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Chapter 63 - PURGATORIO  CANTO XXV

PURGATORIO CANTO XXV

Dilación no admitía la subida;puesto que el sol había ya dejadola noche al Escorpión, el día al Toro:

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y así como hace aquél que no se para, mas, como sea, sigue su camino,por la necesidad aguijonado,

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así fuimos por el desfiladero, subiendo la escalera uno tras otro,pues su estrechez separa a los que suben.

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Y como el cigoñino el ala extiende por ganas de volar, y no se atrevea abandonar el nido, y las repliega;

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tal mis ganas ardientes y apagadasde preguntar; haciendo al fin el gestoque hacen aquellos que al hablar se aprestan.

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Por ello no dejó de andar aprisa, sino dijo mi padre: «Suelta el arcodel decir, que hasta el hierro tienes tenso.»

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Ya entonces confiado abrí la boca, y dije: «Cómo puede adelgazarse allí donde comer no es necesario.»

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«Si recordaras cómo Meleagrose extinguió al extinguirse el ascua aquella-me dijo- de esto no te extrañarías; 22

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y si pensaras cómo, si te mueves, también tu imagen dentro del espejo, claro verás lo que parece oscuro.

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Mas para que el deseo se te aquiete,

aquí está Estacio; y yo le llamo y pido que sea el curador de tus heridas.»

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«Si la visión eterna le descubro-repuso Estacio-, estando tú delante, el no poder negarme me disculpe.»

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Y después comenzó: «Si mis palabras, hijo, en la mente guardas y recibes, darán luz a aquel "cómo" que dijiste. 34

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La sangre pura que no es absorbida por las venas sedientas, y se queda cual alimento que en la mesa sobra, 37

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toma en el corazón a cualquier miembro la virtud de dar forma, como aquellaque a hacerse aquellos vase por las venas.

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Digerida, desciende, donde es bello más callar que decir, y allí destilaen vaso natural sobre otra sangre.

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Allí se mezclan una y otra juntas,una a sufrir dispuesta, a hacer la otra, pues que procede de un lugar perfecto;

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y una vez que ha llegado, a obrar comienza coagulando primero, y avivandolo que hizo consistente su materia.

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Alma ya hecha la virtud activa cual de una planta, sólo diferenteque una en camino está y otra ha llegado,

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sigue obrando después, se mueve y siente, como un hongo marino; y organizaesas potencias de las que es semilla.

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Aquí se extiende, hijo, y se despliega la virtud que salió del corazóndel generante, y forma da a los miembros.

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Mas cómo el animal se vuelve hablante no puedes ver aún, y uno más sabioque tú, se equivocaba en este punto,

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y así con su doctrina separaba del alma la posible inteligencia,

por no encontrarle un órgano adecuado.

A la verdad que viene abre tu pecho; 66y sabrás que, tan pronto se termina 68de articularle al feto su cerebro, 69

complacido el Primer Motor se vuelve a esa obra de arte, en la que inspira nuevo espíritu, lleno de virtudes,

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que lo que encuentra activo aquí reúne en su sustancia, y hace un alma sola, que vive y siente y a sí misma mira.

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Y por que no te extrañen mis palabras mira el calor del sol que se hace vino, junto al humor que nace de las vidas.

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Cuando más lino Laquesis no tiene, se suelta de la carne, y virtualmente lo divino y lo humano se lo lleva. 79

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Ya enmudecidas sus otras potencias, inteligencia, voluntad, memoriaen acto quedan mucho más agudas. 82

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Sin detenerse, por sí misma cae maravillosamente en una u otra orilla;

86y de antemano sabe su camino. 87

En cuanto ese lugar la circunscribe, la virtud formativa irradia en tornodel mismo modo que en los miembros vivos: 88

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y como el aire, cuanto está muy húmedo, por otro rayo que en él se refleja,con diversos colores se engalana;

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así el aire cercano se dispone,y en esa misma forma que le imprime virtualmente el alma allí parada;

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Y después, a la llama semejanteque sigue al fuego al sitio donde vaya, la nueva forma al espíritu sigue.

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Y como aquí recibe su aparencia, sombra se llama; y luego aquí organiza cualquier sentido, incluso el de la vista.

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Por esta causa hablamos y reímos;y suspiros y lágrimas hacemosque has podido sentir por la montaña.

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Según que nos afligen los deseos y los otros afectos, toma formala sombra, y es la causa que te admira.»

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Y ya llegado al último tormento habíamos, y vuelto a la derecha,y estábamos atentos a otras cosas. 109

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Aquí dispara el muro llamaradas,y por el borde sopla un viento a lo alto que las rechaza y las aleja de él;

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y por esto debíainos andarpor el lado de afuera de uno en uno;y yo temía el fuego o la caída.

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«Por este sitio -guía iba diciendo-a los ojos un freno hay que ponerles, pues errar se podría por muy poco.

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Summae Deus Clamentiae en el seno del gran ardor oí cantar entonces,que no menos ardor dio de volverme; 121

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y vi almas caminando por las llamas; así que a ellas miraba y a mis pasos, repartiendo la vista por momentos.

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Una vez que aquel himno terminaron gritaron alto: «Virum no cognosco»;y el himno repetían en voz baja. 127

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Y al terminar gritaban: «En el bosqueDiana se quedó y arrojó a Elice

131porque probó de Venus el veneno.» 132

Luego a cantar volvían; y de esposas y de maridos castos proclamaban,cual la virtud y el matrimonio imponen.

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Y de esta forma creo que les basteen todo el tiempo que el fuego les quema: Con tal afán conviene y en tal formaque la postrera herida cicatrice.

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