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Atrapados en un mundo Desconocido

ConejoNegro
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Synopsis
Dion Grimori despierta en un extraño bosque sin saber nada mas aparte de su edad y nombre. No solo el, a su lado recostado sobre sus hombros encuentra a un extraño niño con cuernos y orejas puntiagudas. Poco después ambos encuentran a una niña en el cielo. Los tres se encuentran en la misma situación, ninguno de ellos logran recordar nada más aparte de sus nombres y edad. Y sobre de todo, se encuentran en un extraño mundo de fantasía en el cual se emprenderán en una aventura en busca de sus memorias.
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Chapter 1 - Prólogo "Inicio a lo Desconocido"

Un niño de cabello claro y rizado se encontraba durmiendo en la hierba recostado sobre un árbol, tenía puesto una remera arremangada, un pantalón marrón con tirantes y uno par de calzados negros.

Lo primero que vio tras abrir sus ojos, fue la fuerte luz del sol.

La luz era un tanto molesta, interrumpió su largo sueño.

Sus ojos café observaban con curiosidad el cielo azul. No tenía idea alguna del lugar donde se encontraba y del por qué estaba ahí.

— ¿Dónde estoy?

Pregunto. Pego un largo bostezo, aún seguía con sueño.

El niño cruzo ambas piernas al igual que sus brazos, cerró los ojos inclinando su cabeza y pensó.

—…..

Lo último que recordaba era, no, no lograba recordar nada.

Dion Grimori, al menos recordaba su nombre.

Su edad "12" no podía saber más.

—Esto es malo, no puedo recordar nada

Dijo, Dino haciendo una mueca.

Por algún motivo se encontraba en un bosque, rodeado de altos árboles.

— ¿Huh?

Sintió un leve golpe en su hombro derecho, algo se había tumbado sobre él, volteo y sus ojos se ampliaron de la sorpresa.

No sabía lo que era, vestía un largo abrigo oscuro que cubría por completo su delgado cuerpo, su piel de porcelana era realmente blanca; su cabello largo y oscuro llegaba a tocar el suelo, junto a esas hermosas y largas pestañas, lo hacían ver como un frágil muñeco.

« ¿Una niña? »

A la simple vista, era un ser totalmente desconocido para el, y lo que más atrajo su atención fueron esos cuernos negro, estos sobresalían de su cabeza.

Por algún motivo desconocido, Dion se encontraba haciendo de almohada para este extraño ser. Y viéndolo más de cerca, bajo sus ojos aparecieron unas marcas extrañas en formas de triángulos, tenía sus orejas puntiagudas, eran extraño, todo de ese ser era raro.

« ¿Estará bien? »

Fue lo que pensó. Ese extraño ser no se movía en lo absoluto, la posibilidades de que este fuera un simple muñeco aumentaron, no parecía respirar.

« ¿Tal vez solo es un muñeco? »

No, sintió un leve calor en su hombro derecho, Dion estiro su mano y con la punta del dedo toco la mejilla de este extraño ser.

Era muy suave y blando, daban la necesidad de tocar más.

Tras tocarlo el extraño ser se movió de su hombro, colocando todo su peso sobre el árbol dejando caer su cabeza hacia abajo.

Dion se puso de pie, sabía que estaba con vida, se puso en cuclillas, lo miro fijamente y coloco ambas manos alrededor de sus mejillas. Eran un sentimiento único, su rostro era tan suave.

—Wow. Es tan blandito —Dijo. Puso una sonría de alegría y comenzó a jugar con el rostro de este extraño ser, lo estiraba y aparentaba de todas formas.

—Hug, qu-que…

Murmuro este extraño ser con el ceño fruncido, sus ojos aun se encontraban cerrados. Pero estas simples palabras no lograron llegar hasta los oídos de Dion.

El continuaba con su diversión.

—De-Deja…

Tartamudeo. Este abrió sus ojos.

Y un silencio cayó sobre ellos.

Dion puso una sonrisa nerviosa, sus manos aún se encontraban sujetando su suave cara. Esos ojos llenos de ira y enojo, eran violetas.

Al siguiente instante, antes de dar escusa alguna.

— ¡Bwah…!

Dion sintió como si por todo su cuerpo pasara una fuerte corriente eléctrica. Desde la punta de sus dedos hasta la punta de su cabello haciendo que su cuerpo se estremeciera y temblara.

Dion había caído de espalda al suelo.

—¿Cómo te atreves a tocarme? —Dijo molesto.

Realmente se veía mucho mejor estando durmiendo, parecía inofensivo, pero la realidad es diferente, este extraño ser se puso de pie, firme

—¿Quién te crees que eres? ¿Sabes quién soy? Soy el hijo de…

Antes de que pudiera terminar se quedó mudo, no recordaba nada.

—¿Tampoco puedes recordad? —Comento Dion haciendo una mueca. Este se levantó del suelo como si nada. —Soy Dion Grimori, es un placer. Estiro su brazo hacia el.

—Baphoment, ese es mi nombre —Respondió Bapthoment con la mirada firme, acepto y estrecho su mano.

—¡¿Huhg?!

Nuevamente Dion sintió un fuerte choque eléctrico en cuando toco la mano de Baphoment.

—Te dije que no me tocaras

—Pero fuiste tú el que!…

Antes de que pudiera acabar con su acusación, ambos fueron interrumpidos por una fuerte ráfaga de viento.

—¡!

Dion se cubrió la cara con su brazo derecho, mientras que Baphoment se quedó observando al frente, algo impedía que Baphoment apartara su mirada, coloco un mecho de cabello detrás de su oreja el cual interrumpía su vista.

—¿Qué sucede con el viento?.

Dion giro su ojos en la misma dirección, el fuerte viento no ceso en ningún momento, volviendo locos a los arboles tanto como a los animales cercanos.

— ¡¿…?!

Los ojos de Dion se ampliaron de la emoción parecían brillar, frente a él, frente a sus ojos, apareció otro extraño ser.

Su cuerpo delgado y pequeño flotaba en el aire, el viento la rodeaba en forma de espiral levantando su largo cabello rubio lleno de bucles; Alrededor de su cuello llevaba collares de oro decorados con rubís y en sus muñecas, puños y tobillos igual.

Su túnica blanca era de sedas teniendo en cuenta el color celeste como base, un verdadero ángel en todo su esplendor.

Era una escena increíble.

Una pequeña niña, parecía tener la misma edad y misma altura que el.

La niña tenía extendido sus brazos, su cabeza en alto con sus ojos cerrados hacia el cielo, ella era la causante de tal violento viento.

Sus ojos se abrieron, eran celestes más brillantes que el mismo cicielo voltearon en dirección a Dion y Baphoment.

—…

Sus labios se movieron pronunciando palabras que no llegaron a los oídos de Dion.

« ¿Huh? ¿Qué es este extraño sentimiento? Siento como si ya la hubiera visto antes…»

Dio vio esos ojos azules antes, recordó esa mirada. Sin embargo no sabía de quién se trataba.

—¿He?

Al siguiente instante, hubo un fuerte sonido, lo suficientemente fuerte como para cortar el mismo viento, el cual se alejó causando impacto a su alrededor, al mismo tiempo que el viento se desvaneció en el aire, la pequeña niña caía en picada al suelo.

Dion no lo pensó dos veces y se lanzó hacia ella, deslizo su cuerpo por el suelo estirando sus brazos para alcanzarla y atraparla, sintió un agudo dolor al sentir la caída de su cuerpo sobre su espalda.

—¿Ambos se encuentran bien? —Dijo Baphoment. Su voz se notaba algo cansada y débil por solo haber acelerado el paso. —¡¿Hu?!

—Si —Respondió Dion.

Mostro una sonrisa segura, pero esta no duro mucho tras ver el rostro de Baphoment rojo igual que un tomate. Y al siguiente instante apartó la mirada diciendo lo siguiente.

—Oye… No mires…

Escuchando eso y con esa extra expresión, Dion no pudo evitar voltear su mirada hacia esa niña.

Para su sorpresa esta se encontraba completamente desnuda.

—¡Heeeeeeee! ¡¿Q-q-q-q-que?!

Dion sintió un fuerte impacto en su corazón, sus mejillas se tornaron rojizas de la vergüenza, apartaba la mirada en todas direcciones, su corazón latía como loco.

— Te dije que no mires.

—¡¿Q-qu-que Hago?! — Tartamudeo. Dion se encontraba nervioso, no sabía qué hacer.

El cuerpo delgado de aquella niña se encontraba a un lado.

—Ten —Fue lo único que dijo Baphoment, estaba sentando en el suelo dándole la espalda a Dion, le había lanzado su abrigo sobre la cabeza —Ponle eso…

Tras quitarse el largo abrigo, Baphoment mostro su delgado y frágil cuerpo. Tenía vendas cubriendo por completo todo su abdomen, al igual que espalda, brazos y cuello, un pantalón grande y largo con cinturones al rededor y unas botas enormes.

—¡¿Cómo quieres que lo haga?!

Exclamo Dion. Tras pensar lo que tenía que hacer Dion se negó totalmente.

—¡Solo hazlo!

—¡Entonces ayúdame!

—¿C-como podría hacerlo? Es una chica, no puedo tocarla.

—¡Yo pienso lo mismo!

Un silencio abrumador cayó sobre ellos… Ambos terminaron apartando la mirada uno del otro ruborizados.