Chapter 188 - 188

—No puedes salir con esa arma, Akira.

—No te preocupes, no voy a salir así y tú tampoco lo harás.

—¿Crees que esos hombres me conozcan?

—No sé, corderito.

—¿Cuál será el plan?

—Jamás me gusta hacer planes, es mejor improvisar.

—¿Nos dividimos? Vas por Jefferson y yo por mi hermana.

—Jamás te dejaré sola, ni lo pienses.

—Tu tienes que hablar con el doctor para que saquen a Mr. Jefferson.

—Aún no sé ni siquiera si está bien, lisa.

—Es por eso que necesitas hablar con el doctor. Yo puedo retenerlos mientras tanto.

—Eres tonta, ¿Crees que esto es un juego? Si te reconocen te van a matar.

—No hay otra forma, si llegan a Mr. Jefferson y a mi hermana, estaremos acabados. Lo mejor será trabajar en equipo.

—Se están moviendo— Akira se asomó por la puerta de las escaleras—. Tenemos que actuar rápido. Vamos a buscar al doctor.

—Si — guardamos las armas y salimos como si nada estuviera pasando. Akira le preguntó a una enfermera por el doctor y le dijeron que estaba atendiendo un paciente.

—Escúchame, necesito que venga de urgencia ya, dígale que es Akira.

—Vengo enseguida — la enfermera fue a buscar al médico y estaba tomando mucho tiempo. Vi que los tres hombres aún estaban caminando por el pasillo. Esto va a tomar tiempo y ellos ya deben tener información de Mr. Jefferson o mi hermana, mientras dan la orden para sacarlos será más tiempo.

—Quédate aquí, tengo un plan— caminé por el mismo pasillo que esos hombres. Se notaba que son matones, pues la forma de vestir es muy obvia.

—¡Maldita necia!— Akira me gritó, pero seguí caminando.

Akira

—Doctor, ¿cómo está mi padre?

—Esta muy débil, pudimos estabilizarlo. Perdió demasiada sangre, por suerte la bala no perforó ningún órgano, pero debe quedarse unos días en recuperación.

—Necesito sacarlo en una ambulancia ya.

—¿Otra vez lo mismo, Akira?

—Eres amigo de Mr. Jefferson y sabes en lo que está metido, ¿Cierto? Hay personas en el hospital ahora mismo buscándolo para matarlo. ¿Entiendes? Tengo que sacarlo, firma la orden. Hay otra paciente que se llama Inka, una chica que vino al mismo tiempo que mi padre. ¿Cómo está ella?

—Sufrió muchos traumas, estaba intoxicada. Tal parece que estuvo usando drogas bastante fuertes. Sufrió abuso sexual, sus genitales lo confirman tanto como su cuerpo. Está muy delicada también, Akira.

—Ambos tienen que salir de aquí.

—No te lo recomiendo.

—No quiero formar una masacre aquí, doctor. Le conviene sacarlos a los dos, pero ya.

Lisa

Arreglé mi cabello y lamí mis labios lo más seductora posible. Caminé hacia ellos muy coqueta e hice de cuenta que tropecé sin querer con uno de ellos.

—¿No ves por donde caminas?— al girarse y verme se quedó como un idiota mirándome, los otros dos se quedaron quietos. No puedo dejar que se vayan.

—Discúlpame, realmente no te ví— sujeté mi muslo como si me hubiera lastimado.

—No importa, hermosa, ¿Te lastimaste?

—Si, me duele mucho— levanté mi pierna derecha, a lo que él la sujetó en el aire—. Duele no la sueltes— maldita sea, que ese médico se dé prisa.

—Llamaré al doctor— dijo el hombre.

—No creo que sea nada grave, solo me lastimé un poco. Ya se me pasará — había un hombre obeso y otro más delgado, el que me estaba ayudando era el más pasable.

—Te llevaré a sentarte — fue soltando lentamente mi pierna y me agarró por la cintura para llevarme a la sala de emergencia. Mierda ahí debe estar Akira. Miré a esa dirección, pero no lo vi, supongo que ya debe estar resolviendo el problema. Los otros dos hombres vinieron junto con nosotros.

—No podemos retrasarnos, no tenemos tiempo— dijo el hombre obeso al que me estaba ayudando.

—Lo siento, espero poder verte en otra ocasión—dijo desanimado, y lamí mis labios coqueta.

—Espero lo mismo, ¿será que me puedes dar tu número?— los hombres como él son tan despreciables. El muy idiota me dio su número en una tarjeta.

—Siento mucho haberte lastimado.

—Fui mi culpa por nunca ver por dónde camino. Gracias por traerme aquí — le guiñe un ojo para dejarlo tonto

—De nada, hermosa— se quedó como un asqueroso viejo verde mirándome. No pude retenerlos más.

Akira

—Ya firmé los papeles. Hay que bajar las camillas, la ambulancia te estará esperando. No podemos esperar a que vengan los paramédicos a buscarlo.

—Yo me encargo, doctor. ¿Tienes dos mascarillas?

—Permíteme buscarlas.

—Perdóname, papá, pero tengo que tapar tu cara para sacarte de aquí. Si te ven, te van a matar y no podría soportarlo.

—Toma, Akira— me dio las mascarillas.

—Gracias, doctor.

—No puedes desconectar estas máquinas, Akira. Ten mucho cuidado.

—Grácias, doctor. Dame los papeles.

Tengo que buscar a lisa. Espero no esté en problemas.

Lisa

Caminé por el pasillo mirando a todas partes, esperando ver a Akira, pero no lo vi.

—No te muevas— escuché una voz a mi espalda y me asusté—.  Soy yo, corderito. Ponte esta mascarilla y ve al segundo cuarto a la derecha, vas a ver a tu hermana. Toma estos papeles y entregalo a las enfermeras antes de salir y no desconectes las máquinas. Trae la camilla hasta aquí y tapa su cara con la sabana. Te estaré esperando para salir juntos.

—Esta bien, suerte— caminé a buscar la habitación. Me puse la mascarilla por el camino y entre al cuarto. Logré ver a mi hermana e hice todo lo que Akira me ordenó. Estaba completamente dormida. Está camilla era difícil moverla, ¿serán las gomas lo que esta dando problemas? Me bajé a mirar las gomas y estaba puesto el seguro, lo quité y la moví. La enfermera abrió la puerta ayudándome a sacar la camilla y mostré los documentos. Empujé la camilla por el pasillo hasta ver a Akira con la otra camilla. Al acercarme me dijo que actuara normal. Los hombres estaban pasando por nuestro lado. Mi corazón estaba a mil, si me reconocen será un problema. Bajé mi cabeza para que el pelo me tapara la cara hasta que pasaron.

—Vamos, corderito— me dijo Akira en un tono bajo. Caminamos por la puerta de la sala de emergencias y vimos dos hombres que entraron con dos rifles. Todo el mundo se puso histérico y comenzaron a gritar.

—Lisa, detente. — me ordenó—. Si nos movemos van a sospechar de nosotros.

—Todos están corriendo, si nos quedamos van a reconocernos.

—Ten el arma lo más accesible posible, lisa— saqué el arma de mi pantalón y la metí entre las sabanas que cubrían a mi hermana—. Ponte de rodillas, hagamos de cuenta que estamos en pánico — los dos nos bajamos y nos pusimos de rodillas. Metí mi mano donde estaba el arma por si necesitaba sacarla. Estamos en desventaja, ellos tienen dos rifles, nosotros solo tenemos dos 9mm y mi puntería de lejos es la peor. Sentí la mano de Akira que sujetó la mía—. Vamos a salir de esta, corderito, solo quédate quieta— escuchar sus palabras me tranquilizaron.