Sentando en el suelo sin haberlo encontrado, pasaron muchas ideas por mi mente.
Era alguien invisible, así que tarde o temprano volvería, tal vez tuvo una urgencia, tal vez tenía algo más importante que hacer.
La verdad, no lo sé.
Sigo encerrada en esta habitación, cubrí la puerta con el cofre llena de cartas porque apareció la persona que menos quería que apareciera.
Mi quería madre Kori, anteriormente la conocí en el pasillo después de conocer a mi padre.
Ella es muy hermosa, el vestido y peinado elegante la hacían ver cómo toda una condesa.
Sin embargo, ella da miedo.
Apareció frente a mi con jeringas y otros extraños instrumentos además de dos enorme hombres con batas blancas a sus costados.
Dijo que necesitaba una claro arreglo en mi cuerpo y eso era por mi bien, pero con esa sonrisa sádica en su rostro, tras verla se me erizo la piel.
"No te preocupes, solo cortaré algunas cosas, quitaré y agregaré otras. No hay nada que temer"
Dejando de lado a mi amable padre invisible, al momento que escuche la voz de mi madre me hizo pensar en las posibilidades de ser adoptada.
Huí de ella, me levanté y corrí tanto como pude.
Sin embargo, el piso se congelo parecía estar patinando sobre hielo, resbalé y cai de cara al suelo.
Sigo sintiendo el ardor en mi frente por la caída, de una manera u otra logré escapar de ella y finalmente llegué a mi habitación.
¿Cómo supe que era mi habitación?
Bueno mis cosas estaban en este lugar y claramente al costado de la puerta decía mi nombre.
Pero ahora, mi loca madre se encuentra detrás de esa puerta junto a eso dos extraños hombres.
"Por favor abre la puerta, hazle caso a tu madre"
Esas son sus palabras, lo dijo de una manera amable y alegre, también los golpes cada vez son más fuertes.
No sé qué hacer, no quiero salir, si salgo solo dios sabe lo que me hará.
Tal vez me ate a una cama metálica y experimente conmigo.
No, no, no. No quiero eso.