—¿Por qué me confundes? ¿Por qué me haces sentir esto?— le reclamé.
—Porque es justo lo mismo que me haces sentir a mi. No tenemos la opción de escoger con quién sentir estás cosas, simplemente se sienten. Al ser mutuo no quiero que sigas huyendo de mí. Quiero que permanezcas conmigo como hasta ahora, pero no por obligación o por el trato, quiero que lo hagas porque sientes la necesidad de hacerlo. Dejarás de ser mi empleada especial, para que te conviertas en mi mujer.
—No sé si pueda aceptar eso. No te creo una sola palabra — no puedo creer nada de lo que diga. Luego de todo lo que ha hecho, es imposible que acepte algo como eso.
—Quiero demostrarte con hechos, por algo te traje hasta aquí.
—¿No será que se te subió el alcohol, y eso te está haciendo decir algo que no sientes?
—Me gustas— me acercó más él—. Nunca sería capaz de abrirme a alguien si no valiera la pena. Me gustas y quiero que seas mía, solamente mía. Tú no pierdes el orgullo todavía, así que debo ser yo quien lo eche a un lado — me besó de vuelta y fue quitando mi camisa dejándome solo en sostén; fue besando mi hombro y quitando lentamente el manguillo, hasta dejarlo caer al suelo.
—¿Por qué eres tan cariñoso de repente? — desconozco a este Shiro que está frente de mi.
—Puedo demostrarte que soy diferente de lo que crees que soy. Te he tratado muy mal y ahora quiero tratarte bien, ¿Hay algo de malo en eso?
—Haces que me confunda, Shiro.
—Ven— me agarró de la mano y me llevó a la habitación—. Este será nuestro cuarto. Es el más grande de la casa.
—Es demasiado grande.
—Y muy cómodo también— se fue detrás de mí y removió mi pelo del cuello para besarlo.
Un escalofrío me invadió, es como si mi cuerpo estuviera ardiendo. Me hizo caminar hacia la cama y acostarme; luego se fue quitando los botones de la camisa.
—¿Te gusta verme así?— sonrió maliciosamente, y fue quitándose el pantalón.
—No está mal — desvíe la mirada.
—Por fin dices algo honesto.
Sin darme cuenta, me he estado sintiendo más a gusto con él. Me quitó el pantalón junto a la ropa interior y se subió sobre mí.
—Aquí es como mejor nos entendemos.
Besó mis brazos y fue dirigiéndose hasta mi cuello, hasta bajar a mis senos. Recorrió con sus labios y su lengua cada parte de mi pecho. Lamió mi senos y no pude contener más mis gemidos. Acarició con su mano mi otro seno y fue bajando hasta mi vientre para detenerse. Sus delicadas caricias hacían mi cuerpo estremecerse. Besó tiernamente mis labios dejándome con deseos de más. Su mirada es tan diferente a la que siempre he visto. Es como si no fuera la misma persona que conocí ese día. Lo he comenzado a ver de una manera diferente y no sé en qué momento fue.
Fue lamiendo mi pecho hasta llegar a mi vientre, dio un dulce beso en el, para continuar su recorrido hasta mi entrepierna. Besó lentamente mi entrepierna hasta llegar a mi vagina. Solté un gemido de satisfacción. Los movimientos de su lengua eran delicados y repetitivos. Mi cuerpo se estaba sintiendo en llamas. La suavidad y delicadeza de su lengua me estaba haciendo perder la cordura. Eran muchas las sensaciones que estaba sintiendo en mi parte baja. Los escalofríos eran incontrolables, tanto como mis gemidos. Estaba al límite, pero no quería hacerlo con él ahí, me avergonzaría demasiado.
—Detente, Shiro— puse mi mano en su cabeza intentando detenerlo, pero eso solo complicó las cosas. De alguna forma, me sentía más caliente al tocar su suave pelo. Esto está mal.
Él no se detuvo y yo no pude aguantar tampoco. El hormigueo y la sensación de humedad hizo que alcanzara el cielo. Mis piernas estaban temblando y mi cuerpo ni se diga. Al finalizar, se colocó entre mis piernas y se acercó. Puse mis manos alrededor de su espalda y mis piernas alrededor de las de él, como muestra de aprobación. Era muy tarde para arrepentirme ahora. Él me penetró lentamente y fue como una corriente dentro de mí. Estaba tan sensible luego de lo que hizo, que mi cuerpo estaba reaccionando de manera inmediata a cada movimiento suave que hacía. Me besó tan apasionado como nunca lo había hecho. Todo lo desconocido que había experimentado con él la primera vez que estuvimos juntos fue algo desagradable, doloroso y asqueroso, pero ahora es como si todo hubiera cambiado. Mi cuerpo no puede rechazarlo, ni tampoco quiero hacerlo.
—Me gustas, Rui— su mirada no era la misma odiosa e irritante que me hacía molestar; era totalmente distinta. Así que él también puede ser amable y delicado si se lo propone, ¿O será que acaso esta parte la estaba ocultando detrás de su frialdad y malos tratos?
—Tu también me gustas, Shiro — no creí que saldría eso de mi boca en un momento como este. Se volvió tan natural la manera de hablar con él y decir las cosas, que ni yo misma creía que era capaz de decirlo.
Shiro se quedó mirándome sorprendido para luego estampar sus labios con los míos. Los hechos muestran más que mil palabras; esto había sido un vivo ejemplo de eso. No sé con exactitud lo que siento por él, pero estoy consciente de que algo siento, y que ese algo quisiera seguirlo sintiendo.