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Chapter 156 - 156

Al día siguiente:

—¿Te encuentras bien, Daisy?— me preguntó Kian.

—Sí, estoy bien. ¿Podrías buscarme la pastilla?

—Aquí la tengo, imaginé que si Sebas te mandó a la habitación anoche, sería para eso.

—Gracias— me la tomé.

Quería prevenir quedar embarazada de ese maldito.

—Se está pasando demasiado. Casi no puedes ni caminar.

—¿Y hay alguna forma de detenerlo? No pensemos en eso, necesito que me acompañes a ver al detective. Sebas salió desde temprano, así que no tendremos problemas.

—¿Haremos la vuelta mañana?

—Sí, no podemos fallarle.  

Vine con Kian a encontrarme con el detective Philip, quien me ha estado ayudando a buscar a mi hijo, pero aún no había dado con nada.

—¿Has podido encontrar algo, Sr. Philip?

—Nada de nada, pero si pienso que hay varias cosas extrañas.

—¿Cómo qué?

—La última foto que me diste.

—¿Qué pasa con ella?

—¿Te diste cuenta que no tienen el mismo parecido?

—¿Cómo que el mismo parecido?

—Parecieran dos bebés distintos. Ni siquiera veo ningún rasgo físico que se parezca a ti. En la primera foto se le ve completamente la cara, en la otra solo la mitad y el color de ojos no es el mismo tampoco, ni siquiera está en el mismo lugar de la anterior.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Que hay cosas que no me cuadran en todo esto. Definitivamente las fotos no son un montaje, pero algo me dice que esos bebés no son los mismos. No podremos saberlo hasta que demos con él.

Salí de la cafetería con Kian.

—¿Qué harás ahora?

—No sé, cada vez entiendo menos. Quisiera dar con mi hijo y aún no encuentro nada.

—Daisy, ¿Por qué no hablas con tu esposo?

—Ayer te mentí, nadie trató de robarnos, fue mi esposo quién te hizo eso.

—Sé que habías mentido, ya te conozco, pero sabía que tus razones tenías. ¿Le dijiste?

—No, no puedo hacerlo. Si se entera de todo esto, él va a buscar acabar con todo a su paso; además de que tiene unos asuntos que atender.

—Pero él debe saber sobre su hijo, tiene derecho a hacer algo. Él también tiene conexiones y puede averiguar.

—Acercarme a él, sería otro castigo y no sé si pueda soportar esto otra vez. Es mejor dejar las cosas así, y enterrar mi corazón por ahora— sujeté mi costado por el dolor que sentía, y Kian me ayudó a caminar a la moto.

—¿Quieres ir al hospital?

—No, estoy bien.

—Lo dices estando así de pálida, ni siquiera te estás alimentando bien. Vamos a comer algo.

—Está bien.

John

Llegué al lugar donde tenían a Alexa, y antes de entrar a la habitación, hablé con el empleado.

—Vine por órdenes de Allan— avisé, antes de dispararle en la cabeza.

Estaba actuando a la ligera, necesitaba a acabar con todo de una vez. Ya venía preparado, y solo, me sentía que podía con todo.

Abrí la puerta dándole una patada y Alexa se levantó.  

—¿Qué estás haciendo?

—Toma— le tiré una de mis armas, y ella la agarró en el aire.

—Que forma tan rápida y peculiar de hacer las cosas, Alma.

—Saldremos de aquí y quemaremos el lugar. No quiero dejar nada pendiente.

—¿Está en los planes de Akira? ¿Viniste con él?

—No, no está en sus planes. Está ajeno a esto que estoy haciendo y me importa un huevo. Ya me cansé de seguirme disfrazando de ovejita blanca, cuando este demonio quiere salir a de paseo. ¡Vámonos!

—¿Y Kwan?

—No tengo idea de dónde está, pero lo buscaremos luego. Ese no me importa ahora, se sabe defender solo.

Salimos de la habitación, usando de escudo las paredes e incluso las mesas. Ya me había hecho cargo de parte de ellos, pero aún quedaban algunos. A pesar de tener el silenciador, el suave sonido, alertó a dos. Alexa y yo nos pusimos de acuerdo a disparar a la vez.

Corrimos en dirección a los muebles de la sala y disparamos a la puerta entrada, dando de baja a los dos. La casa por dentro estaba completamente limpia, afuera quedaban algunos.

—Me haré cargo de los de afuera, busca la forma de seguir con tu plan, Alma.

—Ten cuidado.

Fui al estudio del lugar, y en el, había una puerta que llegaba a una pequeña bóveda sub. Le disparé a las cerraduras y luego de darle una patada, entré. Había varias cámaras y estaba parte del dinero que recaudamos de la última vuelta. Cogí cuatro de las mochilas, y aún quedaban cinco más. Este dinero me corresponde por todo lo que he tenido que joderme y soportar.

Al salir a la entrada, Alexa se acercó y estaba sujetando su hombro.

—¿Estás bien?

—Sí, es solo un rasguño.

—Pero como arde, ¿Cierto?— sonreí.

—Bastante.

—¿Están todos?

—Sí, ¿Necesitas algo?

—Sí, lleva esto a la camioneta, yo iré por lo demás—se llevó las mochilas a la camioneta y regresé por lo otro.

Cuando me asomé, un empleado salió con una mochila y me apuntó.

—No te acerques— su mano estaba temblorosa, ni siquiera sé de dónde salió.

Sonreí, antes de darle una patada, empujándolo contra la misma puerta. El arma cayó a un lado, y obviamente no iba a dejar que llegara a ella. Le disparé en la espalda dos veces.

Cogí la mochila y busqué las otras, para salir de vuelta a la camioneta; las subí y Alexa se quedó vigilando, mientras terminaba el trabajo.

Quería ver fuego, quería ver todo quemado, todo destruído, de la misma forma que me sentía por dentro; quería ver todo arder para poder sentir que no soy el único que se siente de esta manera. Voy a destruirlo todo, hasta poder quitarme este maldito dolor que llevo dentro.