Chapter 12 - 12

A la mañana siguiente:

Me di cuenta que ella no estaba en la cama. Me di un baño y salí a buscarla. Creí que había salido, pero no, estaba en la cocina preparando el desayuno.

—¿Cómo amaneciste, linda? — la sujeté por la cintura y le di un beso en la cabeza.

—Bien, ¿Y tú, cariño?

—Bien, ¿Vas a alguna parte?

—Tengo que ir a la empresa de mi padre. La está pasando muy mal y debo ayudarlo.

—No, Arianna. Tú aún no estás bien.

—Pero debo hacerlo, Bruce. Por toda esta situación que ocurrió, mi padre necesita de mi ayuda.

—Tienes que velar por tu salud primero. Él me dejó a cargo de cuidarte y no dejaré que te desarregles por esto.

—No puedo dejarlo solo, entiéndeme.

—Yo te comprendo, pero aún no estás del todo bien.

—Acompáñame entonces. No veo a mi padre hace mucho y quiero estar con él.

—Esta bien, iré contigo. Desayunemos algo primero.

Al terminar de desayunar, nos fuimos a su empresa. Habían muchos reporteros afuera.

—¿Qué está sucediendo?— preguntó Arianna.

Al bajarnos saqué la sombrilla y la tapé.

—¿Qué haces, Bruce?

—No puedes estar debajo del sol y tenemos que entrar por otra parte. Si te reconocen será un problema, aún no sabemos lo que está pasando. Ven conmigo — le agarré la mano y la traté de tapar para entrar por la puerta de atrás.

Por suerte nadie nos vio. Subimos a la oficina de su padre y estaba mirando por la ventana.

—¡Papá! — Arianna fue a donde él y lo abrazó.

—¿Qué haces aquí, hija? Vinieron en un mal momento— se veía alterado.

—Buenos días, señor. Los dejaré a solas— le dije para caminar a la puerta.

—No te vayas, necesito que saques a mi hija de aquí.

—¿Qué sucede, papá?

—No puedo explicarte ahora, mi niña. Debes irte de aquí.

—No, papá. Quiero que me digas que está ocurriendo.

—No es el momento. Mi amor, estoy feliz de ver que estás bien y de poder verte, pero no puedes quedarte aquí en la empresa, y menos ahora que aún no estás del todo recuperada.

—Vámonos, Arianna— le dije, tratando de acercarme a ella.

—No me iré hasta que me digas lo que está sucediendo.

—Es el padre de Omar. Quiere destruirme, hija. Está indignado por la muerte de su hijo.

La está pasando mal por mi culpa. Ese hombre es peligroso y ahora que sucedió esto, estoy seguro que no descansará hasta que logre su objetivo. Tiene mucha influencia y contactos. No es justo que por lo que hice yo, la pague él.

—Yo hablaré con él, señor— le dije.

—¡No! ¡Tú no vas hacer nada! Tú y yo habíamos hablado de esto, Bruce.

—¿Sobre qué? — preguntó Arianna.

Arianna no recuerda lo que sucedió realmente y es mejor que no lo haga.

—Nada, hija. Es entre Bruce y yo.

—¿Qué me están ocultando ustedes dos?

—No es importante, hija. Si realmente quieres ayudarme, será mejor que te vayas. Te llamaré más tarde.

Arianna suspiró y se le quedó viendo.

—Está bien, si necesitas algo de mi, llámame. No te calles las cosas, por favor. Eres el único que me queda.

—No te preocupes, sé cuidarme solo. Tengan mucho cuidado ustedes. Deberías ir a la empresa de tu padre.

Desafortunadamente, ya no podré ayudarlo.

—Yo comprendo, iré a verlo luego —le dije.

La credibilidad que tenía se le ha ido y todo por mi culpa. Está perdiéndolo todo por esta situación, y no poder hacer nada, me frustra. Arianna se despidió e hice lo mismo. Salimos directo al auto y nadie nos vio. No dejó de mirarme por todo el camino.

—¿Tú sí me dirás lo que sucedió, Bruce?

—No es importante, Arianna.

—Dime, por favor. Yo entiendo que mi padre este metido en esto y tengo mucho que ver. Si no hubiera cometido ese error de casarme con Omar, nada de esto estaría pasando, pero quiero que me digas lo que está sucediendo. Quiero ayudarlo.

—Si lo hago, ¿No dejarás de verme de la misma forma?

—¿Por qué haría eso? ¿Tan grave es?

Detuve el auto y me giré hacia ella.

—Respóndeme primero. Sé que juré que no diría nada, pero soy el culpable de todo lo que está pasando tu padre. Este tema es delicado y sé que no es conveniente hablarte de esto, pero tengo que hacerlo. Es un secreto que no puedo seguirte ocultando.

—¿Qué está sucediendo, Bruce?

—Ese día que sucedió esa atrocidad, no fue tu padre quien mató a Omar— hice una breve pausa—, fui yo.

Se quedó mirándome seriamente y de la nada comenzó a reír.

—¿Por qué te estás riendo?

—Tu expresión lucía tan seria, que no pude evitarlo. ¿Realmente creíste que te vería de otra forma por esto?

—Soy un asesino, Arianna.

—Si no lo hubieras hecho tú, lo hubiera hecho yo, pero no pude — bajó la cabeza y le agarré la mano.

—No pensemos en eso, linda.

—Estoy bien, no te preocupes —me dio un beso, que hizo que mi preocupación se aliviara—. Tenemos que pensar en algo para que no le hagan nada a mi padre; algo que ayude a recuperar la confianza de nuestros socios y contribuidores, pero ¿Cómo?

—Si nuestros padres estuvieran de aliados como antes, quizá podríamos encontrar una mejor solución.

—Buen pensamiento, Bruce. Eso es lo que hace falta. Unidos somos más fuertes.

—¿Y cómo haremos eso, amor?

—Aún no sé, pero si nos unimos, podemos llegar a algún acuerdo. No es el momento de separarnos, es el momento de actuar. Vamos a la empresa de tu padre.

—De acuerdo.

Manejé hasta la empresa de mi papá y nos bajamos. No había desorden como en la otra empresa, por suerte. Subimos a la oficina de mi padre y nos recibió de buena forma. Al ver a Arianna conmigo, se tranquilizó.

—Hace tiempo no los veo, ¿Dónde han estado?— nos preguntó.

—Es una historia larga, Señor — comentó Arianna.

—Así es, papá. Lo importante es que estamos juntos y esta vez es definitivo. Planeamos casarnos otra vez, ya que la primera boda fue arreglada y queremos hacer las cosas correctamente.

—Eso es una buena noticia, hijo. Los felicito.

—Gracias, Señor. Queríamos hablar con usted acerca de mi padre. Yo sé que no están en buenos términos, pero será por el bien de ambas empresas. Como debe saber, mi padre está enfrentando una crisis debido a un crimen que cometió, y eso le está afectando tanto a él, como a la empresa. Estábamos dispuestos a ayudarles en el momento que más mal estuvieron, y eso mismo espero ahora de ustedes. Quiero que unamos ambas empresas.

—¿Unirlas?

—Sí, pero no como socios; hablo de unirlas y convertirla en una sola.

Arianna siempre tiene buenas ideas y lo más increíble es que, no tuvo mucho tiempo de pensar en esa idea.

—Eso no creo que sea posible. Yo no voy a dejar mi empresa.

—No es momento de ser orgullosos, ni de ponernos sentimentales. De nada vale que se aferre a una empresa que está a punto de colapsar. Debe pensar en sus clientes, en sus leales socios y en sus ganancias. Si deja que la empresa se derrumbe, después no habrá marcha atrás. Es el momento de perder en unas, para ganar en otras. Quiero ayudarlos a ambos, pero para eso necesito de su cooperación.

—¿Qué me asegura que no lo perderé todo?

—Yo no le puedo asegurar eso, pero podemos intentarlo. ¿Prefiere perderlo todo, en vez de buscar una solución? No se quede con los brazos cruzados, es el momento de trabajar en equipo. Dejen sus diferencias a un lado, y que ellas no interfieran en los negocios.

Mi padre se quedó pensativo por unos instantes y luego respondió:

—De acuerdo, Arianna. Haremos las cosas a tu manera, porque sé que nunca nos has decepcionado.

—Gracias, Señor. Ahora necesitaré que hables con mi padre y traten de hacer una tregua por ahora. Él no quiere que me acerque a la empresa, así que deberás hacerlo tú. Te explicaré lo que le dirás y nos vamos a reunir en nuestra casa está noche, ¿De acuerdo, Señor?

—Lo haré, Arianna.

Salimos de la empresa y nos paramos frente al auto.

—Eres increíble, Arianna. Admiro mucho tu inteligencia. Tienes ideas, que creo que a nadie más se le ocurriría.

—Se siente distinto cuando eres tú quien me halaga.

—¿No te gusta que lo haga?

—En realidad me encanta, me hace muy feliz.

Arianna se quedó mirando a otra parte y fijé mi mirada a la dirección que ella miraba, cuando vi a Valentina mirándonos. ¿Qué hace esta mujer aquí?

—Bruce, ¿Podemos hablar? —me preguntó.

—Creí que la última vez había sido claro contigo, pero veo que no.

Ella se acercó a nosotros y miró a Arianna.

—Es tu culpa. Lo tienes confundido. Lo sedujiste para que dejara de mirarme a mi. Tú eres solamente un reemplazo. Bruce a quien ama es a mi. ¿Por qué demonios tuviste que aparecer ahora?

Me paré en frente de Arianna y encaré a Valentina.

—Cuidado con lo que dices. Ella no es ningún reemplazo; ella es mi mujer y la única que amo y he amado siempre. Tú solo fuiste una aventura, una confusión, un error que no debió haber pasado. Quiero que te quede claro, no me interesa saber nada de ti, y tampoco quiero que te acerques a nosotros, ¿Te ha quedado claro eso?

—No, Bruce— Valentina trató de besarme y Arianna me jaló fuertemente el brazo.

—Antes te había dado la oportunidad de quedarte con mi esposo y no supiste aprovecharla, pero ahora las cosas han cambiado; Bruce y yo estamos casados — añadió, encarando a Valentina.

—¿Casados? Te casaste con Omar. Sólo eres una zorra, que se casa con cualquiera solo por cumplir con la voluntad de su madre muerta.

Arianna le dio una bofetada a Valentina y me quedé sorprendido por lo fuerte que sonó.

—¿Tú cómo sabes eso? — le preguntó Arianna.

—¿Quién no sabe tu historia, zorra?

Arianna la agarró por el pelo y la empujó contra el suelo.

—¡Arianna!— le agarré el brazo queriendo evitar que cometiera una imprudencia.

—Esta zorra te va a dar tu merecido y te haré comer cemento, vas arrepentirte de haber dicho eso de mi madre, y de creer que te voy a dar a mi esposo. Él es mío y no se lo dejaré a una trepadora como tú. Llamaste al demonio, espero estés preparada para verlo— Arianna agarró a Valentina por el pelo, tan fuerte, que creí que la iba a dejar calva.

Hace mucho tiempo no la veía peleando. Antes era a diario que lo hacía. La tiró contra el piso y se le subió encima. Con una mano agarró su frente y con la otra era dándole golpes en la cara. Estaba tan sorprendido de espectador, que olvidé que no se supone que permita esto.

—Arianna, ya detente— puse mi mano en su hombro y me miró molesta.

—No te atrevas a interceder por ella o tú también vas a pagar — me dijo molesta y continuó dándole golpes a Valentina.

—Haz de cuenta que no dije nada, cielo. Yo no existo.

Solo podía recordar cuando estaba en la escuela, que peleaba hasta con los maestros. Las personas pensarán que estoy loco, pero antes veía esto mal y ahora como que lo extrañaba. Poder volver a ver esa parte de Arianna, me es imposible dejar de mirarla. En el ángulo que estaba, solo podía ver cómo Valentina tiraba patadas, pero Arianna estaba encima de ella, y sin lástima, seguía golpeándola.

Vi que vinieron los guardias de seguridad de la empresa para separarla y Arianna le ha dado un puño al guardia, que ahí sí tuve que interferir.

—No puedes hacer eso, tendrás problemas, cielo. Ya fue suficiente, Valentina está — la miré y volví a mirar a Arianna—, bastante jodida por lo que veo, pero ya es suficiente; creo que ya entendió la lección.

—Dime que me amas solo a mi— es como una niña. Ella es tan linda.

—Claro que solo te amo a ti — acaricié su mejilla y me agarró por el traje para besarme. No era el lugar ni el momento, pero aún así, ella lo hizo.

—¿Ya te quedó claro, Valentina? Espero sea la última vez que te acerques a mi marido y la última vez que menciones a mi santa madre.

—Te llevaremos a la enfermería, ese golpe estará bien. Ella estaba algo agresiva, pero ya se calmó— le dije al guardia.

—¿Qué hacemos con ella?— preguntó el otro guardia, refiriéndose a Valentina.

—Déjala ahí. Ella se irá a la casa luego de tomar un poco de sol, ¿Cierto? —dijo Arianna, sonrió y no pude evitar reír.

Que mujer tan cruel tengo, y lo peor es que, aún así la sigo encontrando tierna. ¿Qué me espera a mí si la desobedezco? Nadie sabe, ni yo tampoco. 

Fuimos a la empresa y llevamos al guardia.

—No puedes volver hacer eso, al menos, no a un guardia.

—Es solo un guardia de seguridad, además no fue tan duro, ¿Verdad? — le preguntó al guardia, y él asintió muchas veces con la cabeza. Incluso él le tiene miedo.

Todo salió bien con el guardia y salimos de la empresa. Valentina no estaba por todo eso, al parecer ya se había ido. Hasta yo me hubiera largado a la mierda luego de esos golpes que recibió. Debe estar adolorida. Solo espero que no haga nada en contra de Arianna o habrán más problemas. Al final de cuentas, ella se lo buscó.

—¿Tienes bien los nudillos, linda?

—Sí, me siento genial. Ya pude sacarme esa molestia. ¿Podemos ir a la casa antes de que sea la noche y vengan nuestros padres?

—Está bien.

Fuimos a la casa y nos metimos directamente a la cocina.

—Muero de hambre, ¿Qué deseas comer?— comentó, abriendo la nevera.

—Lo que tú quieras comer, bonita.

—¿Lo que yo quiera? — arqueó una ceja y sonrió.

—Estoy yo incluido, digo, si me apeteces.

—Que oferta tan excitante, Bruce.

—¿Verdad que sí?

—Lo es.

—Cenemos algo primero y luego te como de postre, ¿Te parece? — asintió con su cabeza y sonrió.

Se ve tan linda cuando sonríe, que me quedé embobado mirándola y ella se acercó.

—¿Qué tal si adelantamos el postre? Esa mirada que me estás dando me gusta mucho y no puedo esperar para seguirla viendo— solo con esas palabras ya sentía que mi pantalón explotaría.

La agarré por la cintura y la besé, ella puso sus brazos alrededor de mi cuello y me miró.

—Así que eres solo mío, ¿Eh?

—Sí, todo tuyo, ¿Y tú eres mía?— agarré su seno por encima de la blusa y ella mordió su labio inferior.

—Solo tuya.

—Excelente respuesta — volví a besarla intensamente, sentía muchas ganas de ella en este momento.