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Chapter 2 - Real Academia Mágica

el primer día que estuve en la Real Academia Mágica lo recuerdo casi a la perfección. Cuando llegué allí ya eran casi las 8 de la mañana y la cantidad de nuevos estudiantes era menor de lo que esperaba, unas 620 personas estábamos en la puerta esperando ingresar al lugar donde pasaríamos un mínimo de tres años, si es que eramos buenos en los estudios y en las practicas.

Hasta el día de hoy se me ha hecho difícil iniciar conversaciones, pero siempre se me han cruzado infinidad de personas dispuestas a hablar conmigo y tener mi amistad.

Cuando ingresamos a aquella Academia me llamó mucha la atención lo pequeña que era, aunque para algunos el tamaño de una cancha de fútbol es grande, he estado en distintas partes del reino e incluso tuve la oportunidad cuando tenía casi 13 años de ir a otro reino acompañando a mi padre por sus negocios y se de academias más grandes.

Al momento de ingresar nos hicieron pasar al salón de eventos de dicha academia y allí un sujeto que era el subdirector de la academia se presentó a nosotros y fue llamando uno por uno para determinar la clase que nos tocaba.

Mientras esperaba que me llamen un joven se me acercó y empezó a hablarme. Su nombre era Jair, un nombre común en mi localidad. Estaba bastante nervioso sobre a que lugar le tocaría ir, pues había ingresado con las justas a la academia con un talento mágico de grado B. Aquel joven era más bajo que la mayoría de los presentes y eso lo hacía destacar. Usaba un peinado de raya en medio, algo común entre los ciudadanos. Resulta que él había puesto todas sus esperanzas en dicha academia y quería ser un mago del elemento del rayo, pues eran los más solicitados en la ciudad, y aquel joven acababa de ser padre.

Ese joven resultó ser el primer amigo que hice en la Real Academia Mágica, y con el que más contactó he tenido a lo largo de mi vida. El proceso de selección de de clase era simplemente acercarse al centro donde había una pequeña colección de gemas, cada una representaba un elemento y tocar todas las gemas, una por una, las gemas que se iluminen eran a las cuales teníamos más afinidad.

—¿Qué clase de mago te gustaría ser? —me pregunto él momentos antes de ser llamado

Y sinceramente no quería ser mago, pero si se me dsba a elegir en ese entonces hubiese elegido ser un mago de aire.

En ese momento noté con asombro cómo tres de aquellas gemas se iluminaron.

—Agua, Metal y rayo —pronunció en voz alta el Subdirector mientras lo felicitó por ser el primero de la clase en tener afinidad por tres elementos.

Lo siguiente fue que se le brindó la oportunidad de escoger a que clase quería ir primero.

Después de que diez personas más pasaron llegó mi turno.

Me acerqué con lentitud cómo si eso fuera a hacer que las cosas cambien.

Entonces cogí la primera gema.

Rayo, luego fue aire, metal, agua, tierra, madera, fuego, veneno, luz, oscuridad, especial y corporal.

Todas las gemas se iluminaron, causando un gran asombro entre los presentes, incluyendo el subdirector.

—¡Felicidades! tenemos un futuro erudito en nuestra academia. —empezó a gritar con gran entusiasmo, ya que era la primera persona en todos los años que la Academia tiene en mi ciudad que aparecía alguien como yo. Eso sin mencionar que los eruditos son los más escasos de encontrar llegando a aparecer uno cada cien años como mínimo.

Y esa situación era la peor que me pudo pasar en mi vida, bueno la segunda peor, porque la primera fue enamorarme, pero eso es historia del segundo arco.

Para ser un erudito se debe pasar toda la vida estudiando, aprendiendo y creando.

En ese momento sentí mi vida caer en un abismo sin fin. Y para cuando me preguntaron a que clase iría primero solo respondo que iría de acuerdo al mismo orden en el que las gemas se iluminaron.

Después de que los 620 fueran examinados, hubo un total de de 40 personas que estudiarán en la clase del elemento rayo, y la que tenía más alumnos es la del elemento agua con 130 alumnos y la más baja es la corporal con apenas 5 alumnos.

Y ya que les estoy brindado estos datos les informó que las personas que son afines de tres a cinco elementos se les llama especiales, los que son de seis a ocho son llamados prodigios, los de nueve a once son los genios y los que son como yo son los llamados eruditos.

Cada uno se agrupó de acuerdo al elemento que íbamos a estudiar y luego fuimos llevados hacia uno de los edificios que había en la Real Academia Mágica.