El tranquilo día de Charles provenía de la seguridad de su cuarto, un tipo vago que rara vez salia de su cuarto, aunque hoy era la ocacion especial. Por fin y única vez decidió salir para comprar una figura edición limitada de su anime favorito Jojos Bizarres Adventure, lastimosamente tuvo la desgracia de apresurarse que no había visto las señales del transito y casi estaban a punto de atropellarlo.
"Cuidado joven hombre". Una voz amable al parecer había alcanzado agarrar el cuello del apresurado Charles para poder mantenerlo a salvo. "En mis tiempos recuerdo que no eramos tan apresurados, no entiendo cual es la prisa por vivir la vida tan rápido. Sabes, creo que necesitas relajarte un poco mas o a este paso podrás sufrir un paro cardíaco y no debes de olvidar comer tus frutas y verduras".
"Gracias señoooor!!!, desaparecio!!... aaahhh se me hace tarde...!!". Tan pronto cuando se dio cuenta Charles agradecio al misterioso señor pero este había desaparecido, pero olvido esto por que el reloj marcaba que el evento que planeaba asistir estaba a punto de terminar y debía de darse prisa para lograr obtener cualquier figura que el quisiera.
Afortunadamente el muchacho logro llegar al evento sano, pero la desgracia tenia que presentarse ante alguien que logro esquivar la muerte. Sus preciadas figuras se habían agotado, pero afortunadamente logro comprar una flecha que caracterizo a la parte 3, 4 y 5 de esa serie.
"JAJAJAJA... Destino eso es lo mejor que tienes, acabo de ganar la flecha de los Stands, ahora puedo ser el ser mas poderoso del mundo". Al parecer para consolarse a si mismo termino pronunciado esa frase Chunnbyou, pero la suerte de el se había terminado. Un accidente automóvilistico
salio mal, y el camión que venía de la avenida salio comisionando las paredes y rebotando, hasta llegar frente a Charles aplastandolo por completo, pero aunque sonara irónico recordó la muerte de su villano favorito aunque a este último lo halla asesinado una ambulancia.
En el suelo, la única pertenencia que logro quedar a salvo fue su cartera, la flecha se incrustó en su pecho, destrozada: pero perfectamente incrustada dentro de su corazón.