Saito, el hijo del rey demonio.
CAPÍTULO 4
Era de noche y todo estaba bastante tranquilo... O eso parecía.
Lejos de la ciudad, cientos de muertos vivientes se dirigían corriendo hacia la ciudad.
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Cristal y Ram salieron del gremio. Ya terminaron de trabajar.
—¿Quieres ir a mi casa a beber?- Dijo Ram.
—Claro, vamos.
Cristal y Ram empiezan a caminar juntas.
—Dime, Cristal, ¿realmente no te interesa Saito?
—Para nada, es bastante molesto.
—Pues a mí sí. Es un chico muy guapo y fuerte. Desde que llegó, ha terminado 39 misiones bastante peligrosas en poco tiempo. Es alguien increíble.
—Lo sé, pero no me atrae.
—Cada quién sus gustos.
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En un burdel.
Saito salió de una habitación rápidamente. Dentro de la habitación estaba una chica Slipers.
—¡Espera, aún no terminamos!
Saito salió corriendo del lugar.
—Tengo un mal presentimiento. Algo peligroso se acerca.
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Cristal y Ram vieron a lo lejos a cientos de muertos vivientes. Los aventureros luchaban contra ellos y las personas normales estaban corriendo asustadas.
—¡¿Muertos vivientes?!
—¡Ram, debemos irnos!
Debajo de ellas salieron tres muertos vivientes y las sujetaron de los pies.
—¡Ayuda!
Como era un fantasma, no podían atrapar a Ram.
Afortunadamente, Ram sí puede tocar cosas por voluntad propia, así que puede ayudar a Cristal.
—¡Toma mi mano!
Ram le extendió su mano a Cristal y ella la tomó.
Empezó a jalar, pero los muertos vivientes son bastante fuertes.
—¡Vete, Ram, absorberán tu magia! ¡Desaparecerás!!
Los fantasmas siguen en este mundo gracias a su magia. Sin magia, los fantasmas desaparecerían.
—¡No me importa! ¡Ta ayudaré!
Saito aterrizó frente a ellas y pisó el suelo con fuerza.
Una gran cantidad de tierra empezó a elevarse junto con los muertos vivientes y Saito tomó de la mano a Cristal y la jaló hacia él.
La abrazó un poco y Cristal se sonroj�� un poco.
Con un rápido movimiento con su mano, cortó los brazos de los muertos vivientes.
Ellos siguieron elevándose.
—G-gracias, Saito.
—Estos muertos vivientes son interesantes.
La tierra se dispersó y los tres muertos vivientes cayeron al suelo.
—La magia que absorben no se la quedan ellos. Alrededor de sus cuerpos hay magia controladora. Alguien los controla y se queda con la magia.- Pensó mientras los observaba.
Se dio la vuelta y observó a los muertos vivientes atacando a los aventureros.
—Debo detenerlos.
Se dirigió corriendo a una gran velocidad hacia ellos.
—S-Saito es genial.
—Sí... Realmente lo es. - Dijo Cristal.
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Cementerio maldito "Venoma".
—M-mis muertos vivientes están siendo derrotados rápidamente... ¡Quedan la mitad! ¡Siguen disminuyendo rápidamente! ¡¿Quién demonios está derrotando a mis muertos vivientes?!... dejaron de disminuir... Solo quedan 27 muertos vivientes... ¿Qué pasó?
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Ciudad diversa.
Saito acomodó los cuerpos de los muertos vivientes juntos. Los derrotó fácilmente.
—Debo localizar el origen de la magia controladora.
Cerró los ojos y se tronó los dedos.
—10... 20... Aún hay 27 muertos vivientes... No puedo localizar el origen de la magia, pero puedo localizar a los muertos vivientes que son controlados... Me da flojera, pero me interesa saber quién es el que los controla.
Saltó bastante alto y observó cierta dirección al sur. Estaba bastante alto sobre la ciudad.
—En ese lugar se encuentran los muertos vivientes.
Aterrizó y empezó a correr a una gran velocidad.
—Controlar a una gran cantidad de muertos vivientes requiere de mucho poder mágico... El que los controla tiene el mismo poder mágico que yo... O incluso más.
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Cementerio maldito "Venoma".
—Mis queridos muertos vivientes fueron derrotados fácilmente.
Un niño apareció de la nada frente a ella. El niño vestía con un traje rosa y su cabello era verde. Tenía un tercer ojo completamente negro en su frente.
—Mi padre quiere hablar contigo.
—¿Conmigo?
—Una extraña magia fue absorbida por uno de tus muertos vivientes. Esa magia es única y poderosa. Debemos averiguar de quién pertenece.
—Está bien, vamos.
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Ciudad diversa.
Cristal sintió un escalofrío.
—Qué raro.
—¿Qué pasa?
—No lo sé... No es nada, vayámonos.
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Minutos después.
Saito acomodó los cuerpos juntos. Estaba en las afueras de un pequeño pueblo.
—Ya no hay magia... Ya no hay más muertos vivientes... Pero no logré localizar al tipo que los controlaba...
Saito sonrió. Era una sonrisa de satisfacción.
—Nunca me imaginé que encontraría a alguien con la misma cantidad de poder mágico que yo.... Creo que venir a este mundo fue lo mejor que me pudo haber pasado.
Cerró su puño con fuerza.
—¡¡Siempre quise pelear con alguien igual de poderoso que yo!!