Mi prometida, Bertia, es un poco diferente. En nuestro primer encuentro, se proclamó a sí misma una villana, una reencarnada, y con el fin de volverse una espléndida flor de maldad, hermosa sin duda, ella está dedicándose a sí misma cada día. No lo entiendo. Es porque no lo hago que ella me entretiene. La historia de un príncipe de gran distinción que pasa atreves del mundo en modo fácil, observa a su prometida, la auto procla mada villana (una belleza del tipo defectuoso), arrebatando las banderas a un lado y rompiéndolas con un chasquido.