Chapter 231 - 28

—Me gusta tu actitud, ahora no tienes derecho de negarte.

—Esto no arregla las cosas entre tu y yo, que te quede bien claro.

—¿No crees que estás en una posición algo comprometedora para aclarar eso?

—Tu me obligaste, dijiste todas esas cosas para provocarme.

—Y lo logré. Estás siendo muy impulsiva últimamente, corderito. ¿Tanto me extrañas?

—Será mejor dejar las cosas hasta aquí, no quiero ir más lejos.

—¿Crees que ahora que tengo la oportunidad de destrozarte como quiero, voy a permitir que te niegues? Como se ve que aún no conoces a tu esposo, querida —  me tiró a un lado de la cama y se subió sobre mí—. Tu provocaste esto, ahora tienes que hacerte cargo.

—Como se ve que estos eran tus planes desde un principio, Akira.

—Sí, y siempre caes—  me besó el cuello y acercó su boca a mi oído—. ¿Dirás que no extrañas esto?

—No vale la pena hacerlo.

—Haré que valga la pena entonces— me besó desenfrenadamente, y descendió su mano a mis senos para tocarlos por encima de la ropa. ¿Por qué se tiene que sentir tan bien cuando es él quien me toca o me besa? Sus labios tan dulces y suaves como siempre. No parece que hubiera pasado tanto tiempo desde la última vez que los tuve para mí. Descendió más su mano y la llevó a mi ropa interior para quitarla; luego fue acariciando su mano por mí entrepierna hasta llegar a mi vagina. Dejé escapar un gemido al sentir su contacto directo—. ¿Tu cuerpo aún se pone así por mi? Que interesante— metió su dedo sin aviso y casi dejo escapar un gemido—. Oh, si ya estás preparada.

El teléfono de Akira sonó interrumpiendo el momento y sentí algo de alivio. Normalmente no responde, pero alcanzó el teléfono de la mesa y respondió. Debe ser importante para hacer algo como eso. Se quedó encima de mí mientras hablaba. Me estaba sintiendo algo incómoda y más al escuchar que lo puso en altavoz.

Llamada telefónica

—Hice lo que me pediste, Akira, ya todo está en orden— dijo la chica.

—Siempre tan obediente mi chica — ¿así que está hablando con su nueva mujer? Me sentía molesta y quise tratar de levantarme, pero Akira me empujó de vuelta.

—¿Está noche vamos a vernos?— Akira llevó su dedo a la boca e hizo un gesto para que me mantuviera callada. Ni siquiera estoy hablando. No puedo seguir con esto.

Akira me penetró sin aviso y casi grito, tuve que taparme la boca para no dejar escapar mis gemidos. ¿Qué es lo que está haciendo?

—Esta noche no puedo, estoy cerrando y abriendo unos negocios— Akira sonrió maliciosamente, mientras continuaba penetrándome profundamente.

—¿Y mañana?— necesito que se detenga ya. Puse mi mano en su pecho tratando de que vea mi disconformidad y se detenga.

—Mañana mi socio va a inaugurar su negocio, ¿Irás conmigo?— Akira me miró fijamente. No sé si estaba hablando conmigo o con la mujer del teléfono ya que alzó una ceja.

—Me gustaría, amor — Akira puso su mano en mi cuello y siguió haciéndolo más fuerte. Los celos me estaban consumiendo, pero a la misma vez, me hacía sentir extrañamente caliente. La manera en que Akira me miraba y me embestía a la vez, era muy placentero.

—¿Estás bien, Akira?— preguntó la mujer.

—Sí, muy bien. Quédate un poquito más conmigo en el teléfono— la voz de Akira se escuchaba extraña, ella podría darse cuenta de lo que está ocurriendo. Akira  quitó a un lado la mano que yo tenía tapando mi boca y la sujetó a un lado.

—¿Estás enfermo? Te escuchas algo fatigado.

—Creo que me estoy enfermando. Me siento muy caliente— en cada movimiento que hacía, mi cuerpo se estremecía. Estaba luchando con esas ganas de gemir ya que me sentía al límite. ¿Cómo puedo estar así por esto? ¿Qué es lo que me pasa?

—¿Vas a ir al médico? ¿Quieres que vaya a cuidarte?

—No te preocupes, te llamaré mañana.

—¿Estás seguro?

—Sí, buenas noches — Akira colgó, y tiró el teléfono a un lado—. Eres una pervertida,lisa. Te pones mucho más caliente haciendo este tipo de cosas.

—Eres de lo peor, Akira.

—Deberías de ver las expresiones que haces cada vez que entro en ti. Parece que lo deseabas de esta forma, preciosa.

—No, no es cierto — no podía más. Fue mucho el tiempo que no sentía esto, mi cuerpo estaba temblando. No podía ver nada más que a Akira en este momento. Se acercó a mi cuello y lo mordió.

—Estás engañando a tu nueva pareja. ¿No te sientes culpable?— pregunté entre jadeos.

—No podía simplemente dejarte con las ganas, ¿Hubieras preferido eso?

—¡No sirves, Akira! ¿Conmigo hubieras hecho lo mismo?

—No, porque a ti te amo— eso me avergonzó.

—Cállate, no digas esas cosas en un momento como este.

—¿Te vas a correr por eso?

—¡Cállate!

—Ya veo — se acercó a mi oreja y la mordió —. Ahora muero por repetirlo hasta que te canses de escucharlo— lamió mi oreja—. Te amo, lisa — lo repitió innumerable de veces. Mi auto control se había ido a la mierda. A pesar de saber que lo hace solo por provocarme, no porque realmente lo sienta, alcancé el orgasmo al escuchar tantas veces esa palabra que amo escuchar únicamente de él. Mi cuerpo estaba temblando luego de todo, pero Akira no se detuvo hasta saciar sus ganas conmigo. Akira me besó justo en el momento de terminar dentro de mi. Sé que está mal permitir esto, pero ya es muy tarde para remediarlo. Siempre que estoy en las manos de Akira es casi imposible controlarme. Sabe cómo llegar a mi y hacerme caer en su trampa fácilmente.

—Esto no va a volver a pasar, Akira.

—Tu no decides eso, lisa.

—Ya lo dije, no volveremos hacer esto más. Puedes venir cuando quieras a ver a tus hijos, no voy a prohibirlo más, pero mantén la distancia conmigo. No puedo perdonarte lo que hiciste.

—Tu no me dices que hacer. Siempre que me den ganas de hacerte esto y más, lo seguiré haciendo. No voy a guardar distancia de alguien que se muere porque me la coja. Ya te lo había dicho, eres mi mujer y te quedarás conmigo, quieras o no.

—Tienes a tu nueva mujer, ¿Qué te cuesta serle fiel a ella? ¿No es suficiente?

—No, no lo es.

—Te gusta jugar con todas y yo no soy un juguete.

—Ahora lo serás, acabas de comprobarlo.

—Tu actitud es inrritante. ¿Te has convertido en esto? No me trates como si fuera una más de tus mujeres porque no lo soy.

—Tu interior en este momento lo comprueba. Dejaré el tema hasta aquí, no es algo que deba discutir contigo. Mañana hay una fiesta y quiero que vengas. Puedes llevar un acompañante.

—¿Por qué tendría que ir a eso?

—Porque te quiero ver ahí.

—No voy a ir. Tu mujer te va acompañar, no tengo que ir yo.

—No fue una pregunta, fue una orden.

—Tu a mi no me ordenas nada, Akira.

—¿Eso crees? He tenido mucha paciencia contigo, no me la colmes ahora.

—No voy a ir, Akira. Es mi última palabra.

—¿Prefieres que te lleve por los pelos? Mandaré a que te busquen mañana y espero que vayas e invites a tu acompañante.

—No sé de qué hablas.

—No importa. Acuéstate a dormir. Mañana a primera hora me iré. Puedes dormir tranquila, no haré nada más por ahora — su actitud cambió en un instante. Hasta su expresión se puso seria. No quise decir nada más porque terminaría provocándolo. No sé en qué rayos está pensando ni mucho menos sus planes. Su forma de tratarme cambió demasiado rápido. Me está dando a entender que algo está sucediendo en su cabeza. Me preocupa que pierda la cabeza y haga algo en contra de nosotros.