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Chapter 80 - 80

—Has cambiado tanto, John.

—¿Lo crees?

—Sí.

—¿Cómo alguien como tú, pudo haberse enamorado de alguien como yo? Todo lo que he hecho es malo, soy la peor persona que puedas conocer.

—No es cierto, no has sido malo del todo. Me sacaste de ese lugar, me salvaste muchas veces, y también has salvado a muchos. Puede que hayas tomado malas decisiones, y hayas hecho muchas cosas malas, pero también has hecho cosas buenas. Debes haber tenido un pasado muy malo para ser así, no te justifico, pero puedo decirte con certeza, que no eres del todo malo; de lo contrario, no me hubieras gustado tanto como lo haces.

—O es que eres masoquista y te acostumbraste a que te tratara mal.

—No sé si te has dado cuenta, pero a pesar de tu forma tan cruel de decir las cosas, siempre indirectamente me ayudas. Tus insultos me ayudaron bastante, aunque suene masoquista. Me motivaron para cambiar muchas cosas, me dieron las fuerzas para seguir adelante y soportarlo todo. Te veía como un ejemplo a seguir, te admiraba y te admiro mucho. No solo me gustas como hombre, también me gustas como persona. Tu forma de ser es así, y no sé lo que viviste para juzgarte; supongo que el hecho de conocer cómo realmente eres, fue lo que hizo que te quisiera de esta forma.

—Daisy, quiero aprovechar el momento para pedirte que me perdones, no solo por lo que he hecho, sino por todo lo que puedo llegar hacer más adelante. No quiero hacer o decir algo que te lastime, no estoy acostumbrado a estar con alguien, como has debido notar y no quiero cagarla más. Te pido que si digo algo que no debo o hago algo que te haga sentir mal o molestar, no dudes en golpearme y hacerme entrar en razón.

—¿Golpearte? — estiró los brazos y sonrió—. ¿Y no puedo cambiarlo por besos?

—Ya estaba preparándome mentalmente para un golpe — reí.

—Creo que ya hemos recibido suficientes golpes los dos.

—Eso también está incluído en la disculpa.

—Golpeas duro, idiota.

—No es cierto, es que eres muy sensible a todo.

—¿Eso qué significa, John?

—Cerremos el tema, no quiero que salgamos discutiendo.

—Debería aprovechar la oportunidad de molerte a golpes de verdad, ya lo estoy considerando.

—Ya lo cambié para besos, por petición tuya, así que solucionemos eso como corresponde.

—Si tanto quieres besarme, no busques excusas.

—Eres tú quien está supuestamente molesta. ¿Y mis besos?

—Rayos, no me acostumbro a tu cambio tan repentino.

—¿Te molesta?

—No, pero es vergonzoso.

—Eres muy linda, ¿Sabías?

—Me estás cobrando lo de esta mañana, ¿Verdad? — tartamudeó y reí.

—¿Cómo crees, bonita?

—Me voy acostar— la ayudé a sentarse en el borde de la cama y ella se acostó.

—¿Te puedo hacer compañía?

—Eso no se pregunta.

Me acosté al lado de ella y nos quedamos en silencio por unos minutos, cuando de la nada comenzó a reír y la miré.

—¿Estás pensando en otra? — preguntó repentinamente.

—¿En otra?

—Puedo verlo en tus ojos.

—No me jodas. ¿¡Eres psíquica!? — respondí serio.

—¿Realmente me creíste? Eres tan inocente como un niño.

—Hablando de inocente. ¿Por qué ese día que nos conocimos, me pediste la corbata?

—Mis hermanastras estaban molestándome porque no tenía agallas para hacerlo. Me pidieron que le pidiera la corbata al primer hombre que entrara usando una, y fue cuando entraste.

—Me siento utilizado, ahora deben estar pidiendo corbatas en el infierno — reí, y ella también lo hizo—. ¿Acaso lo imaginaste?

—¿Está mal reírse por esto? Los dos iremos al infierno.

—Es irónico, ya que he vivido en él toda mi vida.

—¿Qué les hiciste, John? — me giré hacia ella y me acerqué.

—¿Realmente quieres saber, cosita?

—En realidad no.

—Lo supuse. Se podría decir que murieron con la barriguita llena, bueno, en realidad no fue lo único lleno que tuvieron.

—John, ¿Por qué les hacen ese tipo de cosas a las mujeres? — preguntó seria.

—Existen dos formas de matar a una persona, y es mental y físicamente. La mental requiere mucho, mientras que la física es la más rápida, pues se obtienen más resultados. A lo que quiero llegar es que, cuando es una chica, los hombres nos volvemos unos animales. Queremos destruir tanto a la persona, que buscamos la manera de joderlas de la peor forma. De esa manera las destruimos de ambas formas a la vez. En realidad yo no disfruto de una violación, pero las ganas de destruir todo, y la satisfacción que sientes al lograr lo que quieres, es lo que te lleva a sentir algo de placer. No es tanto el acto, no sé si me entiendas.

—¿Has abusado de mujeres antes?

—Sí, de varias, de hecho, desde pequeño. ¿Tienes miedo de mi ahora?

—No, es solo que escuchar esa versión tan escalofriante es complicado.

—No hablemos más de eso entonces, cosita.

—Yo quiero conocer más de ti, John. ¿No estoy pidiendo demasiado?

—No es el momento, cuando me sienta preparado lo haré, ¿De acuerdo?

—Esta bien — sonrió.

Supongo que ahora sí tuvo algo de temor de mí, lo vi en sus ojos. No es el momento de decirle todas las cosas que he hecho o la asustaría más. Supuse que es más bien por lo que presenció ese día. Tiene razón de tener miedo, no la culpo. Lo que para mí parece muy normal, para ella no lo es. No puedo esperar que ella acepte todo eso de mi tan fácilmente, debo darle tiempo al tiempo.