Me vi caminando en el centro comercial con esta chica que me resulta familiar, como si la conociera hace bastante tiempo ya, cercana a mí, pero no la reconozco, su rostro plateado y dorados cabellos suscitan ese aire de familiaridad así como si sus pecas también fueran parte de una historia que antes fue contada pero que ahora no recuerdo. Es pasado el atardecer, el cielo es de un color violeta con tonos azules. No hay luna, adornado por las luces de variados colores se siente como la ciudad de neón, a pesar de las miles de luces que me dan la idea de donde podría estar todo se siente oscuro, opaco, como si una capa espesa de plomo cubriera el ambiente, me acerco a un puesto de helados que sigue abierto para intentar leer lo que allí pone, ya al ver dichas letras podría saber por dónde me encontraba, si en algún lugar de Latino américa, Asia o Europa, puedo leer en español, inglés y alemán, por lo que no me hubiera sido difícil ubicarme y salir de aquel país. Pero al ver el cartel solo veo borroso, las letras parecen difuminarse a medida que acerco la vista y trato de enfocarlas, lo que hace que mi cabeza duela y mi vista se nuble. Le pregunto al vendedor donde estamos, a lo que no oigo respuesta alguna, alzo la mirada para intentar dar con la persona dentro del puesto ambulante pero no hay nadie, está vacío y aun así abierto de par a par, ahora que me lo figuro no se siente ninguna presencia, no veo nadie en los alrededores. Salvo por esta chica que me sigue haciendo compañía por alguna extraña razón que desconozco, ella sigue estando en el mismo lugar como si fuera normal para ella verme en esta condición de desconocimiento. Vuelvo a girar mis ojos en busca de algo o alguien. No hay una sola alma en rededor, todos los locales abiertos, con sus carteles luminosos y luces de interiores encendidas sin nadie dentro, recorro a paso acelerado pero manteniendo la compostura dicha acera hasta la esquina en busca de alguna señal lo que es vano, solo se extienden en mi vista metros y metros de locales, puestos comerciales y aceras desnudas, sin un solo ruido que perturbe ese momento además del zumbido que emiten las luces de color mientras que gotas caen del tales letreros y uno que otro chispazo como si de luces viejas se tratase, pero no llovía,¿ porque habría agua de forma tan inusual?. Me devuelvo donde se encontraba la misteriosa muchacha que por misterios de la vida seguía en su puesto, extrañamente solo su boca me es divisable, el resto de su rostro sea nariz ojos o cejas me es borroso al igual que las letras, como cuando una gota de agua se esparce y trataras de ver a través de ella. Pregunto; ¿dónde estoy?, ¿qué hacemos aquí?, ¿qué está pasando?, y ¿Por qué no hay nadie más? todo en una manera lenta pero abrupta evidenciando mi incomodidad, al encontrarme en tal situación no me sentía presionado pero aun así no hay nada que me amenace más que este desconocimiento al que estoy expuesto. Siento que está congelada en su lugar, no mueve un solo musculo y no siento su mirada dado que su rostro esta estático en una sola dirección, pasado unos segundos me responde; - ¿que, acaso se te ha olvidado? estamos en una cita, decidimos que saldríamos hoy-. Ante tales palabras trato de buscar en mi mente algo relacionado a lo que acaba de decir pero no parece haber ni la más mínima idea o recuerdo que me explique porqué estoy en esta situación, le pregunto en que fecha estamos, creyendo que se tratase de una de esas paradojas metafísicas donde uno es enviado en el tiempo, a lo que responde tajantemente;- ¿Cómo se te va a olvidar este año?, además de ser un día especial no hay mucho que olvidar-.¿ Puedo estar relacionado a esta joven a la que no recuerdo en lo más mínimo?¿seré yo el que está teniendo el problema?. – Vámonos a casa, ya paseamos suficiente por el centro hoy, además dijiste que hoy hablarías con mis padres-. ¿Qué quiere decir con esto?, ¿esta joven está clamando ser mi novia? pero más importante aún, ¿porque no hay nadie además de ella y yo?
Recorrimos unas calles a pie las cuales que parecían repetirse de alguna forma, siempre las mismas luces, los mismos colores, el mismo vacío. El tiempo avanza de manera lenta según creo, entre todas las dudas de mi cabeza resalta la de ¿Por qué no puedo ver su rostro?
Nos subimos a un auto de color rojo oscuro o escarlata, pequeño, personal, que ella conduce. Me siento en el lado del copiloto dejando que ella me lleve donde quiera sea que vayamos, quizá allí encuentre respuestas a lo que aquí sucede, parpadeo una que otra vez.
Súbitamente aparecimos en el campo, como si de una especie de tele transportación se tratara, aunque me sentí extrañado al no ver luces ni nada similar, solo se sintió como si el ambiente a mi alrededor se difuminara y mezclara con el negro del espacio para aparecer donde estoy ahora, en un lado de la carretera frente a un portón de color negro, como una reja quizá, sé que tiene un motor del otro lado que lo abre, pero ¿porque sabría yo tal cosa? Al mismo tiempo que ella hace una seña con la mano el portón se abre lentamente, procedemos a entrar en el campo, una propiedad privada de varios metros de extensión, el lugar me hace sentir extraño, perseguido, como si ya hubiera estado aquí varias veces en el pasado, pero lo más extraño es que no siento el olor de los árboles, el pasto ni las flores, solo se siente pálido, me desconcierta. Caminamos por el sendero que forma las huellas de un vehículo cuando frente a un bosque, inmenso y oscuro se encuentran 2 casas, ambas de madera, no se ven viejas ni tan modernas, una pintada de negro y otra de rojo, gustos bastante raros sinceramente. llegamos a la puerta y ella me hace una seña para que le abra, - Usa la llave que te di o también lo has olvidado?-, meto la mano en uno de los bolsillos y palidezco al apretar lo que allí había, saco una pequeña llave con un cráneo de cuervo como diseño, me siento aterrado, parece sacada de un videojuego, en mi estado de incertidumbre absoluto procedo a usar la llave y abrir la puerta que rechina como si no hubiera sido usada en un largo tiempo, todo parece algo más oscuro adentro, hay una pequeña mesa de centro la cual tiene una estatuilla muy rara con forma de huesos sujetando un cuervo plateado con la cabeza descubierta exponiendo el cráneo, que sucede con esta pesadilla y los cráneos?! Pienso para mí mismo.- No la mires demasiado ya te he dicho que es peligrosa-, me dice la joven a la que extrañamente hago caso y deje que me trajera a esta tétrica casa. Volviendo de mi divagación mental y retomando mis sentidos, detengo mi mano que estaba a punto de tomar dicha estatuilla y la recojo hacia mi pecho, extrañado de que iba a tomar ese talismán tan raro con aires de ocultismo, cansado de todo este desconcierto me siento en uno de los 3 sillones que allí yacen , el cansancio y la duda pesan sobre mis ojos lo que los cierra unos segundos.- Hola Velasco, que raro verte tan seguido por aquí- me dice un hombre de atuendo formal con coderas y corbatín que extiende su mano frente a mí, lo saludo de mano mientras lo examino a él y la mujer que está a su lado, junto a la joven que me trajo aquí. Cordialmente pido su nombre, a pesar de que me incomoda que solo sus lentes y boca resaltan de su indistinguible rostro tal como ocurre con la chica que me trajo - ¿cómo no vas a recordar mi nombre, si has pasado tanto tiempo conmigo y nuestra familia?, mis ojos ruedan en sus cuencas en busca de respuestas como buscando entre todos los libreros mentales que he armado hasta ahora alguna respuesta,- no te preocupes quizá te hayas golpeado la cabeza cuando realizabas uno de tus ejercicios esos-. ¿No vaya a ser una de esas escenas donde me golpee la cabeza y empiezo a olvidar todo?, que sería del futuro para mí. Todos toman asiento, al caer en mi asiento me incomodada tal situación, aunque parece familiar este lugar, las 3 personas en esta realidad, esos cuadros colgados en la pared y esta conversación, ¿porque no se nada?
- ¿Bueno Velasco, porque no nos dices para que nos has reunido en tu casa?, mis ojos se abren de par a par ¿mi casa?, ¿porque me llama Velasco? Si mi nombre es… no lo recuerdo, ¿porque no se mi propio nombre?
- Habías dicho que era algo sobre casarte con nuestra hija, que habías pedido su mano y que ibas a hablar con nosotros acerca de ello-. Ahora si estoy espantado, que tengo que ver yo con esto, ¿que si todo esto es un sueño? No podría haber otra explicación racional - La verdad, no entiendo mucho de lo que sucede y para ser honesto me siento perdido, no es que su hija no sea atractiva pero esta situación me supera por el momento, le respondí con cautela. (Veo como la mujer a su derecha se acerca por su hombro y susurra) - te dije que era un cobarde, deberíamos terminar con todo esto ya- él no da respuesta alguna más que tener el rostro fijo en dirección a la estatuilla o a mí. Se siente la tensión en el aire, tanto por el presumible descontento de los padres, como por la atracción que siento en tocar la estatuilla que ahora me mira con esos ojos rojos que parecen brillar como 2 rubíes. Él se levanta sin decir una sola palabra y se retira a la habitación detrás de ellos donde entra el y su yo asumo esposa. – Discutiremos unas cosas en privado, no se metan solo tomara un tiempo. Se cierra la puerta detrás de el con cierta fuerza pero tratando de disimular el enojo que contenía.
- Te había dicho que debíamos matarlos cuanto antes, no me agrada la idea de decirles-.
Lo que acababa de oír me erizó la piel, mis manos se pusieron heladas ante la idea de matar a alguien; -¿Por qué piensas que deberíamos hacerlo?- pregunte siguiendo la corriente para saber más de lo que estaba hablando pero con pavor en mí ser por tan súbita invitación.
- recuerda… (lo dice en un tono gentil) ellos saben que todavía estas vivo…-
Mi garganta se aprieta al oír tales palabras, o sea que ellos no están vivos y tú tampoco lo estas por descarte, pero si estuviera atrapado en la tierra de los muertos debería haber más muertos para variar, eso es irrelevante en estos momentos, mi cabeza divaga en todas las posibilidades que esto abre, aun sin negar la posibilidad de que todo sea un mal sueño.
- Deberíamos hacerlo lo antes posible, de preferencia antes que ellos se dispongan a hacer lo mismo contigo.
- ¿Dices que me quieren matar? ¿Aquí y ahora?
- Puede ser… igual llevamos un largo tiempo saliendo y ahora que pediste mi mano significa que me iré de este lugar, algo que a ellos no les agrada.
Quitando las palabras que recién había escuchado pensaba en mi interior y trataba de procesar cada hecho que me pudiera dar una idea de donde estaba metido, entonces estoy atrapado en esta realidad junto a 3 personas muertas, dudo que sean demonios, no tengo memoria de algún suceso antes de estas últimas horas. Todo el ambiente parece volverse oscuro, se siente todo más pesado sobre mi cabeza y se escucha como si una melodía sonara en mis oídos, no son campanas de boda sino algo más lúgubre, frío, espeso.
– Deberías pensar en algo rápido que mis padres no estarán mucho más tiempo en esa habitación-.
Se escucha el crujir de los viejos tablones de esa dirección, como si dieran vueltas en círculos, se escucha el choque del metal de las llaves en la pared. ¿Qué debería hacer? mi intelecto me tendría que valer de algo en esta situación anormal en la que estoy parado, no me queda tiempo, debo reaccionar ya. La puerta se abre, lentamente va chirriando como en la más cliché película de terror, poco a poco va saliendo una bruma espesa de color verdoso. Mi corazón se acelera, tengo los ojos abiertos de par a par, siento miedo, ¡debo huir! pensé en primera instancia pero debo saber que está pasando aquí aunque debo estar vivo para contemplarlo, fue mi último pensamiento antes que mis ojos se clavaran en la silueta que se dibuja al otro lado del comedor. Ese no era el mismo hombre que había entrado, ahora se podían ver sus "ojos", dos cuencas negras y vacías en un rostro pálido que se hunden en una cabeza enorme, unas muecas como si estuviera enojado consumiéndose en ira, de su mandíbula aun sin tener una en el orificio de la boca se desprendía un color rojo casi líquido que se mezclaba con su piel, su traje rasgado y alargado lo hacían ver más alto con unas extremidades desproporcionalmente largas. ¡Corre! Fue en lo primero que pude pensar al ver la daga negra que portaba en su mano y había lanzado al lado de mi cabeza, al momento en que me puse en pie caí al suelo por un grito estremecedor como si gritara una mujer que desgarraba su garganta proveniente de aquella pieza, me compongo lo más rápido posible que puedo y corro a la puerta principal que ahora es mi única salida.
-No podrás huir de él, es muy rápido-. (Me grita ella aun sentada en el sillón)
Salgo y cierro de golpe la puerta tras de mí, la que atraviesa de una sola carga haciéndome caer a un lado. Me busca con su rostro en medio de los destrozos de manera maniática y frenética. Corro dando vuelta a la casa desesperado en busca de algo que me pudiera salvar en tal momento, miro hacia a atrás para ver dónde está tal criatura. Dando zancadas largas como si de un espantapájaros se tratara corre a una velocidad inhumana balanceándose de un lado a otro, llevando las extremidades al pecho y golpeando la tierra como si la apuñalase, me va alcanzar pienso para mis adentros tragando saliva. Lleva en frente su daga para poder ondearla y alcanzarme como si ya supiera donde va a asestar el golpe, lanza su brazo que choca contra el marco de la puerta rompiéndolo como si fuera papel, en tal momento me agache y salte dentro de la casa me sentí condenado en al estar en el mismo lugar donde comencé a huir. Súbitamente mis ojos se posan en la estatuilla negra de los ojos rojos como si de instinto se tratase, corro hacia ella siendo mi única oportunidad de intentar algo.
-¡No la toques, es importante! -(vocifero hacia mi parándose del sillón a toda prisa viendo que yo iba a tocar la estatuilla).
La criatura ya había atravesado la puerta para cuando ella recién se había puesto en pie, ahora se movía en sus 4 extremidades salvajemente similar a un insecto o cucaracha con la boca manchada en sangre. Dando mi máximo esfuerzo me estire todo lo que pude para alcanzar susodicho objeto como si de mi única forma de sobrevivir se tratase, no tenía idea de si me salvaría o no pero al ver su reacción importancia no le faltaba, mis dedos recién lo alcanzaban cuando todo se fue a negro.