La verdad ya no se lo que está pasando, los golpes cesaron y ya no escucho voces del otro lado de la puerta.
Hace unos segundos mire por el cerrojo y no vi a nadie, mi corazón se alegró al saber eso.
Pero no fue todo, por debajo de la puerta una carta roja entro, pensé en como pudo ser posible eso, yo seguía mirando por el cerrojo y sin duda alguna no había nadie.
La cara ahora mismo se encuentra a mi lado, sobre mi escritorio.
Realmente no se si abrirla o dejarla tal como está, con todo lo que se sucedió pensé en las posibilidades de que algo extraño saldría de ella.
No sé qué hacer...
¿Que harían los demás en mi lugar?
¿Abrirían la carta?
¿Se quedarían en esta casa?
¿Aceptarían a una familia así?
A pesar de todo lo malo, también pasaron cosas buenas, puede conocer a mi familia, la mayoría intento devorarme o darme un arreglo, pero después de todo pude conocer a mi padre, esos pocos segundos abrazándolo fueron suficientes como para olvidar todo lo malo.
También está Daburu, es un buen amigo, además del chófer que me trajo hasta aquí, el también fue amable, incluso me dió galletas para todo el camino.
No quiero mencionar al gato, pero era muy lindo.
Luego mis hermanos, en ese poco tiempo que estube con ellos supe cómo eran, Tako a pesar de querer devorarme cuando hable con su apariencia de pulpo el parecía estar diciendo la verdad, además de estar disfrutando nuestra conversación.
Zonbi, a pesar de que también intento devorarme, en el interior parecía no querer hacerlo.
Incluso cuando sujeto mi pierna con fuerza de un momento al otro ella me libero y de esta forma logré escapar.
Debería darles otra oportunidad.
Leerle la carta.