nubes, mi corazón se acelera nuevamente en miedo de lo que pueda ocurrir, todo se oscurece y el sonido cesa... al cabo de unos segundos, se escucha el correr y el chisporroteo de la electricidad bajo mis pies y una a una van prendiéndose las luces de los focos que están puestos en las calles, aliviado vuelvo a respirar con normalidad aunque me siento pat��tico en temerle a la oscuridad nuevamente como cuando era un niño, "ese problema se extendió un poco más en mi vida pese a que pensé que lo había dejado atrás". Reanude mi marcha al hospital que ahora se encontraba a unas cuadras de mí y cuyo letrero me era apenas visible con su resplandor blanco el cual esperaba que dijera "urgencias". Mi herida sangraba una que otra gota mientras caminaba al lugar donde espero que haya alguien que pueda sanarla, al momento de cruzar la última calle el dolor fue más intenso como si alguien hubiera presionado los restos del palo que tengo incrustado. No espere a que se pusiera más grave de lo que ya estaba y me precipite a trote hacia el hospital lo más rápido que pude, no me tarde más de 2 o 3 minutos en llegar a dicho lugar entre tanta nieve. Fue allí cuando la vi, a ella, sus cabellos negros, sus hombros y sus ojos… sus ojos de un color rojo, los mismos que alguna vez fueron tan gentiles, me acerco para llamarla pero su nombre no está... tampoco lo recuerdo…

- Estas sangrando, deja que te ayude-

Me dice con angustia, se acerca para sujetarme con ambos brazos y entrar en el hospital, mi conciencia comienza a abandonarme, mi cuerpo va tropezando los pies mientras mis ojos se elevan para encontrarse con los suyos, "yo he visto a esta persona, la recuerdo muy bien" es mi último pensamiento antes que mis ojos se percaten que mi rostro se va a encontrar directamente con el suelo, mi espíritu ya no daba más aguante por lo que simplemente cedió.

- Estas volviendo, eso es bueno, me asuste bastante cuando te desmayaste-

Poco a poco abría los ojos mientras veía el color piel del interior de mis parpados, se sentía la suavidad de los vendajes pero el dolor por el contacto con mi piel, supe entonces que la herida estaba tratada. La vi sentada a mi izquierda con las piernas cruzadas y un celular en la mano, el cual acababa de recibir un mensaje, lo note por el ringtone que siempre usaba, siempre la misma corta melodía. Poco a poco sus ojos se fueron borrando llegando a ser irreconocibles como los de aquellas personas que estaban en dicha casa. Se levantó de su silla he hizo un gesto de disgusto para luego salir por la puerta de la habitación. Nunca me sentí más extrañado, un pesar invadió mi ser y parecía hundirme en el suelo mientras las luces se alejaban, lagrimas brotaron de mis ojos sin motivo aparente, procedo a secarlas con mi antebrazo solo para darme cuenta que aquella habitación mejor dicho, el hospital cubierto ahora por una estela escarlata estaba en ruinas.