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Chapter 180 - 180

Daisy:

Ha pasado una semana, desde ese día que decidí investigar a la asistente de John. He estado vigilando cada movimiento que hace, aunque se ha mantenido a raya. Me he dado cuenta que él también me ha estado vigilando. Depende de la información que me brinde Louise hoy, es que le diré todo. 

Dejé de traer a los niños a la empresa, al menos mientras se resuelve este problema. En la casa estarán más seguros, ya que la seguridad que hay es impenetrable. Alrededor de la casa hay aproximadamente 30 hombres, sin contar que John tiene a esos hermanos gemelos que trabajaron en las fuerzas especiales de Élite. La casa está preparada para cualquier tipo de ataque; a prueba de explosivos, cristales blindados y ya terminaron de hacer el sub, por cualquier emergencia que se presente. Contando a los perros hambrientos que sueltan en la noche y las trampas que han colocado en lugares estratégicos. John a tomado muchas medidas, así de protector se ha vuelto. 

Hoy es nuestro aniversario y, como normalmente le regalo cosas simples, hoy opté por regalarle un buen auto. Fue una buena inversión, al final de cuentas, es un regalo para mi amado esposo. 

A la hora de almuerzo, me encontré con mi amiga Louise en la cafetería. Me traía la información de la asistente de John. 

—¿Qué me tienes?

—Tenías razón en dudar de ella, Jinx— me enseñó los documentos, y pude comprobar varias de mis teorías—. Hay una probabilidad muy alta de que haya sido enviada por Samantha. 

El perfil de ella estaba claro. Todo en ella era falso. Entonces significa que Samantha están en Nueva York, y cada vez más cerca de nosotros. 

—Mucho habían tardado en buscarme. 

—Ella es prima hermana de Samantha Lang, pero tenía entendido que no está en el negocio con ella.  

—Entonces ¿Cómo explicas que esté en mi empresa, haciéndose pasar por asistente? Si Samantha no vino personalmente, es porque lo más probable nos esté estudiando primero y, de paso, robándose nuestro dinero. 

—¿Robando?

—Sí, eso explicaría todo lo que está ocurriendo en la empresa. Hay que ser muy estúpida para atreverse a meter en la boca del lobo directamente. Mi esposo y yo nos encargaremos personalmente de ambas perras. Van a arrepentirse de haberse metido con nosotros— sonreí. 

John:

Daisy regresó a la oficina, y ya que es nuestro aniversario, procuré terminar temprano para irnos a la casa. 

Ninguno de los dos nos hemos felicitado todavía, de hecho, he hecho de cuenta que me olvidé. Estuvimos toda la tarde compartiendo con los niños. 

Al llegar la noche, subimos a la habitación y Daisy se fue a bañar; ni siquiera me dejó entrar con ella. No sé si este molesta, pero ya luego lo resuelvo. 

Me fui a bañar al otro cuarto y me vestí, para ir de nuevo a nuestra habitación. Daisy estaba maquillándose frente al espejo, y tenía su espalda descubierta, ya que el cierre del traje estaba abierto. 

—¿Podría mi esposo ayudarme? 

—Debes pedirme ayuda para desnudarte, no para vestirte. ¿A dónde vas tan hermosa? — me fui a su espalda, y la acaricié. Su piel siempre es muy suave y delicada. 

Subí lentamente el cierre, y al finalizar, la sujeté por la cintura. 

—Esa misma pregunta debería hacerte a ti. ¿A dónde vas tan perfumado y bien vestido? ¿Acaso vas a verte con alguna amante?

—¿Será que irás a verte con otro hombre? — besé su hombro. 

—¿Será? 

—Te comeré antes de que vayas, así estarás cansada cuando te toque atenderlo. 

—Eres muy malo, ¿Sabías? — se giró, y me soltó el pelo.

—¿Eso crees? 

—Muy, pero muy malo— me besó, y entrelazó su mano en mi pelo para profundizar el beso. 

Hoy está muy energética, y yo que estoy más caliente que nunca. 

—Estoy a punto de cancelar la salida y quedarme. 

—Salgamos los dos juntos esta noche— me agarró la mano, y me hizo caminar con ella. 

Fuimos a la habitación de los niños y les dimos un beso, antes de bajar e ir al garaje. Al encender la luz, me encontré con un Bugatti La Voiture Noire, color negro y en la placa estaba escrito Alma negra en cursiva. No pude evitar reír. Esta mujer es increíble. Cualquiera diría que nos pusimos de acuerdo. 

—¿Es que acaso nos pusimos de acuerdo? — reí. 

—Me parece que si, cielo— rio, sacudiendo las llaves en su dedo índice. 

Al percatarse de la motora se le quedó viendo y, sorprendida, me miró. 

—¿Acaso es un Ducati XDiavel S? 

—Joder, si mi esposa está al día. No pensé que ibas a reconocerla de inmediato. 

—¿Es para mí?— se le acercó, y la acarició.

—No, es para mi asistente — solté en un tono sarcástico. 

—Se supone que me moleste, pero solo por hoy, no lo haré— sonrió—. ¿Así que le hiciste el corazón que tienes tatuado en tu pecho? Tiene un valor más especial entonces. 

—Es para que me recuerdes a dónde quiera que vayas. 

Se acercó, y sonrió.

—¿Y qué te hace pensar que necesito eso para tenerte siempre en mi mente? — me besó, y sonrió—. Feliz aniversario, mi amor. 

—Feliz aniversario, linda. Gracias por tan buen regalo. Tienes buen gusto. 

—Tú también lo tienes. Gracias, cielo.

Busqué la llave en mi bolsillo y se la extendí.

—¿Corremos, cosita? 

—Por supuesto que sí— ambos reímos.

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