Liam en un cibercafé en la Ciudad Atlántida compró un par de bebidas y caminó por el pasillo pasando por las diferentes puertas.
Las nuevas computadoras que podían proyectar imágenes holográficas estaban disponibles en este cibercafé y la mayoría de los fanáticos que deseaban jugar o navegar usando esas computadoras habían venido a este local.
Este sitio tenía diferentes computadoras de alta tecnología y las habitaciones privadas eran las más solicitadas, ya que se podía proyectar el escenario en toda la habitación y si uno jugaba ahí, podía ver todo su alrededor y sentirse como si estuviera dentro del juego.
Era en cierta forma lo más cercano que podían conseguir de realidad virtual, ya que la Empresa Cosmos todavía no vendía ninguna máquina de realidad virtual y probablemente no estaría interesado por un tiempo. Terra nova creó una imagen negativa con las máquinas de realidad virtual y para Liam era una pena.
No obstante, él a diferencia de todos los días, no vino a utilizar una máquina para jugar.
Este cibercafé era el más avanzado en muchos sentidos y uno de los tantos avances era la velocidad del internet, que era la más alta del planeta, al menos en lo que se podía conseguir de manera legal.
Quizás la Empresa Cosmos, las iglesias o diferentes autoridades y naciones tenían una velocidad más alta, pero esto era lo mejor que alguien como él podía conseguir y era suficiente por hoy.
Liam con su bebida en la mano entró a su habitación que tenía proyectado todo un escenario de guerra y al cerrar la puerta a su espalda todas las imágenes desaparecieron y se mostraron distintos paneles y proyecciones de datos.
"Veamos cómo vamos." Murmuró Liam con una sonrisa al sentarse en la silla en el centro y su inteligencia artificial detalló los paneles y le mostró que estaba en la última etapa de adentrarse a la seguridad de la Empresa Cosmos.
Lo que significaba que estaba a minutos de entrar a la Iglesia del Tiempo y el Espacio y Liam sonrió maravillado, pero todavía no se dejó llevar.
La última etapa era la más importante, ya que entre más avanzaba más alta era la seguridad de la Empresa Cosmos y era hasta el punto de que él necesitaba trabajar junto a su inteligencia artificial.
Liam se preparó y bebió un tragó de la bebida y luego de estirar su cuello extendió sus poderes.
Controló cada computadora de este cibercafé sin importar si estaba ocupada o no y en segundo plano puso distintos procesos que había estado preparado.
Como si fuera poco, sacó otros drones para aumentar la potencia de la infiltración y luego de chequear todo, se recostó en el sofá y cerró sus ojos.
En su mente los datos aparecieron al instante y él visualizó distintos códigos y organizó todo en un segundo, dando inició a un ataque sigiloso y letal.
Usando los relojes holográficos del Gigante de Acero y la Luz de Plata pudo acceder al primer muro de seguridad, pero luego estuvo otro y otro, cada vez un muro más grande y resistente.
El objetivo era infiltrarse sigilosamente, pero también había aceptado el peligro que representaba atacar directamente y por tal razón eligió un cibercafé para hacer el trabajo.
También estaba desviando su localización, usando múltiples computadoras de toda la ciudad y de varias partes del mundo, e incluso se había infiltrado en otras empresas que tenían computadoras avanzadas para usarlas para su objetivo.
Para romper un muro impenetrable se necesitaba fuerza… Tal hecho había aprendido del Sabio Lucius sobre el sistema de seguridad y él atacó con todas las fuerzas que reunió.
Los códigos, paneles y programas iniciaron en su mente y luego se difuminaron cuando la potencia aumentó y él vio un muro de códigos protegiendo la entrada a su objetivo y luego vio su ataque golpeando directamente.
Tal escenario le pareció delirante e irreal, pero su mente dio sentido a lo que su habilidad estaba haciendo y él sintió como si entrara a un nuevo mundo y al instante que lo sintió, él reaccionó y envió todo lo que tenía.
El muro tembló y la seguridad se activó, eliminando a los invasores, pero una pequeña grieta apareció y él ingresó, entonces abrió sus ojos y tosió.
"Uff…"
Su respiración pesada, el sudor, el dolor de cabeza y su mente que continuaba trabajando le llamó la atención, pero lo que más lo motivo fue su habilidad y su control.
Su mente estaba cooperando mano a mano con sus inteligencias artificiales y él sintió que su cerebro procesaba información más rápido de lo que él había podido antes… Más rápido que humanos normales e incluso que otros usuarios de habilidades podían.
¿Esa era la sensación de ascender de rango? No se trataba de que su mente rompió límites más allá de lo humano, se trataba de que su cerebro se había vuelto una máquina y el potencial estaba dedicado a todos los programas y códigos.
Las inteligencias artificiales lo ponían al día con lo que sucedía segundo a segundo y él reacciona en múltiples tareas al mismo tiempo.
El sudor se volvió más alto, pero Liam continuó y luego sonrió cuando diferentes archivos se proyectaron a su alrededor.
"Es increíble." Murmuró al ver los diferentes documentos clasificados de la iglesia.
No lo hacía por la información, sino que por la seguridad interna de la iglesia. Los datos en el interior estaban cifrados y él, cada vez que quería acceder a un documento, tenía que conseguir un código que prácticamente lo obligaba a usar toda su capacidad.
Para entrar aquí uno necesitaba ser un rango S… Liam en vez de dejarse llevar, buscó entre los datos cifrados lo que le interesaba.
Un desconocido de redes de internet secretas le había pagado para entrar al sistema de seguridad y le pagó por adelantando sin importarle el resultado y lo hizo porque conocía que él buscaba un desafío por las redes y Liam ahora que estaba dentro quería cumplir el trabajo.
"¿Programa de turismo terranovense?"
Descifrando algunos datos que él había pensado que lo llevarían a donde quería, le consiguió los documentos sobre un plan de turismo entre Terra nova y la Tierra, pero como no era lo que quería, él se adentró más entre todos los datos.
Su cabeza empezó a doler a causa de la información tan masiva y el cifrado y cuando de su nariz salió sangre, él encontró pistas de su objetivo y luego al frente de sus ojos apareció el perfil en una red social conocida.
La cuenta pertenecía a la persona que se creía que era dueño y creador del juego 'Terra nova', aquel que algunos creían que usaba el nombre de un primordial, pero que terminó siendo real.
Liam vio que la galería de fotos estaba vacía y entonces al buscar en los mensajes vio innumerables mensajes de diferentes usuarios y algunos de ellos pidiendo ayuda, salvación, rezando por fortuna, otros agradecimientos y prácticamente la casilla de mensajes estaba llena de todo tipo de mensajes.
Él estaba en la cuenta de un dios y este sitio era lo más cercano que se podía estar de un Primordial y si bien la cuenta se volvió privada en la red social, todavía seguía activa y los pocos mensajes que llegaban eran de autoridades importantes.
Presidentes de naciones de todo el mundo e incluso el Sumo Pontífice de la Iglesia del Tiempo y el Espacio, y lo más impactante era que había respuesta, especialmente en este último.
"Esto está yendo bien…" Murmuró Liam al guardar todos los mensajes y las respuestas y entonces, al volver al perfil de la cuenta, sonrió malvadamente.
Escribiendo que 'Dios no existe' y configurando la publicación para que todo el mundo lo vean, Liam sonrió orgulloso.
Quería dejar su marca. Aquello que probara que él estuvo aquí… ¡Que venció la seguridad de la empresa más avanzada del mundo y que había descubierto los secretos de un dios!
"¿Localización?"
Al terminar de configurar que el mensaje fuera publicado en unos minutos y cuando estuvo a punto de salir, se dio cuenta de que la localización de la red social estaba activa y más importante que todo que alguien estaba conectado a la cuenta.
Liam tembló por la posibilidad y a pesar de que su razón le decía que se retirara, su curiosidad sacó lo peor de él.
Usando la misma cuenta buscó a aquel que estaba conectado en la cuenta y usando esa conexión y la activación de geolocalización buscó en un mapa de la tierra la ubicación del único usuario conectado.
El GPS mostró alguna parte de Seúl en Corea del Sur y Liam tragando con dificultad fue más lejos y se infiltró en el teléfono y…
"¿Necesita algo más? Hoy tenemos algunas buenas ofertas."
La voz salió de los parlantes cuando él controló el reloj holográfico donde la cuenta estaba conectada para trasmitir el sonido y en el mapa aparecía la ubicación de una tienda de Seúl.
Liam se quedó tieso por un segundo y su mente trató de darle orden a la idea que estaba en su cabeza.
El dueño de la cuenta, aquella entidad que conectó dos mundos, aquel Dios adorado por millones, estaba en una tienda de conveniencia en alguna parte de Seúl… Aión, el Dios del Tiempo y el Espacio, estaba en una tienda comprando como si fuera un humano normal.
"¿Señor sucede algo?"
Ese último pensamiento hizo que Liam se pusiera tenso al escuchar la voz de la vendedora de la tienda y él tragó con dificultad.
"Esperé, le daré el vuelto y…"
La voz de la vendedora de la tienda se alejó y Liam vio cómo la ubicación desaparecía y entonces en el segundo siguiente apareció en Nueva Delhi y al segundo siguiente estaba en la ciudad Atlántida.
Cuando la ubicación se acercó para ser más precisa, la localización fue a su ubicación y luego a donde estaba él, como si la persona que había escuchado estuviera dentro del cibercafé… Liam tragó al darse cuenta de lo que se había metido y usando su inteligencia artificial borró todo.
El escalofrío recorría su espalda y él estaba sudando y temblando de miedo, pero hizo todo lo posible para terminar con la limpieza lo más rápido que pudo y cuando desocupó y borró sus rastros se acercó a la puerta.
Puso su mano en el picaporte para abrir la puerta y tragando con miedo abrió la entrada con cuidado, temiendo que aquel que había llegado en un segundo a su ubicación estuviera esperándolo, pero al no ver a nadie, él salió apresuradamente.
Sin mirar hacia atrás, él fue a la puerta trasera y escapó lo más rápido posible y al salir al callejón miró a ambos lados antes de acelerar su caminata, que en un segundo se convirtió en una carrera.
Se había metido con alguien que no debía y había descubierto algo que no debía ser descubierto y lo único que pensaba era escapar y esperar que pudiera desaparecer sin terminar en la cárcel o peor… En las manos de un Primordial de poder inimaginable.
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Agatha vio como un joven paraba un taxi y se subía todo tenso y asustado.
Ese joven se infiltró en sus relojes holográficos y logró atravesar el sistema de seguridad de la Iglesia del Tiempo y el Espacio, que estaba protegido por la Empresa Cosmos y la mejor tecnología.
No había duda de que el joven era bueno, aunque parte del logro era para Lucius con quien el joven había hablado… Tal era información que ella había conseguido.
"No creo que sea necesario encarcelarlo, podemos enviar a gente para que lo vigilen y ver cuando entra en contacto con aquellos que le pidieron el trabajo." Dijo Antón que estaba a su lado.
Ambos estaban en la cima de unos edificios ocultos de los ojos del público y Agatha al mirar a su esposo, asintió.
Su esposo no quería asesinar a alguien tan joven y talentoso y para Agatha estuvo bien, ya que parte de la culpa de que el joven logra lo que hizo fue por las enseñanzas de Lucius.
Aun así…
"También será una enseñanza de lo que no debe hacer." Respondió Agatha y mirando el taxi a lo lejos, agregó. "Aunque deberíamos decirle a 'Él' que deje de usar esa red social. El Sumo Pontífice puede hablarle por otro medio."
El joven sentiría siempre los ojos a su espalda por sus acciones y en cierto modo era peor que terminar en prisión… Después de todo, no sabría cuándo la iglesia iría a por él y lo 'silenciaria' o encarcelaría.
Por supuesto, el joven no importaba y quien verdaderamente importaba eran aquellos que lo contrataron, pero como esos trabajos se mantenían en secreto al cliente, sería difícil descubrirlo y era mejor esperar hasta que fueran a buscar la información o contactaran al joven de algún modo.
Lo que importaba era que ella tenía que quejarse con Lucius y la Empresa Cosmos por su Sabio hablador y también a aquel que tenía una cuenta social y el Sumo Pontífice que le hablaba a esa entidad por ese medio.
"Sin duda prefiero a Jezabel." Murmuró Agatha y su esposo se rio.