—Eres un infeliz, Kenji— lo empujé y él lamió sus labios—. Te has estado aprovechando de mi situación para burlarte de mí y utilizarme. Ya obtuviste lo que querías, ¿No? ¿Qué más quieres? Aportaste tu granito de arena para destruir lo que quedaba de mi relación, me secuestraste para quién sabe qué cosa, ahora te crees consejero, cuando todo lo que has hecho es aprovecharte del mal ajeno y disfrutar viendo en primera fila nuestra destrucción. ¿Este "divertido" juego no te ha sido suficiente?
—No quieras culpar a los demás por lo que has hecho tu. He sido un espectador, pero te recuerdo que si las cosas terminaron así, es porque lo de ustedes ya se encontraba en la cuerda floja. Si lo que alguno de ustedes estuviera sintiendo es real, ambos buscarían la forma de arreglar las cosas pacíficamente y por el bien de los dos. El matar a la persona que quieres no debe ser considerado una opción. Para Shiro, el amor no representa absolutamente nada, solamente una pérdida de tiempo. Te lo ha demostrado y tú sigues mendigando ese querer que solo te ha traído dolor.
—¡¿Y eso qué tiene que ver contigo?! ¿Por qué tienes que aparecer a dañarlo todo, solo por tus maléficos planes?
—¿Aún sigues creyendo que te estoy utilizando y que tengo macabros planes contigo? — apretó los puños, y rechinó los dientes—. Eres muy lenta para captar las cosas, Rui. Mis verdaderos planes jamás han sido utilizarte para llegar o investigar a Shiro, solo con dar una puta orden puedo hacerlo desaparecer; al igual que a ti si quisiera. Si te he acorralado y presionado hasta ahora, es para que abras los ojos de una maldita vez y no te sigas humillando por un cualquiera que no te merece. Las manos de una mujer no deberían mancharse. Me molesta que la niña dulce que conocí cuando pequeño, se haya terminado convirtiendo en esto. Quería hacerte reaccionar y que te dieras un poco de valor, pero si tanto insistes en querer ir tras ese hombre, aún luego de todo lo que pasado, adelante. ¿Quieres irte de nuevo a intentar arreglar, algo que hace mucho tiempo está roto? Entonces vete. Ve a buscar a ese tipo que no va a dudar en cortarte en pedazos cuando te encuentre. Sigue luchando por algo que, a la larga o a la corta, terminará mal. Si eso te causa satisfacción y te hace feliz, házlo. Esta vez no voy a detenerte— salió de la habitación sin decir nada más.
No puedo negar que me sorprendió la forma en que me habló. Está mucho más cambiado a cuando era ese niño. Era de esperarse. Ambos hemos cambiado y madurado.
Tener que darle la razón en lo que dice me molesta. Más que nadie estoy clara en que no puedo volver al lado de Shiro. No por miedo, sino porque sé que no vale la pena el volver a lado de alguien que no me quiere. Ya no hay nada que nos vincule o nos una. Además de que no voy a rogarle.
Si tengo oportunidad de irme, lo voy a hacer. No quiero que vaya a cambiar de opinión y luego no me deje ir. Realmente por más que trato, me es difícil comprenderlo.
Salí de la habitación y bajé las escaleras despacio, cuando me lo encontré subiendo.
—En la sala te dejé lo que necesitas y lo que tenías encima el día que te traje. El teléfono está cargado, pero lo dejé apagado para que no consuma batería. También te dejé las llaves de un auto. Está estacionado frente a la casa. Puedes llevártelo y quedarte con el. Que te vaya bien — subió las escaleras sin decir nada más. Ni siquiera me dio tiempo de hablar.
Me asomé a la sala y efectivamente estaba todo, incluso mi arma. ¿Así que va en serio?
Recogí todo y me encaminé al auto que estaba estacionado frente a la casa. Definitivamente luego debo enviárselo de vuelta. No quiero deberle nada.
Mientras manejaba, encendí mi celular y le marqué a Shu, quien no dejó que sonara casi nada antes de contestar.
—¿Rui? ¿Eres tú?— se escuchaba desesperado, y traté de hablar tranquila para que se calmara.
—Sí, soy yo.
—Gracias a Dios. ¿Dónde estás? ¿Qué te sucedi��?
—Estoy en Tokio. Estoy de camino a la casa principal.
—Viajaré de inmediato. Nos veremos en un par de horas. No desaparezcas de nuevo y sin avisar. ¡¿Me oyes?!
—No lo haré, no te preocupes. Date prisa— colgué la llamada, y seguí manejando.
No sé cómo debo explicarle lo que sucedió. Y hablando de lo que sucedió... ¿Cómo no le pegué a ese descarado? Se merecía que le hubiera volado los dientes por haberme besado de esa manera.
Nadie me había besado de esa forma antes. Ni siquiera Shiro. Desde que todo se volvió una monotonía, no sentía estas cosas. Ni siquiera le impedi que me besara, y para acabar de completar, no puedo borrar ese momento de mi mente. ¿Qué pasa por tu cabeza, Rui? ¿Por qué al enterarme de que se trata de ese niño que conocí cuando era una pequeña niña, no puedo verlo como una amenaza del todo? Eso no debe ser garantía de nada. Al final de cuentas, él me secuestró y gracias a él las últimas semanas han sido un caos.
Al llegar a la casa, todo se veía tranquilo. No estaba ninguno de mis empleados. Por lo que veo, todos deben estar con Shu.
Entré a la casa y subí las escaleras para ir directo a mi habitación. Realmente necesito el descanso luego de tanto.
Al entrar al cuarto, la lámpara de la mesa de noche se encendió y agarré el arma.
—¿Cuánto tiempo sin verte, Rui?— vi a Fumiko sentada en el borde de la cama, y casi me da un infarto.
—¿Sra. Fumiko? ¿Qué hace usted aquí?
No recuerdo haberle dicho dónde vivo. Está casa no es la misma de dónde vivía con Shiro. Solamente Shu conoce de este lugar. Además de que nadie sabía que venía para acá, solamente él. ¿Ella cómo supo que vendría?
No me dio buena espina, y por tal razón, traté de no bajar la guardia con ella.
—Vine a visitarlos. ¿Dónde está mi hijo?
—Veo que no le ha contado. Shiro y yo ya no estamos juntos.
—¿Una pelea de pareja?
—Algo así, pero esta vez es definitivo.
—Ah, ya veo— se levantó de la cama, y no la perdí de vista ni un solo instante—. Eso es bueno. A decir verdad, opino que mi hijo no merece tener a alguien como tú en su vida— ambas sacamos el arma a la vez, y nos apuntamos.
—¿Qué pretende, Sra. Fumiko? ¿Quiere matarme porque ya sé su verdad? Creo que es usted la que debe desaparecer de la vida de Shiro. ¿No lo cree, roba niños?