Chapter 128 - 128

Akira me sujetó en sus brazos y me sacó de la habitación.

—Lisa, ¿Qué fue lo que te dieron?

—El vino que enviaste.

—Yo no envié ningún vino, ¿Viste la cara de la persona?

—Solo recuerdo que era un hombre— Akira se veía muy molesto. ¿Qué está pasando? Me sentía muy mareada.

—No dejen que nadie salga del Hotel. Quiero a mis hombres en todas las salidas posibles, si alguien insiste en salir, sea quien sea lo matan— ordenó Akira.

—Si, señor.

—Aguanta un poco más, princesa—Akira me sentó en el asiento del auto. Mi visión se estaba nublando cada vez más. Mi cuerpo lo sentía muy caliente y la sensación de humedad en mi parte baja era insoportable.

—Akira, ayúdame. Quítame esto— sujeté su mano.

—Lisa, aún si te doy lo que estás deseando no te quitará lo que tienes. Créeme, quisiera ayudarte y tocarte, pero no es el momento. Sé que debes sentirte muy mal, pero aguanta un poco más.

—No puedo, Akira. Mi cuerpo está en llamas.

—Voy a averiguar quién mierdas fue y te juro que lo voy a destruir—no podía soportar tener los ojos abiertos, la claridad y tener la visión borrosa  me era incómodo.

—No cierres los ojos, mantente como puedas despierta. Ya estamos llegando—Akira me mantuvo despierta hablándome y sujetando mi mano en todo el camino.

Al llegar al hospital, me sujetó en sus brazos nuevamente y me llevó con las enfermeras. Solo pude escuchar su voz a lo lejos, luego no recuerdo nada más.

Akira

—Doctor, ayuda a mi esposa. Tal parece que la drogaron, aún no sé qué tipo de droga.

—No se preocupe, cuente con eso.

¿Cómo no me pude dar cuenta un poco antes? Se le podía notar. Su temperatura estaba muy alta. ¿Quién se atrevió a hacerle esto a lisa en mis propias narices? Sea quién sea, lo haré pagar.

Llamada telefónica

—Jefferson, necesito que vayas al Hotel y te encargues de darle instrucciones a mis hombres. Tal parece que drogaron a lisa.

—¿Que? ¿está bien?

—Aún no sé, el médico entró con ella hace unos momentos. Estaba realmente mal, no pude darme cuenta antes. No sé quién pudo haber sido, pero encárgate de buscar en el Hotel al culpable. No sé si aún siga ahí, pero espero estar a tiempo. Cuando atrape a quien le haya hecho esto, lo haré mierda.

—No te preocupes, Akira. Mantenme informado, por favor. — colgó la llamada.

Había pasado mucho tiempo y todavía no salía el doctor. Luego de una larga espera, vi al médico salir.

—Doctor, ¿cómo está mi esposa?

—Le tengo 2 noticias, la primera es que la paciente está estable; le di un sedante por lo que está dormida en este momento. No fue mucha la cantidad que se encontró de la droga en su sistema, por suerte. Durante las próximas horas se le recomienda descanso, ya se le pasará. Los síntomas irán disminuyendo poco a poco.

—Pero ¿y de que fue toda esa sangre que tenía?

—Fue debido a unos hematomas retrocoriales, pero no tiene que preocuparse, en la mayoría de los casos se reabsorben y desaparecen espontáneamente.

—¿Y cuál es la otra noticia?

—Su esposa está embarazada. El bebé no se vio afectado por la droga, pero debe cuidarse muy bien de ahora en adelante, y evitar cualquier tipo de desarreglo.

—¿Puede repetirme eso, doctor?

—Su esposa está embarazada.

Supongo que después de todo, el nombre teníamos que haberlo escogido esa noche, lisa. — reí y no sé porqué involuntariamente, una lágrima bajó por mi mejilla.

—Es la primera vez que veo a un padre reír y llorar a la vez. Normalmente toman la noticia como si fuera un problema más en sus vidas. Lo felicito, señor.

—Gracias, doctor, no sabe lo feliz que me hizo esa noticia y más por salvar a mi esposa. Tenga este dinero, se lo merece.

—Señor, no haga esto.

—Tómelo. Es un excelente, doctor. Ayudó a mi esposa y me dio una buena noticia. No sabe lo agradecido que estoy con usted — le di un apretón de manos.

—Ese es mi trabajo, señor.

—Es por eso que se quedará con el dinero. ¿Puedo ver a mi esposa?

—Está dormida, pero puede pasar. Tan pronto despierte si todo sigue bien, se le puede dar el alta.

—Gracias, doctor.