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Chapter 912 - Historia Paralela La Caída Capítulo 81: Pediré un favor.

Las risas sonaban por todas partes del orfanato. Las charlas venían desde las habitaciones y por el pasillo pasaban todos los niños jugando y divirtiéndose.

"No corran", exigió la sacerdotisa a cargo del orfanato.

Aurora, que estaba caminando por el pasillo, la conocía y la había visto múltiples veces. Ella era una sacerdotisa de la Iglesia del Tiempo y el Espacio y de vez en cuando se encargaba de cuidar a los niños. Los cambios en la administración no eran frecuentes, pero era normal que sacerdotes vinieran a visitar los orfanatos, pasar tiempo con los niños y ayudar.

A pesar de que Aurora la conocía, lamentablemente no le había preguntado su nombre, ya que pasaba demasiado tiempo jugando con sus amigos en lugar de preguntar sobre quienes se encargaban de todo.

"¡Ya les dijeron que no corran!", Nadia apareció al final del pasillo y gritó en voz alta, atrayendo la atención tanto de la sacerdotisa como de los niños. "Sean obedientes."

Nadia actuó como una hermana mayor y Aurora sonrió al ver que ella se acercaba, pero en vez de saludarla brillantemente como tantas veces antes, caminó por su lado como si ella no existiera.

Aurora parpadeó sin entender lo que sucedía, pero al mirar a los demás, se dio cuenta de que nadie le prestaba atención y en ese momento su mente se dio cuenta de lo que sucedía.

Al instante que la claridad apareció en su mente, todo desapareció y lo que quedó fue un cráter.

"No…" Aurora trató de negar los recuerdos que estaban apareciendo en su mente.

Deshacerse de esa realidad y volver a la anterior, donde ella podia ver a sus amigos, pero su deseo no se hizo realidad y todo empeoró.

La sangre cubrió sus manos y ropas, y los cadáveres llenaron el gigantesco cráter que cubría varios kilómetros.

Cientos de miles de cadáveres que no distinguían niños de adultos o ancianos y ella estaba en medio de esos cadáveres oliendo la sangre y sintiendo la sangre bajo sus pies.

"Haha…"

Aurora, que estaba en blanco y atónita, escuchó una risa que vino desde el cielo y entre las nubes, una figura se reveló. Era una figura que llevaba una túnica blanca y cuyo rostro estaba desfigurado, pero los detalles empezaron a aparecer.

A pesar de que ella no era de mirar televisión o las redes, reconoció el rostro que apareció al otro lado… Malik Zamora estaba riéndose.

Aurora abrió sus ojos de repente y se apretó el pecho, sintiendo su corazón latiendo con fuerza. El sudor frío recorría su cuerpo y las lágrimas se deslizaban por su mejilla.

Su corazón palpitante no paraba y su respiración se volvió agitada. Ella trató de calmarse cerrando sus ojos, pero recordó a Nadia y a Selim y luego el cráter vacío y la risa de ese individuo sonó en su mente.

Malik Zamora, el líder del Gremio The Eternal Guards, fue quien hizo desaparecer la ciudad de Jerusalén y Aurora sabía que era el inicio.

¿Cuántas personas más morirían por ese individuo y su gremio? ¿Cuántos sufrirían? Esos bastardos estuvieron interfiriendo en la ciudad y sus alrededores durante años.

Ella los ignoró por mucho tiempo, pero ahora vio las consecuencias y los vio de cerca al perder a sus amigos.

Aurora apretó la sábana de la cama en la que se encontraba, pero su corazón no dejaba de latir con fuerza. Los pensamientos agitaron más su corazón y su mente se dirigió a sus amigos y a la ciudad.

Millones murieron y si alguien tan desalmado lo hizo una vez, podría hacerlo otra vez.

Aurora miró la cama, sus manos, y una pregunta llegó a su mente… ¿Ella podía detenerlo?

Tal pregunta la dejó en silencio y calmó sus pensamientos, y la razón fue el rencor y el deseo de venganza que antes estaba enterrado por la ansiedad, el dolor y el miedo, surgió.

El sudor disminuyó, sus temblores se redujeron y sus ojos llorosos se enfocaron. El dolor de la pérdida se convirtió en un deseo de venganza irracional y extremo, y ella, que no quería pensar en aquellos que murieron, se dejó llevar por ese rencor.

Sacó de su mente cualquier pregunta de si era posible lograr su objetivo, alejó el miedo, las dudas y se enfocó en la tarea… Iba a asesinar a Malik Zamora y a todos los que lo ayudaron.

Aurora se levantó de inmediato de la cama.

Su mente estaba en un nuevo objetivo y en cómo lograrlo. Iba a ser imposible, ella lo sabía, pero si se quedaba quieta, ella… Ella sentía que no podría continuar.

El dolor, el miedo, la pérdida y la tristeza la devorarían y la tragarían por completo, así que prefirió dejarse engullir por la venganza.

Aurora se puso su equipo plateado que siempre llevaba y salió de la habitación en su casa y al bajar por la escalera, notó a su madre esperándola bajo la escalera y detrás de ella, su hermana y padre.

La mirada de su madre se fijó en ella y…

"Muchos se han movilizado. Malik se ha hecho múltiples enemigos y a pesar de que es cauteloso, su fin está asegurado." Dijo Agatha con una mirada fría y una voz gélida y, dando una mirada apenada, pidió. "Quédate en casa."

Aurora escuchó la voz de su madre. Era una voz débil y preocupada que llevaba cierto lamento y para ella fue el primer pedido de su madre.

Su padre, que estaba a la espalda de su madre, trataba de controlarse en una mezcla de ira por verla a ella tan herida y preocupación extrema.

Sin embargo, ambos se dieron cuenta de lo que ella quería hacer…

"Lo siento, madre…" Murmuró Aurora y mirándolos a ambos, agregó. "Pero tengo que hacerlo."

Este año cumplió catorce años. Para ellos era una niña y lo era. Sus padres podrían tratar de intentar detenerla, castigarla y hasta podría usar la fuerza para detenerla.

Aun así, ellos no lo intentaron y su padre fue quien suspiró primero exhalando con pesar.

"Está bien." Dijo Antón y dándole una sonrisa a su esposa para que se apartara de la escalera, su padre le dio la mano para que bajara. "Lamento ser tan mal padre."

Aurora tomó la mano de ese hombre que cada vez era más alto y grande y sintió la mirada de su padre en ella. La pena, la duda de si debía detenerla o no, pero su padre la observó cálidamente y luego la atrajo a un abrazo.

Ella al principio se resistió, pero luego al sentir la calidez se dejó llevar por completo y al estar en los brazos de su padre, ella sintió que temblaba y las lágrimas volvieron a surgir.

"Eres una niña inteligente, hija. Tienes la fuerza, la inteligencia y las habilidades para derrotar a cualquier oponente", dijo su padre y al sentir que ella lloraba, agregó: "Aunque estoy haciendo mal… No te detendré. Piensa qué es lo que harás, decide y planifica. Sé cuidadosa."

Aurora, que había logrado detener sus lágrimas, primero se sorprendió por el consejo de su padre. Él entendía que quería venganza y no la detuvo, pero se lo dejó en claro… Necesitaba ser inteligente y planear lo que iba a hacer.

Asesinar a Malik Zamora era imposible en su estado actual, pero ella era un rango S y había estado entrenando por mucho tiempo con su maestro, tenía posibilidades para empezar desde abajo eliminando a personas importantes del gremio.

Lo que mantenía al Gremio The Eternal Guards eran los líderes y eran ellos quienes guiaban y controlaban todo y si ella quería venganza ese era un buen método.

"Entiendo…"

Aurora, en quien primero pensó para completar su objetivo, fue alguien que había estado con ella durante mucho tiempo y…

—Te ayudaré.

Aurora leyó la respuesta de su sistema y al mismo tiempo recibió la mirada de su hermana… Ella ya tenía todo lo que necesitaba.

******

Agatha, al volver a entrar a la casa luego de ir a dejar a Aurora con Alice y James, chasqueó la lengua enfadada.

"No podemos hacer demasiado, cariño", dijo Antón a su espalda y abrazándola por la espalda, añadió: "Quizás nuestra crianza nos esté jugando en contra."

Ambos criaron a Aurora y Alice dándoles libertad y les dieron todo lo que ellas querían.

Permitieron que Aurora entrenara y practicara, la apoyaron en su desarrollo y cada vez que ella se volvía más fuerte y pasaba mucho tiempo por su cuenta, se volvía más independiente.

Aurora había llegado al punto en que la autoridad paterna de ambos le era insignificante. Ella era fuerte y podía vivir por su cuenta de manera independiente.

No había métodos para atarla y era imposible atar a un rango S. Una niña de catorce años que pasaba meses enteros entrenando en un espacio ilimitado, en este momento no era posible detenerla.

No se trataba de que ella solamente fuera fuerte, sino de la mentalidad que su hija forjó por su cuenta.

"Lo sé", murmuró Agatha dejándose abrazar por su esposo.

Por supuesto que sabía que su crianza las llevaría a tener hijas tan libres como independientes y a ella le encantaba. Ambas eran fuertes y enfrentarían cualquier percance sin ningún problema y sin su vigilancia.

Aun así…

"Estoy preocupada", murmuró Agatha. "Y enojada."

Era el deber de una madre preocuparse por sus hijas y aunque sabía que ellas eran fuertes, Aurora ya no solamente quería ir a ayudar, sino que iba a vengarse… Iba a asesinar a un rango SSS.

Malik Zamora se convirtió en el primer rango SSS de la tierra y junto a los gremios estaban tomando el control de todas las naciones y se esperaba que una guerra iniciara… No, la guerra ya inició.

La destrucción de Jerusalén fue el desencadenante, pero Malik no era estúpido y probablemente permanecería oculto dirigiendo desde la sombra hasta que eventualmente saliera.

Ella estaba preocupada de que sus hijas se involucraran en todo ese conflicto.

"Lo sé, cariño", dijo Antón y sintiendo que el calor se elevaba, mencionó: "Te dejaré. Voy a movilizar la iglesia."

Agatha asintió, volviendo a controlar sus pensamientos y, cuando vio a su esposo desaparecer usando un artefacto espacial, ella se dirigió a la sala y vio a una pequeña niña de mejillas sonrojadas esperándola.

Jezabel llevaba un vestido rosa que tanto le gustaba usar y cuando esa niña se encontró con su mirada, sonrió.

"¿Por qué tan enojada con nosotros, Agatha?" preguntó Jezabel. "A veces pareces quererme lejos y ahora pareces culparme por no mirar. Las suegras son seres incomprensibles."

Agatha se quedó en silencio al ver que la pequeña le leía la mente y ella cerró sus ojos para calmarse.

Estaba enojada, no con sus hijas, sino con los Primordiales que estaban conectados a esta tierra. Jezabel y Aión estaban conectados a su familia.

Al igual que cualquier mortal, culpaba a los dioses por no detener aquello que podrían detener… Agatha los culpaba de que su hija sufriera la pérdida de sus amigos.

No podía pedirle a Jezabel que vigilara el mundo y sus hijas cuando al mismo tiempo le pedía que se alejara y que no causara problemas.

"No lo pienses demasiado", dijo Jezabel, sacándola de sus pensamientos y cuando ella abrió sus ojos, mencionó: "Busqué las almas de los amigos de Aurora. Lamentablemente, no encontré nada y Aión no puede volver el pasado. Él tiene sus circunstancias."

Agatha, al escuchar esas palabras, volvió a suspirar.

A ella no le importaban los millones que murieron, pero si era capaz de revivir a los amigos de su hija, lo haría.

"¿Fue el hechizo?" preguntó Agatha al volver a calmarse.

¿Era el hechizo que utilizó Malik lo que hizo imposible recuperar las almas? Malik, con su hechizo prohibido, hizo desaparecer toda su ciudad y si bien era probable que se tomó su tiempo para lanzarlo, era normal pensar que el hechizo no era simple.

"Puede ser. O puede que haya otras razones. El espacio no es mi fuerte y Aión… Estaba centrado en que una persona no hiciera trampas", dijo Jezabel sin necesidad de decir quién era esa persona. "Entonces, Agatha, ¿qué quieres hacer? Si no te apuras, quizás otro tome la delantera con su pedido."

Agatha, al escuchar las últimas palabras, suspiró… Sus dos hijas eran difíciles de controlar.

******

Asesinar a Malik Zamora.

Alice, que salió de la habitación de su hermana, miró a Aurora dormir y suspiró.

Aurora quiso mudarse y si bien la idea que dio a su madre fue que era para planear, la verdad era que su hermana quería estar lejos de sus padres para poder llorar libremente y no mostrar lo mal que se encontraba.

En cierta forma, también Aurora estaba planeando… Iba a por el Gremio The Eternal Guards, cada uno de sus altos mandos y entre ellos estaba Malik Zamora.

Asesinar al actual hombre más peligroso del planeta. Tal era el objetivo de Aurora y Alice por un momento quiso seguir su plan original.

Encargarse de cuidar y proteger a su hermana a la fuerza y llevarla a un lugar seguro, pero su madre tenía razón. Alice no podía forzar a su hermana a detenerse y tampoco podía usar la fuerza para evitar que ella se enfrentara a lo que estaba por venir.

Aun así…

"Su Excelencia."

La voz de James la sacó de sus pensamientos y Alice, al darse cuenta de que se movió a otra habitación en el hotel, vio a James levantarse y mirarla con seriedad.

Esa palabra le causó rechazo al igual que tantas veces y fue igual con la mirada, pero hoy Alice lo ignoró.

"¿Ya está todo listo?" preguntó Alice con seriedad.

En este momento estaban en un hotel en la Ciudad Atlántida y este hotel le pertenecía a ella por completo. Al igual que le pertenecía la Empresa Apicius y cada una de las sucursales que ellos controlaban.

Alice los ignoró por mucho tiempo y ella quería seguir ignorándolos, pero esta vez ya no era capaz.

"Lo está." Respondió James y bajando la cabeza, añadió. "También estamos apoyando la guerra en contra de Malik."

Alice asintió satisfecha y caminó por el pasillo a una habitación amplia y al entrar vio los círculos mágicos, las runas y las palabras antiguas.

Ella entendió de inmediato la clase de círculo mágico y al cerrar la puerta a su espalda su oscuridad se filtró por las líneas de esos círculos mágicos.

"No necesitas hacer nada, Alice. Tu madre se encargará de todo."

La voz de una niña se elevó por los alrededores y pequeñas llamas se revelaron girando a su alrededor.

Alice se tensó y puso la espalda erguida al escuchar la voz de ese ser… Poderoso, incuestionable y sumamente respetado.

La Emperatriz del Infierno y la Primordial de la Destrucción, el Caos y el Fuego estaban aquí mirándola.

Era normal respetar y obedecer a esa clase de entidad, pero esta vez Alice no pudo.

"Yo quiero algo diferente a mi madre, Su Majestad…" Murmuró Alice en calma.

Alice cerró los ojos evitando mirar el ritual. Su madre probablemente quería asesinar a Malik antes de que ellas tuvieran que enfrentarlo y si bien era bueno, no era lo que Alice buscaba.

Ella era incapaz de ayudar a su hermana en este estado. Era un rango S y si bien podía tratar de ascender necesitaría devorar mucho, así que prefirió otra opción.

Alice quería darle a Malik Zamora a su hermana servido en bandeja… Si de ayudar se tratara, entonces no había mejor método que entregarle el objetivo de venganza directamente y darle la oportunidad a Aurora de asesinarlo.

Sin embargo, ella o la Empresa Apicius no eran capaces de darle las herramientas para lograr lo que quería.

"Pediré un favor." Reveló Alice, abriendo sus ojos.

El ritual se activó y una presencia siniestra surgió junto a imágenes borrosas y entre esas imágenes borrosas una figura con dos cuernos se fue revelando y esbozó una sonrisa mostrando colmillos afilados.

"No te lamentes luego… Aunque tienes mi apoyo."

La voz de la Emperatriz sonó en sus oídos y Alice, que estaba dudosa, se volvió seria y decidida.

Iba a ayudar a su hermana sin importar las consecuencias.