Recordado a mi querida hermana mayor y a su rostro melancólico mientras logré escapar de ella, diciendo la verdad tuve un poco de pena.
"No te vallas"
Esa frase viniendo de su parte se quedó grabado en mi.
Sin embargo no podía hacer otra cosa más que huir o terminaría siendo devorada por ella, aquella expresión y más el charco de saliva en el suelo lo dejaron en claro.
Pero dejando eso de lado, lo que pasó luego me dejó sin palabras.
Pude conocer a mi padre, bueno no podía verlo, pero si escuchar su voz.
Mientras corría nuevamente por mi vida, choque con algo de repente y caí al suelo.
Levanté la mirada y no presencie a nadie, solo el largo pasillo el cual no parecía acabar nunca.
No obstante, escuché un llanto seguido por una voz desolada.
Alguien estaba llorando, se escuchan tan cerca, pero mis ojos ni vieron a nadie.
Al siguiente segundo algo sujeto con fuerza mi cuerpo, era parecido a un abrazo, un cálido abrazo.
"Regresaste"
Aquella melancolía voz la escuché cerca de mi oído y por algún motivo mi corazón se llenó de nostalgia.
Se traba de mi padre, Takao y era una persona invisible.
No saber que apariencia tiene ti verdadero padre fue algo a abrumador.
Deseé tanto saber si me parecía a el, si tenía sus ojos, su cabello o incluso su nariz, pero todo eso quedó atrás.
Lo que más importó en ese momento, fue la necesidad de devolver el abrazo y sentir su calidez.
Aún que no pudiera verlo, supe como era.
Al sentir su calidez ser transmitida, olvide todo lo demás y solo me concentre en el.
Desde que llegué a la mansión fue el único miembro de mi familia que no menciono querer devorarme, pero luego de estar hablando un rato con el, desapareció.
Simplemente deje de escuchar su voz, me puse de pie y trate de buscarlo, moví mis brazos en todas direcciones intentando encontrarlo.
Sin embargo, no estaba...