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Chapter 103 - PARAÍSO CANTO XXXIII

PARAÍSO CANTO XXXIII

«¡Oh Virgen Madre, oh Hija de tu hijo, alta y humilde más que otra criatura, término fijo de eterno decreto,

3

Tú eres quien hizo a la humana natura tan noble, que su autor no desdeñara convertirse a sí mismo en su creación.

6

Dentro del viento tuyo ardió el amor, cuyo calor en esta paz eternahizo que germinaran estas flores.

9

Aquí nos eres rostro meridianode caridad, y abajo, a los mortales, de la esperanza eres fuente vivaz.

12

Mujer, eres tan grande y vales tanto, que quien desea gracia y no te ruega quiere su desear volar sin alas.

15

Mas tu benignidad no sólo ayudaa quien lo pide, y muchas ocasiones se adelanta al pedirlo generosa.

18

En ti misericordia, en ti bondad,en ti magnificencia, en ti se encuentratodo cuanto hay de bueno en las criaturas.

21

Ahora éste, que de la ínfima laguna del universo, ha visto paso a paso las formas de vivir espirituales,

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solicita, por gracia, tal virtud, que pueda con los ojos elevarse, más alto a la divina salvación.

27

Y yo que nunca ver he deseadomás de lo que a él deseo, mis plegarias te dirijo, y te pido que te basten,

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para que tú le quites cualquier nube de su mortalidad con tus plegarias,tal que el sumo placer se le descubra.

33

También reina, te pido, tú que puedes lo que deseas, que conserves sanos,sus impulsos, después de lo que ha visto.

36

Venza al impulso humano tu custodia:ve que Beatriz con tantos elegidos por mi plegaria te junta las manos!»

39

Los ojos que venera y ama Dios, fijos en el que hablaba, demostraron cuánto el devoto ruego le placía;

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luego a la eterna luz se dirigieron,en la que es impensable que penetre tan claramente el ojo de ninguno.

45

Y yo que al final de todas mis ansias me aproximaba, tal como debía,puse fin al ardor de mi deseo.

48

Bernardo me animaba, sonriendo a que mirara abajo, mas yo estabaya por mí mismo como aquél quería:

51

pues mi mirada, volviéndose pura, más y más penetraba por el rayode la alta luz que es cierta por sí misma.

54

Fue mi visión mayor en adelantede lo que puede el habla, que a tal vista, cede y a tanto exceso la memoria.

57

Como aquel que en el sueño ha visto algo, que tras el sueño la pasión impresa permanece, y el resto no recuerda,

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así estoy yo, que casi se ha extinguido

mi visión, mas destila todavíaen mi pecho el dulzor que nace de ella.

63

Así la nieve con el sol se funde;así al viento en las hojas tan livianas se perdía el saber de la Sibila.

66

¡Oh suma luz que tanto sobrepasas los conceptos mortales, a mi mente di otro poco, de cómo apareciste,

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y haz que mi lengua sea tan potente, que una chispa tan sólo de tu gloria legar pueda a los hombres del futuro;

72

pues, si devuelves algo a mi memoria y resuenas un poco en estos versos,tu victoria mejor será entendida.

75

Creo, por la agudeza que sufrí del rayo, que si hubiera retiradola vista de él, hubiéseme perdido.

78

Y esto, recuerdo, me hizo más osado sosteniéndola, tanto que juntécon el valor infinito mi vista.

81

¡Oh gracia tan copiosa, que me dio valor para mirar la luz eterna,tanto como la vista consentía!

84

En su profundidad vi que se ahonda, atado con amor en un volumen,lo que en el mundo se desencuaderna:

87

sustancias y accidentes casi atados junto a sus cualidades, de tal modo que es sólo débil luz esto que digo.

90

Creo que vi la forma universalde este nudo, pues siento, mientras hablo, que más largo se me hace mi deleite.

93

Me causa un solo instante más olvido que veinticinco siglos a la hazañaque hizo a Neptuno de Argos asombrarse. 94

96

Así mi mente, toda suspendida, miraba fijamente, atenta, inmóvil,

y siempre de mirar sentía anhelo.

Quien ve esa luz de tal modo se vuelve, 99que por ver otra cosa es imposibleque de ella le dejara separarse; 102

Pues el bien, al que va la voluntad, en ella todo está, y fuera de ellalo que es perfecto allí, es defectuoso.

105

Han de ser mis palabras desde ahora, más cortas, y esto sólo a mi recuerdo,

107que las de un niño que aún la leche mama. 108

No porque más que un solo aspecto hubiera en la radiante luz que yo veía,que es siempre igual que como era primero;

111

mas por mi vista que se enriquecía cuando miraba su sola apariencia, cambiando yo, ante mí se transformaba.

114

En la profunda y clara subsistencia de la alta luz tres círculos veíade una misma medida y tres colores;

117

Y reflejo del uno el otro era,como el iris del iris, y otro un fuegoque de éste y de ése igualmente viniera.

120

¡Cuán corto es el hablar, y cuán mezquino a mi concepto! y éste a lo que vi,lo es tanto que no basta el decir «poco».

123

¡Oh luz eterna que sola en ti existes, sola te entiendes, y por ti entendiday entendiente, te amas y recreas!

126

El círculo que había aparecidoen ti como una luz que se refleja, examinado un poco por mis ojos, 127

129

en su interior, de igual color pintada, me pareció que estaba nuestra efigie: y por ello mi vista en él ponía.

132

Cual el geómetra todo entregadoal cuadrado del círculo, y no encuentra, pensando, ese principio que precisa,

135

estaba yo con esta visión nueva: quería ver el modo en que se unía al círculo la imagen y en qué sitio;

138

pero mis alas no eran para ello:si en mi mente no hubiera golpeado un fulgor que sus ansias satisfizo.

141

Faltan fuerzas a la alta fantasía; mas ya mi voluntad y mi deseo giraban como ruedas que impulsaba

144Aquel que mueve el sol y las estrellas.