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Proyecto Estigma: Origenes

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Synopsis

“Preludio del fin”

La lluvia caía aquella noche inundando las pequeñas calles de la ciudad, el ruido de los automóviles y los tejados siendo golpeados por las gotas dejaban el oído sordo para lo que en ese callejón ocurrió; un líquido carmesí se juntaba con el charco que llevaba a aquel desagüe detrás del contenedor de basura. Una joven de no más de 16 años se encontraba tirada ahí observando lo que frente a ella hace unos segundos era una amenaza, el rostro horrorizado y sin vida de un hombre se reflejaba en los lentes de aquella mujer, aún recuerdo su expresión de miedo, no por haber matado un hombre, no por haber abierto su pecho de manera que sus costillas sobresalieran por encima de su chaqueta, sino porque era la primera vez que veía su poder en mucho tiempo. Su cabello era tan oscuro como la misma noche, las gotas que caían de este se confundían con las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas y recorrían un lindo collar de oro con un dije de zafiro. Al observar bien el escenario se podían ver varias grietas en las paredes aledañas y en el suelo bajo ellos, el agua y la sangre vertían estos caminos y formaban ríos rojizos que se iluminaban al son de los relámpagos; pasaron varios minutos hasta que notó mi presencia y poco más faltó para que aquel contenedor de basura me arrancara la cabeza.

- ¿Quién eres? -

Replicó ella justo después que el basurero se reventó contra el muro tras de mí.

-Tranquila, no soy tu enemigo… no a menos que así lo desees. –

- ¿Es una amenaza? – sus manos se cerraron acompañadas de un gesto de ira en su rostro.

-No, pero si insistes en pelear tendré que defenderme… Furiael. –

- ¿Qué es lo que quieres? – mientras preguntaba aquella chica observaba a su alrededor con el fin de buscar qué más podía lanzarme, sin embargo, lo único que tenía a la mano era el cadáver de aquel sujeto.

-Soy alguien que como tú ha sido presa del estigma, quizás no sepas a qué me refiero, pero estoy aquí para explicártelo. –

El ambiente se tornó aún más tenso, ella no bajaba su guardia y aunque fuera una novata no podía dejar de preocuparme por su excepcional fuerza bruta, pasaron unos segundos eternos en los que solo nos observábamos mutuamente, los relámpagos danzaban mostrando nuestras siluetas en la oscuridad y por unos momentos parecía que todo se había quedado en silencio hasta que a lo lejos unas sirenas resonaron entre las calles.

-Se nos acaba el tiempo, ven conmigo… te mostraré la verdad. –

- ¿Por qué iría con alguien que no conozco? –

En solo un parpadeo ella me perdió de vista y aparecí caminando a sus espaldas hacia la salida del callejón, ella estupefacta giro su rostro mirando cómo me alejaba.

-Simplemente porque sé cómo ayudarte, ya te lo he dicho… no somos diferentes. –

-Ni siquiera me has dicho tu nombre. –

- Si te hace sentir mejor, llámame "algo". – Su expresión de ira se tornó en confusión.

- ¡Algo no es un nombre! – gritó mientras corría hacia mí.

- Es más de lo que necesitas saber por ahora. Algo es nada y a la vez es todo sobre mí. – sonreí mientras miraba por encima de mi hombro.

- Hace un momento me llamaste por mi nombre, ¿cómo lo sabes? –

-Creo que ya pasó el tiempo de hacer esa pregunta. -

-Yo diré cuando es tiempo o no de hacer preguntas. –

El viento se resquebrajó a mis espaldas mientras su puño pasó a escasos centímetros de mi mejilla, aunque pensé haberlo esquivado, un pequeño hilo carmesí salió volando de mi labio haciéndome imaginar qué hubiese pasado de no moverme, rápidamente me alejé y le miré nuevamente, ella no se detuvo, continuó lanzando golpes al aire tratando de alcanzarme.

- ¿Cómo sabes mi nombre? -

-Ya te lo dije, tenemos mucho en común. –

-Solo tengo que seguir golpeando y tarde o temprano te partiré en dos, en ese instante sí que serás "algo". -

Ella tenía razón, aunque lograba esquivar los golpes por su falta de experiencia, todo a mi alrededor se movía con cada impacto, traté de hacer que sus golpes no tocaran nada con el fin de no llamar la atención de aquellos que se acercaban, no era tan inexperta después de todo, aunque era una niña no iba a confiar en mí sin razones.

-Estuve ahí, yo estuve el día que tu cápsula se rompió. – como si hubiese tocado sus fibras está detuvo su ataque al instante quedando completamente perpleja.

–Yo te saqué de ese lugar, 05. –

Su rostro se palideció, no entendí si por el hecho de saber quién le había liberado o por los recuerdos negros que le deberían haber estado atormentando todo este tiempo. Sin embargo, a los pocos segundos de que escuchó esto entendí que quizás había cometido un error en la manera de explicarlo, sus venas se empezaron a tornar de un color azul formando unas marcas en su cuerpo, ella estaba activando el verdadero poder de su estigma, si no hubiese reaccionado golpeándole en la parte trasera de su cuello tal vez no estaría contando esto. Las luces rojas y azules iluminaron el callejón, dos policías bajaron de su automóvil y caminaron asombrados al ver los estragos en la escena del crimen, sin embargo, el verdadero impacto fue ver el cadáver de aquel hombre, el cual adornaba el pavimento con sus vísceras. La chica y yo ya no estábamos en el rango de visión de los agentes, mi golpe fue certero y logró dejarlo inconsciente, yo aún estaba impactado por el poder destructivo que ella cargaba en sus manos; No sé cuánto tiempo más estaría dormida, solo esperaba que cuando despertara no hiciera estallar mi cabeza contra el tejado en el que estábamos.

Varias horas pasaron hasta que ella comenzara a abrir sus ojos, amarrarla era estúpido ya que con un solo movimiento podría romper cadenas por lo que solo la deje recostada en un viejo sofá. Ese pequeño apartamento abandonado era un buen escondite, tenía un poco de comida y varios sitios para ocultar cosas importantes, tenía que estar en guardia ya que no sabía cómo reaccionaría Furiael y aunque traerla al escondite no era lo mejor teniendo en cuenta su temperamento, tampoco podía dejarla afuera en plena lluvia. Contrario a lo que pensé ella solo abrió los ojos y al verme los cerró de nuevo.

-Así que todo el tiempo pudiste acabar conmigo con gran facilidad. - guarde silencio un momento luego de escuchar que ella dijo eso.

- No fue fácil… pero aún te falta mucho para que tu poder sobrepase mi habilidad. -

- ¿por qué salvarme de aquel lugar? - su voz titubeó un poco mientras cubría sus ojos con su brazo derecho.

-Porque no podía permitir que eso siguiera ocurriendo, no lo tomes a mal, pero no lo hice por ti o por cualquiera en ese lugar, lo hice por mí… por lo que en un futuro creo que es conveniente para mí. -

La habitación quedó en silencio por unos minutos en los cuales solo podía ver la oscuridad de la noche a través de la ventana de aquella pequeña sala. Por un instante pensé que se levantaría y se iría, pero su reacción fue diferente, solo se sentó y miró el suelo por un instante.

- ¿Qué es lo siguiente? -

-... -

- Participaré de lo que sea que planeas, pero no quiero decepcionarte… - Se levantó y toco mi hombro antes de ir hacia las bolsas que estaban sobre una vieja mesa de madera.

-Lo haré por mí. -

No pude evitar sonreír, esa chica ruda y algo extraña acababa de burlarse de algo que dije con total seriedad, había estado solo mucho tiempo y me gustaba, pero el tener una compañía no se sentía del todo mal. Ella escarbo entre las bolsas y sacó una manzana le dio unas cuantas mordidas y luego su sonrisa burlona cambio a una expresión de seriedad, su mirada se fijó en mí como dagas afiladas y con una voz seria dio su ultimátum.

-Empecemos. -

El primer factor era su fuerza, en un estado calmado era capaz de levantar un auto pequeño fácilmente, sus músculos cambiaban de estructura y producían más o menos fibras musculares dependiendo de lo que necesitaba levantar, no solo ocurría en sus brazos sino en todo su cuerpo, era una joven sorprendente, un estigma poco común y muy difícil de controlar, más aún cuando la frustración le consumía, cada vez que ponía frente a ella situaciones de dificultad superiores a su estándar común su cuerpo enloquecía, un aura emanaba de ella con un olor a sangre, su fuerza se desfasaba al punto de resquebrajar el suelo con solo caminar, todo como si su musculatura y su peso aumentará de manera irreal, sin embargo su aspecto físico no cambia casi nada. Los días pasaron y mis heridas sanaban, entrenarle sin morir era complicado, para ella era un karma día tras día, el dolor que le producía pasar por encima de sus límites iniciales era gigantesco, sin embargo seguía presionando, seguía haciendo que sus límites cada vez fueran más altos, ella empezó a sentir el movimiento y la creación de fibras facilitando el control de la cantidad de fuerza que debería o no generar; Correr era el placebo más grande para mantener sus tensiones bajas y evitar que su descontrol le dejase en cama por sobre esfuerzo, su dedicación era mayor cada día, sus sentidos se agudizaron, incluso sus entrenamientos se volvían cada vez más autónomos, seguirle el paso comenzó a ser un problema ya que su resistencia se multiplicó, pero no fue hasta ese día, cuatro meses después de su primer entrenamiento, cuando entendí el por qué ella no cambiaba en gran medida su contextura física.

Estábamos a varios kilómetros de la ciudad en un pequeño desierto, un lugar ideal para hacer nuestras rutinas sin que nadie nos viera y sin levantar sospechas de las autoridades, como de costumbre tomábamos un tentempié luego del calentamiento matutino, de un momento a otro ella tomó el viejo tronco donde se sentaba y lo lanzó sobre una trampa de arena tras de mí, este estalló en pedazos y una figura femenina se formó tras ellos.

-Deberías enseñarle modales a tu chica Algo… - sin duda esa era la voz de Kamellias, una vieja amiga y líder de la resistencia europea.

-Tranquila Furiael, ella es quien estábamos esperando. -

El rostro de la chica se tornó confundido y desorientado, nunca habíamos hablado de recibir una visita y mucho menos de esperar que alguien nos encontrara, sin embargo, su reacción fue mejor de lo que esperaba. Kamellias era una asesina de mucha experiencia y solo sentir su presencia era una tarea bastante difícil, pero los sentidos de Furiael habían mejorado mucho en comparación del día que nos conocimos, sin duda alguna era un gran logro el que la pequeña haya tenido tiempo de reacción.

- ¿Quién es ella Algo? – Dijo Furiael

-Ella es quien se encargará de ti de ahora en adelante. -

- ¿Qué? - su voz se tornó algo molesta. - ¿Que pasara contigo entonces?, se supone que eres mi entrenador.

Kamellias era una chica de contextura atlética, su ropa era de cuero ajustado y de un estilo gótico, su cabello rubio estaba recogido en forma de cola de caballo, sus manos estaban cubiertas por guantes del mismo material que el resto de su vestimenta, sus ojos eran de color verde y en su espalda cargaba la funda de un mandoble bastante grande. Ella se acercó a mí y luego dirigió su mirada y una sonrisa hacia Furiael.

-Él no puede soportar tu potencial completo y ahora tendrá una nueva misión aún más importante, espero nos llevemos bien. -

-No te pregunte a ti… - Furiael le miró con desdén y nuevamente fijó su mirada en mí.

-Tranquila chica, ella está en lo correcto… Todo lo que puedo enseñarte ya lo he hecho, tu fuerza ahora es más controlable y tu manera de luchar ha dejado de ser solo lanzar patadas y golpes sin ningún propósito. -

-Pero no le conozco… -

-A mí tampoco y llevamos juntos un buen tiempo… ¿confías en mí? -

-Mucho… - dijo ella bajando la mirada.

-No deberías… pero esta vez aprovecharé eso, ella es una persona dentro del círculo que frecuentaremos, no tengas miedo. -

Una sonrisa salió de mí sin darme cuenta, los rostros de ambas mujeres a mi lado quedaron estupefactos, ni siquiera yo había notado lo que acababa de hacer.

- ¿Qué pasa? - dije confundido.

-Sonreíste… - Dijo Kamellias sorprendida.

Quedé en shock por un momento ya que no frecuentaba mostrar mucho lo que sentía, sin embargo, no podía negarme a mí mismo que ese tiempo había sido muy divertido y había logrado tomarle un poco de aprecio a esa chica.

-Interesante que solo unos meses con una chica te cambiarán tanto Miirik… -

- ¿Miirik? - Dijo Furiael extrañada.

-Eres buena arruinando presentaciones ¿no?… Kamellias. - suspiré.

- Bueno Furiael, probaré tu lealtad… mi nombre no debe ser descubierto por nadie… ¿entendido? -

-Claro… puedes confiar en mí. - Furiael sonrió.

-Mi nombre es Jasson D. Miirik -